Capítulo 34: Papá
Gray Fullbuster
Hasta abrir los ojos era un suplicio, no tenía fuerzas para defenderme y aunque recordaba una y otra vez las palabras de Natsu diciendo que aguantase... o dudaba de si sería capaz de cumplir mi promesa. Jackal no me daba cuartel ni un momento, explosiones y más explosiones era lo que notaba, sólo un dolor intenso y el fuerte olor a quemado que producía mi propia carne al ser quemada sin remedio a cada explosión. En algún momento... hasta deseé morir allí mismo para dejar de sufrir, pero debía aguantar por Natsu, se lo había prometido y eso intentaba.
- ¿Te has calmado, Gray? – preguntó Jackal sonriendo – De verdad que ha costado doblegar tu voluntad.
- Vete al infierno – le dije con voz entrecortada y Jackal se enfadó aún más tirando de mi cabello para que le mirase directamente.
- Ríndete de una vez Gray, será mejor para ti, dejarás de sufrir.
- ¿Qué es rendirse para ti? – le pregunté incrédulo de que me dejase en paz si lo hacía, porque no sé lo que quería decirme con rendirme a él.
- Pídeme que te folle – me dijo sonriendo.
- Jamás – le dije acercando mi rostro hacia él y sonriendo – yo siempre seré de Natsu. Tendrás que violarme o matarme para tenerme, porque jamás te lo pediré voluntariamente, sólo a Natsu se lo pido.
- Eres un maldito cabezón orgulloso – me aclaró explotando otra bomba en mi pecho. Grité del dolor – pídelo y dejarás de sufrir.
- Mátame – le grité yo a él – soy de Natsu, siempre lo seré. Tú sólo podrás tener mi cuerpo a la fuerza, sólo Natsu me tiene por completo, a él me entrego voluntariamente.
- Natsu, Natsu, Natsu... - dijo en tono burlón como si se estuviera enfadando de escuchar ese nombre tantas veces en lugar del suyo, estaba enfadado por no conseguir de mí lo que quería, eso lo sabía – Me tienes harto con ese dichoso nombre, sólo es un estúpido dragón medio muerto, no tienes ni idea de lo que van a hacerle, va a dejar de ser el Natsu que conoces, van a dominarle por completo y destrozarán su personalidad hasta que ni siquiera se acuerde de ti – aquello me enfadó mucho.
- Nadie domina a un dragón – le grité – estáis completamente locos si pensáis así, Natsu no se dejará controlar por vosotros ni por nadie, ni siquiera yo puedo controlarle. Es un dragón, él siempre será libre.
- Ni siquiera a ti te reconocerá cuando acabemos con él Gray – me dijo riéndose – olvídate del Natsu que has conocido, aunque si necesitas verlo por ti mismo para creerlo, por mí está bien, acabarás pidiéndome que te folle una vez veas a tú querido dragoncillo completamente ido. Ese Natsu que verás será mucho más agresivo, sin miramientos, odiando a los humanos como tú Gray, le van a convertir en un auténtico dragón que creará destrucción a su paso, tal y como queremos. Yo no voy a ser nada comparado con lo que él te hará, Gray.
- Natsu no me haría daño – le grité muy convencido de mis palabras.
- Ya no es Natsu – me gritó – será un dragón el resto de su vida ¿Sabes porque los dragones buscan a otros dragones como compañeros sentimentales? Porque los insignificantes humanos como tú no pueden aguantar su fuerza, debes haber sentido como Natsu intenta controlar todo su poder cuando tenéis sexo, no puede desatar su furia, no puede dejarse llevar porque te destrozaría, no quería herirte y se controlaba, pero ahora no se controlará, ni siquiera le importarás, sólo verá un asqueroso humano con quien divertirse. Ni siquiera un mago puede sostenerlos aunque tú seas su contrario en cuanto a elemento, el fuego siempre derretirá tu hielo, no puedes enfrentarte a él, no estás hecho para él Gray.
