Capítulo 52: Phantom Lord
Gray Fullbuster
Maldito Natsu que de verdad era tan idiota como para haber caído en las manos de un gremio oscuro como Phantom Lord. Me ardía la sangre sólo con verle allí arriba en ese balcón mirando el horizonte. Se había quedado completamente congelado y paralizado al verme allí abajo en la calle frente a esa gran puerta cerrada del gremio.
Me parece que aún no terminaba de creerse ese dragón de fuego cabezón que estaba justo bajo sus pies gritándole e insultándole... tratando de provocarle para que bajase aquí a darme una explicación decente de lo que ocurría porque le iba a caer una buena bronca de mi parte, no podía hacerme este daño y luego largarse en vez de quedarse a cuidarme, no se lo perdonaba tan fácil esta decisión. ¿En qué cabeza cabía hacerme esto? Desde luego en la de Natsu y yo le iba a espabilar pero bien las ideas.
Toqué la robusta puerta de madera con mis manos y sabía que no habría forma de que la tirase abajo con mi débil cuerpo, tampoco me la iban a abrir voluntariamente para que pudiera acceder a Natsu, así que tenía que pensar algo para poder llegar hasta él ya que se había quedado allí congelado. Miré hacia arriba de nuevo pero Natsu ya no estaba, creo que intentaba bajar hacia donde estábamos, aunque yo dudaba de que se lo fueran a permitir así como así teniendo en cuenta cuanto deseaba José tener a Natsu en sus filas.
- Apártate – me dijo Sting.
- ¿Qué vas a hacer? – le pregunté al ver cargar uno de sus ataques de luz en el puño.
- Abrir esta maldita puerta.
- Querrás decir romperla – le especifiqué.
- ¿Enserio quieres debatir lo que haré con la puerta o prefieres buscar a Natsu? – me preguntó de mal humor.
- Rómpela – le pedí.
Sting sonrió como sólo él sabía hacer, de esa forma arrogante y prepotente que tenía, de esa manera en que te demostraba lo mucho que se iba a divertir destruyendo todo a su paso, porque él siempre era así, le encantaban las peleas y más aún cuando ganaba y eso era casi siempre, excepto su pelea contra Natsu que le había marcado en los juegos mágicos... el resto de veces que yo le vi combatir, él era el vencedor y supongo que quizá era por eso por lo que se lo tenía tan creído, pero en parte me encantaba tenerle de mi lado.
La puerta se rompió en un momento en cuanto Sting hizo el mínimo contacto sobre ella y estalló en mil astillas dejándonos ver el interior del gremio. Todos estaban allí reunidos dispuestos a pelear y aunque yo quise ir... Sting se puso en medio y me indicó que no lo hiciera, se colocó delante de mí y empezó a caminar hacia ellos diciéndoles con la mano que empezasen a atacar cuando quisieran, él ya estaba preparado y esto sería sólo un calentamiento antes del plato fuerte, porque creo... que Sting realmente a por quien quería ir era a por el maestro del gremio.
Sting se giró un poco hacia mí para decirme entre susurros que empezase a buscar a Natsu mientras él se ocupaba del resto de los del gremio. Iba a quejarme de esa decisión porque no quería dejarle todo el trabajo a Sting, pero la verdad... es que ni yo estaba en condiciones de pelear ahora mismo ni él estaría tan desprotegido, porque al haber sido disuelto el gremio y formado de nuevo, aún no habían muchos miembros, así que no creo que esos pocos que estaban allí pudieran contra un dragón y menos el más rápido de todos ellos.
- ¿A qué estás esperando para irte Gray? – me preguntó medio enfadado.
Salí corriendo entonces hacia las escaleras laterales para subir hacia donde había visto a Natsu y no paré de correr hasta que ya no pude hacerlo más, justo cuando llegaba a un amplio pasillo. Ante mí se extendían innumerables puertas y si tenía que revisar una a una podría pegarme todo un día aquí dentro y no tenía tiempo. Esto me cabreaba mucho y como encontrase a ese José se iba a enterar, porque no tenía derecho a llevarse a Natsu aunque también era cierto... que no sé como combatiría si me encontraba con alguien, porque mis fuerzas fallaban y mi cuerpo no estaba recuperado, cada vez lo sentía más débil por el esfuerzo que estaba haciendo al tratar de encontrar a Natsu.
Sabía que no podía rendirme aquí, a mi cuerpo le costaba mucho moverse pero no podía rendirme aquí, si había llegado tan lejos en esta situación no era para ahora rendirme, era para poder encontrar y salvar a Natsu, porque se lo había prometido, él era mío y haría lo que fuera para que volviera a mi lado, éste no era su sitio y se lo demostraría, su lugar estaba en nuestro gremio, éramos su familia, era mi pareja y no le abandonaría en este mugriento gremio que sólo querían utilizarle.
- Natsu – grité su nombre con la esperanza de que reaccionase y saliera del lugar donde se estaba ocultando.
Grité un par de veces y hasta le llamé cobarde para ver si salía enfadado como solía hacer, pero no lo hizo, al final frustrado porque no reaccionase me tocó buscarle puerta a puerta y eso iba a tardar bastante. Resoplé y empecé con la primera puerta y tras esa la segunda y la tercera...
