Capítulo 48: Desolado
Natsu Dragneel
Happy había decidido marcharse fuera a buscar a Lucy y lo entendía, porque aunque ellos dos siempre discutían, sé que en el fondo se llevaban muy bien y yo hoy no era precisamente el más marchoso del gremio, estaba hundido y destrozado, no quería ver a nadie, quería estar solo... porque estando solo era la forma en que no le haría daño a nadie. Aún así, no paraba de pensar en Gray y en cómo habría pasado la noche, en si estaría mejorando o no. Le había destrozado y eso no me lo podría perdonar en la vida, al menos no el hecho de haber herido a Gray.
Me quedé en la cama todo el día, desde que me había dejado caer encima de ella, no me había movido ni siquiera para quitarme la ropa y ponerme el pijama... no me importaba nada sin Gray, me tenía demasiado preocupado su estado de salud y a la vez... no quería volver al hospital, no quería ver el desastre que había hecho, no quería ser el culpable de seguir haciéndole daño y ahora mismo sin ser capaz de controlar mi temperatura... sólo era un peligro para él, lo era para todo el mundo, era mejor encerrarme en esta soledad y esperar... esperar y rezar para que nadie me tocase, porque no quería que nadie volviera a tocarme, no quería volver a hacer daño a nadie más.
No sé el tiempo que pasaba, me daba lo mismo si era de día o de noche, me había dedicado a cerrar todas las ventanas y quedarme encerrado completamente, no quería ver a absolutamente a nadie. Lucy fue la primera que vino a tocar la puerta de mi casa preocupada de que me ocurriese algo pero ni siquiera le contesté, no tenía ánimos ni de hablar con ella, en este momento sólo tenía dos cosas en la cabeza, una era la mala salud de Gray y la otra... buscar a esos malditos demonios y destrozarles por lo que me habían obligado a hacer, pero ninguna de las dos me ayudaban.
Pensar en Gray no me solucionaba nada, el daño ya estaba hecho y me daba exactamente lo mismo, no cambiaría nada por mucho que lo pensase, seguiría en aquella camilla de la enfermería del gremio y sólo me quedaba esperar... y yo no era precisamente muy paciente en estas cosas. De mi segunda idea que era ir a buscar a esos demonios, tampoco me era algo favorable ya que ellos podían controlarme cuando quisieran.
Nada de lo que se me ocurría era una buena idea pero es que quedarme en el gremio sabiendo todo lo que pensaban de mí en este momento... tampoco era lo que más me apetecía hacer, me sentía como si estuviera poniendo en peligro a todos mis compañeros por el simple hecho de estar en el gremio, porque si había sido capaz de herir de esa forma tan salvaje a Gray... ¿Qué podría haberle hecho a los demás? No era una buena idea quedarme.
Tras haberse marchado Lucy junto a un preocupado Happy que decidió irse con ella a casa unos días hasta que yo me recuperase... al día siguiente apareció Wendy tratando de animarme y aunque Charlie, su gata... le pedía que me dejase un tiempo a solas para recapacitar, Wendy quería hablar conmigo, pero tampoco abrí la puerta, aunque sí hablé con ella un poco a través de la puerta.
- ¿Cómo está Gray? – fue lo único que pregunté.
- Sigue en la enfermería – me dijo – se está recuperando lentamente. Natsu... ábreme por favor – me pidió pero no le contesté ni abrí – vamos Natsu, estamos preocupados por ti, ábreme y hablemos un rato, come algo por lo menos – me insistió pero seguí tumbado en la cama, sólo me interesaba saber por Gray, nada más.
Wendy también acabó marchándose sin saber qué decirme o qué hacer para sacarme de esta depresión en la que había caído y de la que no encontraba una salida, porque no la había... había hecho daño a Gray y no podía perdonarme eso, había caído demasiado bajo, había dejado que mis instintos de dragón me cegasen.
Me quedaba clara una cosa... no volvería a tocar a nadie hasta que yo mismo no me sintiera capaz de controlarme y desde luego... mucho menos tocaría de nuevo a Gray por muchas ganas que tuviera de estar con él, no podía permitirme volver a hacerle daño, así que lo mejor... era apartarme de todos hasta que mi poder volviera a la normalidad por lo menos... y después de que volviera, tendría que pensar de nuevo si dejaba de ser un peligro para todos o continuaba siéndolo, porque si iba a continuar... debería alejarme definitivamente de Gray.
Nunca creí que pudieran tener razón los rumores de que un dragón no podía estar con un humano, yo con Gray estaba genial, aunque tuviera que contenerme sabía que él y sólo él era mi chico, era la persona con la que quería pasar el resto de mi vida, pero ahora... ahora dudaba todo, quizá los rumores tenían razón y por eso Sting había buscado a otro dragón, quizá por eso Rogue y Sting eran tan compatibles mientras que yo con Gray... era someternos a una vida de represión y control, porque no podía dejar que mi poder se descontrolase estando con él, pasaba esto... que Gray acababa en una maldita camilla en la enfermería.
No sé la gente que pasó por la puerta de mi casa tratando de convencerme de que les abriera, incluso la misma Erza fue capaz de venir, pero ni siquiera le contesté, no tenía ánimo para hacer frente a sus enfados y broncas, sé que lo había hecho mal, sé que me había dejado controlar pero no me apetecía volver a escucharlo una y otra vez, ya lo tenía claro, podían guardarse sus discusiones, no me interesaban en absoluto, sólo quería noticias de Gray, si traían intención de hablarme de otra cosa... podían pasar de largo porque no quería oír nada.
