Capítulo 47: Inconsciente

Natsu Dragneel

Cuando me desperté no estaba en ninguna celda... estaba en mi casa y llegué a pensar que quizá todo había sido una maldita pesadilla pero al no ver a Gray en mi cama al lado conmigo, supe que todo lo que había pasado era real y volví a sentir este intenso dolor en el pecho, porque yo le había prometido que jamás le harían daño, le prometí que lo sacaría de allí y al final... había sido yo el que más daño le había hecho y eso no me lo podía perdonar.

Mis amigos me decían una y otra vez que yo no tenía la culpa, que estaba controlado por los demonios pero yo me sentía culpable, debí haberme resistido con más fuerza a su control, debí haberme dado cuenta de quién era Gray, tenía que haberle reconocido pero no lo hice, lo destrocé yo mismo y no sé lo que me habían dado... pero mi cuerpo seguía expulsando calor, unas fuertes llamas que ahora me daban miedo... jamás había tenido miedo de mi fuego, yo lo controlaba... pero ahora no, no podía dominar mis llamas, salían de mi cuerpo y quemaban todo a su paso, no quería tocar a nadie, no quería volver a hacer daño a la gente. Había sido mi culpa que Gray estuviera tan herido, mía y de mis llamas asquerosas.

Lloré en mi cama agarrando con fuerza las mantas con mis puños y es que no podía perdonarme lo que le había hecho a Gray. Sé que no me di cuenta pero aún así, era yo quien le había hecho daño. Tenía que verle, tenía que comprobar que estaba bien, pero me daba mucha vergüenza tener que ir a verle, porque después de saber que era mi culpa... no sé cómo se lo tomaría él.

Me maldije una y un millón de veces, todo su pasado había sido sufrimiento, lo sabía muy bien, yo mismo traté de ayudarle con su problema, traté de ayudarle a superar su miedo y ahora...era yo quien le había hecho recordar todo ese sufrimiento. Empezaba a pensar, que no era el indicado para estar con él, no podía protegerle, no lo había conseguido y eso me frustraba. Siempre creí que yo era fuerte, que podía vencer a cualquiera, que podía proteger a Gray, pero no había sido capaz de nada excepto de hacerle daño.

Pensaba ahora en Igneel... debería sentirse defraudado con mi comportamiento, por haberme dejado controlar de esta forma y por haber hecho daño a la gente que me importaba. No podía dejar de pensar en Gray, en el momento en que le reconocí, con aquellos ojos llorosos mirándome, con aquella voz suplicándome que parase, llegando a pedirme perdón ¿A mí? Cuando era yo quien debería pedirle perdón a él ¿Por qué me pedía perdón Gray? No entendí porque él tendría que disculparse y eso hacía que aún sufriera el doble, porque era él quien se sentía culpable cuando era yo, él no debería sentirse así, fue mi culpa, sólo mi culpa.

Decidí levantarme y vestirme, porque alguien se había molestado hasta en ponerme el pijama. Me di cuenta al terminar de cambiarme, que Happy estaba allí cerca de mi cama, durmiendo como si se hubiera cansado de esperar a que me despertase. Ni siquiera tenía ánimos para despertarle, no quería que me viera tal y como estaba ahora, porque no me sentía yo mismo, me sentía como un Natsu completamente desconocido, un Natsu que había hecho daño al ser más querido que tenía y ni siquiera me atrevía a mirar a Happy por miedo de que él también viera este monstruo en el que me había convertido. No podía mirar a nadie estando así, sabiendo que todo lo que había pasado era culpa mía.

Acabé por ir hacia el gremio y aunque realmente nadie me miraba por las calles de la ciudad, yo me sentía observado, como si todo el mundo supiera la clase de monstruo que era yo, como si todo el mundo supiera lo que le había llegado a hacer a Gray. No podía soportarlo, Gray lo era todo para mí y tenía pánico de entrar en el gremio y no verle, tenía miedo de que no estuviera allí sonriendo como siempre hacía en nuestra mesa de siempre, me daba miedo no poder volver a besar sus gélidos labios, de no volver a ver aquellos espectaculares ojos azules tan expresivos que tenía.

Extrañamente, la puerta del gremio estaba cerrada, no había muchos magos entrando y saliendo, eso era muy raro, porque nuestro gremio siempre estaba muy animado, pero cuando empujé la puerta abriéndola para entrar al interior, me di cuenta de que la gente no estaba para ánimos de celebrar nada. Muchos estaban vendados de la pelea contra los demonios, incluida Mirajane. Laxus estaba en uno de los laterales de la barra bebiendo con un brazo y parte del torso vendado. Recordaba haber visto a Laxus... él fue quien me sacó de allí, quien me ayudó a escapar del control de aquel demonio junto con Erza y Sting.

Me acerqué hasta Laxus y ahora ya no era imaginaciones mías, todos me miraban mientras caminaba por el pasillo hacia Laxus. Supongo que me merecía que me mirasen como lo hacían, había destrozado a mi compañero de gremio, a mi propia pareja y no me había importado hasta que no salí del control de aquellos tipos. Laxus me miró llegar y me pasó un vaso de lo que él estaba tomando, creo que era alcohol.

Bebí con él en silencio sin decir nada y luego me atreví a preguntarle como escapó de allí después de que todos nos fuéramos. Me estuvo contando su odisea en aquella base contra Mard Geer y supongo que tener electricidad bajo tu control era algo bueno, porque escapó tan rápido que ni el propio demonio pudo seguirle. Supongo que me vio tan triste que acabó invitándome a otra copa de lo que se suponga que era esto... porque era realmente fuerte.

