☪ Capítulo 18: Hasta volverse a ver ☪





La tela de su vestido blanco ondeó suave por la suave brisa nocturna. Su cabello malta llegaba hasta su cintura y tenía intrincadas trenzas con flores adornándola. La omega más bella.

Y Jimin no lo negaría, era la mujer más hermosa que había conocido en su vida.

Una figura oscura se alzó a su lado, agarrando uno de sus mechones y dejando que las hebras de deslizaran por sus dedos, pero ella se deshizo como arena esparcida por el viento. Los brillantes ojos del hombre se enfocaron en él, acercándose con sus hombros anchos y su altura hasta las nubes. Jimin se quedó quieto en su puesto, deseando despertar cuanto antes.

El hombre frente a él lo tomó de la cintura y se cernió sobre él, enterrando su nariz en su cabello y bajando por su cien.

—Mi omega —susurró pasando los labios por su mejilla—. He esperado largos años para verte de nuevo.

—¿Quién eres?

—Alfa —respondió antes de fundirse con la oscuridad de la noche.

—Alfa... —el murmullo escapó de sus labios cuando por fin despertó. Los pies de la cama siendo iluminados por la tenue luz mañanera y su cuerpo siendo abrazado por los brazos cálidos de Taehyung.

Una suave sonrisa se escapó de sus labios cuando se acurrucó más contra en pecho del alfa, alzando la cabeza para besar su mentón. Se veía realmente hermoso cuando dormía, pero ¿Qué no era hermoso en Taehyung?

Recordó el día anterior como destellos de luz, todo demasiado bonito y a la vez dejándole pensativo. Luego de unas merecidas horas de sueño para ambos, se concentraron en prácticamente hacer ver al otro como quien necesitaba más tiempo en cama, Jimin concentrándose en sus heridas —con mejor aspecto— y Taehyung en su fractura interna —que realmente no siente a menos de que presione la zona, lo cual no hace—, igualmente terminan turnándose para hacer las cosas, como cocinar, recoger la cama, preparar el baño, porque ambos son demasiado tercos para ceder y por unas pocas horas realmente les encanta sentirse como una pareja de verdad.

Pero, aunque disfrute de esos pequeños momentos de cotidianidad, porque le fascina ver a Taehyung comer una manzana o asomarse por la puerta para apreciar su espalda mojada apoyada en el respaldo de la tina —nervioso por ser descubierto, solo que no sabe que el alfa ha sonreído porque sabe que está ahí y disfruta de ser observado, aunque sea un poco—, lo que se instala en su cabeza es la profunda conversación que tuvieron de noche y curiosamente es sobre los Jeon.

—Nunca pensé que él hiciera algo así —le comentó, sentándose en la cama con la lámpara prendida a su lado—. Se veía algo melancólico cuando hablaba de lo mucho que se divertían de niños.

—¿Así que estaban hablando de mí? —cuestionó, quitándose la camisa de camino al armario y regresando con un par de sabanas extras. Cada noche se hacía más fría que antes.

Jimin ocultó la cara entre sus manos, avergonzado de hacer trampa en su promesa, aunque en realidad Yugieom nunca le dijo la razón de la pelea entre ambos alfas, pero igual seguía estando mal que hubiese buscando información de alguien más—. Lo siento.

—Debiste esperarme —respondió sentándose a su lado—. Te lo iba a contar, solo... que no ahora. Quería esperar hasta que la caravana se marchara —al escuchar eso se sintió el doble de culpable.

—Creo que merezco que me lanzara del acantilado.

Taehyung gruño algo bajo y agarró su mano—. No es verdad, nunca vuelvas a decir algo así —le regañó, atrayéndolo más hacia él para plantarle un beso en la cien—. Por muy enojado que este, nadie debería de hacer eso.

—Tae —le llamo, atrayéndolo al centro de la enorme cama y quedando frente a frente—. Él me contó cosas tan agradables, de cómo te divertías de niño junto a ellos... ¿Qué pasó? ¿Por qué ya no son como antes?

El alfa lo miro a los ojos con sentimientos encontrados, luego suspiró y jugó con los regordetes dedos del mayor—. No fue hace mucho, en realidad. Y-yo... —volvió a suspirar y bajó la mirada, nervioso. No era algo que quisiese confesar, pocas personas lo sabían y buscó que Jimin no fuera una de ellas, pero la historia no tendría sentido si se lo dijese——. Sabes lo que es el celo ¿verdad? ¿Yoongi te lo ha dicho?

