Capítulo 56: Perdóname
Natsu Dragneel
Había conseguido besar a Gray o al menos... había conseguido dejar que él me besase, que se acercase hasta mí y me tocase. Me sentía extraño, por una parte adoraba tanto a Gray que tenía miedo de hacerle daño, el más mínimo daño me dolía a mí, no quería tener que hacerle más daño del que ya le había hecho y tenía miedo de que mi fuego se descontrolase como había pasado ya. Por otro lado... sentía unas ganas tremendas de hacerle mío, de estar toda la noche teniendo sexo con él, de abrazarle, acurrucarme a su lado, de protegerle. Era muy contradictorio, trataba de protegerle, de mantener mi cabeza lo más fría posible y alejarme de él para no hacerle daño, pero Gray era tan seductor que seguía acercándose a mí y provocándome, quería que estuviera con él y claro que yo también quería, pero luchaba contra mi propio instinto para evitar hacerle daño ¿No lo veía?
Mi lucha interna estaba entre mis intensas ganas de hacerle mío de nuevo y ese carácter protector que tenía de él, no podía acercarme y estaba tratando de hacerlo, pero él me lo ponía difícil. ¿Cómo podía resistirme a besarle si mi instinto me pedía hacerlo? Costaba mucho y al final... Gray siempre acababa saliéndose con la suya y sé que era mi culpa, porque yo se lo permitía, no podía ponerme duro con él, le amaba demasiado, le habría dado la misma luna si hubiera podido. Todo lo que quisiera yo se lo daba sin dudarlo. No podía resistirme a sus encantos, era Gray, mi ojito derecho, el chico al que amaba.
Besarle había sido lo mejor que me había pasado en mucho tiempo y es que lo deseaba demasiado, aún teniendo este miedo atroz a hacerle daño, no podía evitar desearle y tuve que controlar mis impulsos de hacerle el amor allí mismo para poder separarle, no estaba convencido de que fuera capaz de controlar mi temperatura si empezaba a dejar soltar mis bajos instintos. Al final acabé prometiéndole que dormiría con él, pero no dormí en toda la noche, tenía miedo de poder quemarle si me dormía, así que me mantuve despierto controlando mi temperatura.
Gray durmió como un tronco y se le notaba feliz, se durmió con una gran sonrisa en el rostro al sentirme cerca de él y aunque yo no quería tocarle mucho por miedo, me obligó a pasarle el brazo por encima de su cintura y lo cogió con fuerza evitando que pudiera quitarlo y es que creo que tenía miedo de que pudiera alejarme de él de nuevo y no era mi intención. No quería alejarme de él, pero tampoco quería hacerle daño.
Por la mañana Gray se despertó y lo primero que hizo fue buscarme en la cama para comprobar que seguía allí con él y estaba, claro que estaba con él, me tenía sujeto aún el brazo y no me había dejado sacarlo de su lado, me había retenido toda la noche. Le sonreí y le vi sonreír contento de que hubiera dormido con él.
Mientras él aprovechaba para ducharse, yo empecé a preparar algo de desayunar y no podía dejar de pensar en la conversación que tuve con Sting y es que yo sabía que necesitaba ayuda para volver a ser el de antes pero también sabía que tenía una deuda muy grande con Sting, había salvado a Gray muchas veces y sé lo que quería, lo sabía muy bien.
Sé que Sting jamás me lo pediría, no iba a volver a decirme que quería estar una última vez con Gray porque le conocía demasiado bien, pero sé que lo había querido desde hacía mucho tiempo, hasta Rogue lo sabía pero jamás trataría de hacer algo que me pudiera sentar mal. Yo casi me sentía con la culpabilidad de que él había tenido que cargar con todo el peso para rescatar y ayudar a mi chico, así que creo que le debía algo y se lo había propuesto.
Gray había salido en aquel momento, justo cuando Sting me decía que no podía aceptar aquello por Rogue, era su pareja y le amaba por mucho que quisiera volver a tener relaciones con Gray, no iba a dejar al margen a Rogue. Aunque él no quiso aceptarlo, yo al menos se lo había propuesto y se había puesto rojo como un tomate al ver a Gray salir con Rogue del interior de la casa. La verdad es que no sé si aceptaría o no, supongo que lo hablaría con Rogue que al fin y al cabo... les afectaba a ambos. Yo por otro lado, no había querido decirle nada a Gray de momento.
Gray salió de la ducha revolviéndose el cabello con una toalla y yo no podía dejar de mirar la otra toalla que tenía envuelta en su cintura y es que debía admitir que el cuerpo de Gray me encantaba, casi estaba mejor que el mío, se notaba lo mucho que entrenaba para intentar ganarme. Me fijé entonces en las marcas de su espalda... tenía profundas quemaduras que se estaban recuperando ahora y me sentí mal pero él me miró y sonrió.
- ¿Qué pasa Natsu? – me preguntó.
- Nada – le dije tratando de no sacar el tema de las quemaduras, porque sé que había sido yo en aquella base quien le había quemado.
