Capítulo 2: Malas experiencias


Gray Fullbuster

Hoy desde luego, no era mi día, ¡Pesadillas y discutir con Natsu! Di vueltas y más vueltas por la ciudad, hasta que me encontré con Mirajane que iba hacia el gremio, seguramente para abrir sus puertas, así que la acompañé. Ella siempre sonreía y eso que había tenido un pasado difícil, no sé como lo hacía o de dónde sacaba fuerzas. La verdad es que tampoco había sido nunca un chico que sonriera mucho.

Las puertas del gremio aparecieron ante mí y no pude evitar pensar, que éramos un gremio de raritos, sobre todo cuando entró Erza y tras ella Natsu. ¿Para qué negarlo? Nunca nos habíamos llevado bien, nos peleábamos desde el primer día, pero también le seguía a todas las misiones intentando protegerle, no quería que nada pudiera pasarle. ¡Y él no se daba ni cuenta de lo que sentía!

Me senté en la barra y Mirajane al ver mi cara, me colocó un té, según ella "cortesía de la casa". Me extrañó ver a Laxus entrar, sentarse al otro extremo de donde yo me encontraba y pedirle algo a Mirajane. A continuación, el gremio empezó a llenarse y el ruido que provocaban me alegraba, por lo menos, no me sentía solo.

Temblé cuando escuché entrar a Natsu con su escándalo habitual, gritando a Laxus que intentaba tomar su bebida tranquilo.

~ Laxus... hoy es el día, pelea conmigo – gritó abalanzándose sobre él y como era costumbre, acabó en el suelo de un golpe en la cabeza.

~ Otro día Natsu – le dijo Laxus guiñándole un ojo.

Happy se escapó de su lado para venir al mío, me miraba mucho y muy detenidamente ¡Esperaba que Natsu no le hubiera contado nada o lo sabría todo el gremio!

~ ¿Qué sucede Happy? – le pregunté.

~ Natsu dice que estás raro – dijo.

~ No he dormido bien, nada más – le aclaré – perdonad si os he interrumpido vuestro día de pesca, ya estoy mejor – le sonreí para que se quedase más tranquilo.

Happy se marchó enseguida al lado de Lucy, que entraba en este momento por la puerta buscando a Levy para comentarle algo de su novela. Natsu gritaba como un loco esta vez hacia Erza, la cual también no llegó ni a golpearle, con la cara que le puso fue suficiente para aplacar la sed de pelea de Natsu, que buscó entre el salón a su próxima víctima, topándose conmigo. Me sobresalté cuando me miró y él también pareció algo raro, como si no se sintiese a gusto. Yo aproveché para bajar la mirada a mi té. Por esto no quería decirle nada a él de mis sentimientos, además sabía lo pegado que estaba a Lucy o incluso a Lisanna, yo no pintaba nada en su vida, ni siquiera me había tenido en cuenta.

Una mano en mi hombro me hizo girarme hacia él. Me estaba sonriendo y tenía un papel en su mano, una misión. Al parecer Lucy tenía que pagar su renta y la verdad, algo de pena me daba, porque al final todos acabábamos invadiendo su casa, así que teníamos que ayudarla.

~ Vamos Gray, hagamos una misión – me dijo.

~ Vale – fue lo único que pude decirle. ¡Me costaba negarle algo a Natsu cuando me miraba con esos ojos! – Natsu – le llamé y él volteó a verme – Siento lo de antes, no he dormido bien y lo he pagado contigo.

~ No te preocupes – me dijo sonriendo – hagamos esa misión y paguemos la renta.

En casa cogí lo justo y salí casi corriendo cruzando la ciudad para llegar donde habíamos quedado ¡Ya iba tarde! Así que apresuré el paso. La calle estaba llena de gente que compraba en las tiendas y pasé corriendo esquivando a todo el mundo cuando algo me detuvo en seco.

~ Gray Fullbuster – escuché de un tipo a mi derecha.

Paré y miré, había mucha gente y la voz sonaba grave, tenía que ser un hombre bastante más mayor que yo. Miré hasta que hallé un cabello moreno que reconocí al momento en cuanto se giró a mirarme. Me quedé helado en el sitio ¡Era imposible que estuvieran aquí después de tanto tiempo! Mi cerebro pedía correr pero mis piernas no se movían, me quedé allí mirando cómo se acercaban hacia mí. Esperaba que no se atrevieran a hacer nada con tanta gente delante, pero seguían avanzando y entonces, una mano tocó mi hombro por detrás. ¡temblé!

~ Gray, te estamos esperando, vamos – me giré para ver a Natsu – ¿Qué te pasa? Estás muy raro hoy.

Miré de nuevo a la multitud ¡Habían desaparecido! Supongo que no esperaban que estuviera acompañado, la verdad es que yo tampoco. Como agradecí que Natsu tuviera el don de la oportunidad.

~ Gracias Natsu – le dije cuando él ya había comenzado a andar tan despreocupadamente como siempre, con las manos tras su cabeza.

~ ¿A qué viene eso? – me preguntó girándose a verme.

~ por venir a buscarme – le dije casi en un susurro, él siguió caminando repitiendo el "de verdad que hoy estás muy raro".

