Capítulo 9: Pánico

Natsu Dragneel

Gray aún intentaba de vez en cuando ponerse de pie para acercarse más a mí, por no quedarse a mis pies, tan abajo, casi como si estuviera suplicando, pero no podía levantarse, en parte lo agradecía, porque para que pudiera entrar en él, primero debía levantarse y sentarse encima de mí y seguía en el suelo, eso me calmaba un poco.

Escuchaba los murmullos de los demás pero me daban absolutamente igual, a mí sólo me preocupaba Gray, ¡Estaba tan cerca de mí y tan lejos al mismo tiempo! Encima entre con lo que sea que me habían dado y las manos de Gray moviéndose a lo largo de mi miembro era imposible no querer follarle, luchaba conmigo mismo por controlarme. Los que nos miraban no parecían muy contentos, sobre todo viendo a Gray tan pasivo, temblando en el suelo frente a mí, mirándome e intentando decidirse si hacerme caso a mí o a ellos.

~ ¿Vais a estar así todo el día? - preguntó el rubio viniendo hacia nosotros. - Queremos más espectáculo, hay una cosa que no hemos visto de esta zorra - sonrió y todos sonrieron con él - no le hemos escuchado gemir nunca, quizá tu polla de dragón lo consiga - me dijo - aunque sus gritos también serán música para nuestros oídos - me confirmó de forma macabra.

No pude evitar sonreír con prepotencia ante su comentario. Gray no podría hacer nada de lo que querían, le habían dejado tan herido que ni del suelo podía levantarse ¡Cómo para gemir! Lo único que podía sentir Gray en este momento era dolor y no entendía como no se había desmayado aún ¡Que aguante tenía!

~ Yo puedo gemir para ti - le solté de forma burlona y él se giró a mirarme - claro, que tendrás que chuparme la polla - le dije a modo de insulto y él ante mi comentario vino hacia mí cogiéndome de la barbilla obligándome a mirarle.

~ ¿Te crees muy gracioso? - me preguntó pero noté como cogía a Gray y lo elevaba un poco haciendo que mi polla entrase en su boca de golpe - ¿Te parece mejor si te la chupa él? - se reía ahora.

~ No pienso darte el gusto, no te complaceré en nada de lo que quieras - le dije muy serio haciendo que soltase a Gray y lo tirase al suelo a escasos centímetros de mis pies.

~ Bien, veamos si esto te gusta más, o pones de tu parte para follarle o nosotros nos lo follamos - dijo mirando a todos los que allí estaban - tienes treinta segundos para decidirte, empieza la cuenta atrás.

Ahora miraba a Gray asustado, suplicándome con los ojos que fuera yo, que no le dejara con ellos. Temblaba y había vuelto a medio levantarse para agarrarse a mi pierna, cogiéndose fuerte de la parte baja de mi pantalón para poder subir hasta mis rodillas y mirarme más de cerca.

~ Natsu - me llamó con voz lastimera - por favor - lloraba ahora hundiendo su cabeza en mi rodilla y no podía evitar sentir que estaba empeorando su situación con mi actitud - por favor, no me dejes con ellos.

No sabía qué hacer, no quería tener relaciones con él por el simple hecho de que iba a dolerle demasiado, de que estábamos entrando en el juego de esos cabrones, pero tampoco quería que ellos le tocaran, principalmente porque serían bastante menos delicados que yo, ellos sí le harían daño.

El rubio cogió del pelo a Gray y tiró hacia atrás arrastrándolo lejos de mí mientras él gritaba por el dolor. Lo lanzó en mitad de la sala y veía las sonrisas de los demás mientras se acercaban hacia él con las manos ya puestas en el cinturón. Gray se había acurrucado en el suelo y se ocultaba el rostro con las manos intentando hacerse pequeño, intentando que la tierra se le tragase con tal de no pasar por ellos. Estaban casi encima de él.