- ¿Y Sting? – le pregunté.

- Está bien, está con Rogue en el hotel recuperándose de las heridas.

- Y... - dudé si preguntar - ¿Gray? – pregunté al final agachando la mirada.

- Está en la enfermería del gremio, Wendy estuvo toda la noche intentando curarle pero está grave, no creen que despierte en un tiempo... han tenido que sedarlo para evitar que se despierte y le duela demasiado.

- ¿Lo quemé mucho? – pregunté avergonzado.

- Sí – me dijo sinceramente – por dentro y por fuera, sus órganos estaban fallando ya cuando lo trajimos, no paró de escupir sangre en un rato, menos mal que Wendy pudo salvarle, pero no podrá volver a la normalidad en unos días... quizá algunos meses, la rehabilitación para él va a ser lenta y dolorosa – me explicó.

- Lo siento – dije llorando, poniendo mis manos en mi cara para intentar mitigarlas, pero las lágrimas seguían saliendo – lo siento, fue mi culpa.

- No fue tu culpa Natsu, fueron esos demonios.

- Yo me dejé dominar, yo le quemé, yo le he herido, es mi culpa.

- Natsu... - me dijo y cuando fue a tocarme apartó la mano de golpe tras quejarse por el quemazo.

Me sorprendí mucho de que aún siguiera tirando fuego, no podía ser... ¿Qué me habían inyectado para que mi cuerpo siguiera generando este inmenso calor? Yo no quería generarlo, así no podría tocar a nadie, todos se quemarían conmigo, me había convertido en un peligro para todos.

- Natsu – intentó sacarme del trance y cuando vi que volvía a traer su mano para tocarme, me aparté.

- No me toques – le grité y todos en el gremio se asustaron – hago daño a la gente, estoy lastimando a todos.

- No eres tú Natsu, es eso que te han inyectado, pero descubriremos como quitarlo.

- Soy un monstruo... he herido a Gray, quemo a la gente... no puedo estar con vosotros.

- Natsu... entra al menos a ver a Gray – me dijo Laxus y aunque ya me iba por el pasillo, me giré hacia él – no hace falta que le toques, pero entra a verle, le hará bien aunque no pueda despertar... escuchar tu voz. Por favor... no le abandones en esa cama, si te sientes culpable es lo mínimo que puedes hacer por él, ayúdale ahora que puedes.

- Entraré un rato – le dije – pero no me acercaré a él, ya no puedo ayudarle en nada, sólo soy un peligro si sigo cerca suyo.

Al final regresé por el pasillo y entré por la puerta lateral hacia la enfermería. Erza estaba allí con una Wendy durmiendo en la cama contigua tratando de recuperar fuerzas. Debía haber estado toda la noche curando a Gray porque se la veía muy cansada. Erza al verme entrar decidió salirse y dejarme un rato a solas con Gray... pero cuando le vi allí tumbado conectado a innumerables cables no me gustó la visión, porque sabía que fui yo el culpable de que estuviera así. Quería acercarme a él, me moría de ganas de estar a su lado y abrazarle, de decirle que todo estaría bien, pero había dos motivos que me lo impedían, uno era que me sentía culpable, yo le había hecho esto y el segundo... es que no podía acercarme con la temperatura mía actual, le quemaría aún más, así que no podía hacer nada.

Lloré aún más viendo a Gray tirado en esa cama, con todos esos aparatos por encima de él intentando mantenerle con vida. ¿Cómo podía haberle dejado en este estado? Estaba casi muerto y no terminaba de creerme que estuviera ahí en esa camilla, me moría por verle despierto de nuevo, sonriéndome como siempre lo hacía.

No pude evitarlo más... tuve que salir corriendo de allí llorando sin poder aguantarme más y es que no podía verle en ese estado sabiendo que era yo. Si hubiera sido cualquier otra persona habría salido corriendo y le habría matado yo mismo, pero no podía hacerlo, porque yo era el culpable. No soportaba esta angustia, no soportaba sentirme de esta forma. Yo no merecía estar con él después de esto, Gray se merecía a alguien mejor, alguien que sí pudiera cuidarle y protegerle como se merecía.

Salí del edificio del gremio corriendo en dirección a mi casa y aunque escuché a Laxus llamándome intentando que frenase mi carrera, no lo hice, seguí corriendo y no me paré hasta llegar a casa y cerrar la puerta tras de mí. Me sentía raro en este gremio, todos me miraban como a un bicho raro, todos sabían lo que le había hecho a Gray, todos me veían tal y como era ahora... un monstruo que quemaba a la gente que se acercaba a mí y odiaba sentirme así. ¿Qué iba a hacer ahora?

Happy se levantó de la siesta al escucharme cerrar la puerta y aunque se preocupó por mí, le contesté de malas formas que me dejase en paz. Ahora mismo no estaba de humor para nada, sólo tenía en la mente la imagen de Gray tirado en esa camilla y sé que tenía que hacer algo, porque no quería que muriese, pero no sé qué podía hacer, ya no había remedio, sólo Wendy podía ayudar... yo era un inútil, no pude salvarle, no pude protegerle y encima le herí... era un completo inútil, un imbécil que cayó en la trampa de esos malditos demonios y que hirió a su chico, al amor de mi vida... no merecía ser de Fairy Tail después de esto...Había defraudado a todos.


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top