24.
Talia se despertó alterada, había soñado muchas cosas confusas que le tenian la cabeza dando vueltas. Estaba en su habitación.
De un momento a otro tuvo un despeje mental y algo en especifico se le vino a la cabeza, un flash de cuando había entrado a su casa con Andrew; le entraron una ganas incontrolables por llorar, sus mejillas se humedecieron y sentía un dolor en el pecho que la dejaba sin aire.
Estaba sentada en su cama llorando desconsolada; algo en ella estaba mal y de nuevo no sabía que era. Escuchó como abrían su puerta despacio.
—¡Despertaste! —sus padres entraron como relampagos haata su cama para conprobar como estaba. La palparon por todo el cuerpo para conprobar que no habia nada quebrado o mayugado —¿Te duele algo?
Nayan tambien habia entrado pero él se dirigió hasta el borde de su cama y la abrazó fuerte, como si pudiera perderla si no lo hacía. Talia creyó escuchar un gemido proveniente de su novio.
Cuando todos comprobaron que laa cosas estaban bien se quedaron callados y se miraron los unos a los otros esperando que alguien contestara la pregunta principal:
¿Qué habia sucedido?
Sin embargo nadie rompió el silencio y Nayan quien había rodeado con su brazo a Talía miró a los padres pidiéndoles espacio y ellos se fueron lentamente, aunque no sin antes dejar una bandeja con comida en la cama, era un tazón lleno de patatas fritas.
—¿Te sientes bien? –Nayan se había terminado subiendo a la cama para quedar frente a Talia.
—Físicamente estoy perfecta, extraña pero bien.
—¿Y...sicológicamente? -Talia negó con la cabeza.
—Estoy agotada.
—Recuerdo haber leído algo así en crepúsculo. —Talia sonrió y echó la cabeza hacia atrás con tanto impulso que rompió la pared. Naya se asustó pero cuando la iba a ayudar ella lo detuvo con un gesto de mano.
—Tranquilo, no sentí nada. Absolutamente nada.
A Nayan no le pareció muy bien que dijera que no habia sentido nada, habia roto una pared de concreto como si fuera de papel maché.
—¿Quieres bajar? -ofreció tratando de sacarse cualquier idea de la cabeza. Su novia estaba bien, la tenia ahí frente a él con una sonrisa en su rostro, cualquier cosa que sucediera más adelante lo afrontarian juntos.
Talia asintió pero antes de bajar de la cama lo tomo de la muñeca y lo hizo mirarla a los ojos.
—Primero tengo una pregunta. Contesta con sinceridad porfavor. -Nayan le apartó la mirada pero ella tomó si rostro —¿Cómo llegué aquí y cuánto tiempo dormí? -Nayan tragó grueso y antes de contestar cerró los ojos.
—No soy la mejor persona para explicarlo. ¿No recuerdas nada?
Talia lo soltó y bajó de la cama, retomó la conversación mientras se ponia las zapatillas.
—Lo último que recuerdo fue llegar a casa con Andrew y luego nada ¡Literalmente nada! Un hueco en mi memoria.
—Fuiste un gigantesco lobo furioso y salvaje por 3 dias
—¿Un lobo? ¿Tres dias?
—Talia, enserio creo que deberíamos bajar, tus padres podrán explicarlo mejor.
Ella aceptó y nunca soltando la mano de Nayan entró en la sala. Cuando llegó todos se le quedaron viendo, como si la hubieran estado esperando.
Habían caras de preocupación, otras de alivio, y una de enojo.
—¿Hola? -Talia saludó con la mano, pero se sentía incómoda, la hacian sentir como si tuviera un tercer ojo.
Ni siquiera Zoe se acercó para saludarla como siempre lo hacía y eso la asustó. El único que sé puso en pie y se acercó a ella fue Jacob e hizo lo que ella jamás había imaginado que él haría, la abrazó, muy fuerte.
—Me alegra que volvieras. -había empezado a llorar y Talia pudo sentir su respiración entrecortada.
—Porfavor. Alguien dígame qué pasó, me ven como si hubiera muerto. -dijo liego de que Jacob volviera a su asiento
—Hija. -empezó el padre de Talía tomando una silla del comedor y se sentó frente a ella —Pensábamos que te habíamos perdido, no sabíamos que hacer, de no ser por... -el padre de Talía empezó a llorar y a ella también le salieron lágrimas que no supo explicar.
En ese momento Talia vio una sombra anaranjada que caminaba junto a su madre, reconoció la tunica y salió corriendo fuera de la casa.
—Me alegra volver a verte. -dijo Talia colocandose justo frente a Cherokee.
—A mi no. No me gusta que me llamen solo cuando hay problemas. -Cherokee rechazó el abrazo que la chica le ofrecia —Te ves preciosa.
Talia frunció el ceño muy extrañada pues la última vez que lo había visto le había dicho que ella era horrenda y un desastre andante. Esa fue la primera vez que lo conoció y él fue quien le explicó todo lo que se necesitaba para sobrevivir en el mundo sobrenatural del cual hasta ahora habia sido parte.
—No me malinterpretes. Sigues siendo un desastre.
La madre, quien habia quedado al margen de la conversación y sentia las miradas inquisitivas de quienes se habian quedado adentro decidió aportar a la conversación.
—Talia, tenemos que hablar, necesitamos explicarte que sucedió estos últimos tres días.
***
Tantas cosas pueden pasar en tan poco tiempo.
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