Capítulo 38: Sin magia
Mard Geer
Ahora Silver había tratado de traicionarme, había intentado alejar a Gray de esta base y eso no podía permitirlo por dos motivos principales, la primera porque le necesitaba para controlar a Natsu, él sólo quería estar con Gray aunque no le conociese, no se excitaba con nadie que no fuera ese chiquillo y en segundo... porque hasta a mí me estaba empezando a atraer algo ese moreno de ojos espectacularmente azules.
Me habría encantado tenerle sólo para mí, pero eso sería imposible ya que Natsu no me dejaría acercarme a él, al menos estando consciente de que era su chico, porque ahora mismo... para él era un insecto, un humano con el que podía hacer lo que quisiera y del que le daba igual el sufrimiento que le causase, no recordaba nada. Tanta furia que sacó la primera vez que vio a Gray herido... ahora se había agotado, se encontraba un nuevo Natsu que sólo deseaba a su chico para desahogarse sin importarle nada más.
Llevé personalmente a Gray a la enfermería para evitar más contradicciones, no quería que volvieran a poder traicionarme. A Silver lo mandé a una celda y uno de mis subordinados lo acompañó hasta allí para que vigilasen sus movimientos, ya no podía fiarme de él y no lo mataba ahora mismo porque aún me hacía falta ese cretino, quería obtener su magia de cazador de demonios, pero aún no había encontrado cómo arrebatársela, en cuanto tuviera esa información en mi poder, podía darse por muerto... otra vez.
La enfermería estaba desierta cuando llegué y tumbé de nuevo a Gray en la camilla dejándolo cubierto con la manta ¡Estaba helado! Ya me había dado cuenta al traerlo de vuelta que su cuerpo temblaba, creo que se moría lentamente pero a mí no me había llegado a alertar el médico, según él estaba todo bien, aún podía aguantar un tiempo.
Me quedé un rato frente a él mirándolo y la verdad... aunque no quisiera reconocerlo, es que ese chico me movía algo dentro de mí, era realmente guapo, con esos ojos azules que llamaban la atención de cualquiera, esa mirada suya de chico misterioso, de chico sufrido porque desde luego en su vida había sufrido mucho y seguía haciéndolo. Creo que entendí un poco por qué Natsu se fijó sólo en él. Gray era el típico chico malo de apariencia aunque luego era dulce y tierno, comprensivo con la gente, amable con todo el mundo, preocupado por su chico, un joven muy sufrido. Era apuesto hasta la médula, todos debían haber visto eso, su cabello moreno despeinado, sus ojazos, su cuerpo perfectamente trabajado... Todo él era pura lujuria ¿Cómo no se iban a enamorar de él?
Me senté a su lado escuchando su respiración entrecortada y es que... le costaba mucho respirar ahora con normalidad, supongo que era culpa mía por meterlo allí y me habría gustado tenerle para mí solo, pero quitando a Rogue, él era el único que podía calmar a los otros dos y eso... que aún no había querido meterlo con Sting por miedo al dragón de luz, porque no sabía si sería capaz de matarle con la rivalidad que le tenía a Natsu. En cuanto sintiera el aroma de Natsu en la piel de Gray, no sé cómo podría reaccionar.
Me daba miedo que pudieran matarle por dos motivos, uno porque me empezaba a gustar a mí mismo ese chico y eso me sorprendía mucho, yo jamás me había encaprichado con nadie y mucho menos de un humano, pero Gray tenía algo, ahora empezaba a entender porque volvía loco a esos dragones, todo de él me fascinaba, su actitud, su carácter, su dulzura, su terquedad, su lucha continua por no rendirse hasta conseguir lo que quería, su dedicación a los amigos, a los compañeros, su entrega incluso prefiriendo morir él por salvar a sus amigos, todo de él me gustaba.
