53.

Al día siguiente las cosas se pusieron más complicadas de lo usual.

El desayuno fue toda una tragedia cuando Fabián cayó sobre Andrew por culpa de un rodillo de cocina prófugo.

A parte de ellos dos y Keitlyn, nadie más presenció la incidencia, pero cuando todos se sentaron a comer en una mesa gigante, al aire libre, las cosas se pusieron serias.

--¿Qué te hiciste cuando bajamos? Jhonny no te encontró en tu habitación. -preguntó Jane sin disimulo.

--Bajé a la cocina. -respondió Andrew. Con sequedad en sus palabras.

--¿Y ahí te hicistes esos raspones en la cara? -Jane lo miraba, examinandolo minuciosamente.

--Si... Me caí por las escaleras. -él mantenía una expresión seria que intentaba no expresar su miedo por ser descubierto.

--Oh -no le creyó ni un poco y decidió seguir atacando --¿Tú también te caíste por las escaleras, Fabián? -Jane puso los brazos sobre la mesa, mirando al rubio de ojos negros que tenía enfrente. --¿O ayer traías contigo un cuchillo que no es de tu pertenencia?

El acusado sonrió de lado. Lo habían atrapado.

--Que ojos más preciosos tienes. Me recuerdan a alguien que conocí. -Jane se levantó y tomó el cuchillo de la mesa, pero sus manos ya no eran humanas. Miró de nuevo a Fabián, este ya no tenía una cara tan petulante como la que había mostrado con anterioridad, estaba serio. Keitlyn, que estaba a su lado, apretaba su mano con fuerza.

Jane salió de la habitación con rabia. Los demás sólo miraron como salía por la puerta, golpeándola con vigor en el proceso.

Los amigos se miraban intentando no terminar lo que Jane había iniciado, ella no había sido la única a la que le había molestado el comentario y la actitud de Fabián.

--Devuelve el cuchillo. -Dijo Nayan extendiendo su brazo hacia Fabián, éste apretó los labios.

--Hazlo. -dijo Keitlyn, a pesar de que ella misma no entendía porqué su juguete había robado un cuchillo y que tenía este de especial.

Fabián se sacó una diminuta navaja del bolsillo.

--Esa no es, compañero. -opinó Andrew mirando la navaja, ya había notado la falta de su arma.

Fabián cerró los ojos molesto, no le gustaba perder, y esto había sido un fracaso rotundo. Ahora los tendrían en la mira todo el tiempo. Sacó de un bolsillo de su camisa, un objeto parecido a un lápiz.

--Eso no es un cuchillo. -comentó Talia, mas nadie la escuchó, ya que en esos mismos momentos Hilary le gritó a Andrew.

--¿Y tú por qué traías eso? No deberías tenerlo. -Andrew se rascaba la nuca pensando cómo responder a aquella pregunta, porque sí, Hilary tenía razón, él no debería de andar cargando el Sable de Sangre de Jacob.

--Él también lo robó. -afirmó Fabián con una mirada perspicaz.

--Eso debería de...

--Estar en tu casa. Pues si Keitlyn. -terminó Fabián por ella, en el mismo instante en que apretaba más su mano.

--¿En tu casa? Pero... Tu padre tenía una pertenencia de Jacob. -los ojos de Ketai parecían querer salirse de sus cuencas.

--Él debió estar ahí cuando se lo llevaron. -concluyó Jane con la voz quebrada.

--Ese bolígrafo debería de estar en mi habitación, mi padre me lo regaló tres días después de que Talía desapareció. -las caras de desconcierto de los presentes eran para querer salir de ahí corriendo, el ambiente se volvió tan tenso que una onda negra los envolvía.

--No lo sabía. Yo... Yo... -las manos de Keitlyn temblaban, jamás creyó que aquel regalo que inocentemente recibió de su padre podría tener esa procedencia tan vil.

-¿Lo usaste? -dijo alarmada Hilary.

Keitlyn con unos pequeños movimientos de cabeza lo afirmó.

--Tú...

--Lo sé. ¿Ok? -Keitlyn se levantó de la mesa empujando su silla, miró a Fabián de reojo y empezó a caminar hasta la puerta.

Cuando pasó al lado de Talia, ésta intentó tomarla de la mano, pero Keitlyn se la quitó de un manotazo para seguir su camino.

Todos miraron a Fabián detenidamente, esperando alguna reacción por su parte; este parecía no importarle y continuó comiendo. Algunos minutos después su teléfono vibró, cuando verificó el contenido del mensaje de texto, tomó un puño de fresas y salió corriendo de la habitación.

