63.

--No estamos en una novela romántica, no creías que iba a andar ahí todo el tiempo pensando en como te amo y necesito ¿O si? Me extraña de ti, aunque por lo que me contaron, no debería.

Palabras duras y frías salían de la chica con cabello brillante. Nayan no le miraba, se sentía culpable; culpable de hacerla llorar y verla tan triste.

--Lo siento, sé que no hice lo correcto pero... -Nayan en esos segundos se contradecía.

--Ya sé porqué lo hiciste, y no le encuentro sentido. -el rojo de sus ojos se encendió llenando de fuego sus pupilas.

Nayan sentía su corazón acelerado. Empezaba a sentir su propio calor. Talía lo miraba sin sentir compasión por él, rechazaba su propia presencia.

--Calel me lo contó todo, incluso me contó tu boba idea de llevarme al jardín y demás.

En ese momento Nayan juró que mataría a Calel en cuanto lo viera de nuevo. Necesitaba controlarse, explotar en este lugar provocaría caos, el problema era que Talía no se lo ponía fácil, lo seguía incitando.

--Me contó todo excepto tus razones, y por eso quiero escucharlas de ti -Talia tomó su mano, Nayan sintió su contacto frío y pesado, todos los anillos que andaba puestos casi devoraban por completo sus manos.

En esos momentos Nayan sintió que en esas manos solo debía de lucirse un solo anillo brillante y delicado.

--¿Qué sucedió? -terminó Talia con una voz firme.

--Si ya lo sabes todo no tengo más que aportar, Calel debió decirte con detalle todas mis palabras.

Se soltó de su agarre y le dio la espalda, se sentía traicionado e inútil.

--No voy a ser humana, Nayan. No puedo. -dijo Talía mirando la espalda de Nayan.

Nayan frenó en seco, había estado dispuesto a irse y dejarlo todo.

--Te lo hubiera dicho hace tanto si siquiera me lo hubieras preguntado. ¡Debiste decirlo! Nos hubiéramos ahorrado todo esto. -Talia agradeció que no hubiera nadie ahí.

--Te refieres a que ya... -algo en el cerebro de Nayan hizo "Click"

Eso podía cambiarlo todo.

--¿Por qué? -eso fue todo, era lo único que Nayan logró conseguir formular con palabras telegibles y sin balbucear.

Ella no sabía cómo contestar, hace unos meses, cuando Cherokee le habló sobre sus opciones creyó que era el fin del mundo; para desbordar el vaso, todo se lo dijo horas antes de la luna llena, cuando cayó al bosque con la mujer sombra, destruyó todo a su paso, una irá sin cadenas la dejo tan ciega que intentó asesinar a la sombra que la acompañaba, aunque no logró su cometido; ahora por ello había recibido un castigo, todas las lunas llenas que le siguieron aparecía en una oscura habitación, encadenada hasta del cuello, mirando como todos sus temores le asechaban sin descanso.

Solo se lo mencionó a Hilary, ella era la única que medio sabía sobre lo que ocurría con su mente cuando el astro de la noche brillaba completo.

Ahora era resignación, estaba pagando por su ingenuidad, nunca debió confiar tanto en que todo esto se podría resolver de una manera tan vaga y superficial.

--Porque tengo un destino que cumplir. -Talia apretó los labios intentando sonreír, y ladeó la cabeza --Y al parecer no hay nada que pueda hacer, al menos por ahora -tragó con fuerza y apretó los puños, incrustando sus uñas afiladas en sus palmas, últimamente eso era lo único que lograba controlarla, el dolor la hacía reaccionar. Estaba en el mundo real, cada una de sus acciones traería una consecuencia, para bien o para mal.

--Yo no... -Nayan estaba perplejo.

"¿En verdad era eso lo que tanto había querido escuchar?"

¿Por qué ahora que la escuchaba decir aquellas palabras no se sentía feliz?
Sentimientos de tristeza y culpa le consumían sin encontrar la puerta que les había dejado abierta.

--Era algo que debía suponer, solo yo fui tan tonta de creer que me saldría con la mía. -Talia se apoyó de la barandilla y se balanceaba adelante y atrás, parecía ida en sus propios pensamientos --Vamos, dime que tenías razón, que debí hacerte caso desde un principio.

Eso era lo que no estaba bien, ella no lo hacía por él.

--No lo voy a hacer, ya que esa no fue mi intención. -Talia lo miró con confusión y dolor, pero eso duró apenas unos segundo.

--¿Ah no? Acaso todas esas veces que me dijiste que olvidara la idea de la fuente fueron solo en mi imaginación. -ella ahora lo miraba amenazante, respirando con rapidez.

--Tú no te olvidaste de la fuente, simplemente te arrebataron la idea de las manos, la incineraron frente a ti y no pudiste hacer nada. -Nayan se encendió de nuevo, consumiendo todo su cuerpo y apagándose casi de inmediato.

--Tú... -Talia iba a decirle que eso le había dolido, más Nayan la interrumpió de golpe.