La bombilla se encendió en el cerebro de Jimin—. ¿Es por tu celo diferente?

Taehyung levantó tan rápido la cabeza que el beta creyó que se le caería por el brusco movimiento—. Te lo dijo... —susurró, en su voz la sorpresa mesclada con el resentimiento.

—Lo siento mucho... a-aunque yo no considero que sea algo malo —se apresuró a decir.

—Es horrible, no lo endulces, de seguro se habrá referido a mi como un anormal.

—Ey, ey, él no dijo nada de eso, incluso con su... resentimiento, él fue respetuoso —esta vez fue el mayor quien estrechó su mano—. No eres un anormal, Tae, en todo caso eso debería ser yo para ti ¿no?

—¿De qué hablas?

—Oh por favor, sé que lo pensaste alguna vez cuando apenas nos conocíamos, un beta delicado, que no tiene olor y no puede volverse lobo, demasiado extraño como para tener un lugar en la manada. Un anormal, en todo caso.

Le vio apretar los labios en un gesto silencioso de reproche. Jimin sabía que no era el mismo caso, pero entendía como se sentía el alfa.

—Escucha, Tae —acarició su mejilla—. No tienes que decírmelo ¿Vale? No insistiré si eso te incomoda.

—Esto es algo muy beta —comentó frente a la sonrisa del mayor—. Esconder cosas.

—Sí... nacemos defectuosos ¿sabes? La mayoría comete muchos errores y hace cosas malas —rio suavemente—. La verdad, los licántropos son mejores, siempre saben que hacer y se cuidan unos a otros... excepto por Yugieom y lo que sea que pasa con él.

—Jungkook quiso pasar un celo conmigo —confesó por fin.

Jimin no era un experto en el tema licántropo y mucho menos con el "celo", pero sabía que había un tema complicado con el hecho de que dos personas de una misma casta estuviesen juntas, al menos en el ámbito sexual. Su mente corrió a mil por hora comprendiendo la naturaleza detrás de la situación, un chico alfa enamorado de su mejor amigo quien tenía un celo algo diferente; sonaba como una receta para el desastre.

—Pero... tu-

—No sé qué te haya dicho Yugieom, pero mi celo no me permite estar con nadie, soy demasiado blando con los omegas y muy brusco con los alfas —citó las palabras que su propio padre le había dicho antes de llevarse a todos sus hermanos con él—. Jungkook supo cuando seria mi celo y el primer día se ofreció para que lo... tomase —no quiso usar la palabra "usar", no con alguien a quien quería, porque a pesar de que quería a Jungkook lejos de Jimin, no lo odiaba, solo no quería que aquel acontecimiento volviese para arruinar lo que sea que tuviese con el beta—. S-se me lanzó encima, me besó y yo no sabía que hacer... lo empujé, le dije que se apartara. Él no desistió, me dijo que había estado enamorado de mí desde pequeño y yo... lo golpeé. Sí Yugieom no se hubiera metido, probablemente lo habría matado.

—Tae...

—Era mi amigo y yo lo lastimé.

—¿Y él sabía de qué no podía acercarse durante tus celos?

Taehyung negó.

—Nadie además de mis padres sabían, después se lo dijeron a Yoongi y Namjoon, para que cuidaran de mí después de que se marcharan.

A Jimin le picaba la lengua preguntar por sus padres, pero ya le estaba resultando difícil hablar y no quería escarbar en algo que le haría más mal que bien.

—Tae, no es tu culpa.

—Lo lastimé, Jimin, debiste ver su cara, él... me miraba como a un monstruo.

—Escucha, ninguno de los dos tiene la culpa. Jungkook no sabía de tu celo particular y tu solo actuaste por este.

—Le rompí el corazón, cuando mi celo pasó te dije que no podía estar junto a él y le pedí que olvidara todo, me pidió perdón, pero me sentía tan mal y simplemente le dije que no quería ser su compañero y que si volvía a insistir dejaría de hablarle.

Jimin acarició su palma—. Estabas tratando de protegerlo...

—De mí —completó, suspirando exhausto, decírselo fue difícil, pero esa sensación de liviandad era reconfortante.

—No podemos cambiar el pasado, Tae —le consoló poniéndose de rodillas y abrasándole—. Pero tampoco tenemos que dejar que nos gobierne. Ninguno de los tres tiene la culpa y si Yugieom no estuviese tan resentido porque golpeaste a Jungkook, comprendería eso.

