10.

Al día siguiente las clases se cancelaron por una fuga de gas en el colegio y debieron arreglarla sin los estudiantes. Talía se pasó toda la mañana pintandose las uñas y arreglando su ropa, desde que la mordieron había dejado de prestarle atención a sus conjuntos de ropa, estos últimos días solía ponerse algo que simplemente combinara y listo, algo atípico en ella, anteriormente todo lo que vestía debía ser previamente premeditado y tenía que combinar perfectamente cada prenda y complemento de su estilo.

Su teléfono recibió un mensaje:

Keitlyn:
Tal!!! Quieres ir por un helado?
O mejor vamos a la piscina?
O al lago?
Que me dices.
Tenemos que salir hoy.

Talía:
Lo siento, hoy iré un rato con la Tía Ingrid, puedes creer que me llamó! Ahora tiene mi número. No sé quién se lo podría haber dado.
Luego iré al cine con un amigo, aquel nuevo recuerdas, del que te hable hace unos meses.
Iremos a ver "Las leyendas del mañana" sabes que quería ir a verla desde que salió.
Podrías ir si quieres, no creo que le importe que vayas también.

Keitlyn:
Yo no se lo di, lo juro, creo que ni siquiera yo tengo su número ahora que lo pienso.
No gracias, mejor me quedo en casa.
Entonces te veré mañana. Besos

Talía:
Ok.
Besos.

***

Claro que ahora sí recordaba perfectamente al chico nuevo, aquel que se había sentado con su mejor amiga días antes cuando estaban enojadas y no habían almorzado juntas, pero lo que aún le intrigaba era el porqué salía con su mejor amiga, no es como si tuviera algo especial, era un chico nuevo de intercambio de la ciudad vecina, nada fuera de lo normal. Su cabello era lo único llamativo en él, y no era un llamativo bueno según ella. Solo debía ser una salida al cine y nada más. Solo eran conocidos.

***

La tarde de Keitlyn no fue más que ver televisión y golpear unas cuantas horas un saco de arena, sus padres no estaban en casa, así que no tenía alguien con quien hablar. Tuvo la idea de ir con Talía donde la Tía Ingrid, pero luego de la fuerte patada de Jhonny que casi la hace rodar por las escaleras se lo pensó dos veces, aún le dolía el estómago y no quería entrar mañana a clases con algún moretón visible.

***

La tarde de Talía en cambio, fue algo más proactiva, el entrenamiento con la tía Ingrid fue mucho menos duro que el día anterior, hoy solo la golpeó con el palo unas cuantas veces y le enseño a dar una buena patada. Además de hacer un tipo de yoga extraña que Talía pensó era algo inútil.

--Solo haz lo que te digo y no te quejes, tengo más años que tú de enseñar todo esto y nunca me ha fallado. -Talia empezó a imaginarse cientos de personas así como ella, pero en ese momento una gran duda le vino a la cabeza, Santo Tomás era una academia para cazadores.
¿Acaso no era ella una intrusa ahí?
Todos los que se encontraban ahí se estaban entrando para cazarla en algún momento. Se estremeció ante sus propios pensamientos.

--No eres la primera. Han existido otros. Algún día te contaré sobre ellos -¿Acaso tía Ingrid leyó sus pensamientos o solo adivinó? Eso sería un misterio a resolver otro día, su clase ya estaba por terminar y debía apurarse si es que quería llegar al cine a tiempo.

En toda la clase Jhonny casi no se acercó a ellas para evitar la conversación con Talía, mas no lo logró.

--Hey Jhonny espera -el entrenamiento había terminado, Talia ya se había cambiado para ir al cine con Nayan, pero corrió detrás de Jhonny para hacerle la pregunta del Santo Grial.

--¿Realmente sabes quién es el Alfa que me mordió? ¿Sabes su nombre? -Talia se acercó a Jhonny más de lo debido, sus rostros estaban muy cerca el uno del otro.

--No -apartó a Talía lejos de él --No lo sé -no sabía cómo mentirle, asi que solo se fue.

--Hey, Talía. ¿Me llevas? -Vanessa le gritó desde las escaleras.

--Voy al centro comercial. ¿Te sirve?

--Si claro, también voy para allá.

Ambas se subieron a la motocicleta y se fueron, por dicha Talía siempre cargaba un casco extra. Una vieja costumbre que empezó por culpa de uno de los muchos novios de su mejor amiga.

--Gracias por traerme, creí que no lo harías. -dijo Vanessa mientras iban por la carretera.

--De nada, pero ¿Por qué creías eso?

--Bueno la verdad es que no le agrado a muchas personas y mucho menos a alguien tan popular como tú.

--Ehmmm... bueno, la verdad es que no te creí mala persona ni nada como para no hablarte, o en este caso llevarte.

--Gracias, no sabes cuánto aprecio que digas eso. La mayoría solo se deja llevar por lo que dicen los demás. O la primera impresión.

--Jaja, bueno la verdad es que no he olvidado que me derramaste una bebida encima. -el rostro de Vanessa se empezó a colorar al recordar una de sus muchas torpezas.

--Si........ Lamento eso. Pero te digo algo -ya estaban por llegar --Era un café caliente.

