Capítulo 43: Territorio

Sting Eucliffe

Recordaba a Gray ¿Cómo pude haberle olvidado? Era imposible, no me cabía en la cabeza que pudiera olvidar a alguien tan importante... pero hasta a Rogue le había olvidado y era la persona más importante para mí. Lo que no me entraba en la cabeza de verdad... era Natsu, ¿Tan ciego estaba con escapar y destruir todo que no se había parado a pensar en quién era este chico? Era su propia pareja, era la persona a la que más amaba y la había destruido por completo, estaba tan mal que no sabía ni si Gray aguantaría ponerse en pie, toda su piel estaba en carne viva por las intensas llamas de Natsu y creo... que cuando Natsu volviera en sí ni él mismo podría perdonarse el daño que le había hecho, porque yo le había visto cuidar de Gray, era capaz de todo por él, no creo que se perdonase esto, haberle atacado él mismo.

Gray no parecía querer soltarme, era como si sintiese a gusto estando conmigo, como si yo pudiera protegerle de todo y quizá era así ahora, porque él no podía atacar ni pelear en este estado en el que se encontraba. Yo sólo tenía una cosa muy clara, si él no podía luchar y Natsu estaba esa fase rebelde de pelear contra todo y contra todos... yo sería quien le defendería, porque nadie tocaría a Gray, él fue importante para mí, gracias a ellos dos, tanto a Gray como a Natsu, dejé mi vida pendenciera, mi vida mujeriega para darme cuenta de que realmente estaba enamorado de Rogue y por tanto... Gray era demasiado importante para mí, no podría olvidarle y mucho menos iba a dejarle aquí que enfrentase todo solo.

Le vi llorar con su rostro hundido en mi pecho y le abracé con fuerza hacia mí protegiéndole, indicándole que llorase todo lo que quisiera antes de que empezase mi guerra, porque iba a destrozar a todo el que le hizo daño, empezando por Natsu, ese cabeza de chorlito iba a tener que recapacitar y volver a ser quien era antes si no quería que le matase allí mismo, porque no soportaba ver a este Gray, él era guapo, sensual, juguetón y desde luego... después de aquel trío que tuve con ellos, Gray me parecía el chico perfecto, siempre había mantenido que me habría gustado repetir el sexo con él, incluso con Rogue lo había hablado y eso que era mi pareja. No reconocía a este Gray llorando y débil, este Gray que ni siquiera podía ponerse en pie, él era fuerte y atrevido, orgulloso y cabezón, no era un chico que suplicase y lo había hecho por Natsu, quería que salvase a Natsu y yo por Gray mataba si era necesario.

Si lo que necesitaba Gray era ayuda, yo siempre iba a estar ahí para él, no dejaría jamás que estuviera solo, triste o deprimido, quería el otro Gray, el que en el sexo jugaba conmigo y me manipulaba, el Gray del que Natsu se enamoró, siempre fuerte y orgulloso, ese del que incluso Rogue llegó a tener celos cuando creyó que yo estaba enamorado de él, pero no lo estaba, era admiración lo que sentía por él, admiración y excitación, porque en la cama era perfecto, no me extrañaba que Natsu no le hubiera dejado escapar, eran tal para cual. Eran perfectos el uno para el otro, uno fuego... otro hielo, tan contrarios y a la vez tan iguales, encajaban como anillo al dedo el uno con el otro, daban la vida por el otro si era necesario, esos dos, estaban cortados por la misma tijera, no podía ver a Gray con nadie más que no fuera con Natsu. Lo adoraba.

- Voy a sacarte de aquí Gray, te lo prometo.

- Sólo necesito que ayudes a Natsu, Sting – me dijo – por favor.

- Tranquilo Gray, yo ayudaré a quien quieras pero primero... tengo que sacarte a ti de aquí, estás demasiado débil, necesitas un médico urgentemente, no aguantarás mucho más.

- Sting... gracias – me dijo y me sorprendí – haré lo que quieras por ti si ayudas a Natsu.

- No necesito nada de ti Gray excepto que estés bien.

- De acuerdo, pero aún así, yo siento que te debo una y te la pagaré, ésta siempre voy a guardártela, puedes pedirme lo que quieras, yo siempre estaré agradecido por esto Sting, eres un gran amigo.

- Voy a sacarte de aquí.

- Gray... deja de llorar por favor, me destrozas a mí. – le comenté.

- Lo siento, es que no puedo – me dijo.

- ¿Qué te ha pasado? – le pregunté.

- Es mi padre... - me dijo – mi padre ha muerto, Natsu no me reconoce, estoy solo.

- Tú no estás solo Gray, yo estoy contigo y haré que Natsu te recuerde, te lo prometo. Ven aquí – le dije abrazándole con más fuerza – tu padre seguro que lo hizo por ti, es mejor recordar los buenos momentos con él Gray, quédate con eso y no estés tristes, él siempre estará contigo y yo te devolveré a Natsu. Te lo prometo, pero no me llores más, estaré a tu lado, sé que no puedo sustituir a tu padre, no puedo cubrir ese hueco que te ha dejado, esa tristeza que tienes, pero siempre estaré aquí para ti Gray, para lo que necesites.