—Hablas con sabiduría —le susurró, guiando sus piernas por sobre las suya.

"No, no lo hago. Solo digo lo que me habría gustado escuchar" pensó. Si alguien hubiese estado en su lugar, aconsejándolo, confortándolo cuando su padre falleció y su mundo se vino abajo por manos familiares e incluso de confianza, tal vez no sentiría tan mal consigo mismo.

Jimin dio un suave suspiro cuando se sentó en la cama, aun con la vista en el hermoso alfa bronceado a su lado. Acomodó un par de cabello oscuros antes de besar su cien y levantarse de la cama. Buscaría alguna fruta que llenase su estómago un poco para después volver a la cama, algo que extrañaba eran las pastillas para dormir, bendita medicina.

Cuando estuvo en la segunda planta puso escuchar un par de voces, o tal vez tres. Se asomó por sobre el barandal de madera viendo a Yoongi, Namjoon y a uno de los caminantes de la caravana hablando, pero el omega se giró cuando el sonido de sus pasos en la escalera lo alertó.

—¿Despierto tan temprano? —preguntó con una sonrisa, acercándose a él.

—No dormí bien anoche.

—¿Taehyung se acostó encima de ti? —bromeó.

Jimin soltó una risita baja—. No, aunque sus brazos pesan.

—Y que lo digas, un golpe suyo te puede mandar a las estrellas y de regreso.

—¿Qué hacen aquí? —preguntó cuándo caminó hacia la entrada de la cocina.

—Hyunjin vino a constatar que ninguno de los caminantes dejó algo.

Jimin entonces se detuvo—. ¿Ya se van?

—Sí, Hyunjin es el líder, siempre se queda de ultimo por seguridad, vigilando que nadie se quede, el resto debe de estar ya en el centro echando marcha las montañas.

Se iban. Ellos se iban a Jimin solo pensaba en que le faltaba algo.

—No... no, aun no se pueden ir —murmuró apresurado mientras se echaba a correr fuera de la casa. Escuchó a Yoongi y a Namjoon gritarle, pero él se perdió rápidamente entre la maleza guiándose por su casi intuición de hacia donde debía ir.

No permitía que se fuera, no hasta que hablase con ellos.

No hasta que pudiese liberar lo que estuvo pensando toda la noche.

Algo frio cayó sobre su mejilla, derritiéndose lentamente hasta formar una muy pequeña gota que se escurrió por su piel. La primera nevada estaba cayendo.

Para cuando logó alcanzar la cola de la caravana estaban casi saliendo del pueblo. Sus pies ardían por haber caminado descalzo y tiritaba de a momentos por solo llevar un delgado pantalón y una simple camisa con mangas gasta los codos.

Los vio a lo lejos, caminando uno al lado del otro y solo Jungkook se giró, sintiendo el aroma de Taehyung, pero no era él.

Jimin se lanzó hacia él, abrasándole con fuerza—. ¿J-Jimin?

—No podía dejar que se fueran sin despedirme —dijo con un hilo de voz por el cansancio—. J-Jungkook, gracias por salvarme en el rio, no tenías que hacerlo y aun así... en serio gracias —tomó sus manos, apretándolas en un cálido gesto—. Y lo siento tanto, por todo el incómodo rato que has tenido que pasar estando aquí.

El joven alfa está sorprendido por sus palabras.

—Yo no tengo mucho aquí ni soy tan bueno como los demás, pero si necesitas algo, por favor solo pídelo, te debo una.

Jungkook boquea buscando algo para decir, pero no logra dar con las palabras.

—¿Podemos comenzar desde cero si nos volvemos a ver?

—C-claro —respondió el menor visiblemente nervioso, devolviéndole el abrazo.

Jimin le dedico una suave sonrisa antes de que sus ojos se cruzaran con los de su mellizo, un par de metros más adelante, con las manos atadas hacia adelante siendo jalado por una de las carretillas de la caravana. Tragó ansioso y se acercó a él, ignorando la punzada de incomodidad que empezaba a florecer en sus costillas.

—No tienes nada que hablar conmigo, regresa por donde viniste —espetó antes de que el beta le hablara.

Las cejas de Jimin se fruncieron en un lastimero gesto, pero antes de que pudiera decir algo los ladridos del enorme lobo negro, interponiéndose entre el mayor y el alfa amarrado, gruñéndole a este como signo de advertencia.