No me extrañaba que Natsu hubiera visto todo eso en el chico, que le gustase tanto como para hacer cualquier cosa por él, por eso se había resistido tanto a nuestro control, nos había llevado días intentar controlar la mente de ese dragón y lo único que hacía Natsu, era resistirse una y otra vez pensando en Gray, diciéndose a sí mismo que debía aguantar por Gray. Este chico de hielo era capaz de cautivar a cualquiera.
Al apartar su flequillo para ver mejor su rostro, me di cuenta de que deseaba besarle, ver aquellos labios que tenía me hacía sentir algo extraño dentro de mí. Rocé sus labios con mis dedos y creo, que era la única parte que no tenía destrozada en todo su cuerpo. Eran tan sensuales, tan finos y delicados que casi me parecía un niño pequeño e inocente que jamás hubiera sido ultrajado como lo estaba. Toda su vida había estado preso del drama, de la tortura, de las violaciones y sin embargo, seguía conservando esa dulzura y ternura que volvía loco tanto a los dragones como a los demonios.
No pude resistirme a agacharme y probar sus labios, necesitaba saber cómo era besarlos, qué sentían todos los que los habían probado, quería tener sus labios prisioneros de los míos durante al menos un momento y descubrir qué narices tenían para que atrajesen irremediablemente a todos. Cuando los toqué, sentí frío, sus labios eran fríos pero no un frío inaguantable, eran realmente agradables, muy suaves y tiernos, terriblemente sensuales, me hacía sentir calidez y no sé si esto era ese sentimiento que los humanos conocían como amor, pero los demonios no podíamos tener esta clase de sentimientos y sin embargo, él me invadía de un sentimiento de placer mezclado con tranquilidad que me hacía desearle aún más.
Menos mal que me separé enseguida cuando escuché la puerta, porque Jackal me dio un susto de muerte y lo que menos quería era que me pillasen haciendo estas cosas, sólo me faltaba las burlas porque me estuviera "enamorando" de un chiquillo humano, prefería no contarle estas cosas a nadie, era humillante estar cayendo tan bajo por los encantos de este muchacho.
- ¿Qué ocurre? – pregunté de golpe con mi tono de voz de siempre, terriblemente serio.
- Tenemos problemas fuera.
- ¿Fuera?
- Sí – me dijo – están intentando entrar a la fuerza.
- ¿Fairy Tail? – pregunté con una sonrisa sádica.
- Sí – me aclaró – junto a los de Sabertooth y vienen enfadados.
- Así que por fin nos encontraron, entonces démosles una cálida bienvenida a ese estúpido gremio.
- No creo que vayan a entrar tan fácil, tenemos muchos demonios custodiando la fortaleza.
- Lo sé, pero si entran... les daremos una sorpresa.
- No lo entiendo – me dijo y yo miré a Gray.
- Llévatelo, si vienen a buscarle, al menos lo encontrarán siendo un humano normal y corriente.
- ¿Va a robarle su magia? – me preguntó sonriendo.
- Exacto, llévalo a la máquina y extráele hasta la última gota de magia que tenga.
Jackal me sonrió y cogió a Gray en brazos para llevárselo a la gran sala. La verdad es que dudaba de si Fairy Tail lograría entrar aquí, dudaba bastante, porque esto era una gran fortaleza llena de demonios bajo mi control. Había pensado bastante rápido qué hacer, pero ya que Gray jamás sería mío, al menos sí lo sería su magia, podía arrebatársela y aprenderla yo, me quedaría lo único que le quedaba ya tras arrebatarle a Natsu, no le quedaría nada y tendría que negociar conmigo para poder recuperarla ¡No era un mal plan!
Podría pedirle que fuera mío, solamente mío para el resto de la eternidad a cambio de que le devolviese su magia y estaba seguro de que Gray acabaría aceptando, ya que tras perder a su familia, tras perder a Natsu... si le quitaba también su magia, se sentiría tan inútil y desgraciado, que haría cualquier cosa, sería como un perro domesticado, haría lo que yo quisiera y eso me gustaba.