~ Déjale - grité pero no me hicieron caso así que grité más fuerte - YO LO FOLLARÉ - Esta vez sí me hizo caso y detuvo a los demás

~ Al final parece que veremos al dragoncito en acción - comunicó un moreno que ahora se relamía.

Agarró a Gray del brazo para levantarle y lanzármelo encima. Los brazos de Gray cayeron en mis piernas y su cabeza quedó a escasos centímetros de mí. Veía sus piernas como iban a fallarle en cualquier momento y no pude evitar preocuparme de que volviera a caerse.

~ Puedes sentarte encima Gray - le informé con una sonrisa.

Subió de frente a mí, colocando cada rodilla a un lado de mis piernas y sentándose en mis muslos. Por lo menos ya no notaba que fuera a caerse, ya no temblaba como antes.

~ ¿Estás bien? - le pregunté y él negó con la cabeza, yo intenté sonreírle - ¿Estas cómodo al menos? -Gray asintió. - Siento no poder tocarte - le dije pasando mi vista a mis manos, atada cada una a su respectivo brazo de la silla.

~ No pasa nada - le oí decir - Natsu... ¿puedo besarte? - me preguntó y yo le afirmé casi con lágrimas en los ojos - gracias por intentar salvarme, Natsu.

Fue lo único que escuché antes de que una de sus manos rozase mi mejilla y acercase sus labios hasta los míos. Me olvidé de donde estaba, me olvidé de quien nos veía, sólo sentía aquellos fríos labios que tanto me gustaban entrando en calor con los míos. ¿Cómo era posible que un sólo beso de él me excitase tanto?

La mano que tenía libre bajó a mi entrepierna y cuando tocó con su dedo la punta de mi miembro, junto a sus besos, una corriente atravesó mi columna ¡Dios, cuanto había soñado tenerle para mí! Quizá no era el mejor momento, sobretodo escuchando las guarradas que estaban soltando los del gremio, pero intentaba al menos que lo pasara lo mejor posible, que se olvidase de lo que nos gritaban. Alejó durante unos segundos los labios y no quería que lo hiciera, pero estaba atado y no podía atraerle hacia mí para invadir su boca, sin embargo, al darse cuenta de lo que quería se acercó de nuevo para meter su lengua en mi boca ¡Era la primera vez que él lo hacía! Siempre era yo quien empezaba, siempre era yo quien invadía su boca, quien jugaba con su lengua, pero ahora lo estaba haciendo él y me dejé. Le continué su beso, a su ritmo, con lentitud, saboreándole, sin pasión, sólo un beso romántico, no me corría prisa aunque mi entrepierna me doliera como mil demonios.

Gray tembló de golpe, emitiendo un leve gemido que se acalló en mi boca ¡no creo que se hubieran dado cuenta los demás! Pero yo sí lo hice. Su miembro había rozado sin querer con el mío y no había podido evitar gemir ¡eso le había gustado! Quizá si le concentraba en algo que le gustase, olvidase un poco el dolor.

~ Gray - le susurré con mis labios aún rozando los suyos mientras le sonreía, él me sonrió también - echa el culo un poco para adelante - le pedí y lo hizo.

Ahora tenía su miembro muy cerca del mío, aunque creo que él no se había dado cuenta de por qué le había pedido eso. Moví un poco las piernas impulsando mi trasero hacia arriba y mi intimidad rozó completamente con la suya justo cuando atrapaba su boca comiéndome su gemido ¡no iba a dejarle gemir para ellos! Esto quería que fuera sólo para nosotros dos.

Me sorprendí de algo ¡Era igual de sensible que en mis sueños! En realidad creo que era incluso más sensible, un simple roce le hacía gemir y eso que no tenía mis manos para acariciarle, porque me habría encantado descubrir cada uno de sus sitios. Bajé los ojos hasta su polla, vale... no era como la mía, pero tampoco era nada pequeña, lo que sí era demasiado sensible, quizá ni siquiera se la habían tocado nunca ¡bueno él mismo, imaginaba! Pero estaba convencido, de que nadie le había acariciado nunca allí abajo.

