Capítulo 55: Tócame

Gray Fullbuster

Me quedé dormido por el camino mientras escuchaba s Sting y a Natsu hablar, me tranquilizaba escuchar sus voces, saber que estaban allí conmigo. Sting me llevaba a caballito y aunque traté de mantenerme despierto y entrar en la conversación, al final caí dormido... estaba muy cansado y el olor de Sting me relajaba tanto que no pude evitarlo. Empecé a darme cuenta de las cosas cuando ya casi llegábamos a Magnolia, de hecho... aunque no podía abrir los ojos por el cansancio, escuchaba ruido de gente y supe que estábamos atravesando la ciudad hacia el gremio.

Podía escuchar a Sting hablando con Natsu, era algo sobre Rogue y que lo había mandado a Crocus para hacerse unas pruebas y comprobar que ya estaba en plenas condiciones físicas sin residuos en su organismo de lo que le habían inyectado los demonios. Lo último que yo sabía de Rogue, es que en su viaje hacia Crocus había intentado localizar a Natsu, pero como Sting y yo ya íbamos en su busca él siguió camino hacia el médico.

A Sting se le notaba algo preocupado con todo ese asunto y yo entendía las ganas que tenía el dragón blanco de haberle acompañado y es que no había podido ir con él y eso que era su chico, supuse que le habría encantado estar a su lado en esos momentos pero era por mi culpa que Rogue había ido solo a hacerse las pruebas, porque Sting tuvo que elegir entre acompañarle a él o a mí y me eligió a mí.

- Lo siento Sting – le dije susurrando y él detuvo el paso unos segundos.

- ¿Estás despierto Gray? – me preguntó y yo asentí con la cabeza y aunque vio que aún no me había desperezado del todo, sonrió – no te preocupes Gray, iré a buscar a Rogue a la estación en cuanto llegue. Lo primero era sacar a Natsu de ese problema en el que se había metido. No podía dejarte solo tal y como ibas, al menos no en este estado.

- Te quiero... Sting – le dije mostrándole mis sentimientos y aunque no le amase le quería como a mi mejor amigo y él o entendió enseguida a qué me refería.

- Y yo a ti Gray, pero no me digas esas cosas en público que me sonrojas – me sonrió y yo sonreí también con él escuchando la de Natsu acompañándonos.

Sting quiso dejarme en el gremio y llevarme a la enfermería, pero yo no quería volver allí, quería estar con Natsu así que intenté convencerle de ir a su casa, no quería tener que volver a separarme de él.

- Sting por favor... llévame a casa de Natsu.

- Gray, es preferible que vayas a la enfermería.

- No quiero ir allí, es un sitio frío y aburrido, yo quiero estar con Natsu, por favor, llévame a su casa.

- No es conveniente Gray – me dijo esta vez Natsu preocupado y con miedo de que me pudiera quemar si seguía cerca de él.

- Natsu por favor... quiero tenerte cerca, nada más. Déjame estar en tu casa, déjame ir contigo, quiero poder verte y estar contigo en tu casa.

- Sería mejor la enfermería del gremio – me dijo Sting – allí pueden curarte esas heridas.

- No quiero que me curen las heridas – le dije – sólo necesito estar al lado de Natsu, por favor – les supliqué a ambos.

- Está bien – acabó rindiéndose Sting – te llevaré a casa de Natsu.

Natsu me miró extrañado de que Sting hubiera cedido a mi proposición y sé que tenía miedo, estaba preocupado por si podía hacerme algún daño pero yo sé que no lo haría, Natsu había vuelto, ya no estaba bajo el control de aquellos demonios y le necesitaba, necesitaba que estuviera cerca de mí dándome apoyo, quería quitarle ese maldito miedo a tocar a la gente y aún no sabía cómo, pero lo que sí sabía... es que se negaría a tocarme a mí.

- Natsu... ¿Estás bien? – le pregunté al verle tan preocupado y él trató de sonreírme.

- Sí Gray – me dijo – se me pasará enseguida.

- No te preocupes Natsu, estaremos bien, yo sé que no me harías daño.

