Capítulo 58: Lo siento
Natsu Dragneel
No pude evitar abrazar a Gray y la verdad es que después de casi perder el equilibrio tras derrotar a Mard Geer, no me costó trabajo, porque ya había tenido que sujetarle para que no se cayese. Me arrodillé cogiéndole con fuerza y obligándole también a arrodillarse para que descansase y es que en su estado y creando ese tipo de magias tan fuertes, no me extrañaba que estuviera cansado. Me quedé abrazado a él mientras le dejaba descansar un poco y me encantó cómo colocó su cabeza en mi hombro cerca de mi cuello y se relajaba.
Podía sentir su fría respiración golpeando en mi cuello y me daba igual, casi hasta me gustaba el contraste que hacía contra mi cuerpo siempre caliente por culpa de mi fuego. La verdad es que pensé en Gray y no sabía si realmente le gustaba del todo estar conmigo, porque al ser un mago de hielo hasta se quitaba la ropa sin darse cuenta por el calor que tenía, por la manía que su maestra Ur le había enseñado, creo que estar conmigo le daría mucho más calor pero la verdad... si quería ir desnudo todo el día por mí estaba genial, porque me encantaba el cuerpo de Gray aunque luego me metiera con él por su exhibicionismo.
- ¿Estás bien, Gray? – le pregunté.
- Déjame un poco más así, Natsu – me pidió casi con una voz entrecortada y en susurro.
Le costaba hablar pero era normal, había derrotado a un demonio que ni nosotros los dragones lo habíamos conseguido, necesitaba reponer fuerzas, estaba reventado, demasiado cansado. Se abrazó con más fuerza a mí y trató de levantarse apoyándose en mi cuerpo, pero no pudo hacerlo. Al final acabé ayudándole yo a ponerse en pie.
- Vamos Gray, te llevaré a la cama para que descanses – le comenté.
- ¿Vendrás conmigo? –me preguntó.
- Sí, me quedaré contigo, yo siempre estaré a tu lado Gray.
- ¿Lo prometes?
- Claro, te lo juro, eres lo mejor de mi vida, siempre estaré para ayudarte en lo que sea.
Ya había cogido a Gray en brazos para que no tuviera que caminar y estaba dispuesto a meterlo dentro de casa cuando aparecieron por allí algunos compañeros del gremio, entre ellos Erza, Lucy, Laxus, Evergreen y Freed que al parecer... habían escuchado algo de nuestro combate y al darse cuenta de que venía de mi casa, habían venido corriendo por si necesitábamos ayuda.
Agradecí que hubieran venido tan rápido y aunque se preocuparon por Gray que estaba en mis brazos, él les calmó diciendo que estaba bien, sólo un poco cansado de haber utilizado tanta magia y es que cuando se giraron y vieron medio bosque congelado... empezaron a entender por qué estaba en mis brazos. Ni siquiera le habían herido, sólo necesitaba un poco de descanso.
La verdad es que todos se quedaron un poco preocupados pero a la vez... sorprendidos de ver a Igneel, creo que no terminaban de creerse que hubiera un dragón ante sus ojos y yo estaba feliz, no podía estar más feliz en este momento, tenía a Gray sano y salvo y a mi padre conmigo. Imaginé que tendría que dejarlo en el bosque durmiendo, porque dentro de casa primera... que no cabía y en segundo... no quería que mi padre cotillease lo que hacía con Gray, el sexo era cosa mía y bueno... quizá un poco de Sting y Rogue, pero porque en ellos confiaba... no eran mi padre.
Por lo menos aunque volviera a su cueva, sabía dónde encontrarle pero por otra parte... me sentía mal por Gray, porque puede que yo recuperase a mi padre, pero él jamás volvería a ver al suyo por culpa de aquellos demonios que trataron de matarle. Miré a Gray en mis brazos y aunque sonreía y se le veía feliz porque yo había encontrado a mi padre se le notaba triste. Supuse que Gray aún se acordaba de su padre y eso le ponía triste, podía verlo en sus ojos vidriosos, sabía que se alegraba en parte, pero otra parte estaba mal.
