Capítulo 7: Desesperación
Natsu Dragneel
Hoy no tenía ganas de ir al gremio, había preferido quedarme en la cama y la verdad, es que había dormido más bien poco, para colmo, mi cama olía a Gray y eso hacía que le echara más en falta ¿Cómo podía ser tan insensible? ¿Cómo se había atrevido a jugar conmigo? ¿A confundirme con que me gustara alguien de mi sexo? Y ahora que lo aceptaba, ahora que sabía que me gustaba él, me dejaba tirado. Aún así, me dolía las cosas que le había dicho, le había dado donde más le dolía, había utilizado a su maestra, a su familia en su contra, llegué a llamarle asesino, llegué a decirle que debería haber muerto él. Ahora el que lloraba era yo, así que para que Happy no me viera, escondí el rostro en la almohada.
Quería no pensar en Gray, pero cuanto más deseaba no hacerlo, más lo hacía. ¿Se habría marchado ya con su gran amor? Seguramente, era un maldito insensible que no se preocupaba por nadie, sólo por él mismo, maldito egoísta.
~ Natsuuuuu – me llamaba Happy con voz lastimera
~ ¿Qué pasa Happy? – le pregunté sin sacar la cara de la almohada.
~ ¿Estás bien? – me preguntó
Era algo normal que Happy se preocupase por mí, había estado presente en mi discusión con Gray, así que se había dado cuenta de la relación que se supone teníamos, porque ya dudaba hasta qué era exactamente lo que teníamos. Al parecer para Gray, no teníamos nada. ¡Maldito cabrón! No quería volver a verle.
~ Natsuuuuu – escuché un grito femenino de la calle ¡Era Lucy y parecía nerviosa!
Me levanté lo más rápido que pude pasando de Happy, que me seguía de cerca y abrí la puerta para verla venir corriendo por el camino con una hoja de misiones en la mano. Sonaba casi con desesperación.
~ ¿Qué ocurre Lucy? ¿Le ha pasado algo al gremio?
~ No – me dijo llegando hasta mí e intentando recuperar el aliento – al gremio no. ¿Gray está contigo?
~ ¿Por qué iba a estar conmigo ese imbécil? – le pregunté de mala leche.
~ No ha venido en todo el día al gremio y Laxus ha dicho algo de que un gremio oscuro le estaba buscando, Natsu... no encontramos a Gray en la ciudad.
~ Ni lo encontrarás – le dije intentando sonar calmado – me dijo algo de su amor de la vida o no sé qué y que se marchaba.
~ No puede ser – me dijo Lucy muy convencida – No se iría sin despedirse de nosotros – me confirmó mi compañera – Además, el equipo de Laxus ha traído esto del gremio de al lado. Freed ha venido buscándote esta mañana con el papel, dijo que era urgente, pero como no has venido al gremio, nos ha pasado la hoja a Erza y a mí.
Lucy me pasaba la hoja ahora a mí y la miré, hablaba de un gremio oscuro, buscados por secuestro de niños, por violación, por venta de menores y algunas cosas más que no quise ni leer, lo que me sorprendió, es que yo a estos tipos que salían en la imagen los había visto, les había visto cuando Gray me apartó de ellos poniéndose en medio. ¡Joder! Salí corriendo hacia la ciudad dejando allí a Lucy "gritándome que la esperase" "gritándome para que le explicara que ocurría" pero ahora sólo estaba pensando en Gray, en que estaba solo y le estaban buscando. ¿Era eso? ¿Era todo lo que me ocultaba Gray? ¿Por eso me apartó aquel día de aquellos hombres? ¿Qué coño le habían hecho? ¿Cómo decía aquel papel, le habían violado? Corrí por toda la ciudad, incluso me crucé con Evergreen y con parte de mi equipo que también buscaban a Gray, pero todos me negaban con la cabeza indicándome que no había suerte en su búsqueda, ni siquiera podía olerle ¿Dónde se había metido? ¿Y si le habían hecho algo? No podría perdonarme si le habían hecho algo por mi culpa, porque fue mi culpa, le había dejado solo, lo había tirado a la calle, si me hubiera quedado con él anoche nada de esto estaría pasando.
