Capítulo 57: Dragneel

Natsu Dragneel

Me quité un gran peso de encima cuando todos me perdonaron, por fin podía volver a casa y más ahora que esta temperatura odiosa empezaba a remitir. No podía decir aún que no tuviera miedo de hacer daño a la gente, pero trataba de intentar controlar lo que quedaba de fuego en mi interior hasta que el antídoto terminase de hacer efecto.

Romeo había estado sentado junto a Gray y hablaba con él, yo imaginé que hablaban de mí y de cómo había estado todo este tiempo. Quisiera o no... aunque Romeo se hubiera sentido decepcionado con mi comportamiento, seguía queriéndome y se preocupaba por mí, sino no habría estado tan interesado en saber cosas de mí, pero ahí estaba, era un niño increíble y me seguía adorando tanto como yo le quería a él. Sólo esperaba poder volver a convertirme en ese modelo que él veía en mí, porque siempre había querido ser como yo y no podía defraudarle. Ni podía ni quería hacerlo.

Sonreí al ver a Gray hacerlo, porque él siempre sonreía cuando estaba en el gremio junto a toda la familia, hablaba animadamente con ellos pero en el fondo... sabía que aún estaba triste y es que la muerte de su padre no creía que hubiera sido un trago fácil de asimilar. Desde niño se había creído solo y de repente... ahí estaba su padre, pero no fue un reencuentro feliz, fue uno doloroso donde primero apareció como nuestro enemigo y luego dio su vida para salvar la de su hijo y no creo que Gray hubiera superado eso tan fácil, creo que fingía sus sonrisas, fingía estar bien cuando no lo estaba.

Me levanté de la silla y me acerqué a Gray tocándole con suavidad los hombros en un intento de acercarme a él sin hacerle daño y me sonrió cuando sintió mis manos sobre él viendo como intentaba acercarme aunque tenía miedo. Colocó su mano sobre la mía y la rozó con sus dedos haciéndome cosquillas.

- Gray... ¿Nos vamos a casa? – le pregunté.

- Sí – me respondió.

Nos despedimos de todos los que estaban allí y nos marchamos caminando con tranquilidad hacia mi casa. Gray no quiso soltarme la mano en ningún momento y aunque estaba algo tenso debido a que seguía sin fiarme de mi poder, le dejé hacerlo, no retiré la mano. Me acordaba aún de las marcas que le había visto cuando salió de la ducha, eran horribles y yo se las había hecho, quizá aún me sentía un poco culpable y es que esa imagen sería complicada de que la borrase de mi mente.

Cogí a Gray por la cintura en un acto de valor y le impulsé subiéndolo encima de un muro que bordeaba el río y él sonrió. Me quedé más bajo que él pero también sonreí viendo aquella hermosa sonrisa que tenía mi chico.

- Te quiero Gray – le dije y él sonrió aún más.

- Y yo a ti Natsu. ¿A qué viene eso ahora? – me preguntó dudando.

- Quería dejarlo claro, porque aunque proponga cosas raras a Sting o a Rogue a quien sea... quiero que siempre tengas claro que sólo te amo a ti, por ti haría cualquier cosa Gray.

- Sé que sólo es un juego Natsu, tampoco ellos sienten nada por nosotros que no sea cariño, me da igual mientras nos divirtamos. No voy a ponerme celoso de que hagas algo con Rogue, estaré a tu lado y escucharé tus gemidos, disfrutaré de ellos como si fueran para mí – me dijo y sonreí.

- Vale.

- ¿Sólo era eso lo que te preocupaba?

- Sí – me dijo Natsu – no quería que pudieran haber celos luego.

- No los habrán Natsu, sabes que te amo sólo a ti, yo siempre seré tuyo como tú eres mío.

Terminamos de recorrer la ciudad esta vez yo mucho más tranquilo de haber aclarado las cosas y es que aunque Sting no había confirmado que quisiera hacer la locura que había planteado, yo prefería prevenir por si acaso.

Llegamos a casa y nos sentamos en las escaleras de fuera un rato viendo juntos el atardecer con aquellos colores tan intensos. Recordaba que a Lisanna también le gustaba y aunque había visto muchos con ella al lado sentada... no se podía igualar a verlos con Gray, porque a él lo amaba y era algo nuestro, compartíamos el momento y la tranquilidad.

