☪ Capítulo 22: Más allá del pasado ☪





Taehyung no necesitaba mirarle para saber que estaba aterrorizado, podía percibirlo en su inquietante silencio y el tembloroso cuerpo tras su espalda. Él tampoco estaba seguro de que estaba sucediendo y porque Jimin tenía una marca de unión en el cuello cuando los betas no podían portarla.

Licántropos, los únicos capaces de portar uniones entre sí y tener contacto con la diosa luna; eso era lo que establecían los viejos escritos pasados de generación en generación desde hacía milenios, incluso mucho antes de la desastrosa batalla contra los betas, criaturas impredecibles y sucias con oscuras intenciones. Un beta nunca era de confiar, no podías darle la espalda o terminarías con un puñal clavado en la columna, o peor, una traición que arrasaría con todas y todo.

Así que, aunque Taehyung comprendía el comportamiento acechante y cuidadoso de Namjoon, no estaba de acuerdo si este lastimaba a Jimin de algún modo, incluso si toda amistad formada se veía rota desde ese preciso instante en que las líneas negras fueron vistas por ellos.

—Namjoon ¡es Jimin! por el amor de la luna —proclamó Yoongi, realmente conmocionado por no estar seguro de que ocurría, pero no quería que en un mal movimiento alguno terminase con los dientes clavados del otro—. Deja de gruñir ¡No está pasando nada!

La cabeza del beta daba vueltas, una y otra vez pensando en todo y nada ¿Qué hubiese pasado si se marchaba sin más el día antes como Namjoon le había pedido? Nada habría cambiado, probablemente. Jimin habría podido visitar a Taehyung un par de días después cuando su celo terminase y todo seguiría igual. Las miradas brillantes, las grandes sonrisas, los apretones de manos, la brisa fría y la comida caliente. Tal vez incluso, en un par de meses más, se habría podido permitir dormir junto a él.

Y ahora todo estaba arruinado. Yoongi lo observaba con preocupación y Namjoon como una amenaza, una incluso más desconocida.

Soltó un quejido cuando sintió la herida palpitar, llevándose una mano a la marca para sentir la piel caliente. Empezaba a arder y él seguía sin entender nada—. Taehyung —susurró, demasiado bajo como para que el muchacho lo escuchase entre los gruñidos.

Cuando despertó realmente no se percató de la mordida porque no la sentía, la zona de su cadera muy entumida como para concentrarse en su cuello, pero justo en ese momento, el dolor superaba lo tolerable. ¿Por qué aquella herida quemaba tanto si antes ni siquiera la notaba?

—¿Jimin? —para cuando Taehyung preguntó por el fuerte agarré en su muñeca más que por sus quejidos, el rubio ya se estaba desplomando en la inconsciencia—. ¡Jimin!

Yoongi fue el segundo en llegar al pequeño cuerpo de su menor, empujando con todas sus fuerzas al alfa líder para revisarle.

—Debe ser la fiebre —comentó el menor tomándolo en brazos—. Tuvo un poco anoche.

—No, no tiene, debe ser simplemente el cansancio y esta pelea no ayudo mucho.

—Hyung —le llamó el alfa, implorando con la mirada—. Todo fue mi culpa, Jimin no hizo nada.

Le vio suspirar y llevarse el dorso de la mano a la frente—. Nadie pudo haber previsto esto, Tae, no es culpa de nadie. Lo mejor por el momento es asegurar el bienestar de ambos y... —cruzó miradas con Namjoon, que se había recostado en un sillón para calmar a su lobo alterado—. Y encontrar el significado de lo que está pasando.

—Esto lo debe de saber el consejo —informó el alfa mayor.

—Lo echaran —interpuso Taehyung—. Dejaron que se quedara solo para estudiarlo y cuando supieron que no era más peligroso que una hormiga Ahn los convenció para que permaneciera aquí —detrás de su tono de voz grueso se podía notar la desesperación interior—. Sí se enteran nada los detendrá de echarlo por donde vino o incluso entregarlo a otra manada. Nam, sabes que en el norte no lo cuidaran como nosotros y yo no te dejaré hacerlo.

