30.

Cuando Talía despertó el cielo tenía tonalidades naranjas, y el sol estaba a punto de desaparecer.
Para su sorpresa, el auto ni ella se encontraban en el mismo lugar donde los había dejado, y Jacob la miraba desde el asiento del conductor.

—Tal ¿Por qué no me dijiste que tú también estabas herida? -le preguntó el chico mirandola de reojo.

—Te juro que no me dolia. Lo digo enserio, apenas y sentía una pequeña incomodidad. -dijo Talia.

—¿Esto será parte de las cualidades Lycans?

Gran error mencionar esa palabra. Jacob pudo ver como la mirada de su amiga cambiaba. Parecia como si hubiera visto un fantasma.

—Talia. Talia. Tranquila. Yo solo... -ella sujetaba sus muslos con fuerza y tenia los ojos cerrados para no llorar.

Recordar a los Lycans la hacia pensar en lo que Ingrid le habia dicho. Ella estaba en peligro cada vez que alguna característica Lycan se presentara en ella, pues sus capacidades eran deseadas por cualquier comerciante del mercado negro. Además, según lo que Jacob habia dicho, más Lycans estaban cerca y ellos la querian muerta.

—Debe ser eso... Jacob, no tengo otra opción... Si sigo aquí por mucho tiempo solo provocaré problemas. Y los pondré en peligro a todos. En verdad me convertí en otra cosa y cada vez que mi cuerpo cambie todo será peor.

Jacob estaba frustrado, él había sido el primero en oponerse a eso. Jacob tomó la mano de Talía y la miró, sus ojos no eran humanos, brillaban como el océano, siendo ambos de colores distintos. Por alguna razón su cuerpo reaccionó y él sintió como algo en él también se encendió. Jacob también vio en ella una inocencia y un miedo reales. Ella estaba tan asustada como Jacob nunca habia visto a nadie.

—Talia. Lo digo por mí y estoy seguro de que Nayan, Hilary y esa amiga tuya de Chest Wood también estarán de acuerdo. No te dejaremos sola, iremos contigo sea donde sea. Eres nuestro centro ¿no? No puedes abandonarnos y pensar que no te seguiremos como perritos fieles.

A Talia se le escapó una pequeña sonrisa. Y se sorprendió cuando Jacob la abrazó. Ese era el segundo abrazo que ella recibia de él en todo el tiempo que se conocian pero su contacto se sintió tan cálido y natural que deseó que ese momento nunca acabara.

—Jacob ¿En dónde estamos? -dijo Talia después de separarse de su amigo y ver que desde hacia rato se habian estacionado frente a una casa extremadamente lujosa.

—Estamos en uno de los barrios más millonarios del país. Vinimos a recoger a Jane, pues ella está con su "novio".

El chico que salia con Jane no era del agrado de su hermano y él aun no lo reconocia como tal. Según Jacob él se estaba aprovechando de la posición social que tenia la familia Wood para ganarse algún puesto entre las reconocidas familias de los Lobos Rojos, una especie de organización sobrenatural que habia sido fundada por ciertas familias de hombres lobos, siendo los Wood una de ellas.

—Jane es inteligente, ella sabrá lo que hace. -le dijo Talia para que Jacob creyera en su hermana.

Jacob no quedó muy convencido y solo rodó los ojos.

—Mira, ahí viene. -dijo Talia señalando los mienttas salian de la casa. Jane y un chico de cabello negro venian hasta ellos. Jane se veia un poco molesta pero el chico parecia divertido.

Jane subió al auto y el chico se quedó a la espera, saludando a Talia y a Jacob con un gesto de mano.

—Me llamo Israel.

—Un gusto conocerte Israel, me llamo Talía. -el chico sonrió de lado y cuando se recogió las mangas Talia notó un pequeño fragmento de un tatuaje en su brazo. Ella creyó reconocerlo de alguna parte.

Cuando Israel se proponia a hablar de sus atractivos y dinero Jacob arrancó el auto sin más y se fueron de ahí.

—Debe ser un chico muy adorable cuando lo conoces ¿Verdad Jane? -empezó Talia tratando de sacar conversación.

—Si... -dijo la chica limpiando una lagrima que se habia escapado.

—Jane ¿Estás bien? -pasaron unos minutos y Jane contestó hasta el punto en que empezó a llorar.

—Israel me dejó -una vena del cuello de Jacob parecía querer estallar pero antes de que dijera algo Talia lo detuvo para que Jane terminara de hablar.

—Fui una tonta Talia. Lo siento, realmente lo siento.

—¿Yo? ¿Que tengo que ver yo? ¿De qué hablas Jane?

—Fue mi culpa, todo es mi culpa y ahora arruiné tu vida por completo

Jacob detuvo el auto en seco y quedó en el borde de la calle. Jane lloraba desconsolada, lloraba como una niña que entiende que hizo algo malo. Talia estaba helada, aunque no estaba segura sobre a lo que se referia Jane podia intuirlo y estaba utilizando todo su autocotrol disponible para poder escuchar a su amiga hablar.

—Jane... ¿A que te refieres? ¿Por favor explicame para poder entenderte?