- Tampoco para un demonio – le dije – me da igual aunque Natsu destrozase mi cuerpo entero, siempre le querré a él, puede matarme si así se queda a gusto, pero será mío, siempre será mi dragón, yo siempre seré de él, puede hacer conmigo lo que quiera, lo amo – le grité.
- Insensato humano, los dragones y los humanos jamás estarán juntos. Natsu necesita otro dragón a su lado, el problema es que no tenemos un dragón compatible con él – me aclaró y no supe a qué se refería – hemos capturado a Sting y Rogue, los dragones gemelos. Ambos han estado junto a Natsu en una misión, tenían que destruir una ciudad de magos tras haber conseguido cambiar su personalidad y sus recuerdos al interés de los demonios, pero esos cabezas de chorlito se han puesto a atacarse mutuamente sin cumplir las órdenes de nuestro jefe. – aquello me sorprendió – no hay forma de controlarlos cuando se enfurecen.
- ¿Cuándo... paso eso? – pregunté extrañado.
- Ayer – me sonrió
- ¿Cuánto tiempo he estado inconsciente?
- Un día y medio – me aclaró.
- No puede ser... - me sorprendí - ¿Para qué me mantenéis con vida entonces?
- Ya lo descubrirás Gray, todo a su debido tiempo – dijo besándome con fuerza
- Nat... Natsu – susurré llorando y recibí otro fuerte golpe, en éste me asusté de verdad... porque Jackal gritó y se volvió loco.
- Deja de llamarle – me gritó cogiéndome del pelo – estás conmigo Gray, mírame bien, yo soy el que va a follarte a partir de ahora, tú Natsu no puede ayudarte, él ya no existe.
Ni siquiera me dio tiempo a decir nada, sólo un grito salió de mi boca cuando sentí como me penetraba con fuerza y sin cuidado alguno. Se movió en mi interior demasiado bestia, sentía dolor y más dolor, sentía sus ganas y sus carcajadas a cada movimiento, él disfrutaba... yo sufría. Trató de dominarme y de que dejase de llamar a Natsu. Por un momento me centré en el dolor y el líquido que sentía salir de mis entrañas, era sangre, estaba seguro, me estaba desgarrando. Aún así, no quería dejarle ganar, cuando iba a terminar en mí, grité tan alto como pude el nombre de Natsu y le puse tan nervioso, que aunque al principio no supo cómo reaccionar a mi descaro, luego explotó sus bombas en mi cuerpo destrozándome en su ataque de ira.
Si no llega a ser por Mard Geer que entró en ese preciso momento echando la bronca a Jackal por su comportamiento ya que según él... aún me necesitaba, seguramente me habría matado allí mismo, menos mal que entró a recordarle que no podía matarme... aún. De todas formas y pese a que Mard Geer me preguntó si estaba bien, no pude responder, caí inconsciente allí mismo. Mi cuerpo no soportaba más dolor, hacía rato que había sobrepasado mi límite.
Cuando volví a despertarme estaba aún en la celda y me fijé en la figura de alguien sentado frente a mí. Intenté moverme pero no podía y aquel hombre me indicó que me estuviera quieto, que necesitaba reposo. Abrí desmesuradamente los ojos al reconocer esa voz, esa figura que ahora se levantaba y caminaba con paso lento hacia mí, era mi padre, Silver.
No creí volver a verle y menos desde que todos los dragones habían peleado en su contra con tal de salvarme, pero allí estaba, frente a mí y recuperado por completo, me dio mucho miedo volver a tenerle de frente, ahora sólo como estaba, sin dragones que pudieran ayudarme contra él y es que... era realmente fuerte.
Se acercó a mí y yo traté de levantarme... o al menos incorporarme para alejarme de él, pero mi cuerpo se negó, no podía moverme, no podía hacer nada, estaba indefenso ante él y su maldad. Mi cuerpo estaba destrozado y supe... que no podía escapar de nadie y de nada, estaba a merced de lo que quisieran hacerme, yo acabaría muriendo en este lugar sin poder cumplir la promesa a Natsu de aguantar, de eso estaba completamente seguro, aunque yo seguía tratando de agarrarme a la vida como podía.