--Alguno me explica que sucedió de trasfondo. -Hilary se rió, le encantaba tener una amiga a la que explicarle todo.

--El bolígrafo es una espada. -respondió Hilary con una voz alegre.

--Un sable. -corrigió Andrew, tomando el bolígrafo en sus manos.

--Si, como sea, un arma.

--Pero la cosa es que para usarla necesitas sangre. -concluyó Nayan.

--Y a pesar de que Jacob solo la utilizó una vez. -habló de nuevo Hilary.

--La usó dos veces. -corrigió Jane entrando a la habitación, ahora se veía más tranquila y vestía un corto vestido violeta.

--¿Dos veces? -Nayan y Ketai parecían entender cuando sucedió esa segunda vez, pero los demás esperaban que les contaran lo sucedido.

--El día del lago y la primera vez que Talía se convirtió en Lycan...

--Ajá.... Continúen. -espetó Talía al no quedar satisfecha con esa respuesta.

--Tal, cada vez que se utiliza esa cosa...

--Necesita sangre sí, lo entendí pero... Oh..-en ese mismo momento Talia encontró por ella misma sus respuestass --La sangre de Jacob estaba en la espada, y si Keitlyn la usó.

--Sus sangres se combinaron.

--Y Fabián la quería porque dentro de esa cosa está también tu sangre.

--¿Qué! -dijeron varios a la vez.

--Jacob te lastimó con la espada ese día, y guardó algo de tu sangre dentro de la espada. -Ketai hablaba con tranquilidad a pesar de que recordar aquel día no le daba paz.

--¿De mi sangre?

--Si... O sea, en ese momento no sabía lo valiosa que era, simplemente lo hizo porque.

--Cada gota de sangre que sea guardada en la es...el sable, le dará más poder al portador.

--Wow. Eso no lo esperaba.

--Pues así es.

--Deberíamos estudiar sobre objetos mágicos contigo Tal, sería algo muy útil para ti.

--Chicos, yo sé sobre millones de artículos mágicos, y o sea, los he estudiado y todo, pero jamás había escuchado de un sable de sangre. Ni siquiera sabía que existían.

--El de Jacob es uno de los pocos que quedan, le fue heredado de nuestro padre. Él era un asesino infernal. -dijo Jane mientras le negaba a Andrew el bolígrafo, eso solo le recordaba que su hermano estaba desaparecido, y por eso no quería ni verlo.

--Oh. -la reacción de Talia le sorprendió a todos, ya que a parte de Talia nadie sabía a qué era lo que se refería Jane. Talía se puso una mano en la boca.

--¿Tú sabes que es un asesino infernal? -preguntó Jane, Talia contestó con un sí muy enérgico y alegre.

--Son seres que antes eran humanos normales, pero por culpa de una maldición, fueron obligados a matar por alguien más, por aquel que haya puesto la maldición. Son como asesinos personales. -explicó Talía con los ojos brillosos.

--Exacto, básicamente es eso. -todos las miraban sorprendidos, Talía lo notó.

--Ven, no soy tan ignorante. Si he estudiado, mi madre me habló sobre muchas cosas.

--Pero nunca te leíste los libros que te dio. -Talia arrugó la frente.

--Claro que no, leer me da mucha pereza.

--Genial, lo dice la que sabe leer y hablar como diez idiomas diferentes. -Talia se encogió de hombros ante el comentario de Ketai.

--Deben de saber que aprendí todos esos idiomas sin leer ni un solo libro.

--Como sea -cortó Andrew, al ver que no llegaban a nada y se desviaron del tema principal --Pero..

--Esperen un momento -Talia levantó su dedo anular, como si se hubiera dado cuenta de algo importante --¿Cómo sabían del sable si no tenían idea de los asesinos infernales?

--Algunos demonios antiguos también las usan, y son armas muy reconocidas por el mundo.

--Son armas magestuosas.

--Interesante. -comentó Ketai exprimiendo su cerebro para retener toda la información.

--Bueno ¿Y qué vamos a hacer hoy Cherokee?

Todos miraban a Talia como si estuviera loca, Cherokee no se encontraba con ellos en esos momentos.

--Tenía pensado darles libre, al menos hasta las siete p.m. Ha esa hora Viveka vendrá para llevarnos a cenar.

Todos quedaron sorprendidos cuando inmediatamente después de las palabras de Talia, aquel extraño hombre apareció por la puerta.

--Deben vestir decentemente, vamos a un buen restaurante. -aclaró Cherokee pasando su vista por cada uno sin notar las expresiones de susto de los jóvenes.

--Entendido -dijo Ketai saludando como un militar.

