4.
Esta misma rutina ocurre por varios días hasta que el viernes la noche se puso muy fría y había empezado a llover un poco, Talia había hecho una ligera amistad con su guardián del tejado y no podía dejarlo pasar frío y mucho menos que se mojara, no era una personal cruel y sin corazón, sabía lo que era estar bajo la lluvia, lo invito a pasar a su habitación, puso un colchón y unas sábanas pensando que podrían ver una película, también hizo unas palomitas y unos cuantos snacks, como era normal el gran apetito que había adquirido hace unos pocos meses los padres de Talia ya no se extrañaban de que su hija preparara bastante comida a esas horas, además de que de vez en cuando Talia le llevaba algo de comer a Ethan.
A las tres de la madrugada la lluvia paró y Talia creyó escuchar que Ethan se marchaba como todas las noches, y cayó en un sueño profundo.
***
Esa misma noche se realizó una reunion muy importante, tanto para las criaturas mágicas como para los humanos, en esta reunión se hacía un recuento de todos los aumentos y disminuciones que sucedían en ambos lados.
—No estoy de acuerdo con tus cuentas Al, siento que estás disminuyendo los números por alguna razón. -dijo Ralf el cazador líder, él estaba encargado de velar por los humanos que no tenían ni idea de su mundo, además de los cazadores que vivían en la zona. En los últimos meses Ralf había notado un severo crecimiento en la cantidad de criaturas, especialmente lobos, y eso no era algo bueno, ya que un desbalance podría ocasionar serios problemas en el ambiente de la ciudad. Además de romper uno de muchos los acuerdos que protegían el pueblo.
—Cómo crees Ralf, no sería capaz de hacer algo así. -Al, se sentó en uno de los sofás de la habitación, no le gustaban estas reuniones, las creía una pérdida de tiempo.
—Bueno, yo quiero pruebas.
—¿Y como quieres que te las de? No voy a andar por ahí repartiendo volantes a todos diciendo que necesito que todas las criaturas sobrenaturales lleguen a un punto específico, sabes que sería imposible.
—Si no haces algo en dos días tomare este tema en mis manos. -Al se levantó del sillón de un solo salto, sus ojos brillaron en un tono rojo sangre, mirando al cazador.
—Haz lo que quieras, una sola muerte y habrá guerra. -Al gruñó y salió de la habitación.
***
Casa de Talía
Eran las 8:15 am, el reloj despertador de Talia sonaba, hoy tenía que ir al colegio a reponer las clases de música que había perdido evitando volverse loca por el ruido que emitían los instrumentos.
Cuando se iba a bajar de la cama tropezó con algo, o más bien alguien, Ethan dormía plácidamente en el suelo, cubierto con una sabana morada con estampado de rosas. Talia cayó al suelo.
—¿Que demonios haces tú aquí? -le dijo a Ethan en voz baja, no podía gritar, sus padres no podían enterarse.
—¿Que no se supone que te habías ido?
A Ethan parecía no importarle demasiado, mientras Talia estaba eufórica él apenas y tenía noción de lo que sucedía, volvió a ver hacia los lados y luego hacia Talia.
—Tu me invitaste ¿Que no lo recuerdas? -dijo Ethan mientras lentamente se acercaba a Talía.
—Si... Si lo recuerdo. -Talía se quedó pensado.
—Pero no se suponía que te quedaras toda la noche.
Ethan se encogió de hombros y se levantó para buscar sus cosas.
—¿Me podrías decir porqué te levantaste tan temprano un sábado?
—Tengo que ir a reponer clases. -dijo Talía eligiendo lo que se iba a poner.
—Como así ¿Tu reponiendo clases? No me esperaba eso ¿No se suponía que eras la mejor en todo?
—Pues eso es algo que a ti no te importa.
—Talia...
—Bueno, la ventana está por ahí, ya te puedes ir.
Talía empujaba a Ethan hacia la ventana. Con un poco más de fuerza de lo que debió, y lanzó a Ethan por la ventana, este cayó bruscamente sobre el suelo.
Talia entró al baño, se tomó su tiempo para lavar con cuidado su larga cabellera negra.
Cuando salió del baño con una toalla enrrollada a su esbelto cuerpo escucho que alguien la llamaba, era su madre que gritaba su nombre desde la primera planta, Talia le devolvió los gritos preguntándole qué necesitaba, y su madre le dijo que había alguien esperándola abajo. Talía estaba confundida, no esperaba a nadie.