Estaba ya casi quedándome dormido con la cabeza sobre el hombro de Gray, cuando un olor muy conocido y desagradable invadió mi sensible nariz. Me tensé enseguida y miré hacia todas las direcciones con preocupación lo que provocó que Gray también se preocupase un poco por mi reacción.

- ¿Qué sucede Natsu? – le pregunté.

- ¿Acabaron con ellos? – Pregunté – Cuando Laxus me dejó inconsciente... ¿Acabaron con esos demonios?

- No lo sé – me dijo Gray – me sacaron de allí y estuve en la enfermería, no sé qué ocurrió, ni siquiera sabía que te habían sacado a ti. ¿Qué ocurre? Me estás preocupando.

- Entra en casa – le dije

- Natsu...

- Entra en casa – le repetí gritando un poco pero es que estaba muy nervioso, yo había olido este aroma antes...y fue en la base de aquellos malnacidos.

Gray me hizo caso y entró aunque se quedó preocupado, supongo que no más que yo porque imaginaba que se acercaban problemas, este olor me había puesto demasiado nervioso... tanto... que mi calor corporal empezaba a subir de nuevo aunque también es cierto, que yo mismo lo provoqué como una medida de mantenerme a salvo y no pudieran tocarme.

Mi gran preocupación realmente no era salvarme yo o que no me tocasen, era sacar a Gray sano y salvo de este lío y no sabía ahora mismo cómo hacerlo sino era peleando y ganando, tenía que ganar y eso era casi imposible, no sé si podría teniendo en cuenta que habían intentado derrotarles Sting y Rogue juntos y habían fallado. Que ni siquiera Laxus pudo hacerlo y escapó de allí algo magullado, todo me preocupaba.

Ante mí empezó a aparecer la sombra de alguien, era un hombre de cabello largo y oscuro, tan negro como la misma noche que ahora estaban entrando, porque todo se estaba oscureciendo ya, era Mard Geer, le reconocía, podía reconocer ese asqueroso olor en cualquier lado.

- Lárgate de aquí – le amenacé.

- De verdad que los dragones sois un poco bordes – dijo sonriendo – desgraciadamente...no vengo por ti Natsu. – al decir aquello miré instintivamente hacia la casa donde estaba Gray.

- No dejaré que te lo lleves – le dije.

- Vamos Natsu... si te hubieras quedado en tu celda ese chico habría seguido vivo, tendría una utilidad, calmarte a ti, pero ahora mismo... sólo es un cazador de demonios al que debo matar y es una lástima, me gustaba ese chico de mirada dulce y cara inocente.

- ¿Cazador de demonios? – pregunté extrañado - ¿Qué es eso? ¿Por qué le llamas así a Gray?

- ¿No te lo han contado Natsu? El padre de Gray... Silver, le dio a su hijo sus poderes de cazador de demonios, no puedo dejarle vivo, podría matarme. Ese chico tiene que morir.

- ¿Gray puede mataros? – pregunté extrañado y él sonrió.

- Bueno... en teoría, pero tal y como lo dejaste de débil no sé si tendrá fuerzas para hacerlo, así que es el mejor momento para matarle. Entiéndeme Natsu – dijo al verme mirarle con odio – no es nada personal, pero no puedo dejar cabos sueltos, es un peligro para mi especie, hay que eliminarlo.

- No dejaré ni acercarte a él – le dije enfadado encendiendo mi fuego.

- Eso ya lo veremos – me retó Mard Geer.

Me lancé contra él con todo lo que tenía en este momento y no me corté ni un pelo en lanzar y activar todo lo que tenía, me daba igual todo... quería hacerle daño, quería destruirle. No dejaría que pudiera hacerle algo a Gray, ya había sufrido demasiado.

Peleé contra él y odiaba sentirme observado, porque sé que Gray estaba tras esa puerta de mi casa preocupado, sabía que si yo daba el mínimo indicio de perder esta batalla él saldría corriendo a ayudarme y no podía permitirlo, tenía que mantenerle a salvo y lejos de estos demonios fuera como fuera.