Cherokee negó con la cabeza mientras se retiraba de nuevo, aunque no sin antes llevarse un plato con frutas.

***

--¿Te gusta este?

--No...ese otro mejor.

--¿Cómo que no? Te verías fabulosa con esto Hila.

--Tiene la espalda abierta. No me gusta. -Hilary se cruzó de brazos mientras Talía movía por todos lados el vestido que tenía en sus manos.

--¿Qué tiene eso de malo? -dejó el vestido a los ojos de Hilary intentando hacerla cambiar de opinión.

--Verás... -Hilary buscaba la mejor forma de explicarle a Talia --Sabes que, a estas alturas te considero casi una confidente. Te lo mostraré.

Hilary se quitó la blusa ahí frente a su amiga, en una habitación ellas solas; cuando se dio vuelta y le mostró su espalda, Talía se tapó la boca con las manos y se levantó de la cama con la intención de tocar y apreciar la espalda de la chica.

--Esto es... -Hilary tragó saliva.

--Lo tengo desde pequeña, aparte de las manchas y colores brillantes de mi piel, esas marcas son el recuerdo viviente de lo que me hicieron mis padres.

--Hilary... -Talia trazaba con sus dedos todos los recorridos profundos que existían en aquella espalda lastimada, como si fueran caminos a tomar, sintiendo cada ondulación y deformidad bajo la piel. Era una obra abstracta en una espalda fina y bien esculpida.

--No te preocupes, no me duele, solo son cosas que pasan.

--Y te dejan marcas permanentes. -Hilary asintió tocando su propia espalda, sintiendo las ondulaciones en su piel, algunas más profundas y largas que otras.

--Ya son parte de mí. Pero no necesito que nadie las vea.

--¿Por qué no? Vamos, que no te den miedo.

--Pero...

--Anduviste con cuernos por quién sabe cuánto tiempo, y ahora te da vergüenza usar este magnífico vestido por unas cicatrices en tu espalda.

--Tú lo dices porque pareces modelo.

--¡Cartter! -Talia se puso roja y la señaló con el dedo.

--¡Hale? -Hilary empezó a reír mientras también la señalaba con el dedo.

--No digas eso. No me lo recuerdes.

--¿Aún te molesta?

--Me molesta que mis amigos lo tomen como escusa para sentirse menos. Pero sí, aún me molesta. No quiero la perfección.

--Hmmm. Que vida más cruel. -bromeó Hilary, a pesar de que Talía no lo vio de esta manera.

--Ni que lo digas. Vamos, pontelo, resolvamos el problema con ... -Talia fue hasta el armario repleto de ropa y empezó a buscar entre los cajones --Ajá, esto está perfecto. Ideal para una salida de noche.

Talía tenía entre sus manos una pashmina de color ciruela.

--Creo que mejor me quedo con esto. -dijo tomando una chaqueta de cuero negro. Talia hizo cara de derrota, pero de todas formas le volvió a extender el vestido de color azul oscuro, corto hasta el muslo.

--En ese caso toma esta, combinará mejor con el azul que esa negra. -sacó de una percha una chaqueta de color vino.

--¿Por qué será que esto huele a perfume de hombre?

--Este.... Pues... Es que... Tú sabes... -Talia empezó a tomar un color rojo mientras su lengua se enredaba cada vez más.

--¿Es de Nayan?

--No. No -dijo Talia moviendo sus manos horizontalmente --Es mía, pero la última vez que la usé... debió quedar junto a la ropa de Nayan y de seguro la lavó.

--Entonces es olor a Nayan. Que interesante.-Hilary le dio una olfateada a la chaqueta, llenando sus fosas nasales de un fuerte olor cítrico.

--Pues si, supongo. -Talia se encogió de hombros mientras también olfateaba su propia ropa.

--Tal, y hablando de lo mismo. ¿Qué tal les fue todo este tiempo?

--Te refieres a...

--¿Qué hicieron durante este mes? ¿Todo bien entre ustedes?

--Ah, claro. Fue algo muy único, a pesar claro, de que al principio hubieron cosas que pasaron pero, en general puedo decir que este mes fue increíble.

--Me alegro -Hilary salió del baño alisando el vestido. --Y bueno ¿Cómo me veo?

--Fabulosa. -dijo una voz proveniente de la puerta, ambas volvieron sus cabezas hacia donde provenía la voz --¿Tú vas a ir así? -preguntó Jhonny antes de que una almohada impactara en su cara.

--No. ¿Y qué haces aquí? Tú tampoco pareces estar listo. -dijo Talía levantando una ceja.