Pasaron por lo menos cuatro días donde yo únicamente bebí agua y comí levemente algo, aunque no mucho, pero entonces... para mi sorpresa ante mí puerta escuché la voz de Sting y venía de muy mal humor.
- Ábreme la puerta pedazo de cabezón – me gritó – serás inútil ahí en tu casa encerrado todo el día, a mí no se te ocurra no abrirme esta puerta porque la tiro abajo ¿Me escuchas?
- Sting... - pronuncié y él esperó unos segundos atrás.
- He dicho... que me abras – comentó y vi por la ventana como cargaba su aliento para tirarme la puerta abajo, así que no me quedó más remedio que abrir la puerta.
- Ya está – le dije – no hace falta ser tan bruto
Ni siquiera terminé la frase cuando me llevó un puñetazo que me tumbó en el suelo. Le vi cogerse la mano porque se había quemado al tocarme, pero le importó más bien poco, quería pegarme y lo hizo, le daba exactamente igual hacer daño él mismo con tal de darme el puñetazo.
- Serás imbécil – me insultó - ¿Cómo se te ocurre no ir a ver a Gray? Llevas cuatro días desaparecido y por mucho que me excite tu novio eres tú el que debes estar allí con él y no yo, así que mueve tu culo de dragón y ve a verle ahora.
- Vete al cuerno Sting... no voy a ir a esa enfermería a verle, es mi culpa que esté así, no volveré a hacerle daño.
- No hace falta que le toques hasta que no se te pase lo que te hayan inyectado, pero ve a verle, siéntate a su lado y hazle compañía, es lo menos que puedes hacer por él, así que muévete, porque yo no me iré de aquí sin ti ¿Queda claro?
- No voy a ir – le repetí – sólo le hago daño a Gray, ve tú si tanto te importa.
- Escúchame bien – me dijo cogiéndome del cuello de la camiseta – no me gusta tu estado de ánimo, me importa una mierda si te sientes culpable o no, a mí me importa Gray y te necesita, me suplicó que te ayudase y eso estoy haciendo, así que ve a verle.
- No puedo – le dije llorando – no puedo verle, no soporto ver lo que le he hecho.
- No fuiste tú Natsu, estabas controlado, no podías evitarlo. Venga Natsu... Gray te adora, me suplicó incluso a mí que te ayudase, él sólo quería salvarte, ayudarte a ti. No puedes abandonarle tú ahora, él confiaba en ti, se quedó a intentar sacarte de este lío y cuando no pudo hacer más me lo pidió a mí, así que no voy a dejar que te hundas.
- Yo le prometí que lo sacaría y no lo hice.
- Natsu mírame... es Gray de quien hablamos, a él no le importa nada excepto que tú estés bien, así que tienes que ir.
- ¿Cómo voy a mirarle a la cara después de que no le reconocí? Es una vergüenza, hasta tú conseguiste reconocerle antes que yo y se supone que es mi chico.
- No sé cómo pude reconocerle ¿Vale? No tengo ni idea, quizá al saber los demonios que era tu pareja te pusieron alguna droga más fuerte para evitar que le reconocieras, no lo sé Natsu, pero tienes que ir, sigue siendo tu chico y te necesita.
- No quiero hacerle daño y si voy estando como estoy ahora... sé que puedo llegar a quemarle aún más y no quiero hacerlo, prefiero mantenerme a distancia de él hasta que esto se me pase.
- Él te quiere Natsu, sólo necesita que estés a su lado. Puedo acompañarte si quieres y controlar que no le hagas nada, yo puedo protegerle si ese es tu gran miedo.
- ¿Enserio? ¿Lo harías por mí? – le pregunté
- Sí Natsu, haría cualquier cosa por vosotros y lo sabéis, pero no me hagas enfadarme otra vez contigo.
- Pero es que tu no entiendes como me siento... no sabes lo que es hacer daño a la persona más importante.
- Claro que yo lo sé ¿Crees que no me siento culpable cuando veo a Rogue? Intenté matarle en la primera misión que nos mandaron hacer, casi lo mato Natsu, sé por lo que estás pasando pero no puedes echarte la culpa por lo que hicieron unos demonios. Venga... vayamos a ver a Gray.
Al final accedí a acompañarle tras ponerme la ropa y me dio igual que me viera desnudo por casa, total... ya me había visto desnudo la vez que hicimos el trio y aunque no quiso repetir, yo sé que seguía teniendo ganas, porque aunque no me lo reconociera por ser un gran amigo, sé que le excitaba Gray tanto como le excitaba Rogue y siendo sinceros... Sting era el típico chico que le encantaba probar experiencias nuevas.
- ¿Te has sonrojado al verme? – intenté bromearle mientras me terminaba de cambiar.
- Vete a pasear Natsu – me dijo sonrojado
- Aún te excitamos – le confirmé.
- Claro que sí, pero amo a Rogue y tú eres como mi hermano, así que vístete rápido y vamos a la enfermería.
Salí de casa siguiendo a Sting y nos dirigimos sin demora alguna hacia la enfermería y es que... me moría de ganas de ver a Gray aunque aún tuviera miedo de poder hacerle daño.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top