☪ Capítulo 17: Un sentimiento complicado ☪
Jimin siseó en lugar de Taehyung cuando Yoongi colocó el paño mojado sobre las heridas en la espalda del alfa. Ahora hecho humano y con solo un pantalón suelto, puede ver perfectamente el estropicio que dejo la pelea en él. Un moretón en la mandíbula, rasguños en los brazos, una mordida en el abdomen y en la espalda 4 perfectas líneas que abren la carne en una vista demasiado dura como para que el pobre beta pueda soportarlo.
—¿Estas bien? —preguntó Taehyung cuando lo vio llevarse una mano a la cara.
—No, mírate, esto es mi culpa.
—No lo es —intervinó Yoongi con voz cansada.
—Claro que sí, sino hubiera hecho sonar el silbato Tae no tendría la espalda como paquete de Jamón enlatado —Yoongi soltó una carcajada al recordar sobre los extraños alimentos que los betas suelen comer, todo auspiciado por el muy detallista Jimin. En cambio, el alfa solo ladea la cabeza, algo confuso—. Oh por Dios ¡Tae! Tu espalda quedará como Freddy Crugger.
Esta vez ninguno de los dos entiende nada.
—No es para tanto, Taehyung es más fuerte de lo que crees y si no lo hubieras detenido, tendríamos un cadáver enfrente de la casa.
Los labios del rubio tiemblan con ansiedad, el chillido del alfa cuando fue herido sigue reproduciéndose una y otra vez en su cabeza. Aunque Taehyung se viese tranquilo y Yoongi bromease, él no estaba para tomarse la situación con humor.
El alfa se tragó un quejido cuando las vendas fueron presionando su herida conforme se enrollaban alrededor de su tronco y terminaban con un pequeño nudo en el hombro. El beta no pudo seguir mirando y prefirió vagar por la primera planta mientras esperaba su turno para ser revisado. Desde afuera la casa era enorme, le calculo cuatro pisos y no se equivocó, aunque uno de ellos debía de ser el desván y al igual que el resto del pueblo era completamente de madera, con las paredes de un color un poco más claro que el suelo. Desde un marco sin puerta podía ver la cocina, más grande que la de Yoongi, con mesas de madera y horno de piedra, con algunos cuencos y vasos formando pilas sobre un largo mesón. Ahora entendía porque los miembros de la caravana se quedaban ahí, era lo suficiente grande y solitario para recibir a bastantes personas.
Había unos pocos muebles donde los almohadones de tela marrón rellenos de lana estaban clavados estaban clavados a la madera, curiosamente la base de los asientos estaba apoyada en el suelo, parecía una combinación entre un estilo occidental y oriental, pero supuso que solo era para más comodidad.
Veía algunos jarrones de madera con flores dentro, sobre todo apoyados en el alfeizar interno de las ventanas. El resto era más sencillo, porta velas de hierro aplanado colgando de las paredes y una gran alfombra de lo que creía era piel de oso, porque dudaba que los licántropos se mataran entre sí para obtener pelajes.
—¿Te gusta? —Jimin levanto las manos evitando gritar por el susto que le propinó Taehyung detrás de él.
—Tienes el record de pararme el corazón dos veces en un día —le acusó, girándose para verle con el torso vendado y los rasguños limpios. Llevó su mano inconscientemente a tocar los vendajes, pero se detuvo antes de hacerlo y si Taehyung hubiese tenido orejas en ese momento, seguro que las habría bajado ¿le daba asco verle tan desastroso? Pobre tonto y testarudo lobo—. Si tu estas así no quiero imaginar a Yugyeom, fuiste demasiado duro.
—Jim-
—¡Buscaré un poco más de agua, Jimin, espérame sentado! —exclamó Yoongi interrumpiéndolo desde la entrada para después salir.
El mayor puedo ver al bosque ser alumbrado por el amanecer a través de la ventana cuando obedeció a su hyung y se sentó.