No tardé en despedirme de todos, porque aunque entraron un rato a casa a tomar algo con nosotros para asegurarse de que estábamos completamente bien. Una vez se aseguraron de que estábamos perfectamente y podían dejarnos solos y yo lo agradecía, quería quedarme a solas con Gray un rato y saber exactamente cómo se sentía con todo esto.
Mi padre había decidido esperarme fuera a que aclarase las cosas con Gray, imaginé que entendía un poco por lo que estábamos pasando. Igneel había desaparecido durante años y yo lo había pasado muy mal con su desaparición pero sabía en lo más hondo de mi corazón que mi padre estaba vivo en algún lugar... no podía decir lo mismo de Gray, él no volvería a ver a su padre y lo sabía, no volvería de la muerte, la muerte era algo irremediable y no podía imaginarme por lo que estaba pasando en estos momentos.
Cuando se marcharon, por fin me quedé a solas con él y me tumbé en la cama con él abrazándole con fuerza y acurrucándole entre mis brazos contra mi pecho en un intento de querer protegerle, de hacerle sentir cómodo y acompañado, de hacerle notar que no estaba solo porque él nunca estaría solo mientras yo estuviera aquí para él.
- Estoy contigo Gray – le dije dándole un beso en la frente.
- Lo sé Natsu.
- Si necesitas llorar puedes hacerlo – le comenté – sé que no es fácil esta situación, un padre es importante siempre Gray, necesitas sacar toda esa tristeza que llevas dentro y yo voy a estar siempre aquí para ti.
- Natsu – me llamó agarrándose más a mi camiseta empezando a llorar.
Le acaricié el cabello con dulzura y dejé que llorase, necesitaba sacar todo ese sentimiento que tenía dentro o acabaría peor de lo que estaba. Había estado tan ocupado con mis problemas que supongo aún no había tenido tiempo de pensar en sí mismo, pero ahora que todo parecía estar solucionándose, sé que esos recuerdos dolorosos sobre su padre volverían y le destrozarían, tenía que sacárselos antes de que fuera tarde y yo estaría aquí para apoyarle. No iba a ser fácil, pero no me movería de su lado.
Cuando se recuperó un poco, acabó convenciéndome para que me marchase un rato con Igneel y hablase de todas las cosas que habían sucedido en todo este tiempo que él había estado desaparecido. No me convencía mucho eso de dejar un rato a solas a Gray pero también me moría de ganas de estar con mi padre, de saber cosas y esta decisión me costaba mucho de tomar, quería estar con los dos... pero también quería estar a solas con ellos, hablar tranquilos y Gray al ver mi incertidumbre, acabó por repetirme una y otra vez que me marchase, que él estaría bien un rato a solas, que no le hacía falta una lagartija como yo de guardaespaldas y acabé aceptando su sugerencia, acabé marchándome un rato con mi padre.
Me contó un poco todo lo que había pasado con los dragones, que iba a irse en busca de Acnología y que seguramente estaríamos un tiempo separados pero que siempre estaría conmigo si necesitaba ayuda, que podría encontrarle cuando quisiera y eso me alegraba, porque no quería desprenderme de mi padre otra vez, me había criado desde niño, yo no conocía el calor de un verdadero padre como lo hizo Gray pero yo trataba a Igneel como tal, para mí siempre sería mi padre y me dolería demasiado verle morir, ese es el sentimiento que más me dolía porque me imaginaba a Gray pasando por él. Entristecí la mirada al recordar a Gray y mi padre se dio cuenta enseguida.
- ¿Qué ocurre Natsu? – me preguntó.
- Gray perdió a su padre – le dije – murió para salvarle, murió delante de él y no pudo ayudarle... yo no pude hacer nada, fui inútil en aquel entonces y yo no sé cómo ayudar a Gray a superar esto, yo no he pasado por algo así nunca y tampoco quiero pasarlo.