Sus labios bajaron por mi cuello besándome y creí morirme del gusto allí mismo. Cuando llegó a mi oreja, giré la cabeza para tener su oído cerca, aprovechando para susurrarle.

~ Cada vez que quieras gemir, bésame - le dije - será algo entre tú y yo, no voy a regalarles eso.

Le escuché sonreír y mordió con suavidad el lóbulo de mi oreja mientras sus manos bajaban a mi intimidad, empezando a moverlo ¡lo agradecí, porque me dolía mucho ahora! Fui a gemir yo esta vez, pero él fue más rápido apresando mis labios, metiendo su lengua con fiereza evitando que los demás pudieran darse cuenta ¡Que alivio era sentir sus manos allí abajo, sentir como aminoraba mi presión! Alejó su boca de la mía y me sonrió.

~ Tus gemidos son míos Natsu.

~ Sí son tuyos - le dije - siempre serán tuyos.

~ ¿Podrás no gemir un rato? - me preguntó y yo me sorprendí de que preguntase eso ¿Qué quería hacer?

Me di cuenta de por qué lo dijo cuando noté su lengua recorrer toda la punta de mi polla ¡Dios, no sé si aguantaría sin gemir! Me mordí el labio cuando su lengua empezó a jugar por toda mi intimidad, subía y bajaba, la metía en su boca con lentitud y de golpe hacía un par de movimientos rápidos que me volvía loco. Debía de tener una cara divertida intentando aguantar los gemidos, porque los del gremio me miraban y me pedían de forma no muy agradable que me corriera en su boca. En parte agradecí que se atreviera a chupármela, en primer motivo porque me encantaba que lo hiciera y en segundo, porque estaría más lubricado cuando tuviera que entrar, aunque fuera con la saliva.

Mis manos intentaron moverse hacia él y me volví a hacer daño con las cuerdas soltando un leve quejido que no pasó desapercibido para Gray, quien enseguida dejó mi miembro para besar mis muñecas con dulzura y colocarlas en mejor posición intentando evitar que me hicieran tanto daño. Cuando besó mis labios de nuevo, se quedó allí rozándolos sólo para hablarme.

~ Natsu, ¿Puedes hacerme un favor? - me preguntó.

~ Lo que quieras Gray - le dije.

~ ¿Cómo te corres antes, si voy despacio o lento? - aquello me descolocó.

~ Lento - le mentí y él sonrió llamándome mentiroso - no quiero hacerlo rápido Gray, te haré mucho daño.

~ Necesito que te corras rápido Natsu - me pidió - me va a doler igualmente, pero si acaba antes, dolerá menos tiempo, por favor. Haz lo que sea para correrte, pídeme lo que necesites.

~ Me gustan tus besos - le dije - ponte encima, yo entraré, yo me moveré, tú sólo bésame, no dejes de besarme ¡me excita mucho tus besos! Ah... y muérdeme el cuello - le dije con una sonrisa.

Tal y como le había pedido se colocó encima y antes incluso de que bajase sobre mi miembro, ya estaban todos los del gremio gritando sus guarradas en plan "métesela hasta el fondo" "Dale fuerte" o "llénale de semen" y la verdad es que con aquello tenía dos problemas, uno era que me excitaba que me dijeran guarradas y en segundo lugar, que odiaba que se metieran en mi relación, si tenía que decirle guarradas se las decía yo, no ellos.

Bajó despacio y aún así, cuando escuché su mueca de dolor, le pedí que se la introdujera más despacio todavía. Fue bajando y me estaba matando, bajar tan lento y notar como mi polla iba entrando poco a poco en aquel lugar tan estrecho, me excitaba demasiado, me moría de ganas de cómo decían aquellos tipos "hundírsela hasta el fondo y moverme tan rápido como pudiera para correrme en él" pero no podía hacerle eso, así que me aguanté y esperé con paciencia hasta que Gray acabó de metérsela entera sentándose por completo encima de mí.