Cuando ya salía al pasillo de nuevo tras registrar varias puertas más, Natsu apareció ante mí al otro lado del pasillo. Me sorprendí al verle y abrí mucho los ojos, estaba allí frente a mí y había venido corriendo, se le notaba por la forma en que respiraba exhausto. Se detuvo unos segundos cogiendo aire mientras no apartaba ni un segundo los ojos de mí y cuando se recuperó un poco, caminó en mi dirección con ese andar cansado pero a la vez impaciente por tenerme delante como si no se lo creyese.
Fui hacia él también caminando pero mis pies cada vez aceleraban más y más. Natsu al verme acelerar el paso me indicó que no le tocase, que podía hacerme daño pero a mí me daba exactamente igual, quería estar con él y aceleré aún más hasta que me di cuenta de que estaba corriendo por el pasillo hacia él. Me lancé a sus brazos y él me cogió con miedo. Sí quemaba un poco pero no era ni la mitad de lo que quemaba cuando estaba en aquella base, se le estaba pasando el efecto y yo no quise separarme de él, me daba igual si aún quemaba un poco, podía aguantarlo mientras estuviera a mi lado.
- Natsu – le llamé susurrando.
- ¿Qué haces aquí Gray? – me preguntó.
Ni siquiera me molesté en contestarle, le di un puñetazo que lo tumbé al suelo de golpe. Natsu me miró extrañado desde el suelo sosteniéndose ahora en su mano la adolorida mejilla mientras yo le miraba.
- ¿Pero qué narices haces? – me preguntó enfadado.
- ¿Qué hago? – Le pregunté - ¿Qué haces tú imbécil? ¿Te crees que puedes hacerme este daño y luego marcharte así como si nada? Tú eres de Fairy Tail, eres mío Natsu, así que no te perdono que no estuvieses a mi lado cuando desperté, no te perdono que me hayas hecho levantarme de esa cama con el dolor que tengo para venir a por ti ¿Por qué diablos aceptas propuestas de Phantom Lord? – le recriminé
- Es lo mejor, no quiero hacerte daño Gray.
- ¿Hacerme daño? Mírame Natsu – le dije agachándome hasta él y cogiéndole de la barbilla obligándole a mirarme – mírame bien... estoy destrozado y es tú culpa, así que ya puedes compensarme por el daño que he sufrido y esa compensación no es largarte lejos de mí, quiero que estés a mi lado, quiero que vuelvas conmigo.
- ¿Por qué me haces esto? – me preguntó llorando - ¿Por qué me haces sentir culpable?
- Porque eres idiota – le dije - ¿Crees que me importa lo que hayas hecho cuando estabas bajo el control de esos demonios? Ni siquiera eras tú mismo, a mí sólo me importa lo que piense el Natsu de verdad y sé que no me harías daño, así que deja de sentirte culpable. Lo hiciste y ya está, olvídate de todo, te quiero Natsu, sigo enamorado de ti como lo estaba el primer día y te necesito, acabo de perder a mi padre y sólo me quedas tú, así que espabila de una maldita vez y vuelve conmigo al gremio.
- ¿Me perdonas? ¿Es eso lo que tratas de decirme? – me preguntó.
- No Natsu, trato de decirte que te perdones tú mismo de una maldita vez, no soy yo quien debe perdonarte, eres tú el que se siente culpable, yo jamás te he echado ni te echaré las culpas de nada de lo que ha pasado, así que perdónate de una vez para que podamos irnos a casa.
- No quiero hacerte daño nunca más Gray.
- No lo harás, pero venga... reacciona Natsu, estoy aquí, no me estás haciendo daño, mírame... sólo quiero estar contigo, por favor Natsu, no me abandones, tú no.
- Qué conmovedor – escuché al fondo una voz y reconocí claramente a José que venía por el pasillo aplaudiendo – Natsu... viniste aquí para mantener a salvo a Gray.
- No le hagas caso Natsu – le dije – yo estoy a salvo, yo sólo estoy a salvo si tú estás a mi lado.
- Cállate – me gritó José.
- Te hice daño – me comentó Natsu.
- Te quiero Natsu, vuelve conmigo – le dije colocándole su bufanda que llevaba yo en el cuello - él sólo quiere utilizarte como hicieron aquellos demonios. Vamos Natsu, yo jamás te utilizaré, te quiero tal cual eres, ven conmigo, por favor.
- He dicho que te calles – me repitió está vez lanzando hacia mí una de sus magias oscuras y si no llega a ser porque Natsu me apartó del medio me habría dado de lleno.
Caímos al suelo los dos y me quejé un poco por el golpe, no porque hubiera sido fuerte porque Natsu trató de amortiguar mi caída, pero mi cuerpo estaba tan herido que incluso por poco que fuera el golpe yo ya sentía el dolor.
- Gray – me llamó Natsu - ¿Estás bien?
- Estoy bien Natsu – le dije y le vi mirar hacia José enfadado, creo... que Natsu volvía a ser el que era.
- No intentes tocar de nuevo a Gray – le amenazó Natsu poniéndose en pie – puede que él no pueda pelear, pero yo lo haré por él – le dijo mirando su bufanda en el cuello.
- Natsu...
- Acabaré enseguida Gray... y volveremos al gremio, te lo prometo.
- Confío en ti, Natsu.
- No volveré a fallarte Gray, te lo juro.
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