Talía estacionó la motocicleta en la acera y volvió a ver Vanessa sorprendida, Talía nunca sintió dolor de ningún tipo, de hecho por estar tan metida en sus propios pensamientos no se fijó en lo que le habían echado encima.

--En ese mismo momento supe que había algo diferente en ti, tu piel no se quemó a pesar de que el café hirviera. Si no hubieras llegado con Ingrid, esa misma tarde hubiera ido a tu casa a enfrentarte. Sé que ha ocurrido un gran ataque de criaturas sobrenaturales hace poco, quería saber más acerca de eso.

Talia impactada se bajó de su motocicleta al igual que Vanessa y se puso rígida.

--Oye, no lo mal intérpretes, ni siquiera tengo la fuerza de aplastar un hada, menos podría yo con un lobo. Yo solo quería más información.

--Lo siento, yo no sé nada, ni siquiera tengo una....

--Manada.

--Si eso -empezaron a caminar --La verdad es que aún se me hace extraño todo esto.

--Si, lo entiendo. Me imagino que debe ser complicado enterarse de un mundo completamente nuevo que siempre estuvo debajo de tus narices más de lo que tú creías.

--Si, lo es. -Talia jugueteaba con sus manos, nerviosa del rumbo de la conversación --Es abrumador.

--Yo me enteré cuando tuvo 15 años, uno de mis amigos fue atacado por uno de ustedes. -Talia bajó la cabeza, saber todo eso la ponía mal, ella no quería ser así.

--Yo hace apenas unos meses. -Talia rodeó los ojos incómoda y con un nudo en la garganta.

--Bueno Talía, gracias por traerme. Podemos seguir esta conversación algún otro día. Aquí tienes mi número -Vanessa sacó su teléfono, Talía igual e intercambiaron números --Nos vemos luego.

Vanessa se fue por su lado y Talía fue a buscar a Naya afuera del cine. Lo encontró sentado en unas butacas leyendo un libro delgado de tapa roja y brillante.

--Hey hola. Creí que no ibas a venir. -cerro el libro, tomó su bolsa y se acercó a Talía.

--Lo siento, hubo más tránsito de lo que había previsto. -ambos se dieron un abrazo amistoso.

--Claro ¿Entramos ya?

Talía y Nayan fueron al cine, todo salió muy bien; comieron palomitas y después de la película fueron a jugar al arcade que había cerca. Ambos pasaron una divertida tarde de juegos.

***

En esos mismos momentos Keitlyn se encontraba en el bosque lanzando flechas a cualquier cosa que viera moverse.

--Ups, creo que le di a un venado. -Keitlyn fue a ver que era a lo que le había dado. Metros antes de que llegara donde debía estar el animal vio algo moverse con mucha brusquedad.

--No puede ser, me debí equivocar de flechas, lo siento amigo, creo que debí herirte con uno de mis nuevos inventos. Esto te dolerá bastante.

Al llegar al lugar pudo ver que no se trataba de un animal, era una chica. Enseguida Keitlyn se acercó con rapidez, pensó que podía ser Talía a quien lastimó. Pero se equivocó, la chica se volvió con dureza en sus movimientos, gemía de dolor, la flecha se había clavado en su costado y no lograba sacársela.

--¡Oye! Alto, detente. No puedes arrancarla, tiene un mecanismo de enganche. -la chica se detuvo. Miró a Keitlyn aún con miedo, pero dejó que la tocara y le sacara la flecha. Keitlyn tomó la punta y la culatin, presionó el botón del enganché y lo giró, la flecha se desarmó enseguida y Keitlyn solo tuvo que sacar el astil de un tirón. La chica volvió a gemir de dolor.

Hasta ese momento en el que la chica se alejó de Keitlyn, notó que sus ojos eran de un celeste brillante. Era una asesina. Su instinto de cazadora se activó y colocó su mano disimuladamente en su muslo, donde se encontraba una daga y un poco de veneno por cualquier ataque.

--Gracias cazadora. -la chica bajó la cabeza, a lo que Keitlyn concluyó era una reverencia. La chica se convirtió en un gran lobo de pelaje blanco y se marchó de ahí.

En sus 18 años de vida, aún siendo cazadora nunca había visto a ningún hombre lobo convertirse en un animal tan magestuozo como el que acababa de presenciar. Todos sus pensamientos quedaron opacados ante los recuerdos de aquel lobo.

Recogió sus armas y se fue a su casa, cuando llegó sus padres ya habían regresado, les contó sobre las armas nuevas que había probado, pero omitió el encuentro con la lobo. En cambio, estos le preguntaron que porqué no había salido con Talía en su día libre.

--Ella salió con un amigo.

--¿Pero acaso no es también amigo tuyo? Ustedes siempre tienen los mismos amigos.

--No, él es nuevo, y no lo conozco.

--Oh, lástima. Oye, me contaron que ya no es novia de Eiden.

--Si, es cierto. Él la dejó.

--La verdad es que me alegra mucho, esos gemelos son malos para ella.

--Si mamá, lo son para todos.

--Si, las criaturas son solo eso, no deberían relacionarse tan libremente.

--Claro. -Keitlyn decidió mejor terminar ahí la conversación.

***

Ya coincidí contigo,
Que era lo más difícil.
Andrés Ixtepan

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