Capítulo 30: Demonios

Gray Fullbuster

La ciudad a la que teníamos que dirigirnos para la misión se encontraba demasiado lejos y sabíamos que tendríamos que detenernos a dormir en algún lugar, así que aprovechamos en uno de los pequeños pueblos a mitad de camino para descansar. Era un pueblo precioso aunque muy solitario, apenas había veinte habitantes si es que llegaban pero parecía muy acogedor.

Nos quedamos en un hostal del pueblo y por supuesto... dormí con Natsu ¡Si es que se podía decir que habíamos dormido algo! Porque prácticamente nos pegamos la noche en vela practicando sexo. Creo que Natsu era el culpable absoluto de que yo me hubiera vuelto adicto al sexo, porque recordándome antes y mi gran miedo al dolor por todo lo que había vivido... sólo tenían que verme ahora, con Natsu yo me atrevía a cualquier cosa, él era lo mejor de mi vida.

Aquella noche cuando conseguí dormirme... tuve pesadillas de nuevo y aquello me asustó mucho, porque la última vez que las tuve, habían aparecido los tipos de mi infancia para volver a por mí, así que ahora mismo, empecé a sentir miedo. Me desperté de golpe en la cama y estaba a oscuras, sentía el sudor frío recorrer cada centímetro de mi piel y sé que tenía los ojos muy abiertos por el miedo, estaba temblando y Natsu que dormía a mi lado, al sentir mi movimiento brusco se despertó abrazándome con fuerza intentando calmarme.

Lloré y hacía meses que no lloraba, desde que había pasado todo aquello yo no había vuelto a llorar, era feliz y ahora volvían estas pesadillas, tenía la sensación de que algo malo iba a pasar y no era a mí, era a Natsu, porque salía él en mi pesadilla, salía en peligro y yo trataba de alcanzarle, lo intentaba con todas mis fuerzas pero no lo conseguía, no podía salvarle y me dolió, sentí demasiado miedo por nosotros.

- Cálmate Gray – me pidió acariciándome el cabello - ¿Era una pesadilla?

- Lo siento Natsu – le dije llorando agarrándome a su camiseta de dormir con fuerza – lo siento.

- Ey no pasa nada.

- Te he despertado, lo siento.

- No te preocupes por eso, lo importante es que tú estés bien, puedes despertarme siempre que quieras, estaré aquí para ti, ¿Lo sabes verdad? – me preguntó.

- Sí, pero es que no podía ayudarte en esa pesadilla.

- No te preocupes de nada Gray, yo soy muy fuerte y tú también, no tenemos nada que temer ¿Vale? – yo asentí con la cabeza mientras Natsu me limpiaba las lágrimas y sonreía – venga, ven aquí y durmamos un rato más – me dijo abrazándome y agarrándome con fuerza a él para dormir.

No pude dormir en lo que quedaba de noche y creo que Natsu lo sabía, pero aún así, él no me soltó ni un segundo, me mantuvo a su lado y me relajaba sentir su calor, porque su cuerpo siempre estaba tan caliente que me tranquilizaba, contrastaba demasiado con mi cuerpo frío y creo que a él eso también le gustaba, porque bajaba un poco su temperatura cuando estaba a mí lado y hacía que no sintiera tanto calor como siempre tenía.

Nos levantamos pronto y bajamos a desayunar. Fuimos los primeros y cuando vinieron las chicas, Lucy traía mala cara, seguramente porque Erza le había metido prisa para ir a desayunar ¡Ya sabíamos cuánto le gustaba a Lucy dormir! Pero Erza cuando trabajaba, era muy dura, siempre estaba pensando en los trabajos, en cumplirlos cuanto antes, por eso nos hacía madrugar aunque para mí no era un problema.

- ¿Te ocurre algo Gray? – me preguntó Erza en la mesa preocupada por mi cara.

- No – le dije – estoy bien, gracias.

- Tienes mala cara.

- He tenido una pesadilla, pero ya estoy bien – le confesé porque para Erza yo fui el primer amigo que tuvo en el gremio y sabía que nuestra amistad era algo importante de conservar, no me gustaba mentirle.

Lucy y Wendy me miraron extrañados, no así Natsu, que siguió desayunando aunque bajo la mesa cogió mi mano con fuerza dándome ánimo. Él sabía cómo me afectaban las pesadillas y cuando me di cuenta yo, ya estaba mi cuerpo temblando levemente, casi imperceptible para la gente, pero no para Natsu, sus habilidades y sentidos de dragón estaban más afinadas que el de los demás, él se daba cuenta hasta del cambio más leve de mi cuerpo.

Salimos a la misión, debíamos encontrar un objeto y destruirlo. Natsu estaba muy emocionado y es que destruir era lo suyo, aunque había que vigilarle para que no se llevase medio pueblo en el intento. Caminamos hacia la ciudad donde nos teníamos que reunir con el ofertante de la misión, pero aún nos quedaba al menos medio camino y paramos un par de veces a descansar y a beber agua, más por petición de Wendy y porque aunque en tren habríamos llegado antes, nos fue imposible meter a Natsu en un transporte, se negó rotundamente y Erza supongo que por una vez, no quiso discutir con él.

