39.
-Cherokee dejó un mensaje para mí. Es un lugar, un maldito lugar que solo yo sabría en dónde está. Él debe esperar que vaya sola. -dijo Talia luego de que llegaran a un lugar donde pudieran conversar a solas.
-¿Por qué creería eso? Ya habíamos acordado que no te irías sola; yo te seguiré hasta el final. No dejaré que... Habiamos dicho que...-Nayan se detuvo al notar la mirada de culpa de Talia. Ella lo iba a abandonar.
-Lo sé, lo sé. Habíamos acordado ir juntos a cualquier parte y yo espero que así sea pero Nayan, no me siento segura ni conmigo misma. He tenido pesadillas, pesadillas en las que les hago daño a las personas que quiero. Desde el día de la última luna llena no puedo explicar la amarga sensación que me dejan. Además...no puedo... no soportaría verte otra vez llegar en el estado al que llegaste a mi casa..estabas tan delicado... tan... -Talia se revolvió en si misma y sus ojos quedaron perdidos en un recuerdo que solo ella podía ver.
-No me puedes dejar así. Ni siquiera sabemos que es lo que Cherokee piensa hacer. Dijeron que te ocultarian pero no confío en él. Ellos le hicieron todo eso a la niña... -Lagrimas salían de los ojos de Nayan con cada palabra. Era la primera vez que Talia lo veía así, él siempre parecía tener la fuerza suficiente como para colocar una muralla que no mostrara su debilidad y ahora, antes sus ojos tenía una llama sumergida en las profundas aguas del miedo y la soledad.
Talia negó con la cabeza y empezó a limpiar las mejillas de él con su mano. A él le dolia su contacto, pensaba que aquellos momentos podrían ser los últimos.
-Al menos deberíamos intentar lo que el libro de Zoé dice. Hay que buscar esa fuente si es necesario. El plan de Cherokee e Ingrid es ocultarse y huir, eso no es lo correcto... -Nayan estaba eufórico, hablaba con rapidez y Talia apenas y podía entender sus palabras.
-Nay basta. No podemos hacer nada; en el libro no dicen mucho acerca de esa supuesta fuente o algo que me pueda ayudar; incluso lo he pensado... en muy poco tiempo me llegaron a pasar cosas insólitas, es muy extraño si te pones a pensar. ¿Acaso es que el universo se quedó sin personas a quien molestar? Porque se ha...
-Talia mírame, no solo es duro para ti también...
Talia le iba a refutar cuando ambos sintieron una presencia abrumadora cerca de ellos, ambos se pusieron alerta y un hombre de mediana edad con cabello marrón aparecía de entre los árboles.
-Vengo en paz señorita Talia. Necesitaba hablar con usted antes de marcharme con mis muchachos. No se preocupe jamás le tocaría ni un pelo para hacerle daño, primero me sacaría los ojos antes de dañar a la hija de Miranda. -Dijo Cardinal con total calma.
Parecía un hombre serio pero poseía un expresión risueña que lo hacia ver más viejo delo que era. A Talia no le parecía aquel hombre aterrador que podía poner un pueblo de cabeza y darle terror a los cazadores de Chest Wood; era más un simple leñador un poco desgastado. Su presencia era compleja, podías sentir su fuerza y poder desde lejos, pero no parecia amenazante.
-¿Qué quieres conmigo y por qué me conoces a mí y a mi mamá?
-¿Quién no conoce a Miranda Salinger? Es una mujer muy respetada por todos. Esa bruja podía hacer que cualquier criatura comiera de su mano pero decidió quedarse con... bueno eso no importa...
Cuando Cardinal notó que iba a empezar a balbucear y su audiencia no parecía muy satisfecha decidió enfocarse y volvió a entonar:
-Mira cariño, yo vine aquí porque sentí tu fuerza; un poder me estaba llamando desde muy lejos y tenia que venir a ver qué quería conmigo. Cuando llegué no sabía que esa gran energía salía de ti. Yo pensé que era la hija de los Jones y que por fin tendríamos una nueva Alfa; pero me equivoqué y para cuando me enteré quien eras ya tu madre me lo había contado todo y claro que lo entendí. Ella me dijo que tú no te irías conmigo, jamás abandonarías tu vida solo por respeto y poder, así que no me importó. Luego nos enteramos que lo que sentía no era el despertar de un Alfa; sino toda esta locura de los Lycans. Y eso ya no tiene nada que ver conmigo. Yo me iba a marchar del pueblo sin más pero tú madre me pidió un favor, uno de esos que no puedes rechazar a la ligera.