—Namjoon dice que lo siente —comenzó—. Yugyeom no volverá a acercarse a ti.
—¿Eso te dijo cuando vino?
—Sé que tú y él no se llevan bien, pero créeme, Namjoon jamás dejaría que algo así saliera impune, ya eres parte de la manada.
Jimin estaba sorprendido, a pesar de lo cómodo y amigable que se sentía con los licántropos del pueblo, incluso aquellos a los que no era cercano, no había pensado que realmente lo consideraran uno de ellos. Jimin era beta —lo que sea que eso siguiese significando— y no podría cambiarlo, aunque lo deseara. Así que ser visto como un igual, de alguna forma lo reconfortaba.
—Eso... —le traicionó la emoción en su voz—. Eso es muy lindo, gracias.
Taehyung le regaló una pequeña sonrisa antes de extender su brazo para limpiarle las lágrimas—. ¿Por qué lloras?
—Es que- —se detuvo para controlar su llanto—. Estoy feliz. Cuando llegue aquí realmente tenía miedo y no quería volver —el alfa recordaba como el rubio rogó porque le permitieran quedarse—. Y ahora siento como si este fuese mi hogar...
—Lo es.
—No, Tae, no lo es, porque soy diferente y —aspiró por la nariz intentando aguantar el llorar más fuerte—. Realmente me gusta creer que es mi hogar, que ustedes son mi familia, incluso Yoongi me trata como fuese su hermano de toda la vida y yo- —no pudo evitar romperse—. ¡No me quiero ir!
—Ey, espera —le calmo atrayéndolo más hacia sí mismo, dejando que se sentara en su regazo—. No iras a ningún lado.
—Tendré que irme, Tae, tarde o temprano pasará y no sé si podré soportarlo. Se supone que solo me quedaría un tiempo y ya no soy útil para ustedes... así que... —tendría que regresar por donde vino, regresar a escapar de sus propios demonios y no volver a ver a Taehyung le lastimaba más que cualquier golpe—. Lo siento... —sollozó.
El alfa siseó para calmarme, arrullándolo en sus brazos y apoyando la mejilla en si cabezo. El pobre tenía un remolino de palabras a las que no podía poner orden ¿Cómo le pediría que se quedase? O más bien, que se quedara con él, que lo eligiera a él.
Ahora entendía a lo que Namjoon temía, lo que no podía entender. Para los licántropos era fácil expresar sus sentimientos y emociones por medio del olor, las feromonas ayudaban mucho a no tener que hablar, solo bastaba con acercarse a la persona que le gustaba y quedarte a su lado. Ambos lo sabrían y si ella o él lo aceptaba ni siquiera tendría que decir algo. Pero Jimin no tenía esencia, era como el agua cristalina de un arroyo y aun así podía percibirle tan bien. Él no olía a tierra o a madera cortada como algunos alfas, ni siquiera a flores o a frutas como otros omegas. Jimin olía a frescura y vivacidad, porque él era así.
Cuando lo notó más tranquilo, tomó su mano y con nerviosismo y delicadeza entrelazó sus dedos, llevando la mano del mayor hasta su boca para besarla y dejarla pegada a su pómulo. Jimin le miraba fascinado, como si acabara de hacer algún movimiento mortal y sorprendentemente peligroso solo para entretenerle, pero no era así, le estaba hablando, a su manera.
No supo de donde vino la sobrecogedora y energética valentía que le envolvió para que comenzara a hablar como si no hubiera un mañana—. Te quiero, Tae —comenzó dejando de pensar en lo que iba a decir, solo dejando que su corazón expresase con lo que llevaba luchando por un tiempo—. Te quiero tanto y sé que no debería porque no soy como tú, ni siquiera estoy segura de que hago bien en decírtelo, pero necesito hacerlo porque tú eres tan hermoso, con ese cabello siempre alborotado que me vuelve loco y su cuerpo es- —se atragantó con las descripciones—. Y eres tan perfecto y genial porque siempre sabes que hacer para hacerme sonreír y cada vez caigo más profundo por ti porque te m-metes en mi cabeza como un comercial pegajoso... —Taehyung apenas entendía la mitad de lo que decía, palabras muy nuevas como para comprenderlas de golpe—. Y por más que intento concentrarme en algo más no puedo y vuelvo a ti y sigues siendo hermoso y maravilloso y... —empezó a enredarse cuando notó al alfa cada vez más cerca de su cara— y... —por más que alejará la cara de la del contrario deseaba más que nadie que le besara. Y así lo hizo.
