Capítulo 54: Culpa

Rogue Cheney

Sting me había convencido de ir a Crocus para hacerme unas pruebas médicas, supongo que no se terminaba de fiar que estuviera completamente bien y el viaje hasta allí, fue largo y pesado, sobre todo sabiendo que no venía Sting conmigo y es que él estaba liado con un asunto entre Natsu y Gray. Sabía perfectamente que él hacía cualquier cosa por Gray y aunque a veces me ponía un poco celoso, también reconocía que entre ellos no había nada excepto una gran amistad y un fuerte sentimiento de atracción, pero el corazón de Sting me pertenecía a mí.

Muchas veces Sting me había hablado de Gray, del trío que hicieron esos tres y de cómo disfrutó con ellos... hasta acabé preguntándole por curiosidad si le habría gustado repetirlo y él siempre tan sincero, me respondió que sí. Supongo que sí sentía una fuerte atracción por Gray pero no podía evitarlo, yo admiraba a Natsu en parte y supongo que si hubiera tenido la oportunidad me habría gustado estar una vez con él para saber cómo era, porque mi única referencia en el sexo era Sting. Amaba a Sting, era lo mejor de mi vida, pero me habría gustado probar algo nuevo, no quedarme para siempre aquí estancado, porque la verdad es que Sting había probado muchas cosas antes de estar conmigo, pero para mí... Sting fue mi primer y único chico, me entregué a él aún sabiendo lo mujeriego que era, porque Sting ya tenía relaciones con Rufus y con no sé cuantos del gremio, yo sólo era uno más para él, pero aún así quise entregarme y me callé que fue mi primera vez.

Supongo que creí que si le satisfacía en todo, si aguantaba todas sus andaduras con otros hombres del gremio algún día sería posible que se fijase en mí. Cuanto más le llamaban la atención por sus amantes, más se alejaba Sting de ellos por intentar controlarle hasta que encontró a Gray. Aquel trío le cambió, yo creí que ya no tendría posibilidades por la forma en que hablaba de Natsu y Gray, de cómo había disfrutado con ellos y de verdad él creía haberse enamorado de esos dos, hasta que le capturaron y se dio cuenta de todo, su corazón estaba conmigo, no haberle dicho nada nunca sobre sus correrías y haberme callado para satisfacerle en todo había valido la pena, pensaba en mí, me quería a mí y a nadie más de los muchos con los que se acostó y eso tenía mucho peso en mi conciencia.

Dejé que me hicieran todas las pruebas que quisieron en Crocus sin rechistar y es que quería volver cuanto antes con Sting, quería regresar con él y decirle que todo estaba bien, quería volver a estar con él y sentir que era mío como yo era de él. Los médicos me comentaron que estaba todo bien, que ya no quedaba nada de la sustancia que me habían inyectado y decidí volver a Magnolia. Suponía que Sting debía hacerse las pruebas también, aunque no creo que le quedase nada de la sustancia en su cuerpo, más que nada porque él despertó antes que nosotros.

Lo único que me preocupaba eran dos cosas... una mi culpabilidad hacia Gray, porque yo mismo había caído en el influjo de aquellos demonios y le había hecho daño, puede que yo no recordase mucho de aquello, pero Gray estoy seguro de que sí lo recordaría y aunque no fui tan bestia como Natsu, yo había contribuido al deterioro de su cuerpo ya debilitado y eso me carcomía por dentro, sentía que también había sido culpa mía en gran parte que Gray estuviera así y en segundo lugar... me preocupaba que el calor corporal de Natsu no hubiera vuelto aún a la normalidad, porque aunque parecía remitir a medida que los días pasaban, no había desaparecido aún.

Aproveché antes de salir de la consulta para preguntar por el caso de Natsu y aunque se extrañaron un poco porque no parecían haber visto nada igual, me hicieron esperar un par de días en la ciudad mientras investigaban algún antídoto o algo a eso que nos habían inyectado, porque puede que a Sting y a mí se nos hubieran pasado los efectos, pero Natsu seguía sufriendo algún efecto de aquello, así que necesitaba algo para ayudarle, al menos si hacía esto por Natsu y Gray se me iría un poco la culpabilidad que sentía.

Me moría de ganas de volver a Magnolia y esos dos días allí solo en Crocus se me hicieron realmente largos, creo que empezaba a entender un poco a Gray cuando me decía que no podía vivir sin Natsu, que su vida estaba completamente pegada a la de Natsu. Esos dos de verdad que eran tal para cual, el uno para el otro. Me encantaba verles juntos, porque se les veía tan felices a esos dos, ahora pasaban una mala racha, pero por lo general, ambos se entendían perfectamente, se amaban con locura, no podían vivir el uno sin el otro.

Por suerte los médicos tuvieron razón y me dieron algo para que se lo llevase a Natsu, en principio esto debería de funcionar. Por fin podía irme de Crocus y volver a Magnolia junto a Sting, deseaba llegar cuanto antes y aunque odiaba los trenes, esta vez lo cogí por el simple hecho de llegar más rápido junto a mi amor. Hasta en el tren iba nervioso y es que quería llegar ya, quería volver con Sting y cuando bajé en la estación, me desilusioné un poco al ver que ni siquiera había venido a buscarme. Quizá yo me equivocaba y le importaba más Natsu y Gray que yo...

Caminé hacia la salida de la estación y cuando ya iba a salir, sentí unas manos aprisionar mi cintura desde atrás mientras unos labios besaban mi cuello con delicadeza y supe... que era Sting en aquel mismo momento, porque podía ser muy bruto en el sexo, pero también era un chico tierno y dulce cuando quería serlo de verdad.

- Te he echado de menos – le dije.