—Lo sé, pero... escucha, la caravana ya debió de haber informado esto a sus líderes de manada, no creo que vean a Jimin como una amenaza.

—Pensarán que es una mascota —intervino Yoongi, sin gustarle para nada el término usado por los antiguos betas para los "inútiles". Aquel licántropo sin un trabajo dentro de la manada era relegado a un puesto insulso y degradante, mascota, solo actuando para la diversión de quien lo requiriese. Sin embargo, eran contados los casos en los que algún miembro de la jerarquía tuviese esa labor y Calliope no había contado con ningún individuo así desde hacía bastantes siglos.

Namjoon bajó la cabeza, pensando en cómo debía de dominar la situación, una que claramente lo estaba sobrepasando.

—Hyongseo —balbuceó entonces Taehyung, con la cara clavada en el cuello de Jimin, constatando que siguiese respirando, ese solo hecho lo serenaba un poco.

—¿Qué?

—Hyongseo, ella puede ayudarnos.

Namjoon resopló. Claro que sabía a quién se refería y para nada le gustaba la idea. Tanto Hyongseo como Jessi, eran dos omegas renegadas de la comunidad, entrenadas en el arte de la cultura antigua y los viejos rituales lunares, con gran conocimiento en brujería y tontos artilugios sin funcionalidad actual. Se habían marchado de la manada cuando se les negó practicar sus exorbitantes actividades, pero seguían viviendo dentro de los limites, gozando de una ínfima protección por parte de los guardianes a cambio de vivir de manera tranquila.

—Taehyung- —comenzó el más alto.

—Escucha —interrumpió—. Sé que todo lo que hacen te parece una tontería y una locura, yo también, pero tal vez solo ellas sepan que le está ocurriendo a Jimin... y a mí.

Yoongi fue perceptivo, sin embargo, el menor aseguró—. Mi celo terminó antes de tiempo después de que lo marqué, eso tampoco es normal —Aunque bueno, nada en él era realmente normal.

Entonces ambos miraron a su líder, buscando una pisca de aprobación y este, por supuesto, sabía que incluso su opinión no los detendría.

—Entonces Yoongi y tú le llevaran hasta ellas —no tuvo que observar al omega para saber que preguntaría por él—. yo iré con Ahn, ella será la única que pensará con sensatez, espero que pueda comprender.

Taehyung asintió, transmitiéndole un agradecimiento silencioso con el olor de la hierbabuena cubriendo la habitación, fuerte y puro. Cargó a Jimin en sus brazos y le besó la frente. Namjoon recogió la ropa que tiró Yoongi para convertirse y poderlos llevar a ambos hasta el rio, siendo dejada a manos de Taehyung y dándole un apretón reconfortante en el hombro.

Ambos, omega y alfa, era su familia, incluso más de lo que era la de sangre, y ahora con Jimin entre ellos, no podía negarle un lugar en su corazón que poco a poco se iba agrandando.

Hyongseo fue la primera que salió por la puesta mucho antes de ellos se acercaran a la cabaña, traía un trapo mojado en las manos y una ramita de hierbas colgando del collar en su cuello.

—Sabía que vendrían, lo he podido sentir desde que desperté esta mañana —comentó mientras los veía bajar del lobo marrón. De apariencia delicada, cuerpo pequeño y baja estatura, con belleza fileña y pestañas frondosas. Sin olvidar sus dos lunares en su pómulo derecho—. El aire esta llenó de incertidumbre.

El alfa trotó hasta ella, notando como la piel de Jimin comenzaba a calentarse con cada paso ¿Qué demonios estaba pasándole? ¿Cómo pudieron torcerse las cosas de un día para el otro? La omega de no más de metro y cincuenta, presionó el trapo húmedo sobre la marca negruzca en el cuello de Jimin y frotando los dedos en las hierbas de su collar pinto las yemas de un color rojo, que uso para trazar una línea al final de cada línea. El beta hizo un corto gesto de incomodidad y tembló inconsciente, aferrándose al pecho de su pareja.