--Sí, el sello se rompió. -tomó entre sus dedos el collar que traía puesto, la flama estaba apagada y a punto de desaparecer.

Talía estaba confundida ¿Cual sello? Su cuerpo expedía intermitentemente llamas incontrolables a su alrededor, era como mirar un cuerpo arder y desaparecer.

--Si, esa es otra cosa que no sabias de mí. -Nayan se apoyó en la barandilla del balcón y miro el cielo con recelo --Vamos dime qué te dijeron.

--No, lo siento. No debí decir eso, es solo que...
Tenían más de un mes de no hablar, y le habían metido tanto en la cabeza a ambos que se sentían como un par de extraños que apenas se conocían hoy. No sólo por fuera, si no también por dentro, a pesar de ser los mismos seres, ya no eran las mismas personas que al inicio del año, cuando en un pasillo solitario y caluroso se dijeron el primer hola.

--Han pasado solo dos meses y medio. -terminó Nayan por ella como si leyera sus pensamientos.

--Que han sido eternos. -agregó Talía entre suspiros.

--Dejame terminar, has hablado toda la noche ahora es mi turno.

Talía levantó las manos y le sonrió. Nayan continuó:

--Talia Hale Anderson, sé que la primera vez esto no fue lo más romántico ni planeado del mundo, quizá hoy tampoco lo sea -las llamas de su cuerpo se habían debilitado, ahora solo su cabello estaba flameando.

Talía se rió con nerviosismo, Nayan bajó la cabeza.

--Estoy divagando -ahora se arrodilló --¿Te gustaría ser mi novia? Prometo serte sincero, cuidarte y seguirte a donde quiera que vayas, solo pido una cosa a cambio -Nayan levantó la cabeza y miró la expresión de Talía, en ese momento no logró descifrar su significado, lloraba de nuevo, pero se veía confundida y molesta.

Nayan no entendió y decidió continuar con sus palabras.

--Ser la persona en la que siempre encontrarás felicidad.

--Yo...

El momento fue abruptamente interrumpido por un muy sudoroso Edi y una muy preocupada Zoé.

--Talia, todos allá te buscan. -dijo Zoé mirando a Nayan con pánico. Se quedó helada mirándolo arrodillado.

--Rea dice que es urgente. -continuó Edi al notar que Zoe había quedado petrificada. Eso sería un problema en la noche.

Talía tenía la boca entreabierta, alternando la mirada entre sus amigos.

--Ahora. -Zoe la tomó de la muñeca y se la llevó.

Las personas se habían reunido alrededor del escenario, una mujer hablaba y todos le prestaban suma atención, Zoe y Talía se hacían campo entre la multitud, intentaban llegar hasta el escenario.

--Denle espacio, ahí viene la chica de cabellos radiantes de la que les estoy hablando. -todos empezaron a murmurar y de un momento a otro ambas adolescentes tenían el camino completamente libre hasta donde se encontraba la mujer.

--Si que tienes fama Tali. -dijo Zoé con una cara sonriente.

--Si...

Talía subió al escenario trastabillando a cada paso, la habían sacado de ambiente abruptamente, y aún no podía asimilar todo lo que sucedía, ni siquiera lo que había sucedido en ese balcón.

Talia saludó con un movimiento débil de mano y un inaudible hola. La mujer no se percató de la apariencia apanicada de Talía, en cambio empezó a presentarla al público con vigor, diciendo cosas que Talía dejó de escuchar al paso de apenas unos minutos.

--¿Estás bien? -Talia veía el líquido rojizo de su copa como si en este se escondiera un universo inalcanzable.

--No...si...no sé... -Zoé la miraba como si se tratara de un bicho raro que quisiera aplastar.

--Tienes un aspecto miserable, vamos al sanitario. -la tomó por la muñeca y la condujo hasta que ambas se miraron frente al gigantesco espejo que ocupaba toda una pared.

--Esto es maravilloso. -Zoé repasaba con sus dedos las curvas de su cuerpo marcadas por su vestido negro.

--Si...claro. -Talia se echó agua en la cara y la peliblanca ahogó un gritó que hizo que Talía se erizara.

--¿Pero qué pasa contigo? Pensé que algo te había sucedido. -exclamó Talía con toda la cara mojada.

--¿Que carajos te sucede a ti? ¿Como se te ocurre mojarte el rostro? Tu maquillaje... -Zoe estaba horrorizada --¿Acaso...?

--Tengo casi un año de no usar maquillaje, Zoé. -la expresión de Talia era sombría y Zoé parecía querer que la tierra le tragase, pero con un esplendor digno solo de ella, agitó su cabello y le sonrió con gracia.

--Pues deberías, te ves más pálida que un zombie. -Talia frunció el ceño y tomó una toalla.

--Gracias, me lo dicen con frecuencia. -si Zoé hubiera estado bebiendo algo, se hubiera ahogado con ello; ella respiró hondo, tomó su bolso y se colocó detrás de Talía, moviendo con agilidad sus manos y tomando mechones de cabello.