--Tienes toda la razón, por eso vengo por aquel pantalón de allá. -dijo señalando una percha con ropa.

--Oh ¿Nayan te envió?

--Sip, no me queda la ropa de Andrew o Ketai. -Hilary empezó a reír imaginando a Jhonny con ropaa de colores chillantes, luego sacudió la cabeza.

--¿No trajiste ropa? -preguntó Talía pasándole el pantalón.

--Si, claro que traía ropa. Pero mi maleta fue arrojada a un árbol, y luego no tengo la menor idea de qué fue su contenido.

--¿Enserio? ¿Cómo sucedió eso? -Talia se sorprendió mucho al escuchar esa respuesta.

--Fue cuando llegamos al bosque oculto de ayer. Mis cosas fueron utilizadas como proyectiles para las sombras.

--¿Las sombras? -a Talía le iba a explotar la cabeza. ¿De qué sombras hablaban?

--Si, bueno...

--Ahora que lo recuerdo ¡Ustedes me deben una explicación! ¿Por qué rayos son prófugos de la ley? -Talia parecía haber explotado, levantó sus brazos y los extendió para darle un toque de fuerza a sus palabras.

--Te explicamos en la cena. -dijo Andrew entrando a la habitación --Nos vamos en una hora.

--¿Tú también lo sabes? -Talia volvió a bajar los brazos y parpadeó sorprendida. Al parecer no era un tema tan privado como lo había pensado.

--Yo estuve ahí. -dijo él entrando y sentándose junto a Talía --Los ayudé, aunque nada salió como lo esperábamos.

--Y solo por culpa de ese bastardo que se encuentra dos puertas más allá. -espetó Hilary.

--Tú no sabes eso. -atajó Jhonny.

--Oh, por favor, solo él sabía que estábamos ahí.

--Hicimos mal los cálculos. Fue nuestra culpa.

--¿En dónde se metieron? -Talia quería saber más, y esos tres parecían haberse olvidado de ella.

--Nos metimos a la casa de Yandel Gold. -Tallia frunció el ceño.

--Él tiene un búnker en dónde creímos podía estar Jacob.

--Ahí encierran a las personas para interrogarlas.

--¿Y qué tiene que ver Fabián?

--Él fue quien alertó que estábamos ahí.

--En menos de dos minutos la casa estaba repleta de personas.

Los tres se turnaban para hablar, como si cada uno recordara lo que había sucedido y lo fueran apenas contando por partes, Talía trataba de imaginárselo en su cabeza. Tres de sus amigos, vestidos de negro infiltrandose en una casa llena de seguridad. Solo a ellos se les ocurría hacer semejante locura

--Y no solo lobos, también policías.

--Cazadores también, Argent se encontraba ahí.

--¿Keit también llegó? -una muy amenazante Keitlyn se visualizó en la cabeza de Talía, cargando la espada de Jacob en su bolsillo, eso le revolvió el estómago.

--Si, ella y su padre llegaron solo para burlarse de nosotros. -Hilary estaba tan enojada que sus puños estaban rojos.

--Fabian mencionó tus cuernos ¿Fue ese día cuando ocurrió el accidente? -Hilary abrió los ojos de repente y la miró ida.

--Oh, cierto. Cuando llegamos a las mazmorras encontramos una mesa llena objetos raros. Yo ni los toqué, solo los miré, pero uno me llamó tanto la atención que me quedé ida unos minutos, minutos que bastaron para que alguien me hiciera volar por los aire y chocara contra una pared. -hablaba mirando la pared, como si hubiera sido transportada en el tiempo --Cuando me di cuenta, mi piel ya estaba de colores brillantes, y minutos después sentí una astas gigantes en mi cabeza.

--Parecías un demonio rojo con esos cuernos. -rió Jhonny.

--La verdad es que realmente nunca supimos lo que accionó el cambio. -aclaró Andrew encogiéndose de hombros.

--Bueno, al final si te contamos la razón.

--Y no nos mataste en el intento.

--Pues por lo que puedo entender, les tendieron una trampa. Y además, lo hicieron por Jacob, estoy segura de que en este caso yo también los hubiera apoyado. -estaba orgullosa de ellos, a pesar de que le dolía pensar que todo eso pudo ser por su culpa.

--Escuchar eso me quita un gran peso de encima, cuando nos arrestaron solo pensaba que tú llegarías en la noche para matarnos por lo que hicimos. Estoy completamente consciente de que nos has dicho mil veces que hacer cosas ilegales no te agrada.

***

Llenar el mundo de marcas,
esa es nuestra misión.
Att: ...

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