- Y yo a ti – me respondió.

- Creí que no habías venido.

- ¿Cómo no iba a venir a por mí chico? – Me preguntó sonriendo – no soportaba ni un día más sin ti Rogue.

Salimos de allí y Sting no soltó mi mano ni un segundo como si tuviera miedo de que me secuestrasen o me perdiese y me sentí tan a gusto sabiendo que realmente era importante para él, notando su cálida mano cogiendo la mía con ese tacto tan suave que él tenía y en ese preciso momento supe... que Sting era el único chico para mí, por él habría hecho cualquier cosa.

Llegamos a casa y durante todo el camino yo sólo podía ver la sonrisa de Sting. Al entrar por la puerta, ni siquiera le di tiempo a reaccionar, cerré yo mismo la puerta y lo empotré contra la primera pared que encontré besándole con pasión y él me correspondió enseguida a mi urgente necesidad y es que llevaba demasiado tiempo sin él, le necesitaba como nunca.

- ¿Qué te ocurre Rogue? ¿Has pasado mucho tiempo sin mí? – me preguntó Sting con esa sonrisa picarona.

- Sí – le dije sonriendo – pero no seas tan creído... no es por ti, es porque estoy un poco excitado y eres el primero al que he pillado – le dije a forma de broma y él sonrió.

- Oh, entonces que bien que pasase por la estación y me vieras a mí primero – me dijo sonriendo – ven aquí que te voy a enseñar yo a respetar a tu novio y no irte con el primero al que ves – me dijo bromeando mientras me cogía de la cintura y me apretaba más contra su pecho.

Cómo me gustaba cuando se ponía de esta forma tan posesivo y cómo me gustaba además provocarle para que lo hiciera. Él ya me conocía demasiado bien y eso hacía que ni siquiera tuviéramos que hablarnos para entendernos, sabía perfectamente lo que quería él de mí.

Fui a quitarle la camiseta cuando él me lo impidió cogiéndome las manos y colocándolas a mi espalda mientras me sujetaba con una sola mano. Me volvió a besar esta vez tomando el control Sting sobre mí y empezó a caminar llevándome de espaldas hacia una de las mesas del salón. Me sentó encima de ella quedándose él de pie sin dejar de besarme mientras me tocaba con su mano libre el torso bajo mi camiseta.

Enrollé mis piernas a su cintura que ahora la tenía a mi medida y seguí su beso dejando que él dominase como le gustaba, dejando que cogiera con fuerza mi cabello y presionase más para profundizar el beso. Me encantaba cuando Sting se comportaba así de dominante. Jugué con su lengua mientras Sting soltaba mi cabello y volvía a mi torso presionando mis pezones excitándome como nunca. Soltó mis manos de atrás y aproveché para intentar meter mis manos bajo su pantalón, pero él sonriendo volvió a impedírmelo.

Él mismo se bajó el pantalón y subiéndose de rodillas a la mesa sobre mí cogió de nuevo mi cabello conduciendo con cierta brusquedad mi cabeza hasta su miembro obligándome a metérmelo en la boca. Manejó mi cabeza a su antojo como si yo sólo fuera su juguete y me excitaba sentirme así, me excitaba escuchar los gemidos de Sting mientras le lamía y succionaba su miembro.

Le dejé a él moverme como quería, a veces ampliando el ritmo y otras provocando que me moviera más lento, pero al fin y al cabo le estaba dejando a él buscar su propio placer. Sentí su mano libre meterse bajo mi pantalón y masajear mi miembro mientras gemía aún más. Sé que se estaba excitando y eso también hacía que yo me excitase, escucharle me encantaba, me hacía sentir que yo tenía el poder aunque fuera él quien estaba controlando.

Preparó mi entrada con delicadeza y me dejó sacar su miembro de mi boca sólo cuando bajó él excitándome más y humedeciéndome para que me doliera lo menos posible aunque era de las primeras veces que veía a Sting tratar con algo más de delicadeza, porque generalmente habría entrado en mí sin más. Al final entró despacio tratándome con cuidado y no estaba muy acostumbrado a este Sting, no sé qué le había picado hoy para ser tan cuidadoso, porque generalmente era muy salvaje, pero también esta faceta de él me gustaba, todo de él lo adoraba.

Entró hasta el fondo y se movió con lentitud hasta que me acostumbre, pero una vez me escuchó empezar a gemir, sus movimientos se hicieron más rápidos y mi respiración mucho más irregular, no podía controlar el placer con él y es que Sting no sé como lo conseguía, pero siempre daba tanto placer sentirle. Cada vez sentía como entraba más y más en mí, tratando de llegar cada vez más al fondo de mí en cada penetración y no pude aguantarme cuando le escuché jadear como un loco de lo que estaba disfrutando.

Sentí su líquido entrar en mí, ese líquido cálido que me recorría ahora por dentro y que tanto me gustaba sentir. Sting me cogió en brazos sin salir de mí y me llevó hasta la cama tumbándose conmigo y saliendo por fin. Nos tapó con una de las mantas que estaban allí y entre sus brazos me dormí, ni siquiera pronuncié nada, no me hacía falta, sabía que era Sting mi chico perfecto, era él con quien quería pasar el resto de mi vida.

A la mañana siguiente, aproveché para pasar por la enfermería y darle la medicación a Natsu y ya de paso... intentar que Gray me perdonase por lo que le hice en aquella base, pero él con una agradable sonrisa, sólo dijo que lo olvidase, no valía la pena pensar o culparse de algo en lo que yo no había estado dentro de mis propios pensamientos, no era yo mismo cuando lo hice, así que no le costó nada perdonarme y a mí me quitó un peso de encima.


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