Jimin se lanzó hacia adelante, cogiendo valor para tomarlo del hocico y hacer que se detuviese—. ¡Tae! Basta, estoy bien —le calmó, apoyando la mejilla en su entrecejo—. Solo quiero despedirme, eso es todo.

El lobo lo miró anonadado, todos pensarían que el mayor está loco si les dijese que podía leer las expresiones del animal—. Por favor —rogó, pidiéndole que le dejara unos segundos con el menor.

Taehyung resopló, sacudiéndose un poco para que Jimin le soltase, recibiendo una suave caricia en su oreja antes de volver al lado del alfa menor.

—Escucha —dijo firme, adelantándose a cualquier comentario que le impidiese seguir—. Sé que me odias y yo también sentiría lo mismo de estar en tu lugar, pero te perdono.

—¿Qué mier-?

—Quieres mucho a tu hermano ¿verdad? Sé lo que es desear con todas tus fuerzas proteger a un hermano y verle feliz, si él esta triste, tú también, si él está feliz, tú también, incluso si habla por horas sobre qué película de Jurassic Park es mejor, aunque a ti te aburra de sobremanera escucharle, está bien, porque lo amas... y harías lo que fuera por seguir viendo su sonrisa.

—No entiendo lo que-

—Lo sé, solo- —carraspeo, yendo un poco más despacio—. Solo sigo que, comprendo porque me lanzaste, no me importa que se haya sido tu intención desde el principio. Te perdono, Yugieom, incluso si tú crees que solo soy un tonto beta que no sabe de lo que habla.

El alfa lo miró inexpresivo unos segundos, después sonrió ladino, dándole un pequeño empujoncito con el hombro—. Eres un tonto beta que entiende más de lo que debería —respondió, soltando un suspiro—. ¿También me pedirás empezar de cero la próxima vez?

Jimin se sorprendió, deteniéndose unos segundos antes de volver a seguirle el paso— ¿Aceptas?

—Si Jungkook dijo que sí, entonces espero que podamos llevarnos bien.

Jimin apretó sus labios en una sonrisa emocionada, no había forma de que el menor le correspondiese, pero igual le dio un rápido abrazo.

Taehyung y Jungkook les seguían varios metros atrás, ambos en un silencio que los ponía nerviosos, sin saber cómo empezar a hablar.

—No estoy seguro de habértelo dicho, pero gracias —comenzó el alfa.

—¿Por salvar a Jimin o empujar a mi hermano?

—Por no odiarme a pesar de lo que he hecho.

—Eso nunca pasará.

—Jungkook —le llamó serio—. Hace un año, cuando pasó lo del celo... en verdad lo siento, lo que menos he querido es lastimarte.

—No lo hiciste —respondió sin mirarle.

—Mientes fatal —dijo ganándose un suspiro del contrario—. No quiero perder a mi mejor amigo.

El alfa menor miró hacia adelante, viendo a Jimin abrasar a su hermano y dedicarle un par de sonrisas, de las cuales se contagió—. Es un buen chico, por favor cuídalo mucho, Tae.

—Algún día tú también encontraras a quien cuidar, Kook.

El menor sonrió, pasando su mano por el suave pelaje del lobo—. Y espero que estés a mi lado cuando eso suceda, necesito a alguien que hable cosas bonitas de mí a mi futuro compañero —bromeó— o que tal vez le amenace si me rompe el corazón.

Taehyung resopló riéndose.

—Es algo nuevo escucharte hablar sobre tus sentimientos —cuestionó.

—Sí —respondió—. Alguien me ha estado enseñando a abrirme un poco más, no puedo dejar que el pasado siga afectándome.

Jimin sacudió los brazos despidiéndose de ambos alfas, Jungkook imitando el gesto y Yugieom asintiendo con la cabeza. Se giró hacia Taehyung, quien lo esperaba para regresar, su grueso pelaje llenándose de nieve que tenía que sacudir cada par de minutos. Se acercó a él, acariciando su cabeza antes de que el lobo lo dejara subirse en su lomo.

—Lo has hecho bien, Tae, te vi hablando con él.

El nombrado cerró los ojos unos segundos, sintiendo las cálidas manos enterrarse entre su pelo—. No lo habría hecho sin ti —soltó, aunque no pudiese entenderle—. Volvamos a casa.



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