Capítulo 29: Nosotros

Saga II- Natsu y el gremio demoníaco.

Resumen:

El equipo de Natsu se dirige a una nueva misión para pagar la renta de Lucy cuando en mitad de ésta, Natsu desaparece, provocando así la búsqueda desesperada de Gray. Erza, intrigada por lo sucedido, decide pedir ayuda enterándose, de que los dragón Slayer están desapareciendo, incluidos Sting y Rogue.

Gray en su búsqueda de Natsu, acaba en manos del gremio de demonios, quienes han capturado a los dragones y están controlándolos para hacer que les ayuden en su batalla contra el mundo de la magia. Imposible para los demonios controlar a los dragones cuando están en plena furia, deciden encerrar a Gray en sus celdas para que calmen su ira mientras éste intenta que regresen a la normalidad.

El rescate de Gray no será fácil, ni siquiera Erza es capaz de enfrentarse a todos los demonios y cuando consiguen llegar, descubrirán que es demasiado tarde para Gray. Por otro lado, Natsu tampoco será el chico que acostumbraban a ver, se encontrarán con un Natsu demasiado temeroso después de lo que le ha hecho a su chico, ya no quiere volver a tocar a nadie por temor a hacerles daño.

¿Podrá Gray sobrevivir al ataque del dragón de fuego? ¿Podrá Natsu superar su miedo?

Capítulo 29: Nosotros

Gray Fullbuster

Hoy hacía un día soleado... o eso creo... porque aún no había salido de la cama de Natsu en todo el día. Últimamente sólo salía de su casa cuando teníamos que ir a comprar alimentos o a hacer misiones para ganarnos la vida. La verdad es que desde que mi padre había desaparecido tras la batalla que tuvo con los dragones estaba mucho más tranquilo, aunque me preocupaba un poco el no saber si querría volver contra mí o no. Ni siquiera entendía por qué me quería ver destruido, pero no tuve oportunidad de preguntarle y por el momento... aunque me tensaba saber que seguía suelto también me alegraba que Natsu estuviera allí para cuidarme, porque él siempre estaría para protegerme.

En estos últimos meses, Natsu y yo habíamos probado muchas cosas, pero no volvió a proponer alguna de sus locuras como lo del trío, seguramente porque ya se me había quitado el miedo al sexo, había descubierto con Natsu y puede que incluso gracias también en parte a Sting... que el sexo no siempre era dolor, se podía disfrutar con él y yo con Natsu... me lo pasaba en grande, él era todo lo que necesitaba para ser feliz.

De Laxus aún no se había decidido por contar o formalizar su relación con Freed, pero yo esperaba que no tardase ya mucho, porque a este paso, todo el gremio acabaríamos sabiendo su relación excepto su abuelo, que el pobre seguía sin darse cuenta de los sentimientos que tenía su nieto por Freed.

Aún recordaba lo preocupado que vino Freed al ver a Laxus tan herido tras el gran combate, pero es que yo también estaba preocupado de las heridas de Natsu, aunque él fuera un maldito cabezón que mejoraba en fuerza cuanto más fuerte era su rival, porque rendirse... no era una de las palabras que existieran en el vocabulario de Natsu y si no lo hacía por sus compañeros de gremio, mucho menos por mí que era su pareja.

Me desperté con pereza esa mañana mirando la ventana y sé que había sol, pero aún así... mis ojos se desviaron a Natsu durmiendo a mi lado tan plácidamente como siempre, cogido a mí con fuerza como si tuviera miedo de que me fuera a pasar algo aún, como si me fueran a secuestrar o apartar de su lado, pero yo jamás me iría de su lado, Natsu lo era todo para mí, haría cualquier cosa por él como él lo hacía por mí. Aún recordaba como impidió que me suicidase con el Ice shield cuando encontré a Deliora y a Lyon tratando de derretir el hielo que le tenía preso, me hizo prometerle que jamás volvería a utilizarlo y eso... me hizo feliz aunque jamás se lo dije, porque sentí que se preocupaba por mí.

Quizá me enamoré de su fortaleza, de su fuerza de voluntad para no rendirse nunca, porque así era Natsu, un luchador nato, alguien en quien siempre podías confiar porque no te abandonaba. Si tuviera que decir el día exacto en que me di cuenta de todo lo que sentía por él... no lo sabría a ciencia cierta, porque ya desde pequeño le seguía a sus misiones para asegurarme de que estaba bien y de mayor... me alegraba cada vez que se preocupaba por mí o me ayudaba, aunque a veces me tocó derrotar a mí a algún enemigo con el que Natsu tenía dificultades, como aquel maldito búho que se lo comió en la torre del cielo. Sonreí al recordarlo... y es que mi pequeña salamandra siempre se metía en líos, pero así era él y me encantaba su actitud, sobre todo... en el sexo, porque era tan salvaje e irresistible que me era imposible negarme a sus encantos cuando proponía sexo.