Me alegré por lo menos de haberme salido con la mía, porque Sting me llevó hasta la casa de Natsu y me dejó tumbado en la cama y tras despedirse... se marchó a buscar a Rogue a la estación. Iba muy entusiasmado y es que iba a ver a su chico después de tanto tiempo sin él. Me quedé allí tumbado viendo como Natsu me miraba desde la distancia sin querer acercarse, aún tenía miedo de poder hacerme daño. Se sentó en una silla y yo ya no aguantaba más tenerle tan cerca y a la vez tan lejos.

- Natsu – traté de hablar con él pero me cortó enseguida.

- No Gray – me dijo – no voy a acercarme más, no quiero hacerte daño, tendrás que conformarte con esto, bastante que he aceptado que duermas aquí, deberías estar en la enfermería.

- Pero...

- No – me repitió – no insistas, soy un peligro para todos y lo sabes. Duerme un rato, yo cuidaré de tu sueño Gray.

Al final me acurruqué entre sus sábanas dispuesto a dormirme un poco, aunque me sentaba mal que estuviera así conmigo, me entristecía mucho pero no quería discutir con él. Por lo menos las sábanas olían a él, tenían su olor impregnado y me relajaba olerlas, era casi como tenerle cerca aunque no estuviera allí conmigo durmiendo.

Cuando desperté de mi siesta, miré por la ventana dándome cuenta de que ya había anochecido ¿Cuánto había dormido? ¿Tan cansado estaba? Miré enseguida hacia la silla dónde había visto sentarse a Natsu antes de quedarme dormido pero no estaba allí. Me habría asustado por no encontrarle, pero escuché voces al otro lado de la puerta, venían del jardín y me levanté para mirar qué ocurría. Podía escuchar a Sting y a Rogue, ambos hablaban con Natsu y parecían estar esperando algo porque se encontraban midiendo y controlando la temperatura corporal de Natsu.

- ¿Qué sucede? – pregunté saliendo allí fuera con ellos.

- Rogue ha traído un posible antídoto para el problema del intenso calor corporal de Natsu – me explicó Sting.

- ¿Enserio? – pregunté entusiasmado.

- Aún no lo hemos comprobado así que no sabemos si funcionará, ya se lo hemos inyectado hace una media hora, sólo queda esperar a ver si empieza a hacer efecto.

- ¿Aún no ha hecho efecto?

- De momento no – me dijo Sting.

- Gray, no seas impaciente, puede que esto no funcione – me dijo Natsu entristecido.

- No seas pesimista Natsu, conseguiremos que baje tu temperatura, te lo prometo.

Me quedé un rato esperando a ver si funcionaba o no y mientras tanto no podía dejar de mirar hacia Rogue y es que él también me miraba de vez en cuando, aunque apartaba enseguida su mirada en cuanto me veía a mí mirarle. Creo que se sentía un poco culpable por todo lo que había pasado.

La verdad es que estar cerca de Rogue aún me ponía un poco nervioso y verle aquí me hacía recordar lo que pasé con él. Sabía que no era su culpa como tampoco lo fue de Natsu, pero no podía evitar tener esos recuerdos de cómo me había forzado a tener relaciones con él, de cómo me había tratado y aunque intenté no recordar las cosas, él también parecía muy afectado cuando me miraba. Me sorprendió cuando le vi levantarse bastante decidido y se acercó hasta mí.

- Gray... ¿Podemos hablar en privado? – me preguntó dudando.

- Sí – le respondí levantándome y siguiéndole hacia el interior de la casa.

Fuimos dentro para poder hablar con tranquilidad y supongo que todos sabíamos de qué quería hablar pero ninguno dijimos nada. Yo miré hacia Natsu que me daba la espalda y parecía muy preocupado por si su temperatura no bajaba. Mis ojos se entristecieron al verle así, tan deprimido y hundido. Entré con Rogue y cerré la puerta tras nosotros.

- Gray, lo siento – me dijo sentándose en una silla – siento mucho todo lo que has pasado por mi culpa.

- No te preocupes Rogue, intentemos olvidar todo eso, ya ha pasado.

- Sí me preocupa – me dijo – porque por mi culpa estás así de herido.

- No es cierto Rogue, no fue tú culpa como tampoco la fue de Natsu, perdisteis el control por culpa de esos demonios, vosotros sois inocentes.

- Pero yo te forcé, te hice daño y necesito tu perdón, la culpa me atormenta.