Mierda, ahora que lo pensaba todo con calma, me maldecía por no haberme dado cuenta. Me lo intentaba decir, estos días lo intentaba, intentaba abrirse a mí, contarme su pasad. Me venían a la mente todas las veces que lo intentó, cuando casi tuve sexo con él y me confesó que no era virgen, que tenía miedo, que no soportaba el dolor ¡maldita sea, eso era claramente que lo había probado! ¡Le habían violado! Pensé que él era tan reservado que no me contaba nada ¿Pero cómo iba a contarme algo así? Sobre todo cuando yo estaba diciendo que hacerlo de niño era de enfermos, que era de depravados, pero no iba por él, Gray no tenía la culpa de lo que esos tíos hacían, los enfermos y depravados eran los del gremio oscuro, no él. ¡Sólo era un niño! Él era la víctima en todo esto. ¿Cómo pudieron hacerle algo así? Ahora el que lloraba de impotencia sin saber que hacer era yo. ¡No podía encontrarle! ¿Qué le habían hecho? ¿Qué le había hecho yo? Se lo había servido en bandeja de plata a esos tipos.
Corrí hasta que llegué a su casa y me sequé las lágrimas cuando vi aquel hueco sin puerta. Me sentí más culpable aún al ver la escena, era un imbécil, había creído sus palabras cuando intentaba alejarme de él, le había insultado y herido, le había tirado a la calle sin apenas poder mágico, sin esperanzas y sólo, Yo era quien le había empujado aquí, a venir a esta casa sin protección, le había mandado al matadero, lo habrían violado por mi culpa.
No podía parar de sentirme culpable por ello, por mandarle solo a esta casa desprotegida, a un lugar que ya no era seguro mientras ellos rondaban el momento perfecto para hacerle daño ¡Iba a matarlos como le hubieran tocado! ¡Iba a destrozarlos! Pero primero tenía que encontrarlos, tenía que concentrarme y dar con su paradero.
Entré en la casa, aquello no parecía la casa de Gray, la casa que vi el primer día. Había algún armario roto, los sillones manchados y las cosas estaban tiradas por el suelo ¡había sangre! Me estaba enfadando cada vez más, sobre todo cuando al oler la sangre descubrí que era de Gray ¡Le habían hecho daño, de eso no había duda! No sólo era ese olor, había más olores por la habitación, la fragancia de esos tíos, olores que mi sensible nariz descubrieron que venía del sillón ¿Era Semen? Me preocupé el doble, lo habían vuelto a hacer, le habían jodido su infancia y ahora volvían a martirizarle de nuevo. Al fondo del salón encontré un libro abierto que había caído al suelo del ahora destartalado armario, las páginas estaban algo arrugadas, como cuando les cae agua encima, sólo que era una cantidad mínima ¡parecía como si hubiera llorado y las lágrimas hubieran caído en esas páginas! ¿Qué le había hecho a Gray? Le dije que le protegería, que lucharía por él cuando no pudiera hacerlo y le había vuelto a fallar. No estuve aquí, ¿Por qué no vine a su casa anoche? Aunque hubiera sido sólo para gritarle o golpearle por sus palabras, tenía que haber venido, habría podido ayudarle.
Una sombra me cubrió. Al girarme descubrí a Laxus que venía también a comprobar si estaba aquí Gray. Le negué con la cabeza y al verme tan afectado miró a su alrededor intuyendo que había pasado.
~ Sé por lo que estás pasando, pero tienes que recuperarte – me dijo.
~ No tienes ni idea por lo que estoy pasando – le dije cabreado, golpeando con mi puño el suelo – Le tiré de mi casa sabiendo que no le quedaba apenas magia, me creí sus estúpidas palabras sin darme cuenta de que el amor de su vida no le habría hecho crear un escudo de hielo en su casa para protegerse, yo le he hecho esto.
~ Natsu – me gritó Laxus – recupérate y encuéntrale o seguirán haciéndole esto una y otra vez. ¿Quieres que acaben matándole? ¿Quieres perderle?
~ No, no quiero perderle – entonces me di cuenta de que Laxus no me estaba hablando de Gray como si fuera mi compañero, me estaba hablando de algo mucho más serio y me giré hacia él limpiándome las lágrimas de los ojos - ¿Cómo sabes lo que había entre Gray y yo?
~ Porque yo también pasé por eso – me comentó sonrojándose – y como se lo digas a mi abuelo te doy la paliza de tu vida, aún estoy pensando el momento adecuado para decir formalmente que estoy con Freed.
Claro... ahora entendía porque en los juegos mágicos siempre que se refería Freed a Laxus decía "Mi Laxus". ¿Hay un momento oportuno para decir esas cosas? Fue en lo que me quedé pensando, porque yo había besado directamente a Gray en un callejón frente a media ciudad ¡no sé si aquel era el momento oportuno!