Tomó la ropa que había dejado en la cama, un pantalón azul que le llegaba a las rodillas, una camiseta de su banda favorita y unas botas, y bajó por las escaleras rápidamente, cuando llego a los últimos tres escalones vislumbró una corta cabellera rubia. Cuando terminó de bajar las escaleras sus padres la recibieron con unos buenos días y una gran sonrisa, su padre sentado desde un sillón de la sala frente al nuevo invitado y su madre desde la cocina mientras hacia el desayuno. El invitado se dio la vuelta para también saludarla con una sonrisa picarona y con un toque de venganza.
—¿No ves quién nos vino a visitar? teníamos tiempo de no verlo. -dijo su madre refiriéndose a Ethan.
—Si, de hecho fue tanto tiempo que habíamos pensado lo peor, un novio siempre debería de visitar a su novia seguido. -dijo su padre en tono serio.
—Y a sus suegros también. -agrego su madre desde la cocina.
—Bueno papá... -Talía no sabía que decir, sus padres pensaban que quién estaba sentado ahí con ellos era Eiden, lo habían confundido con Ethan, aunque para ser sincera si hubiera sido hace un tiempo, así como estaba nisiquiera ella podría haberlo distinguido muy bien, eran idénticos hasta en la forma de actuar, y hasta de sentarse... —Él ha estado muy ocupado, recuerda que ser un chico deportista, estudioso, y tener novia es un trabajo muy pesados para cualquiera -Talía volvió a ver a Ethan con una cara de asesina.
—Bueno chicos dejen de hablar tanto, ya hice el desayuno. -Dijo su madre desde la cocina
—Pero mamá... Eiden ya se iba, solo venía a... -Un estruendo ocurrió en la cocina, todos corrieron hacia allá, la madre de Talia había dejado caer un plato, había sido una falsa alarma.
—Lo siento cariño sabes que soy muy descuidada.
—Tranquila mamá, no pasó nada. -cuando Talia fue hasta su madre para saber cómo se encontraba y curar una pequeña herida en su mano Ethan noto que un liquido rojo y espeso brotaba del oído de Talia, por el olor Ethan supo de inmediato que era sangre.
—Señora Hale, siento mucho despreciar su maravillosa oferta pero la verdadera razón por la que vine hoy fue para llevarme a su hija a desayunar y luego yo mismo lo llevaré a sus cla...
—Oh Eiden no debiste molestarte. -Talía cortó a Ethan rápidamente, no le había contado a sus padres que tenía que reponer algunas clases, sabía que si lo hacía le preguntarían demasiadas cosas. Además de que ella misma se avergonzaba con el simple hecho de tener que reponer alguna clase.
—Como que no, soy tu novio, ese es mi deber -dijo Ethan, mientras tenía una gran sonrisa coqueta en el rostro y el padre de Talia golpeaba el hombre de Ethan también con una gran sonrisa en el rostro y le daba su aprobación.
—Bueno cariño, sería mejor que se vayan ya, te esperamos en la tarde.
—Claro mamá -dijo Talía mientras le daba una tierna mirada a su madre, Talia y su madre siempre habían tenido una gran relación.
Ethan tomó de la cintura a Talia, esta se erizó ante su contacto pero le siguió el juego hasta que salieron al patio delantero, ahí inmediatamente Ethan soltó a Talia y le dio la vuelta para ver mejor el oído herido de Talia.
—Por Dios ¿Tu oído sangró cuando tú madre quebró el plato?
—Si... Me suele suceder muy a menudo, por eso tengo que ir a reponer las clases de música.
—Oh Dios, no debería suceder eso. -Ethan se quedó pensativo por unos minutos.
—Bueno, creo que sé qué hacer para que eso no vuelva a suceder, ven vámonos. -dijo mientras caminaba lleno de energía hacia su auto, o más bien el de su hermano pensó Talía, está se queda confundida unos segundos, pero decide mejor ir y sentarse en el asiento del copiloto.
—¿Por que andas en el auto de tu hermano? -suelta Talia de repente.
Ethan se queda callado pensando su respuesta, hasta que unos cinco minutos después que para Talia fueron una eternidad responde:
—Me lo ha prestado para que todas las mañanas no tenga que irme caminando. -Talía notó la mentira, si los poderes de hombre lobo son tan grandes como él siempre los ha descrito tener que irse a su casa a pie no sería un gran problema, llegaría corriendo tal vez en unos dos minutos, no vivían muy lejos. Pero se quedó callada, no quería perder la oportunidad de que le enseñara a.... Bueno a que sus oídos dejaran de sangrar.
Después de un rato de viaje Ethan aparcó en un estacionamiento viejo y solitario cerca de un bosque, él se baja, pero Talia se queda dudando unos segundos, antes de bajarse ella también.
—Bueno Talía, es hora de darte unas cuantas lecciones, pero claro, sólo si puedes seguirme el ritmo.
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