Taehyung, aun pegando la mano del contrario a su mejilla, le besó, no pasando de un simple roce de labios que volvió loco a Jimin, instándole a apoyar los brazos en sus anchos hombros y agarrar sus mejillas para no separar de ninguna forma sus labios. Ninguno de los dos sabía lo que hacían, uno demasiado torturado como para siquiera pensar en el amor y el otro sintiéndolo por primera vez.
El mayor soltó un quejido cuando se separaron buscando aire, sus labios temblando con ansiedad por no seguir pegados a los del alfa, queriendo más, mucho más, tanto que no sabía si podría realmente controlarse. Se sentía embriagado por el momento y estaba seguro de tener fuegos artificiales haciendo estragos en su estómago. Era un sentimiento abrumado, pero fascinante.
Jimin le miró unos segundos sin decir nada, luego sonrió nervioso y soltó una risa temblorosa. Se acomodó sobre sus piernas cruzadas, colocando una a cada lado de su cintura y le abrazó, enterrando los dedos en su frondoso cabello y llevándolo a su pecho, donde Taehyung podía escuchar su corazón latir.
Lo había escogido a él.
—Te amo —susurró, esta vez sabiendo que lo iba a entender.
—Yo también.
No se separaron hasta que la puerta de la entrada chirrió para dejar pasar a un Yoongi de un humor particularmente alegre. Lo sabía, oh claro que lo sabía. Todo el lugar apestaba al empalagoso sentimiento de felicidad que Taehyung sentía por Jimin, ni siquiera disimuló su victoria cuando el omega dejo el cuenco con agua llena de hierbas sobre la mesa junto a ellos.
Toda su cara gritaba "le amo".
Si no salía de ahí cuanto antes se sofocaría en el meloso olor ¿eso transmitió cuando fue pareja de Namjoon tiempo atrás? Claro que el alfa notaba su incomodidad, diciéndole con la mirada "fuiste peor, no te quejes", así que solo se resignó y prácticamente arrancó al beta de sus brazos.
Jimin se tapó la boca cuando Yoongi presionó sobre su estómago y comenzó a untar una crema verde que olía a hierva y tierra, no le sorprendería que de esto estuviera hecha— ¡Ah! Maldición —escupió por el dolor.
—Le duele, Yoongi.
—Ya lo sé, pero necesito presionar por si no hay líquidos acumulados o algún hueso roto, la mancha se oscurecerá con el pasar de las horas, pero en unos días se ira desvaneciendo —Jimin se mordió la mano cuando una punzada se clavó en su tórax y le hizo llorar.
—Esas siendo muy brusco, basta.
—Ya casi termino —recalcó, sintiendo que una de las costillas bajas, aunque no estaba del todo rota, porque no podía palpar la línea entera, si debía de tener algún corte hasta el tallo, pero no lo suficiente para literalmente dividir las dos partes—. Bueno, si respiras bien y no sientes dolor al hacerlo, sino cuando haces presión desde afuera entonces no es muy grave, sanará sola, solo trata de no hacer movimientos bruscos, Jiminnie.
—Te prometo que coser no requiere ni siquiera que me pare —bromeó concentrándose cualquier otra cosa que fuese el dolor—. ¡Ahg!
—¡He dicho basta! —gruñó Taehyung levantándose para enfrentar a Yoongi. El omega lo miró con sorpresa, sus feromonas disparadas como advertencia de que se alejara, lo cual hizo, retrocediendo a paso lento por instinto. Era la primera vez que el alfa se comportaba de esa manera con él, pero lo entendía, aunque no hubiese un lazo o marca de por medio, él sentiría el dolor de Jimin como suyo, aunque fuese más mental que físico.