- Eres el mejor Sting, te he echado de menos.

- Tranquilo Gray, venga, deja de llorar y pensemos algo para salir – le dije limpiándole las lágrimas y dándole una sonrisa.

Cogí a Gray en brazos y lo dejé sentado apoyado contra el muro del fondo para evitar hacerle daño cuando empezase a atacar, porque esto iba a ponerse feo. Tendrían que entrar a por él y desde luego... tenían que abrir esa puerta desde fuera, así que podía tener una oportunidad de escapar y es que... tenía que sacar a Gray de aquí urgentemente, necesitaba un médico y por supuesto... necesitaba a Natsu ahora que había perdido a su padre. Desde luego no entendía a Natsu, estaban obsesionados tanto Rogue como él y estaban dejándose controlar ¿Cómo no podía recordar a Gray? Él lo amaba más que a nadie, sería el primero en matar a todos los que le habían hecho algo a su chico y sin embargo... se había olvidado, le había hecho daño él mismo y eso no se lo perdonaría.

De Rogue lo entendía, tenía menos relación con Gray así que era normal que pudiera olvidarle, pero Natsu... ¿Qué le habían inyectado para que se olvidase de tantas cosas? Quizá su droga fue más fuerte que la mía pero no podía estar seguro, de lo que sí estaba seguro, es que cuando volviera a la normalidad, iba a arrepentirse de todo lo que le había hecho a su chico. Pero lo primero de todo... era sacar a Gray, era llevarle con los suyos y que le curasen, algo que no sería muy complicado en principio porque desde la noche llevaba escuchando explosiones, eso era claro síntoma de que tanto Sabertooth como Fairy Tail estaban atacando.

Esperé delante de Gray protegiéndole hasta que abriesen la puerta y preparé mi aliento de dragón para cuando aparecieran ante mí. Desde luego no debieron imaginarse nada, principalmente porque mi aliento láser era el más rápido de todos los dragones, alcanzaba mucha más velocidad y no podían imaginárselo ni pararlo. El demonio que abrió la puerta salió volando por los aires contra el muro del fondo destrozándolo con mi ataque. Fue el momento que tuve para escapar antes de que siguieran viniendo más y más. Cogí a Gray en brazos por miedo a que no pudiera caminar y aunque él se quejó y me dijo que podía caminar, preferí cargarle yo por miedo a que se hiciera más daño, su cuerpo ya no estaba para soportar mucho más.

Salimos de allí y me di cuenta de que las otras dos celdas estaban rotas, seguramente de alguna de las explosiones de ambos gremios. Esto sería un problema si ambos dragones andaban sueltos tal y como estaban ahora, me daba miedo que se cruzasen con Gray en su estado, sabía lo que querían de él, sólo sexo, así eran los dragones y encima... ser tres en una misma zona, sería pelea casi seguro, demasiado territoriales, quizá hasta estuvieran esos dos peleándose por algún lado.

Caminé un par de pasillos cuando me crucé con Rogue destrozando a un par de demonios con esa sonrisa sádica. Dejé a Gray en el suelo cuando vi como Rogue movía la nariz olfateando mi olor, sabía que me reconocía. Supongo que no tenía más remedio que encargarme primero de mi chico para poder sacar a Gray de aquí.

- Vaya... me has traído un regalito – me dijo Rogue mirando a Gray.

- Gray... sigue este pasillo, al otro lado están los de tu gremio – le dije.

- Pero... ¿Y tú?

- Yo estaré bien, me ocuparé de Rogue y te alcanzaré, vete ahora, todo recto, puedo oler a Erza desde aquí.

- Vale – me dijo siguiendo el pasillo mientras yo detenía a Rogue que quería lanzarse sobre él.

- Déjame pasar – me dijo Rogue enfadado

- ¿Qué pasa Rogue? ¿No me reconoces? – le pregunté y se extrañó, yo aproveché para sonreír – entonces yo te haré recordar Rogue.

Menos mal que yo tenía más fuerza que él aún, lo cogí del brazo retorciéndole y lo tiré al suelo bocabajo colocándome yo encima bloqueando sus movimientos bruscos para intentar soltarse de mí.

- Suéltame – me gritó enfadado.

- No hasta que recuerdes Rogue – le amenacé – lo harás a las buenas o a las malas.

- Voy a destrozarte

- Sí, inténtalo – le comenté.

Metí mi mano libre bajo su camiseta tocando sus pezones con cierta dureza y tras el gemido que lanzó trató de encararme, de preguntarme qué le estaba haciendo, en qué pensaba y realmente... él ya debía saber en lo que estaba pensando. Iba a hacer que recordase ya fuera a las buenas o a las malas, pero Rogue recordaría... que yo era el que controlaba esta relación, él era mío, siempre había sido mío y no al revés, él no mandaba aquí, él tenía que someterse a mí y lo haría.

- Déjame – me gritó

- ¿Qué pasa Rogue? ¿Me tienes miedo?

- Yo soy un dragón, no me someto ante nadie.

