37.

—Otra vez aquí. -dijo Jacob con un suspiro.
Habían vuelto a Santo Tomas a pesar de que todos querían llegar a casa y preocuparse en sus propios lugares seguro.

—Teníamos que recoger a tu hermana, no se ha podido ir sola. -contestó Edi estacionado el auto.

Sin esperar nada Jacob salió del auto a toda prisa y Talia fue detrás.

Jane estaba sobre la escalera principal junto a un vaso vacío. Su mirada parecía perdida, pero sus colores habían vuelto a la normalidad.

Apenas los hermanos se vieron sus ojos cambiaron de color y se quedaron por varios momentos uno frente al otro sin decir nada. Talia creyó que se estaban comunicando de alguna forma pues sus miradas eran intensas y había electricidad en el ambiente.

De un momento a otro Jane empezó a llorar y Jacob la dio un abrazo y la levantó.

—¿Te encuentras mejor? -dijo Talía tomándole una mano cuando ambos hermanos se habían separado. Jane asentía lentamente.

—¡Jane! Te encontré. Este...yo... ¿ups? -dijo Vannesa que aparecía corriendo de la nada.

—¿Tú no debías quedarte con mi hermana? La dejé aquí por que... -habia empezado Jacob pero Jane no dejó que continuara.

Vanessa jugaba nerviosa con sus manos y quería que la tierra la tragase .

—Lo siento mucho, enserio. Ingrid me mandó a hacer unos recados y yo.... No pude negarme enserio, ustedes saben que aquí se hace lo que Ingrid dice y bueno, cuando regresé no pude encontrarla. -decía Jane entre sofocos mirando a Jacob como si aquel chico fuera un perro rabioso.

—¿Segura que te encuentras bien? -volvió a preguntar Talia.

—Si, si. Solo vámonos. -dijo Jane dejando que Jacob la cargara como una niña, el chico sonrió.

—Jane... -interrumpió Vanessa a los hermanos y Jacob bajó a su hermana ofuscado —Esto es para ti. El chico de la cafetería me dijo que te lo diera, él fue quien me dijo que te buscara por aquí. -Jane miró a su hermano que les había dado la espalda y tomó la cajita que Vannesa sostenia; tenia un rollo de canela dentro.

—¿Pensaste qué vas a hacer? -dijo Cherokee apareciendo de la nada entre el bosque.

Los vellos del cuello de Talia se erizaron y se empezó a sentir mareada.

—No me presiones, aún no me decido. -contestó Talia de forma seca y tratando de que Cherokee no volviera a insistir.

—No tienes mucho tiempo niña. En estos momentos deberías dejar de pensar solo en ti o en tus amigos. Al seguir aquí estás poniendo en peligro a todos, incluso a las personas que no te conocen. Ustedes no han visto las noticias, pero en todos los canales se habla sobre los ataques incontrolables de bestias salvajes; solo el día de ayer hubieron dos personas fallecidas por garras y mordeduras en todo su cuerpo. Cardinal es más calmado y sigiloso, cuando sólo él y sus muchachos estaban de visitas no había problema, pero los Lycans no son así. A ellos no les importa si son descubiertos o si tienen que destruir a todo un pueblo con tal de cumplir sus objetivos, y en este momento su objetivo eres tú.

El hombre hablaba pausado pero en un tono directo y firme. Él quería que Talia entendiera la gravedad del asunto.

—¿No me vas a dar otra opción, verdad? -dijo Talia con los ojos llorosos. Cherokee negó con la cabeza.

—Nos vamos en tres días, haz lo que tengas que hacer. Te daré los detalles después, y Talia, no confíes en nadie del que no estés segura, por favor. Un descuido puede costarte la vida -dijo Cherokee como ultimátum.

Después de despedirse no como personas muy cercanas, los tres llegaron hasta el auto y se metieron sin decir palabra.

Todo el camino fue en silencio hasta que unas tres calles antes de llegar a la casa Hale, Talia abrió la boca y dijo:

—Me voy a ir con Cherokee. Ingrid prometió que... -

—¡No puedes irte así! ¿Qué pasará con el colegio? -comenzó Hilary saltando sobre su amiga y provocando que Edi se asustara y casi chocara con un poste.
La verdad es que era una pregunta sin sentido pues Talia se volvería una sombra en la sociedad y pasaría oculta el resto de su vida pero aún así Jacob le comtestó:

—Santo Tomás tiene medidas especiales para este tipo de casos. Solo es cuestión de que tus padres hablen con el director. Para Talia el próximo año sería el último, no creo que existiera demasiado problema pensando en sus notas. -contestó Jacob como si esa información le fuera familiar.

—Chicos, los meses que estuve con ustedes fueron los mejores de mi vida. Ustedes me volvieron la mejor versión de mí. Estuvieron ahí en mi peor fracaso y en el momento en que Talia Hale ya no sabía ni quien era. Ustedes me sacaron de ese pozo tan profundo en el que me había metido. Se los agradeceré por siempre pero debo volver a cambiar.

Nayan la abrazó fuerte y a Talia le salieron lagrimas de los ojos que se las secó veloz, como si nunca hubieran existido.