Miré a Natsu y toqué su cabello rosado, tan suave y liso que me hacía cosquillas entre los dedos, tenía un cabello revoltoso que me encantaba y me era imposible contener la sonrisa. Sus labios que tanto deseé por años, ahora eran míos, los había probado cientos de veces pero seguía sin cansarme de ellos, era imposible cansarme, dulces y seductores. Sus ojos ahora cerrados me hacían recordar su fuerza, porque aunque a veces eran todo dulzura y comprensión, en otras ocasiones eran pura fuerza de voluntad para luchar por sus ideales y es que Natsu, no permitía que nadie hiriera a sus amigos, sacaba fuerzas incluso de donde no las tenía para lograrlo y siempre era él quien acababa rescatándonos a todos... o bueno... a veces Erza, pero es que ella para mí, era una de las fuertes del gremio, junto a Laxus, Mystogan y Gildarts.

Natsu abrió los ojos con pesadez y aunque me miró fijamente, se negó a soltarme, me agarró con más fuerza y me atrajo aún más a él para besarme la frente en un beso tierno y protector, beso que me daba todas las mañanas y que echaría de menos si algún día dejase de hacerlo.

- ¿Vamos a ir de misión? – le pregunté a Natsu sonriendo.

- ¿Quieres ir a una? – me preguntó y asentí – quizá podemos avisar a Lucy, Erza y Wendy para que nos acompañen.

- Estaría genial – le dije – necesito moverme un poco, llevo demasiado tiempo metido en esta cama – le indiqué sonriendo.

- ¿Tienes algún problema con mi cama, Gray? – me sonrió colocándome bajo su cuerpo – si es así... puedo remediarlo – me dijo con una sonrisa pícara que indicaba claramente... "sexo"

- Demuéstralo – le dije de forma seductora.

Natsu se abalanzó sobre mí besándome con fuerza y le dejé, al menos al principio, porque después fui yo quien tomó el mando, no soportaba que Natsu siempre me dominase, porque creo que yo también tenía mi propia fuerza y la verdad... es que nos pasábamos el día discutiendo como hacíamos siempre, que si yo le llamaba cabeza de llama o él me llamaba exhibicionista por mi manía de quitarme la ropa, no dejábamos de pelearnos ni cuando nos amábamos como lo hacíamos, porque en la cama éramos unas fieras que nos entendíamos, pero cuando llegábamos al gremio, todo cambiaba, seguía siendo mi rival, mi mejor amigo pero mi contrario en cuanto a elemento, él era puro fuego y yo puro hielo, siempre chocábamos, era imposible entendernos en las misiones y luego estaba nuestra manía de intentar demostrarle al otro... que éramos los más fuertes. Erza seguía pegándonos cuando nos poníamos burros, eso era algo obvio.

Me subí encima del fuerte abdomen de Natsu y le besé esta vez yo con más pasión que la que él estaba dándome antes, haciéndome el completo dueño de sus labios, de sus besos, acariciando cada centímetro de su pecho mientras él agarraba mi cabello empujando mi cabeza aún más hacia él para profundizar el beso.

Justo cuando Natsu iba a entrar en mí con una excitación terrible por tenerme encima tocándolo entero, escuchamos al otro lado la voz de Lucy. No supe si matar a Lucy allí mismo o esperarme un poco, pero es que era siempre tan inoportuna... yo sólo quería sexo con Natsu... aunque también entendía que habíamos estado desaparecidos durante muchos días, así que era normal que vinieran a buscarnos, pero es que a mí las horas con Natsu se me pasaban volando.

Natsu me sonrió y me besó antes de comentarme que acabaríamos después lo que habíamos empezado y no pude hacer otra cosa que sonreír y decirle que la próxima vez, no tendría tanta suerte para escapar de mí. Cuando abrió la puerta, Lucy traía una gran sonrisa y un cartel de una misión. Al menos si lo traía ella ya no teníamos que ir nosotros a buscar una al gremio.

Natsu decidió que era perfecta, había mucho dinero en juego y podríamos pagar la renta de Lucy y alguna más. Bueno... realmente Erza tampoco es que necesitase mucho dinero, porque ella también hacía misiones en solitario muchas veces y sinceramente... cuando íbamos todos juntos, mucho del dinero se nos iba en reparar lo que destrozábamos, así que nos quedábamos con lo justo.

Tuve que pasar al final por mi casa a darme una ducha y recoger mis cosas para irnos a la misión. Decidí primero hacer la mochila y luego ducharme. Cuando estaba el agua cayendo sobre mi cuerpo desnudo, me asusté cuando escuché la puerta principal cerrarse y es que puede que aún viviera un poco asustado por todo lo que había vivido en mi pasado, no podía remediar sentir miedo cuando Natsu se alejaba de mí aunque sólo fuera unos minutos, era algo idiota sentirme así, pero no podía hacer nada con este sentimiento. Natsu me había recomendado en varias ocasiones que me mudase de casa, que fuera a otra que nadie conociera mi ubicación, pero es que a mí me encantaba esta casa, tenía todo lo que necesitaba y era preciosa, era mi casa ¿Por qué tenía que mudarme porque cuatro idiotas quisieran asustarme?

Dejé el agua encendida pero dejé de darme el jabón para mirar a través de la mampara a la persona que hubiera entrado y me asusté el doble cuando se abrió de golpe y vi la cara de Natsu sonriendo mientras entraba completamente desnudo.