--Al menos hagamos algo con el cabello.

--Como digas. -Talia se sentía como si alguien le hubiera robado todo el ánimo de su ser, era un cuerpo sin vida.

Zoé creó solo con un sujetador, un hermoso peinado que recogía todo su cabello. Dotes de Zoé que Talía envidiaba.

--Lo vi en una revista japonesa, no te queda tan mal. -Talia tocó su cabello con indiferencia y se miró al espejo.
Un moño suelto con varios mechones sobresalientes adornaban la cabeza y el rostro de Talia con delicadeza y gracia.

--Gracias Zoé -la nombrada bufó al escuchar el tono monótono con el que le agradecían.

--Si, si. No fue nada. -sin mucha gana tomó a Talía del codo y la sacó de ahí, pero al salir chocaron con otras dos chicas, una tenía un cuerno amarillo en la cabeza y la otra parecía ser un demonio cuervo debido a sus negras alas.

--Criaturas inútiles, no entiendo porqué nos juntan con ellos -Zoé recordó que Talía estaba junto a ella e intentó disimular sus palabras, pero Talía le miraba con unos ojos amenazantes --¿Quieres bailar? Mira, allá están Jhonny y... ¿Hilary?

Ambos estaban en la pista de baile, juntos al son de una tonada suave que Talía reconoció como Thinking Out Loud de Ed Sheeran.

--Esta canción me fascina. -comentó Zoé con un brillo en los ojos.

--A mí igual. -afirmó Talía recordando la primera vez que la escuchó, de camino a casa de Keitlyn, la escuchó simplemente porque esa misma amiga en ese mismo día, criticó la vida personal de su autor.
No venía al caso para nada pero desde hace mucho tiempo esos recuerdos de antaño no pasaban por su cabeza, sintió una punzada en su brazo en el mismo momento en que se dio cuenta de que éste sangraba, se había estado clavando las uñas sin siquiera saberlo; tomó varias servilletas y seco la sangre.

--Voy a salir. -dijo sin más.

--Como quieras. -Zoe estaba completamente ida mirando algo entre la multitud que Talía pareció no notar; tomó un bocadillo y caminó por los pasillos sin rumbo.

--Amenazante y prodigioso. -susurró Talía pasando su mano por una barandilla mientras bajaba las escaleras.

Apreciaba la estructura del salón en el que se encontraba, el techo lleno de adornos y con pinturas majestuosas que se destacaban con la luz de los candelabros.

Escuchó un ruido sordo y bajó con rapidez, no esperaba encontrarse a nadie por allí, se suponía que la fiesta era solo en el salón principal.

Su estupor fue mayor cuando se encontró con una cabellera roja despeinada, buscaba algo en el suelo.

--¿Que haces aquí? -su espalda se tensó al escucharla, con rigidez en sus movimientos levantó su cabeza.

--Yo...pues... -él no esperaba encontrarse a nadie por allí, esa había sido su idea cuando decidió bajar, y mucho menos pensó que fuera ella quien le encontraría ahí.

--¿Qué buscabas? -la curiosidad reinó en aquella chica de vestido turquesa. Él se ahogó con su propia saliva y empezó toser.

--Nada -claro que buscaba algo, se le había caído en el momento que escuchó unos pasos aproximarse.

--¿Entonces qué hacías en el piso? -Nayan volvió a bajar la cabeza rendido, no tenía sentido mentirle, pero en ese momento, como si el universo le hubiera sonreído, vislumbró un brillo a unos centímetros del zapato de Talía. Con sigilo y rapidez lo tomó e ignorando lo que decía su cabeza tomó acto en la situación.

--Talia Hale -se arrodilló de nuevo frente a ella --¿Te gustaría casarte conmigo? -había dejado de lado toda la reflexión que minutos atrás había tenido consigo mismo.

--No.

Nayan creyó que había escuchado mal, pero cuando levantó el rostro se encontró con una muy roja Talía que lo miraba a punto de estallar.

--¿Pero qué carajos te pasa? -le quitó el anillo de la mano y lo encerró en su puño cerrado --¿De donde sacaste esto? ¿Como se te ocurre? -Talia tenía la mandíbula apretada y lo miraba con furia.

--Yo solo...

--¿Acaso no escuchaste lo que te dije hace un rato? No vivimos en un cuento de hadas, todo esto ya... -Nayan la atrajo hacia él y la oprimió contra su pecho, ella intentó soltarse pero dejó de forcejear cuando sintió como algo resbalaba en su hombro, él estaba llorando silenciosamente sobre ella.

--Lo siento. Fue mi culpa, prometí que sería tu soporte pero cada vez más, era yo quien me derrumbaba. Me dejé caer solo.

--Nayan... -no sabía que decirle, era uno de esos momentos en los que tu lengua se traba y el silencio queda como único consuelo.

--Perdoname por comportarme como un estúpido, sé que no tengo una excusa razonable pero hasta hace unos momentos comprendí que me dejé llevar. No quería hacerte daño.

***

Malditos cuentos.

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