~ Encontrémosle antes de que le hagan más cosas – me dijo Laxus – vamos, no te quedes atrás.
Laxus salió corriendo volviendo a buscar a mi compañero pero mis piernas aunque querían encontrarle, no se movían, me había afectado demasiado ver esto, me había afectado intuir que le habían hecho, me afectaba saber que fui yo el responsable de que le pasara esto ¡Si no lo hubiera echado de mi casa! ¡Si no me hubiera tragado aquellas frías palabras de él! ¡Si no le hubiera insultado y herido! Entonces caí, estaba herido, sólo, asustado y ya no tenía nada que perder, me había perdido a mí o por lo menos eso es lo que él creía ¿No se atrevería a utilizar el "Ice Shell", no? Me prometió en la isla Galuna que no volvería a utilizarlo, en el examen comprobé que se tomaba muy enserio la promesa que me hizo, pero ahora no estaba tan seguro de que fuera a mantenerla, yo mismo le había prácticamente dicho que ojalá hubiera muerto. ¿Sería capaz ahora de utilizarlo? ¡Maldije a Lyon y el maldito día que leyó aquel libro dándole a Gray a conocer esa magia suicida!
No quería perder a Gray, no iba enserio cuando le dije que ojalá hubiera muerto él, no quería que muriese, ya lo pasé mal en los juegos mágicos cuando se metió en medio de aquel ataque para salvar a Juvia y gracias a Dios que no le perdí, no podía perderle ahora y menos por sus propias manos.
Tenía que encontrarle, tenía que sacarle de donde estuviera, tenía que llegar antes de que hiciera alguna tontería, quería abrazarle y decirle que jamás dejaría que volviera a ocurrirle algo malo, que estaría siempre con él, que le protegería. Tenía que ayudarle. Corrí de nuevo por las calles y me crucé con Gajeel y Levi que iban preguntando a la gente si habían visto al mago de hielo, no podía escuchar las respuestas, pero veía como movían las cabezas de forma negativa. Ambos magos pasaron por mi lado sin prestarme atención y continuaron preguntando en la siguiente calle. En la siguiente calle me crucé con el abuelo, sonreí porque no preguntaba por Gray, preguntaba por "su hijo" y es que él, siempre nos trataba a todos como a sus hijos, aunque la respuesta seguía siendo la misma. Seguí hacia la calle paralela a la principal, una menos concurrida ¡Si le habían sacado de la ciudad arrastras, tendrían que haber ido por zonas donde hubiera menos gente! No creo que hubieran salido por la calle principal arriesgándose a ser descubiertos. Ya me estaba desesperando cuando a mi nariz llegó su olor. Miré a todos los lados con preocupación ¿Dónde estaba? ¿De dónde venía ese olor? Y entonces lo vi en el suelo, ¡su pulsera! Entonces supe, que lo habían sacado arrastras, seguramente ni él estuviera consciente o no habría dejado caer aquello.
La cogí entre mis dedos y la observé antes de olerla de nuevo, ¡no había duda, era de Gray! Mi nariz era incapaz de mentir. Si aún tenía olor, podía encontrarle, podía saber hacia dónde iban. Tenía que darme prisa, si se movían muy rápido su olor desaparecería y le perdería el rastro. Me concentré en el olor y colocándome la pulsera en mi muñeca para no perderla, me concentré en mi nariz ¡Se lo llevaban hacia el sur!
~ Happy – grité para que me escuchase, aunque venía tras de mí – diles a los demás que van al sur, se lo están llevando fuera de Magnolia.
~ ¡Aye! – fue lo único que escuche de Happy mientras volaba entre los edificios para informar al resto.
Yo no tenía tiempo de esperarles o perdería el rastro, así que salí corriendo de la ciudad guiado por mi nariz. ¡Ya iba a por ti Gray, sólo aguanta! ¡Sólo un poco más! Esta vez no te fallaría, iba a traerte de vuelta fuese como fuese, porque Fairy Tail, nunca abandona a nadie, ni cuando uno mismo podía salvarse a costa de otro. ¡Nosotros no abandonamos! ¡No nos rendimos! Esos tíos no sabían con qué gremio se acababan de meter.
Esos tíos no sólo se habían equivocado al enfrentarse a Fairy Tail, habían elegido a la persona equivocada para secuestrar y violar, se habían metido conmigo. No pueden arrebatarle lo más preciado que tiene un Dragón y esperar salirse con la suya, ¡no puedes enfadar a un Dragón! Iba a enseñarles por las malas a no tocar mis posesiones.
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