- Imbécil – le grité.

- ¿Qué? – preguntó dudando por mi reacción.

- Me has dado un susto de muerte – le comenté.

- No sabía que verme desnudo te daba miedo – me dijo sonriendo con prepotencia.

- Serás idiota – le dije antes de que él atrapase mis labios entre los suyos y me empotrase con fuerza contra la pared de azulejos mientras el agua nos caía encima.

- Idiota sí, pero tenemos algo pendiente tú y yo – me dijo sonriendo.

Me dejé besar de nuevo y es que sus labios de dragón de fuego eran extremadamente cálidos, extremadamente sugerentes y seductores, besaba como nadie ¡Y había besado a unos cuantos para poder demostrarlo! Natsu de entre todos los que yo había besado incluido Sting, era el mejor de todos, sabía perfectamente cómo besar, cuándo profundizar, cuando ser agresivo, cuando pasional y cuando dulce, me volvía loco, porque Natsu era todo para mí, me excitaba con solo verle y más ahora... que encima entraba completamente desnudo en mi ducha.

Cogió mi mano entre la suya y la llevó a su entrepierna pidiéndome que cogiera su miembro y lo masajease. Lo hice, sentía su mano sobre la mía indicándome el ritmo mientras él seguía besándome, mientras me susurraba al oído cuánto le gustaba, cuánto me quería, era perfecto, me excitaba a mí escucharle mientras le encendía a él.

Gimió en mi oído, muy cerca para que le escuchase bien y movió su cintura para darle más movimiento a su miembro que entraba y salía en mi mano. Me sorprendió cuando colocó sus brazos en mi cintura y me alzó para que enrollase mis piernas en su cintura y dejase la espalda contra los azulejos, empezando así a preparar mi entrada con calma.

De verdad que Natsu me volvía loco, aunque seguía siendo muy cuidadoso conmigo, él sabía la fuerza que tenían los dragones y siempre trataba de controlarse, de no dejarse llevar demasiado para no hacerme daño y sé que era un gran esfuerzo para él, algo que agradecía. Sé que lo pasaba mal no pudiendo ser él mismo en el sexo, porque esto no le pasaría con otro dragón, follarían como auténticas bestias pero conmigo no podía hacerlo, debía controlarse y eso me dolía en parte, porque yo no era capaz de darle lo que él necesitaba o yo me sentía así por lo menos, aunque Natsu siempre decía que yo era todo lo que él quería en su vida, que me amaba a mí y solamente a mí.

Entró en mí despacio y se movió con lentitud hasta que me acostumbré, pero con Natsu... acostumbrarse era difícil siempre, tenía un miembro enorme, costaba bastante ser capaz de amoldarme a su grosor, a su longitud, pero una vez lo hacía, era impresionante y más cuando empezaba a moverse con rapidez, me sentía completamente lleno y lo único que pensaba una vez empezaba a moverse, era en que se corriera en mí, en sentirme suyo por completo, en sentir toda su esencia de dragón en mi interior, en satisfacerle.

Cuando me acostumbré y gemí levemente, Natsu me sostuvo para ayudarme a moverme, para ayudarme a clavarme una y otra vez sobre su miembro mientras me agarraba con fuerza a su cuello y gritaba, porque con él sólo podía gritar y jadear, pedirle más mientras él sonreía y me decía una y otra vez lo estrecho que era para él, lo que disfrutaba follándome y lo que más me gustaba, era cuando todo su cuerpo temblaba y soltaba aquel gemido de placer cuando se corría.

Al hacerlo, sentía un calor inmenso dentro de mí, todo su líquido era caliente y me excitaba aún más sentirlo, porque eso me demostraba una y otra vez, que Natsu era mío, que yo era capaz de excitarle tanto como él me excitaba a mí. La gran costumbre de Natsu y que a mí me encantaba, es que siempre me besaba cuando acababa en mí, era su forma de intentar calmarme, de decirme que todo estaba bien, de ser tierno tras el sexo, porque siendo sincero... el sexo con él siempre era muy salvaje, pero lo entendía, no se podía dominar a un dragón, él siempre sería así, salvaje.

Terminamos de ducharnos juntos antes de marcharnos y cuando salimos, nos vestimos, cogimos las cosas y salimos hacia las afueras de la ciudad donde todos nos esperaban ya, bueno... Erza, Wendy y Lucy. Tanto Erza como Lucy nos miraron con esa cara de "llegáis tarde" pero también sabían las dos... lo que habíamos estado haciendo para llegar tarde, sobre todo porque Natsu iba muy relajado, síntoma de que había descargado todo en mí.

Salimos de la ciudad caminando hacia la misión y yo hablé prácticamente todo el camino con Wendy, aunque no dejaba de mirar a veces a un Natsu que me miraba de reojo y sonreía como si quisiera otra ronda de sexo duro conmigo y es que ese dragoncillo, era insaciable, pero nuestra misión empezaba ahora y supongo... que debíamos concentrarnos por un rato y no pensar en estas cosas.


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top