—Está bien —hablo despacio—. Solo es terminar de untar le ungüento y vendarlo.
Taehyung le miró con lastima, una disculpa silenciosa por haber sido grosero, después obedeció, siendo delicado con la piel del beta mientras aplicaba la medicina.
Yoongi literalmente corrió cuando la revisión terminó, expresándole a Jimin que el camino hasta su cabaña estaba muy lejos y lo mejor sería que se quedase a descansar allí unos días, no solo por la sensación amenazante del alfa para que el rubio no se marchara, sino porque era lo mejor y confiaba en que él le cuidaría bien. Namjoon se había encargado de darle asilo a los viajeros en otro lugar, no sería tan como como la enorme casa del menor, pero después de ver la pelea lo mejor era mantener la distancia por el momento.
—Es enorme —comentó Jimin cuando Taehyung le guio escaleras arriba con una mano en su espalda.
—Tengo una familia grande, aunque ya no vivan aquí.
—Recuerdo que me dijiste que tenías muchos hermanos, eran... ¿5? —tanteó.
—6 —corrigió—. Y contando con mis padres somos 9.
—Oh, nunca antes habías mencionado a tus padres ¿por qué ya no viven aquí?
Jimin se arrepintió de preguntar cuando le vio borrar la sonrisa.
—Es una larga historia y su debes estar cansado como para escucharla —lo estaba evadiendo y se lo permitió, Jimin tampoco había sido totalmente sincero sobre cómo llegó a cruzar el muro y por mucho Yoongi le insistiera, ni siquiera a él se lo había contado. Sentía que, si lo hacia todo volvería a ser como antes, Ong lo encontraría, volvería a la miserable vida que tuvo de un día para el otro. Jimin podría ser inocente, pero no estúpido.
Taehyung le indicó una habitación en la 3ra planta, amplia y cómoda con dos camas, un mueble y una pequeña mesilla en la que descansaba una vela, pero al mismo tiempo apretó su mano antes de que pudiera entrar.
—¿Puedo dormir en la cama de antes?
—Es la mía —pero él no sabía, más bien estaba preguntándole el poder dormir junto a él.
—Soy pequeño, ni siquiera te darás cuenta de que estoy ahí.
—Preferiría saber que estás ahí.
Jimin le sonrió, apuntillando los pies para robarle un beso rápido, como si fuera un secreto que tenía que mantener, seguía sin poder creer lo que había pasado una hora atrás.
Ahora más consiente podía apreciar la habitación del alfa, con la cama deshecha, uno de sus uniformes recostado sobre el espaldar de una silla, una pequeña tina vacía en una esquina con una toalla doblada en uno de los bordes, una lámpara de aceite apagada sobre una mesilla y el gran armario cerrado. Al parecer el cabello de Taehyung y su cama era lo único que se mantenía desarreglado.
El alfa le abrazó, cayendo con cuidado sobre la cama. La luz entraba por las ventanas abiertas, pero no importaba, estaban demasiado cansados como para que eso les prohibiese dormir.
—Tienes que disculparte con Yoongi hyung.
—Lo sé.
—Tienes que hablar con Namjoon hyung.
—Lo sé.
—Y te amo —confesó apartando la cara de su hombro para mirarle.
Esta vez no respondió, solo lo atrapó entre sus brazos y las sabanas para no dejarle ir, aunque ¿A dónde podría escapar? Tenía todo lo que necesitaba.
—¿Estarás cuando despierte?
—Sí.
—Taehyung.
—¿Hmm?
"Tengo que confesarte algo" pensó, pero nada salió de sus labios. No se sentía listo, aún no, todo apenas estaba tomando color de rosa y haría lo posible por mantenerlo así un poco más.
—Descansa —terminó diciendo.
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