- He dicho que no te muevas hijo – me repitió Silver y me sorprendió que me llamase hijo.
- No finjas ser ahora mi padre – le grité – intentaste matarme.
- Trataba de capturarte, no podía dejar que me descubriesen – me dijo – siempre serás mi hijo Gray.
- Bonita forma de demostrarlo
- Aunque pueda parecerte mentira... me alegro de que encontrases a alguien como Natsu en tu vida, él siempre te protegerá, te ama, es un buen chico.
- No hables de nosotros como si nos conocieras, tú no sabes nada, moriste frente a mis ojos, Deliora te mató, te vi morir...
- Sí – me aclaró y aluciné – estoy muerto Gray, no soy más que un residuo, un cuerpo vació que están utilizando como una mera marioneta, pero aún tengo voluntad y siempre te querré, eres mi hijo.
No sabía qué pensar de todo esto y es que por mucho que me había hecho... seguía siendo mi padre, seguía echándole de menos, seguía queriéndole, siempre lo haría, era mi familia, la única que me quedaba ahora a parte de Natsu. Se acercó a mí y utilizó su magia de hielo en mi dolorido cuerpo frenando el dolor, mitigando mi sufrimiento, tratando de curarme.
- ¿Sabes qué es lo que le ha ocurrido a Natsu? – le pregunté.
- Sí – me dijo – han estado experimentando con esos dragones, querían tenerlos bajo su control y destruir el mundo de la magia, pero no contaron con que los dragones son muy territoriales. Al no reconocerse entre ellos empezaron a luchar tratando de demostrar quién de ellos era el más fuerte.
- ¿Está bien Natsu? – pregunté preocupado porque conocía la fuerza de los dragones, sobre todo la de Sting
- Sí tranquilo, no dejarían que se matase, los necesitan vivos para destruir el mundo de la magia. Pero siguen incontrolables. Dicen que el sexo los relaja, pero nadie está tan loco como para entrar ahí y entre ellos no se pueden ni ver sin pelearse de inmediato.
- Tengo que salvarle – le dije a punto de llorar.
- Gray... si entras en su celda, Natsu te destrozará, no queda nada de lo que conociste de él, sólo serás un humano insignificante, no le importarás nada.
- Si entro... ¿Podría reconocerme?
- No lo sé Gray. Puede.
- Es un riesgo que tengo que correr entonces, no voy a abandonarle aquí, me necesita.
- Enamorarse de un dragón es peligroso Gray, y más de Natsu... era el hijo e Igneel, es un dragón de fuego, te quemará hasta las cenizas, es demasiado peligroso.
A mi padre se le veía preocupado con todo este tema y es que yo mejor que nadie conocía la fuerza de Natsu. No utilizaba nunca todo su poder conmigo en el sexo para no herirme, pero si entraba allí tal y como estaba ahora... no se controlaría, le daría igual hacerme daño y eso me asustaba.
Había conocido a los dragones tras los juegos mágicos, sí a Natsu le habían convertido en uno, me daba miedo, porque para ellos éramos seres inferiores los humanos, se creían con derecho de hacernos lo que quisieran y aunque Natsu no era un dragón de verdad, sino un Dragon Slayer, sería igual que ellos en actitud.
- ¿Por qué me mantienen con vida? – le pregunté a mi padre.
- Para controlar a los dragones.
- No pueden bajarle la furia con otros dragones y necesitan sexo ¿Me van a utilizar para el sexo? – le pregunté asustado.
- Sí Gray, esa es su intención. Tienes que escapar, te ayudaré – me dijo.
- No voy a dejarlos aquí, Sting y Natsu me salvaron muchas veces, Rogue peleó por mí, no voy a abandonarles. Sí tengo que entrar en las celdas para que me reconozcan lo haré.
- Te matarán antes de reconocerte, tienes que irte.
- No me iré sin ellos, aunque me maten – le grité.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top