Taehyung intentó contener su sorpresa cuando vio los látigos negros en la piel blancuzca moverse como serpientes y retroceder hasta perderse bajo el paño—. Eso será suficiente por el momento —habló tras un suspiro entrecortado—. Entren, es mejor que estén adentro cuando despierte —pero ella le detuvo antes de dar el primer paso—. Espero que esta vez puedas tomar una buena decisión, esto será de vida o muerte —Taehyung frunce el ceño, de haberle hecho caso cuando la visito semanas atrás ¿Habría cambiado algo? Tal vez no habría podido besarle, ni sentir su piel caliente y suave bajo sus dedos y mucho menos tomarle, pero de algo estaba seguro, Jimin no estaría en peligro de haberlo hecho.

Entró al lugar con la mandíbula tensa, pensando en mil y un errores que cometió para haber terminado allí con su pareja en brazos ¿Enamorarse? No, podrían pasar siglos y de eso no se arrepentiría, ni ahora, ni nunca.

La cabaña es cálida por dentro, el fuego de la chimenea hace crepitar los trozos de leña, las hierbas colgadas y almacenadas a un lado de la cocina llena el ambiente de una esencia picante y sin duda desconocida. Una extraña escalera de madera clavada a una pared da paso a un segundo piso abierto donde puede ver dos camas mullidas con base hecha de pajar y una portezuela cerrar deja ver el diminuto muelle a orillas del rio.

Apenas puso un pie dentro Jessi, la compañera omega de Hyongseo les indicó donde dejar al beta, un camastro con sabanas suaves cerca de la chimenea—. Es muy frio aquí cerca del rio, se congelará si no se arropa con cuidado —y con razón cuando este solo traía unos pantalones anchos y una camisa algo delgada.

Yoongi es quien entró de último, acomodándose el suéter y sacándose la nieve del cabello en la entrada—. Lamentamos llegas de improvisto.

—Está bien —respondió Hyungseo—. Ya los esperaba, de hecho... —miró al único alfa entre ellos—. Los esperaba mucho antes.

Taehyung tragó pesado, devolviendo la misma mirada afilada de la omega y agarrando la mano de Jimin aun inconsciente.

—No solo has decidido ignorarme sino también actuar como un estúpido cachorro —arremete ella, camina por la habitación recogiendo objetos y agarrado otros, plantas, cuencos, frascos y líquidos de colores lo suficientemente llamativos para saber que no eran comida. Él se siente irremediablemente regañado

—No había tomado una decisión en ese entonc-

—¿Y ahora que tu compañero está herido, casi moribundo e inconsciente es el mejor momento para decidir?

—¿Moribundo? —interviene Yoongi, más palido que de costumbre.

—Casi, al menos —responde—. No creo que sobreviva el invierno con ese parasito dentro de él.

—Pobre animal desafortunado —comenta Jessí, sentándose en el suelo con su típica sonrisa sarcástica.

Ahora comprendía porque Namjoon estaba tan reacio a acercarse a ellas, locas, desquiciadas y atolondradas, tal vez incluso sádicas y de carácter volátil. Omegas con actitud de alfas.

—¿Terminaste de atacarme? —preguntó Taehyung al borde de su genio—. Ahora dime que es eso, porque una marca no se ve así y tampoco se mueve.

Hyongseo suspira antes de acomodarse en su asiento—. En efecto, esa no es una marca, por lo menos no una ordinaria. Escucha, cada licántropo tiene un alma única, que viaja vida tras vida acabando su existencia poco a poco hasta que ya no quede existencia para gastar, por eso dije que tu alma es vieja, Taehyung, porque esta es tu ultima vida, al igual que la de Jimin.

—Pero él no es-

—¿Un licántropo? Claro, cualquier con ojos funcionales lo puede ver, pero no hablo de su vida, sino de su alma, tan ancestral con la tuya y la de pocos aún vivos.