Me reí mientras salía por el pasillo caminando y es que... sí que eran idiotas esos magos de Fairy Tail, se lanzaban contra nosotros sin conocer nuestras habilidades, sin conocer nuestro tremendo poder sólo por Gray, por salvar a este chico que traía de cabeza a todos en el gremio. No sé si le buscaban tan insistentemente por ser su amigo, su compañero o porque les daba pena todo su pasado trágico, pero me daba exactamente igual por lo que fuera, Gray sería mío ahora que Natsu ya no lo quería para nada excepto el sexo. Todo estaba saliendo según mis planes.
No me preocupaba mucho realmente lo que hicieran los de ese gremio, no conseguirían entrar aquí, tenía todo el tiempo del mundo y aunque lo hicieran... no podrían derrotarme a mí y yo tenía a sus dragones bajo mi poder, con sacarlos en su contra sería suficiente, ni siquiera tendría que ensuciarme yo las manos. Esto era perfecto.
Fui a la sala de la extracción de magia donde tenían ya a Gray atado y preparado para quitarle todo su poder y le miré una última vez allí desmayado mientras veía por los tubos transparentes como succionaban su poder y lo metían en unos cilindros de cristal. Su rostro hizo un amago de quejarse, pero ni siquiera se estaba enterando o bueno... algo sí se enteraba, porque abrió levemente los ojos para mirarnos antes de repetir una y otra vez el nombre de Natsu, antes de pedirme que liberase a Natsu, que haría lo que fuera por él.
Por un momento me dieron ganas de decirle que aceptaba, aceptaría que fuera completamente mío con tal de soltar a su chico, pero no podía, Natsu era importante para mi plan, los tres dragones lo eran y aunque aún no había podido coger a los otros cuatro... lo haría. Cobra sería un poco complicado porque seguía en prisión y atacar al consejo mágico para entrar en esa prisión de alta seguridad sería una completa locura, pero Gajeel, Wendy y Laxus no serían tan complicados, de hecho... estaban intentando entrar en estos momento aquí para rescatar a sus compañeros.
- Por favor... - escuché de golpe con la voz en susurro y me giré para ver cómo caía una lágrima de aquellos preciosos ojos de Gray y resbalaba por su mejilla, aquello partió algo dentro de mí – libéralo – me pidió.
- No voy a hacerlo Gray – le dije acercándome hasta él y mirándole fijamente antes de limpiarle la lágrima – lo siento – le susurré para que no me escuchasen los demás.
- Por favor – volvió a repetirme suplicando – ¿No puedes cumplir ni siquiera la última voluntad de alguien? – me preguntó sollozando.
- ¿La última voluntad? No te estás muriendo Gray, no dejaría que te murieras – le comenté en susurro para que nadie nos escuchase, no quería que pensasen que me estaba volviendo blando con él.
- Me estoy muriendo – me dijo muy seguro – me estás matando, por favor... libera a Natsu, no me importa lo que hagas conmigo, libérale a él. No quiero morir pensando que no pude ayudarle, no quiero morir pensando que soy un inútil – me comentó llorando a más no poder.
- No puedo hacerlo – le dije alejándome de él.
No entendía a qué se refería con que se estaba muriendo, yo no lo estaba matando, sólo quería alejarle de su poder mágico para tenerle conmigo indefenso, sin posibilidad de que intentase matarme en algún momento. Sayla fue la que me comentó al verlo tan guapo, que podíamos haberlo convertido en un demonios y esa... fue una gran idea, porque le comenté que cuando acabasen de quitarle su poder mágico, podían llevarlo a cabo. Sería un demonio como nosotros, uno de esos seres que su padre tanto odiaba, porque su padre... era un Demon Slayer y aunque Gray no lo supiera... la misma sangre corría por sus venas, no podía arriesgarme a que pudiera matarme.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top