~ ¿Estás bien? - le pregunté cuando veía como una lágrima resbalaba por su mejilla.

~ Sí, para lo grande que es, me duele menos que cuando lo hacen ellos.

~ Me alegro - le dije - porque no quiero hacerte daño.

~ Vamos Natsu, acabemos con esto, por favor.

~ Gray... te ves pálido - me preocupé.

~ Por favor Natsu - me suplicó y empecé a moverme, primero despacio para que se acostumbrase un poco y cada vez más rápido.

No me gustaba esa cara que tenía, estaba demasiado blanco, como quien se va a desmayar de un momento a otro, pero ahí estaba, aguantando, besándome con pasión y acallando mis gemidos ¡Porque ahora sí que no podía callarlos! Menos mal que estaba la boca de Gray para recoger todos y cada uno de ellos. Oía los gritos de los demás, emocionados por el ritmo que yo le estaba marcando, todos allí pendientes de cómo se la metía una y otra vez, de cómo le besaba, de cómo Gray me estaba montando intentando no gritar, intentando concentrarse en mi lengua. No tardé en correrme ¡Se lo había prometido a Gray! Quizá cuando le sacase de aquí y se recuperase, podría enseñarle lo que era realmente hacerle el amor, no esto, esto solo era sexo y ni siquiera eso, era dolor para él.

Mi gran último gemido mientras me corría dentro de él fue callado por sus labios, unos labios que ahora parecían inertes, no se movían, no me estaba besando.

~ ¿Gray? - le llamé intentando que me respondiera y su cabeza cayó por mi cuello hacia mi hombro - ¿Gray? - volví a preguntarle esta vez con temor en mi voz por no escucharle una respuesta.

No notaba su respiración en mi cuello, no notaba que su cuerpo se moviera, su cabeza se había quedado en mi hombro donde había caído y me asusté, no es que me asustara, entré en pánico. Miré su abdomen con todos aquellos moratones, con aquellas hemorragias que le habían causado y cuando volví a mirar su rostro supe, que se estaba muriendo, se estaba desangrando y no me lo había dicho para no asustarme ¿Cuándo rato llevaba aguantando mi polla penetrarle? ¿Cuándo rato llevaba soportando los golpes de aquella gente? ¿Hace cuanto se estaba desangrando frente a mí? Quizá se estaba desangrando ya cuando le trajeron, cuando se quedó en el suelo sin poder moverse, cuando no podía levantarse, cuando tuve que obligarle a sentarse sobre mí para que no se cayese.

El rubio ahora nos miraba desde la otra punta murmurando cosas sobre cómo le había penetrado, sobre cómo había disfrutado yo metiéndole mi polla y yo solo podía pensar en que quería un maldito médico.

~ Trae un médico pedazo de gilipollas, se está muriendo - le grité sacándole de su entretenida conversación.

Varios de aquellos hombres se acercaron y cogieron a Gray tumbándolo en el suelo ¡Joder que no respiraba, que no se movía!

~ Haced algo, maldita sea, voy a destrozarte, voy a matarte como le pase algo, voy a arrancarte la polla y te la daré para que te la comas - le gritaba al imbécil mientras las lágrimas me salían ¡no podía estar muriéndose!

~ Sacadle de aquí - ordenó el rubio y ahí sí entré en pánico.

~ No, no, no me saquéis - le gritaba - no te atrevas a alejarme de él, Gray - gritaba por el pasillo

Me sacaron del gremio prácticamente a patadas, tirándome a la calle y lanzándome la ropa detrás. Me vestí con rapidez y pensé como volver a entrar. Tenía que ayudar a gray, tenía que saber que estaba bien, no podía soportar si le pasaba algo, no podía dejar de pensar en él al verle en ese frío suelo sin moverse. ¡Le estaban matando!


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