-¿Hablaste con mi madre? ¿Cuando? -dijo Talia impaciente pues quizás él supiera el paradero de su madre.
-Hace unos cuatro días más o menos. Llegó pidiéndome que te cuidara todo el tiempo que pudiera y lo haré pero me enteré que te vas y prefiero que partas sabiendo que no somos malos. Confía en mí pequeña; aprecio lo suficiente a tu madre como para que su hija no corra un peligro tremendo. Los Lycans son criaturas de humo y escarcha, no confíes en ellos por más que sus propuestas parezcan sinceras. Ellos tienen un propósito oculto que trasciende cualquier cosa que se nos pueda ocurrir. Ten mucho cuidado en tu travesía pequeña niña...
Detrás de ellos se escucharon pasos y Cardinal se giró para ver quienes se acercaban. Eran los gemelos, quienes con un aspecto devastado pero que transmitía poder y respeto, exhibían unos distintivos ojos color rojo sangre. En verdad habían hecho lo necesario para volverse Alfas.
-Si necesitas lo que sea solo búscanos, siempre te apoyaremos. -dijeron los gemelos al unísono.
Cardinal asintió con la cabeza y se arrodilló frente a Talia ofreciendo su mano cerrada.
-Estoy de acuerdo con ellos. No temas en pedir ayuda, todos somos de los mismos. -dijo el hombre con los ojos cerrados pero Talia podía sentir su mirada atravesar su ser.
Cardinal se levantó, se sacudió la tierra del pantalón y se cruzó de brazos frente a Talia y Nayan.
-Espero que tengas un viaje que valga la pena vivir. -dijo Cardinal antes de darse la vuelta para marcharse.
Los gemelos no se movieron después de que su nuevo líder pasara junto a ellos y se perdiera en el bosque.
-Te llevo en mi corazón y siempre estarás ahí, nadie podrá remplazar te ni siquiera en toda la eternidad. -Ethan hablaba con un semblante tranquilo, como si se hubiera dicho esas palabras en su cabeza cientos de veces y ya sabía qué hacer.
-Nos quitaste la venda en los ojos, gracias. -dijo por fin Eiden, serio e impenetrable. Talia solo asintió con la cabeza y los miraba orgullosa, no sabía de qué o por qué.
Después de aquellas palabras los gemelos asintieron entre ellos y se marcharon en calma, dejando de nuevo solos a Talia y Nayan quienes aún trataban de digerir lo sucedido.
***
-Dime una cosa, pero sé muy sincera conmigo. ¿Te da miedo lo que estás por hacer? -preguntó Nayan a su novia tratando de entender sus pensamientos y tao vez hacerlo cambiar de opinión.
-Claro que me da miedo, me voy a alguna parte del mundo con un hombre de más de cien años y no sé hasta cuando los volveré a ver. -contestó Talia sin pensarlo demasiado. Ya se había planteado esa pregunta miles de veces pero su respuesta seguía siendo la misma.
-Yo aún tengo la esperanza de irme contigo. Cualquier oportunidad hasta por más pequeña que sea la tomaré con tal de ir a tu lado. No te dejaré sola, no lo mereces.
-Pero... -empezó Talia pero Nayan la calló de un beso.
Sus labios se tocaron y no querían volver a despegarse, Nayan tenía una mano en la cintura de ella y Talia se sujetaba del cuello de él.
Cuando se separaron Talia iba a despedirse de Nayan cuando se posó firme en el marco de la puerta y le dijo:
-¿Realmente quieres quedarte sola? -Talia parpadeaba muy rápido pensando si quería quedarse sola la última noche que estaría en aquella casa.
ŽNo, pero...si llega mi papá y...entra y cierra la puerta.
Llegaron hasta su habitación y cerraron la puerta.
--No quiero quedarme sola la última noche en esta casa.
--Tal....
--No sé si voy a regresar, o si incluso la casa seguirá así.
--Pero... -Talia le tapó la boca con ambas manos. Y se acostó en la cama, él la siguió.
***
Las palabras dulces son un panal de miel:
endulzan el ánimo y dan nuevas fuerzas
Proverbios: 16.24
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