También sabía que no aguantaría mucho contra este demonio, al menos no estando yo solo y siendo sinceros... estaba muy solo ahora mismo, no sé si se darían cuenta de que estaba aquí a las afueras de la ciudad en mi casa teniendo una pelea y no sabía cómo avisarles sin dejar solo a Gray a su merced. ¿Qué iba a hacer? Pensar no era lo mío ya de por sí pero si encima tenía que preocuparme tanto de Gray como de mí, me era imposible.

Estaba destrozado, tirado en el suelo y sangrando pero aún así quería volver a ponerme en pie, prácticamente mis pies no respondían, no podía levantarme y aún así yo insistía una y otra vez porque no dejaría que fuera a por Gray.

Mard Geer empezó a caminar hacia la puerta de mi casa y aunque yo estaba en el suelo, le cogí la pierna tratando de evitar que siguiera avanzando. Me pegó una patada en mi mano para que le soltase y continuó su camino hacia mi casa. No iba a permitir que entrase y cogiera a Gray, no iba a matarle. Lloré de la impotencia de encontrarme derrotado pero saqué fuerzas de donde no las tenía.

Mi cuerpo se envolvió en llamas y grité, grité de lo enfadado que estaba, de lo que odiaba a ese tipo y es que no le iba a deja pasar, sería por encima de mi cadáver si quería llegar hasta Gray. Las llamas cada vez eran más intensas y acabó por girarse Mard Geer a ver qué es lo que me ocurría. Me puse en pie y entonces algo salió de mi interior hacia el cielo. No podía creer lo que mis ojos veían ¡Igneel! Tanto tiempo buscándolo y estaba aquí, estaba conmigo.

- Natsu – me llamó y me sorprendí de escucharle, de verle, me quedé paralizado al encontrarle por fin después de tanto tiempo buscándolo.

- ¿Igneel? ¿Eres tú de verdad? – le pregunté.

- Claro que soy yo

Yo estaba que no me lo podía ni creer pero mientras yo le miraba y trataba de hacerme a la idea de que estaba aquí con nosotros, él se dedicó a destruir la base flotante de aquellos demonios y eso me alegraba, porque al menos ya no vendrían más demonios a ayudar a Mard Geer... pero aún me quedaba derrotar a este tipejo y algo se me tenía que ocurrir.

Cuando quise darme cuenta, Gray estaba a mi lado ayudándome colocando mi brazo por encima de su hombro y sosteniéndome. No podía ser que Gray hubiera salido sólo para ayudarme, era un maldito cabezón, le buscaban a él precismaente y sólo se le ocurría exponerse de esta forma.

- Vete dentro Gray.

- No – me dijo muy serio

- ¿Por qué eres tan cabezón?

- Porque tú ya has luchado demasiado Natsu, ya estoy harto de que siempre seas tú el que me protege, hoy... vamos a cambiar los papeles, hoy seré yo quien te proteja. Ya lo has oído Natsu... yo puedo matarlo, soy un cazador de demonios, mi padre me dio su poder y voy a utilizarlo, así que aléjate – me pidió.

Vi a Gray tan convencido que no me quedó más remedio que alejarme un poco de él y desde luego... le vi crear su magia de hielo, le vi concentrarse mientras miraba fijamente a un Mard Geer que sonreía y le comentaba lo débil que estaba, lo inútil que era por no saber controlar la magia de su padre, pero yo sabía que lo haría, Gray era siempre así de sorprendente, él jamás perdía dos veces contra el mismo enemigo y ya había sido derrotado una vez, sabía que hoy era su día y no el mío, hoy volvería a ver a ese Gray fuerte y orgulloso que protegía a sus amigos fuera como fuera y así fue... la magia de su padre salió de él como si fuera la suya propia y al abrir los ojos para ver el resultado, medio bosque estaba congelado junto a Mard Geer. No podía creerme lo interesante que llegaba a ser este chico.

Tuve que cogerle antes de que sus piernas fallasen y cayese al suelo, pero aunque estaba débil, sonreía y me repetía que lo había conseguido, que había controlado esa magia, que me había protegido y no pude evitar sonreír.

- Sí Gray, lo has hecho tú – le dije – eres increíble


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top