Gray se acercó hacia mí con aquella sugerente toalla y sus espectaculares ojos azules fijos en mis ojos y me eché un poco hacia atrás golpeándome contra la encimera de la cocina en mi intento por alejarme. Gray no cesó en su intento de acercarse y seguía haciéndolo ante mi miedo por hacerle daño y es que no quería tocarle, no quería tener la posibilidad de hacerle daño.
- ¿Qué haces Gray? – le pregunté.
- Voy a darte el beso de buenos días – me dijo acercándose con lentitud.
- No es buena idea – le dije.
- Si es buena idea – me contestó sonriendo
- No puedo controlarlo.
- Ayer lo hiciste, tu temperatura está descendiendo, vamos Natsu, sé que puedes controlarlo.
- Confías demasiado en mí.
- No, tú no confías nada en ti mismo y deberías hacerlo, porque me enamoré de ese Natsu fuerte y decidido, no de esta lagartija asustadiza – me recriminó y me armé de valor acercándome esta vez yo y besándole devorando sus labios, metiendo mi lengua dentro de su boca con ansia y es que me moría por besarle.
Desde luego Gray siempre se salía con la suya, deseaba besarme y conseguía provocarme tanto como para que yo también lo hiciera. Era increíble este chico, todo lo que se proponía lo conseguía y es que llevaba tanto tiempo deseando besarle sin poder que no podía evitarlo más. disfruté de sus sensuales labios hasta que me di cuenta de que mi temperatura estaba aumentando aunque lentamente y me separé de él tratando de controlarlo de nuevo y hacer bajar la temperatura nuevamente. Gray se dio cuenta.
- Tranquilo Natsu, poco a poco – me dijo.
- Lo sé, pero es que no aguanto más, quiero tocarte y no puedo – le dije medio enfadado conmigo mismo por no poder controlarlo aún a la perfección.
- Lo harás Natsu, ya está bajando tu temperatura, es cuestión de poco tiempo que podamos volver a nuestra vida.
Al menos desayunamos en la misma mesa, sentados y hablando. Le expliqué lo de Sting porque no quería guardarle secretos y hasta él me confesó que aquella vez en el trío se lo había pasado en grande, pero me puso una gran pega, yo debía hacer algo por Gray y era tener relaciones con Rogue para intentar quitarme el miedo, no tuve más remedio que acceder y sinceramente... eso de hacer un cambio de pareja me pareció un juego interesante y divertido, más sabiendo que Gray siempre sería sólo mío. Me amaba a mí y eso es lo que me importaba, me daba igual cuantos juegos hacer con él o quien quisiera jugar con nosotros mientras supiera que Gray me amaba, su corazón estaba conmigo. Lo bueno de todo esto, era la gran confianza que tenía con Sting y Rogue, sabía que eran de fiar y que podía confiar en ellos, sólo era un juego más y en parte me llamaba la atención.
Acepté la propuesta de Gray sin dudarlo, si él necesitaba que se me quitase el miedo y pensaba que esta era la forma, yo aceptaba de la misma forma en que él aceptó por mí estar con Sting aquella última vez cuando tenía pánico a las relaciones. Se lo debía y era una forma de que ambos se cobrasen todo lo que habían hecho por mí.
Quise pasar también por el gremio y aprovechar para disculparme con todos ahora que había vuelto, porque desde luego no sé en qué estaba pensando cuando decidí abandonar el gremio para ir a Phantom Lord, pero merecían una disculpa todos mis compañeros y sobre todo Romeo, quería hablar con él porque le había defraudado, él esperaba mucho de mí, creía que era el mejor y me había visto hacer daño a Gray, a mi propio compañero, a mi propio chico, a la persona más importante de mi vida. Debía disculparme y darle una explicación de todo esto.
Cuando entramos por el gremio, todos se callaron al momento al verme y supongo que me tenían algo de miedo. Vi a Romeo al fondo en una mesa junto a Bisca y Alzack jugando con la niña de ambos, Asuka. Sabía que Romeo se llevaba muy bien con ellos y que adoraba a Asuka, siempre jugaba con la pequeña. Me acerqué un poco hacia el centro de la sala y me disculpé frente a todos explicándoles todo por lo que había vivido.
Agaché la cabeza sabiendo la que me iba a caer encima, seguro que estaban muy enfadados con mi comportamiento y no me atreví ni a mirar a Gray, pero de repente todo estalló en risas como siempre y se acercaron a mí como era habitual para hacerme sentir en casa y es que... Fairy Tail era el mejor gremio, todos mis amigos, toda mi familia estaba aquí, yo formaba parte de Fairy Tail.
Hablé con Romeo a solas sentándonos cerca del río que pasaba tras el gremio y la verdad es que parecía algo molesto pero también entendió todo lo que le dije. Según él, me había echado de menos y esperaba que volviera a ser el Natsu de siempre. Le prometí que todo volvería a la normalidad y me sonrió como siempre hacía. ¡Por fin estaba en casa! No quería tener más problemas en una buena temporada.
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