—Talia, le conté a Israel sobre que eres una Lycan y él uso esa información como moneda de cambio para integrarse a los Lobos Rojos. -dijo Jane entre sollozos.

Talia notó como Jacob dañaba el forro del asiento con sus manos para bajar la tensión que sentia. Sin embargo ella se sentia vacia.

Habia ocurrido el peor de los casos que tia Ingrid habia mencionado.

Cuando ellos fueron hasta Santo Tomas, Ingrid los condujo hasta la cabaña que Cherokee les había mencionado.

En ella encontraron toda la información que habian recolectado por años sobre los Lycans. No era la gran cosa; a ellos no les ayudaba mucho saber los comportamientos Lycans ni las historias que les contaban a sus niños, pero sí les advertia una cosa que revelaban cada uno de los estudios: los Lycans eran extremadamente poderosos y raros, también que eran muy codiciados por las otras criaturas magicas pues tanto su sangre, como cabello y otras cosas eran perfectos componentes para hechizos y herramientas magicas.

La aparición de un Lycan en el mundo sobrenatural causaria que todos desearan obtenerlo así como le sucedió a la pobre niña que Cherokee y sus colegas habían raptado.
La unica solución que la tia Ingrid les habia podido ofrecer era ocultar a Talia de cualquier amenaza, ella le ofrecia protección total si ella aceptaba irse de Durstain y emprender una nueva vida.
Cosa que Talia había rechazado rotundamente.

—Ellos vendrán, incluso otras criaturas vendrán, estando tú aquí y sin saber si hay más. -dijo Jacob con la mandibula apretada y sin soltar el asiento

—Todo el mundo luchará hasta obtenerla. -agregó Jane.

—No hablen de mí como si fuera un objeto que puedan reclamar, soy una persona. -exclamó Talia alterada, aunque ella sabia que sus amigos tenian razón.

Jacob sacudió su cabeza y luego sus manos para luego encender de nuevo el auto y conducir. Ya casi era de noche y debian llegar a casa para anunciar aquellas terrible noticias.

El ambiente dentro del auto se habia sumido en un profundo silencio. Todos estaban enfrascados en sus propios pensamientos. Cuando faltaba muy poco para llegar a la casa de los Hale, un animal gigante se interpuso en su camino y aunque Jacob intentó esquivarlo se salieron de la carretera y el auto se volcó.

—¿Están bien? -gritó Jacob mirando a todas partes. Talia había salido disparada por el parabrisas, y Jane estaba en la parte trasera del auto quejandose por algo

—Creo que yo no. -contestó Jane. Un gran pedazo de metal estaba incrustado en su brazo y habia otro que no la dejaba moverse. Jane escupia sangre por la boca y Talia se había quedado viéndola como hipnotizada. Jacob tuvo que zarandearla para que reaccionara.

—Ayúdame a sacarla de ahí. -le gritó Jacob a Talia.

Fue algo complicado pues cada vez que intentaban mover la puerta Jane gritaba de dolor y el hecho de que el auto estuviera de cabeza no ayudaba en nada. Ellos no querian provocar más daño del que Jane ya tenía, y si cortaban algo que no debian podria morir.

—¿Que te parece si cortamos el pedazo incrustado? Así lo despegamos completamente de la puerta. -comentó Jacob intentado sonar seguro de sí.

—¡Solo haganlo! -gritó Jane con las ultimas fuerzas que le quedaban. Empezaba a sentirse mareada y un olor a combustible la tenia preocupada.

Jacob de un tirón rasgó el metal com sus garras de lobo e inmediatamente Jane aulló.

Cuando ya estaba fuera del auto Jane tomó el pedazo de metal que aún estaba en su brazo y lo sacó de un tirón.

—Eso fue horrible -dijo Jane.

—Bueno, creo que...

Jacob se quedó con las palabras en la boca y señaló un punto frente a él. Talia y Jane miraron hacia allá y ambas sintieron un frio recorrer sus espaldas.
Un lobo gigante se acercaba a ellos con pisadas firmes y les gruñia como un animal rabioso.

—Estamos perdidos. -dijo Jane para sí misma, sin embargo Talia se tragó su miedo y se interpuso entre ellos.

—Iré contigo si es lo que quieres. Pero a ellos no le harás nada. -dijo Talia mientras levantaba una mano para que el otro Lycan se detuviera.

—Yo solo soy un mensajero de mi señor. Huye de aquí lo antes posible. Escondete de nuestra raza y busca el fin del comienzo. Destruye la puerta para siempre, no cometas el mismo error que Ella. -dijo una voz masculina proveniente del lobo. Ninguno de ellos pudo reconocer aquella voz.

El lobo después de dar su mensaje se marchó tan deprisa como habia llegado. Talia quiso extraer de él más información pero lo unico que el lobo le dijo fue que estaba orgulloso de conocer a quien los sacaria de su sufrimiento eterno.

Después de eso caminaron hasta la casa. Talia y Jacob tuvieron que ayudar a Jane a caminar mientras la herida sanaba.

***

Con sus labios, el necio se mete en líos; con sus palabras se busca buenos azotes.
Proverbios: 18.6

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top