- Todos morimos en algún momento Natsu – me dijo Igneel – lo importante es que estés a su lado, que sepa que puede contar contigo, que estarás ahí para lo que necesites y sobre todo... crea tus nuevos recuerdos felices a su lado. No puedes devolver a su padre a la vida... hazle feliz, eso sí puedes hacerlo. No trates de que olvide, no lo hará, un padre siempre estará ahí, tendrá que aprender a vivir con ello, pero muéstrale que puede recordar los buenos momentos.
- Ese es el problema... no creo que él tenga buenos recuerdos de su padre, lo perdió cuando era muy pequeño y ahora que había aparecido... resulta que era un enemigo, no es algo bonito de recordar. No quiero que piense así de su padre porque estoy seguro de que en el fondo le quería, tenía que querer a su hijo sino no habría dado su vida por la de él.
- Natsu... yo sé que harás algo para hacer feliz a Gray, siempre has sido como una brillante luz para todos, consigues sacar las cosas buenas de la gente, nunca te rindes, eres perseverante y todos te quieren, lograrás llegar hasta Gray, sé que lo harás.
- Gracias... papá – le agradecí sonriendo levemente porque aún estaba preocupado por Gray.
Volví hacia casa y atravesé parte de la ciudad mirando las tiendas, mirando a la gente pasear y comprar cosas o llevar a sus hijos al parque a divertirse y yo sólo podía pensar en Gray y en su tristeza, pensaba en cómo podría ser capaz de llegar hasta él de nuevo, no lo sabía.
Miré uno de los escaparates de una tienda y de repente pensé en algo... quizá no era lo ideal, pero era la mejor forma que yo tenía de demostrarle a Gray que seríamos felices, que confiase en mí, tenía una idea, puede que no fuera perfecta o quizá que ni siquiera fuera buena, pero era lo único que tenía y por alguna cosa tenía que empezar para ir quitando su tristeza poco a poco, como él me dijo una vez... yo le ayudaría a olvidar.
Corrí por las calles hacia casa, ya había anochecido y es que me había entretenido demasiado tiempo con mi padre. Podía ver las farolas encendidas, veía como salía el vaho de mi boca por el frío que empezaba a hacer y es que nos acercábamos a la temporada preferida para Gray... el invierno.
Cuando llegué a casa, abrí la puerta y vi a Gray sentado frente a la chimenea, estaba preparando unos troncos para prenderles fuego y calentar la casa, me estaba ahorrando a mí algo de trabajo pero yo antes de que pudiera decir nada, lo cogí de la muñeca y lo arrastré tras de mí. Me preguntó dónde íbamos, pero a mí me daba igual, no quería contestarle, ya lo vería.
Solté su muñeca al llegar a la cima de una colina desde donde se veía el océano. Él se sorprendió al ver una lápida que había creado con el nombre de su padre. Menos mal que Igneel me hizo el favor de encontrar el cuerpo de su padre y traerlo aquí para enterrarlo, al menos podía hacer algo por él aunque no hubiera podido hacerlo en vida.
- Natsu... - me llamó a punto de llorar – gracias.
- No es que pueda hacer mucho por ti ahora, pero al menos puedo conseguir que tengas un sitio donde llorar tranquilo a tu padre o venir a contarle lo que quieras, sé que te escuchará y tiene una bonita vista – le comenté.
- Sí, es preciosa.
- Por cierto Gray... quería darte esto también – le dije sacando una caja pequeña de uno de mis bolsillos.
- ¿Qué es?
- Ábrelo – le dije sonriendo.
Cuando lo abrió, su cara pasó a una de sorpresa, sacó de ella una cadena de la que colgaba un anillo de oro y aproveché el momento para colocarle una bufanda que acababa de comprar alrededor de su cuello mientras miraba el anillo en aquel collar.
- No puedo casarme contigo aún, somos muy jóvenes – le dije – pero yo siempre estaré a tu lado Gray y quería dártelo. Yo también me he comprado uno igual – le dije enseñándoselo en mi cuello ya colgado.
- Te quiero Natsu – me dijo llorando – te quiero mucho.
- Y yo a ti Gray.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top