—Entonces Jimin era... ¿Un licántropo antes? —Yoongi puede sentir el dolor de cabeza comenzar a florecer.

—Sí y esa cosa en su cuello es una marca de unión, no puedo saber exactamente que tan vieja es, pero por supuesto, no es tuya.

—¿Entonces por qué apareció cuando lo mordí?

—La activaste, estúpido, mordiste la manzana que pertenece a alguien más y aunque el muchacho no lo sepa, su alma sí —la omega se levanta, acercándose hasta el pequeño rubio—. Míralo, tan lindo y apacible —comenta tocando su hombro cubierto por la manta y Taehyung no puede evitar gruñir—. Uh, calma, bestia.

Ella aparta el paño húmedo de su cuello y muestra como ahora la marca tiene mejor vista, rastros de dientes secos de un color oscuro, pero ya no hay ningún rastro las líneas negras de antes, como si nunca hubiesen estado en su piel.

—El aconitum le ha calmado, pero es solo cuestión de tiempo para que vuelva despertar y ataque su cuerpo.

—Jimin es el portador ¿Por qué la marca se atacaría a sí mismo?

—Traición —su mirada azul cae sobre Taehyung—. Prometiendo solo entregarme a ti ante la luna y cuando el sol domine, cuando el viento cese y el agua se acabe, cuando mi vida termine e incluso en la siguiente voy seguir siendo tuya —canturrea—. ¿Qué ese no era una vieja promesa de nuestros ancestros? Algo bastante antiguo y poderoso como para que podamos controlarlo.

—¿Entonces qué podemos hacer? —Taehyung por primera vez se muestra vulnerable ante quien parece ser la única capaz de ayudarlos por el momento.

Hyuogseo mira a Jessi, quien se encoje de hombros y niega con la cabeza, ganándose un suspiro de la contraria—. Disfrutar de sus últimos días —termina respondiendo.

—¡No! —Yoongi parece muy amenazante cuando se aparta de la pared para acercarse—. Debe haber algo.

—La hay, pero no está en mi potestad decírselas, lo siento.

El omega mayor está preparado para discutir y sacar los dientes si con eso consigue lo que necesitan, pero no alcanza a decir una sola palabra cuando los murmullos de Taehyung llegan hasta oídos de todos, suaves y graves, como el raspar de la madera más fina—. Te amo —empuja dolorosamente por su garganta—. Y no importa que pase, te seguiré amando.

Jimin apretó su mano al despertar, revoloteando las pestañas antes de clavar su almendrada vista en el moreno y él no alcanza a preguntarse cómo puede sonreír aun estando en esa situación, con el cuerpo pesado en el camastro y sin tener idea de nada.

—Y yo a ti —sus labios se mueven, pero el sonido no sale, sin embargó el alfa lo entiende perfectamente, apoyando el mentón a su lado y besando su pómulo ligeramente inclinado.

Eso es suficiente para que Jessi se levante, tome la muñeca de Hyongseo y le susurré un bajo "Lo haré".

—Nadie te va a obligar.

—Míralos, atados a un final terrible por una decisión del pasado que ninguno recuerda, si puedo evitar cargarme una muerte al hombro entonces lo haré.

Yoongi las mira interesado, acariciando el hombro de Tae a su lado.

La omega de mirada suave sonrió a su compañera, dándole un corto beso en la mejilla—. Esto es un secreto deben de mantener —adviertió, liberando su largo cabello del intrincado moño lleno de trenzas. Solo entonces, Taehyung comprendió que hay mucho más de lo que nunca pensó comprender.

El cabello castaño oscuro de la omega brilló tenuemente, ocultando el tono marrón tras mechones blancos, hasta que al final no había nada, solo color plateado cayendo como cascada por sus hombros.

La puerta sonó y Ahn, junto a Namjoon, quedó maravillada con la que debió de ser uno de los secretos mejor guardados por las antiguas manadas ancestrales; los Eun-ui.



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