—Nosotros también te queremos Talia Hale. -contestó Edi con un doble sentido.

—No te despidas de nosotros de esa forma. No es como que te vayas a morir. -dijo Jane en el momento en que estacionaban el auto frente a la casa de Talia.

—¡Que bueno que llegan!estábamos preocupados -Gritó una voz femenina.

Cuando la puerta de la casa se abrió Zoé apareció una cara de satisfacción. Era una chica delgada y muy pálida; era la mejor amiga de Nayan desde que eran pequeños y no se llevaba del todo bien con Talia. La chica no estaba de acuerdo con la relación de su pelirrojo favorito pero siempre trataba a Talia con la mejor sonrisa que podía.

—Si, aquí estamos. -contestó Nayan no muy convencido de sus propias palabras y permitiendo que Zoe le abrazara. Luego también abrazó a Talia.

—Oh amiga, en verdad que todo esto está mal. Pero no desesperes, debemos hacer algo primero. -le dijo Zoe a Talia cuando se separaban del abrazo. La chica de cabellos platinado podía sentir la tristeza en el ambiente.

Cuando entraron a la casa el señor Hale los recibió con galletas y Talia le contó todo lo que habia sucedido desde que se habían separado. En medio relato Zoe dio un brinco en su asiento y con una sonrisa de oreja a oreja dijo para que todos la escucharan:

—Todo eso no va ser necesario. ¡Encontré la forma de volver a la normalidad todo esto! Podrás tener la vida normal que tanto deseas.

—¿Qué? -fue lo único que pudo decir Talia al escucharla. Se había resignado tanto a que debería echar su vida por la borda que esta nueva oportunidad la desequilibró.

—Encontramos la solución para volverte normal y aunque no es la forma más fácil, si es una manera definitiva para que puedas volver a ser tú. —Zoe se tomó su tiempo y abrió un gran libro viejo y de tapa azul —Me encontré este libro en la casa de un amigo, su hermano estudia criaturas mágicas casi extintas y al parecer el autor tiene toda una sección dedicada a los Lycans. Lo más asombroso de esto es que por el tipo de redacción, creemos que su autor pudo haber sido un Lycan.

—Pero según Ingrid los Lycans no dejan registro de ellos en ninguna parte. Prefieren vivir en el anonimato absoluto, como es que...

—Esta persona parece ser un desertor y dejó de lado las tradiciones Lycans. Este parece ser un libro donde trata de exponer cosas que los Lycans ocultan. -agregó el señor Hale.

—Aquí —dijo Zoé posando su dedo en una de las páginas del libro:

"El Lycan, como criatura no de este mundo, son considerados seres extremadamente poderosos que no cualquier cuerpo, ni siquiera siendo de su propia descendencia, puede alcanzar el "gen" Lycan sin ser destruido. Por eso es que aquí, en estas páginas en blanco escribo sobre mi vida, yo quien fui aquel que por primera vez, siendo un humano terrenal, me fue obsequiado el honor más grande.
Mi amada, hija de una reconocida familia noble, era la persona más esplendorosa que podría existir. Encantaba a todos con su belleza surreal pero por alguna razón me eligió a mí de entre los demás hombres en sus propias tierras y más allá. Y ahora aquí, soy su único descendiente vivo. Nacido de ese espeso y ardiente líquido que entra a tu alma y la transforma a su antojo. No puedo decir que la experiencia fuera muy amable conmigo pero la recompensa es mayor que cualquier dolor y sufrimiento si es que llegas a sobrevivir a Ella..."

—Zoé si puedes ir al punto sería lo mejor. Sé que amas las historias de amor pero no tenemos ánimos para eso. -dijo Jacob frenando a la chica de su lecura. Zoé rodeó los ojos, pasó varias páginas del libro y siguió leyendo:

"El obsequio sagrado es altamente codiciado; no existe criatura en esta tierra que no lo desee, pero si por alguna razón este poder te afixia o te sobrepasa, existe la manera de ser revertido. Mi amada me habló sobre la fuente de Amenadiel, un terreno sagrado que lava hasta la más mínima esencia del poder más allá de esta tierra. Es considerada la puerta al reino de los Lycans y al acercarse te arrebata "lo que solo a él le pertenece".

—Y digamos que ahí termina lo que les importa. Luego empieza a hablar sobre otro tipo de cosas, como cuidados que deben tener, y un templo Lycan donde se encuentran todas las generaciones Lycans y ese estilo de cosas. Realmente todo lo que dice es muy confuso pero con algo de tiempo se pueden entender sus palabras. En fin, si encontramos la tal fuente de Amenadiel podrás volver a ser... lo que sea que fueras antes de ser un Lycan. -terminó de decir Zoe, pero eso pasó a otro plano cuando Jane pareció haber descubierto algo mayor.

—Dijeron que el autor era un desertor, recuerdan...

—Esteban habló sobre él. Dijo que debías encontrarlo. —continuó Jacob —Él fue quien mandó a aquel lobo que nos advirtió huir. Puede que esté en el pueblo en estos momentos.

—O puede que te esté esperando en otra parte.

***

Gracias por estar

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