- Voy a serte muy sincero Rogue – le aclaré – no sé si seré capaz de olvidar lo que ocurrió... pero sé que no fuiste tú, no tengo por qué perdonarte porque no era tu culpa, aúna sí si necesitas mi perdón te lo daré y sí aún quieres redimir tu error... podrías hacerme un favor muy grande – le comenté.

- ¿Qué favor? – preguntó sorprendido – haré lo que sea, te lo debo.

- Necesito quitarle el miedo a Natsu, necesita saber que puede tocar a alguien sin hacerle daño y yo no puedo ayudarle, necesito un dragón que aguante más que el cuerpo de un humano – le expliqué – y Sting es demasiado dominante incluso para Natsu. No te lo pediría si no fuera importante para mí. Quiero que vuelva el Natsu de antes.

- ¿Me estás pidiendo un cambio de parejas?

- En realidad solo te estoy pidiendo que le quites el miedo a Natsu. No había pensado nada respecto a Sting.

- Sting siempre quiso repetir algo contigo – me explicó y me sorprendí – si tú puedes hacerlo con Sting... yo te prometo que haré todo lo posible para que Natsu pierda su miedo, te lo devolveré tal cual lo tenías antes, pero necesito que Sting participe en esto, somos una pareja y quiero su consentimiento.

- De acuerdo, se podría hablar con él – le dije.

- Entonces tenemos un acuerdo siempre y cuando acepten esos dos cabezones – me sonrió.

Abracé a Rogue porque creo que lo necesitaba por la culpa que había cargado y a la vez, para darle ánimos y agradecerle el gesto que iba a tener conmigo, no estaba obligado a hacerme este favor y sin embargo quería ayudarme, eso se lo agradecería siempre. Rogue me abrazó también y pareció calmar sus nervios, parecía que su culpa se disolviera. Salimos y el ambiente fuera estaba tenso y cargado, Natsu un poco cabizbajo y Sting rojo como un tomate a la vez que sorprendido.

- ¿Qué pasa aquí? – pregunté.

- Nada – se apresuró a decir Natsu sin darle oportunidad a Sting de hablar y contarme las cosas.

Supe que habían hablado de algo serio esos dos pero no entendía el sonrojo de Sting ¿Había pasado algo que yo me había perdido? Seguramente sí, pero Natsu no tenía mucha intención de hacérmelo saber. Hoy estaba poco hablador. Los dos dragones se marcharon enseguida y Natsu entró conmigo a la casa, pero yo estaba harto de su lejanía y me acerqué mientras preparaba algo de cena mi dragón y le arrinconé contra la encimera.

- Aléjate Gray – me pidió.

- No Natsu, estoy harto de esto, quiero estar cerca de ti.

- Puedo hacerte daño.

- No lo harás, yo sé que puedes tocarme.

- No puedo, estoy ardiendo – me gritó.

- Te han dado el antídoto y sé que puedes controlar esto, eres el maldito dragón de fuego, el fuego te obedece a ti, contrólalo Natsu, sé que lo harás, es tu elemento.

- No puedo – me dijo casi llorando.

- Sí puedes – le dije acercando mi mano a la suya y me di cuenta, de que su esfuerzo daba resultado, porque ya no sentía tanto calor salir de él.

- Te haré daño.

- No lo harás, tú nunca me harías daño Natsu, vamos... mírame... tengo tu mano, te estoy tocando Natsu – le dije y él miró sorprendido mi mano sobre la suya.

Me acerqué hacia él un poco más y lentamente asegurándome de que su calor estaba controlado, acerqué mis labios hasta los suyos besándole. Fue un beso dulce y tranquilo, no quería forzarle, no quería ponerle nervioso y que volviera a perder el control que ahora parecía tener. Pareció relajarse un poco al sentir que no me estaba haciendo daño, al sentir que podía besarle.

- Te quiero Natsu, yo siempre estaré a tu lado.

- Y yo te quiero a ti, Gray – me dijo – pero por favor... dame un poco de tiempo a que pueda dominar esto, dame tiempo a que puedas recuperarte del todo, estás muy herido.

- Vale – le dije – te dejaré un poco de tiempo, pero duerme conmigo esta noche.

- De acuerdo – fue lo último que dijo.


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top