Estábamos atravesando uno de los bosques más cercanos a la ciudad cuando pude ver a lo lejos la gran puerta donde alguien nos esperaba, supuse que el que nos había requerido para la misión. Erza fue delante y al llegar hasta él saludó cortésmente y nos terminó de explicar en qué consistía. Al parecer nos había citado en este lugar porque el objeto que debíamos destruir se encontraba en el bosque, según él, un objeto que no sabían identificar y que flotaba en el aire. A mí al principio me pareció que bromeaba, porque eso tenía pinta de ser un tipo de transporte de algún mago o algo así, pero si querían que lo destruyésemos... había mucho dinero en juego y es que antes de que pudiéramos decir o hacer algo, Natsu ya había sonreído como sólo él sabía y se había lanzado a la aventura, corriendo hacia el interior del bosque seguido por Happy.

Natsu – le grité tratando de que frenase su acelerón, pero perdí su figura de vista hacia el interior del bosque y sólo pude resoplar. Era imposible controlar a un dragón, incluso cuando yo era su pareja.

Una vez Natsu se emocionaba con algo, era imposible controlarle o pararle, seguía combatiendo hasta el final, tenía un alto sentido de la responsabilidad pero una cabeza de llama que me volvía loco, porque no podía hacerle entrar en razón. Yo no quería impedirle que hiciera la misión, sólo quería que no fuera solo, desde la pesadilla no me había quedado tranquilo aunque a Natsu parecía habérsele olvidado ya todo lo que había pasado esa noche y eso me preocupaba. Sé que él me ayudaba siempre a mí, pero yo también quería ayudarle a él, a veces me sentía como si no pudiera alcanzarle, él siempre era mejor que yo, más fuerza, sentidos más agudos, más hiperactivo, más amable con todos, más protector... más cálido que yo con este maldito hielo, me sentía como un niño pequeño a su lado, como si él siempre me protegiese de todo y yo fuera incapaz de hacer lo mismo con él y ahora que podía, él lo volvía a impedir saliendo corriendo en solitario sin contar con mi ayuda.

Sé que no lo hacía intencionadamente, pero a mí en parte me dolía, porque sentía como si no me necesitase para las misiones, como si él solo se bastase para hacer la misión y yo quería serle de ayuda, sólo eso.

- ¿Vamos Gray? – me preguntó Erza con una agradable sonrisa al notar mis dudas sobre todo esto y es que ella era siempre muy intuitiva.

- Sí – le dije.

- No te preocupes, ya sabes cómo se emociona Natsu con los enemigos.

- Lo sé, pero aún así me preocupa un poco – le confesé caminando hacia la dirección que había tomado mi novio para empezar a buscarle.

Le busqué durante unos minutos, minutos que pasó a ser casi media hora y entonces empecé a preocuparme de no encontrarle, me entró un ataque de ansiedad y mis piernas que estaban caminando, empezaron a correr mientras mis labios gritaban una y otra vez el nombre de la única persona importante que me quedaba en la vida, porque yo había perdido todo, a mi familia, a mi maestra, todos habían muerto por mi culpa y no soportaba la idea de perder también a Natsu, ese era el gran miedo que yo siempre me callé, todo porque no quería asustar a nadie, pero me daba la sensación como si todo el que estuviera a mi lado muriese, yo estaba maldito y no podía permitir maldecir a Natsu.

Grité con desesperación mientras corría por el bosque y finalmente... tras casi tres cuartos de hora escuché muy de fondo la voz de Natsu y apareció una leve sonrisa en mi rostro, le había encontrado o eso creía, porque cuando llegué a la explanada donde había oído su voz, me asusté como nunca al verle en el suelo inmóvil, con el pie de alguien encima de su cabeza hundiéndola en el suelo antes de ver como se giraba hacia mí mirándome con una sonrisa de superioridad.

- Vaya... otro insecto humano – me dijo.

- Levanta tu asqueroso pie de él – le grité enfadado juntando mis manos para crear hielo.

- No te hagas el héroe, sólo eres un humano, no puedes vencernos.

- He dicho que le sueltes – le grité nuevamente atacando esta vez y haciendo que se moviera del cuerpo de mí chico. Aún así, Natsu no se movía, permanecía inmóvil donde le había dejado y me asusté. – Natsu – le grité intentando acercarme a él.

- No te acerques – me gritó Natsu de golpe

Me quedé inmóvil allí mismo al escucharle y verme levantar la cabeza con dificultad hacia mí. Me repitió que no fuera hacia él, que no quería que me pasase a mí algo por su culpa, pero a mí me tocó las narices aquello, porque yo quería ayudarle, no era un niño pequeño que necesitase ayuda, yo era capaz de ayudarle, era un mago de hielo y Natsu se empeñaba en protegerme de todo, no se daba cuenta de que yo también era fuerte.

Corrí hasta él en ese momento pero en el rato que Natsu me había distraído, ellos habían aprovechado para cargarlo y subirlo hacia una edificación cuadrada que flotaba. No sé lo que era, pero no soportaba la idea de que lo alejasen de mí, de que fueran a secuestrarle unos malditos demonios, así que corrí hacia él intentando alcanzarle, pero una explosión en mi pierna me hizo caer y aunque lancé un suelo de hielo para que resbalasen, al final consiguieron llevárselo mientras yo trataba de levantarme para seguirles.

Vi impotente cómo se lo llevaban, no soportaba la idea de que yo no hubiera podido ayudarle y aunque cuando Erza me encontró trató de hacerme hablar para que le dijera lo que había ocurrido y por qué mi pierna sangraba tanto, yo no podía contestarle, sólo lloraba hasta que finalmente conseguí mencionar que tenían a Natsu y que yo mismo... iría a rescatarle, porque era mi chico, no dejaría que nadie le hiciera daño a Natsu aunque yo tuviera que morir en el intento.


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