- Te someterás a mí Rogue, siempre fuiste mío y volverás a serlo aunque tenga que domarte de nuevo ¿Te queda claro? No voy a dejarte en este estado, tú me obedecerás siempre sólo a mí, no a esos demonios.

Metí mi mano bajo su pantalón y cogí su miembro con fuerza provocando más gemidos de él, podía ver sus puños cerrarse y de vez en cuando me insultaba, aunque claro... cuando le sonreí y le dije que me excitaba el doble que se comportase así, creo que se sonrojó un poco, se sorprendió bastante porque cedió un poco en su intento por escaparse.

- Me da igual si no te acuerdas de mí Rogue, te haré recordar quién mandaba en esta relación, te haré volver a como eras antes de que estos demonios te controlasen.

- Detente Sting – me dijo ahora casi suplicando.

- ¿No te gustaba ser bestia Rogue? ¿No te acuerdas lo que le hiciste a ese chico? Prepárate entonces... porque nadie me supera a mí con el sexo ¿Te queda claro? Si querías marcha, aquí me tienes.

Le quité los pantalones a lo bestia, tanto... que prácticamente se los rompí y aunque gritó al escucharlo me hizo sonreír, porque él ya sabía cómo era yo para el sexo y él no era un humano, era capaz de aguantarme en plena acción, en plena furia y eso iba a tener si es lo que había querido durante esta última semana, nadie me superaría a mí en el sexo y mucho menos si no necesitaba controlarme como me ocurría con Gray.

Metí los dedos en su entrada y él gritó un poco al verse tan vulnerable frente a mí pero creo que necesitaba una lección, tenía que demostrarle de una vez quien mandaba aquí y ese... era yo, en esta relación no había sitio para dos dragones, sólo para uno y era yo. Sonreí al escucharle gemir y cerrar sus puños con fuerza tratando de contenerse, pero le iba a dar tanto placer que no le quedarían ganas para nada, iba a demostrarle... que no era rival para mí, él siempre estaría por debajo de mí, él sólo era una sombra comparado conmigo.

Entré en él con fuerza y hasta el fondo sin detenerme, me excitaba escucharle gemir, gritar y jadear. Creo que también lanzó algún insulto por el dolor del principio pero me dio exactamente igual, era un dragón, se regeneraría en poco tiempo comiendo algo de su elemento.

- Joder Sting – me gritó y reconocí su voz, era lo que solía decirme cuando entraba en él de esta forma. - ¿Cuánto tiempo llevas sin hacerlo? Eres un maldito bruto.

- ¿Rogue? – pregunté.

- Sí – me dijo y creo que estaba empezando a recordar – serás bestia – me gritó - ¿Por qué narices estás enfadado hoy?

- ¿No te acuerdas de nada? – le pregunté.

- ¿De qué tengo que acordarme? Estábamos en una misión, ni siquiera sé que estamos haciendo aquí y por qué te tengo encima. Eres un maldito animal – se quejó y sonreí volviendo a metérsela hasta el fondo.

- Lo soy y lo sabes – le dije – sabes que eres mío, puedo hacer contigo lo que quiera.

- Entonces hazlo imbécil – me dijo sonriendo y medio sonrojado.

Me moví dentro de él pero no le solté las manos, creo que él no entendía por qué le tenía sujeto, pero es que si se hubiera visto como estaba de descontrolado mientras esos demonios le habían tenido bajo control, entendería que hubiera tenido que ser así de bestia con él precisamente hoy. Sé que quizá me había pasado un poco, pero era necesario, al menos ahora sabía que me recordaba, sobre todo cuando empezó a pedirme aún más y me moví con más rapidez buscando más profundidad en él para darle más placer.

Solté una de sus manos y se agarró a una baldosa de piedra del suelo mientras gritaba casi sin control, jadeando del placer mientras me pedía que siguiera, que se la metiera aún más al fondo, que se la metiera más rápido. Toqué su miembro masajeándolo hasta que con un gemido brutal se corrió cogiendo con fuerza aquella baldosa intentando contener el placer y es que no aguantaba más Rogue. Me corrí en su interior hundiéndome hasta el fondo, quería dejarle todo mi ser bien dentro, que no saliera ni una mísera gota de él, iba a demostrarle que era completamente mío y seguiría siendo así, no permitiría que volviera a desafiarme nunca más y creo... que le quedó bastante claro.

- Vale Sting... mandas tú – me dijo casi sin aliento – pero explícame qué está ocurriendo.

- Lo que está ocurriendo es que tanto tú como Natsu habéis estado bajo la influencia e esos demonios, os han utilizado para hacer cosas que están mal – le expliqué.

- ¿Natsu sigue controlado? – me preguntó casi con desesperación.

- Sí – le dije.

- ¿Gray no ha ido hacia el fondo del pasillo? – me preguntó.

- Le mandé hacia Erza sí – le comenté.

- Pues hay que darse prisa, porque Natsu se fue en esa dirección cuando la explosión rompió las celdas – me dijo y ambos nos asustamos, salimos corriendo hacia el pasillo buscando a Gray.


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top