Le seguí intentando no alejarme mucho de él ¡Qué tontería! Como si Natsu fuera a detenerles, como si yo fuera aquel niño de ocho años que necesitaba ser salvado, ahora tenía 19 años y más control en mi magia, podía enfrentarlos sólo, pero aquí seguía, detrás de Natsu, a su espalda, sintiéndome seguro porque él estaba conmigo.

Mi gran duda, era como demonios me habían encontrado. Recorrí kilómetros y kilómetros tras escaparme hasta llegar a Fairy Tail, ni siquiera deberían estar cerca, incluso deberían haberse olvidado de mí ¿Por qué estaban aquí? ¿Cómo me habían encontrado? Era lo que más me preocupaba, eso y el hecho de que quisieran volver a hacerme algo.

Cambié mi humor al ver a Erza, a Lucy y a Wendy esperando en la plaza, no debía pasarles a ellos mis problemas, ni siquiera a Natsu. Además, si Natsu ya me huía por ser un chico, ¿Qué haría cuando se enterase de todo mi pasado? Desde luego correr bien lejos de mí del asco que le daría. ¡Por un momento, volví a sentirme solo!

Wendy y su torpeza me encantaba, era tan dulce e inocente, tan niña que me alegraba el día solo con verla sonreír. Lucy bromeó todo el camino con Natsu mientras Happy se metía con ella y su peso, algo ya normal y Erza... Erza era fuerte y valiente, ella no tenía miedo de nada, se enfrentaba a lo que fuese y salía victoriosa, justo como una flor escarlata, todos eran impresionantes. Ahora que me daba cuenta, ni siquiera había preguntado la misión, lo único que sabía es que íbamos a hacer noche en un pueblo a no mucha distancia de donde nos encontrábamos.

~ Erza, ¿Cuál es la misión? – le pregunté.

~ Algo fácil, capturar unos bandidos que saquean el pueblo – me dijo Erza.

~ Pero la recompensa es muy alta, podré pagar toda mi renta – decía Lucy con unos ojos brillantes – si no destruís todo el pueblo y hay que pagar las reparaciones – dijo esta vez temblando.

~ Te prometo tener cuidado – le dije sonriendo – no pongo la mano en el fuego por Natsu.

~ Bueno... intentaré no destruir nada, pero lo hago por ti Lucy – dijo sonriendo – para que tengas todo el pago completo por el trabajo.

No sé por qué, pero sí, me afectó un poco las palabras de Natsu, siempre estaba tan atento a Lucy y yo pasaba desapercibido para él a menos que fuera para pelearnos, entonces era... ¡El segundo de su lista! Porque en eso también me ganaba Erza. ¿Es que yo nunca sería el primero de su lista en nada?

El pueblo no era muy grande y estaba rodeado de un bosque ¡Me pareció un sitio precioso! Pero claro no pensaba decirlo, yo era Gray, el chico frío que no mostraba sus sentimientos, me guardé mi opinión mientras Wendy enfatizaba su alegría y Lucy comentaba de ir a visitar el pueblo. Natsu hizo exactamente lo mismo que yo, guardarse su opinión e indicar que esperaríamos a las chicas en el hostal. Algo bueno tenía callarse estas cosas ¡Me quedaba a solas con Natsu! Quien se sentía extraño al parecer, porque no me hablaba, ni me miraba. Aquel beso había cambiado nuestra relación por completo.

Cogimos las llaves de la habitación, las chicas a un cuarto, los chicos al otro. Me sorprendí que Natsu no pusiera pegas después de nuestro beso a dormir en la misma habitación, pero no dijo nada, se comportó y entró tirándose en una de las camas.

~ Gray – me llamó Natsu justo cuando yo me sentaba en mi cama dándole la espalda, parecía buscar las palabras para empezar a hablarme - ¿Alguna vez te has declarado a alguien? – me preguntó de golpe.

~ ¿Por qué quieres saberlo? – le pregunté sonriendo, fingiendo que no me importaba.

~ Porque... eres mi mejor amigo y quiero saberlo, me dijiste que no sabía nada de ti y me sentó mal saber que no te conocía tanto como yo creía, pero eres tan cerrado que a veces es complicado sacarte una respuesta.

~ ¿Qué quieres saber de mí? ¿Si me he declarado a alguien alguna vez? La respuesta es no – le dije muy seco.

~ ¿Eso es todo? – me preguntó – ¿no vas ni a darme una explicación?

Suspiré por sus preguntas, ¿Qué quería que le dijera? ¿Qué me gustaba él? Que me gustaba un chico de mi mismo sexo al que tras conseguir besar, lo había ahuyentado. Pues no era la situación más favorable para declararse.

~ Me gusta alguien, pero no me he declarado porque no me corresponde – le comenté lo más rápido que pude - ¿Bajamos a cenar? – le pregunté cambiando el tema.

~ Si, vale – me contestó y sé que intentó hacer una nueva pregunta, pero yo salí rápido de la habitación por miedo a que preguntase quien era.

Cenamos todos juntos y bromeamos, quizá no reía muchas veces, pero esa noche reí con mis amigos. Me disculpé en cuanto acabé la cena y subí a ducharme mientras ellos acababan de cenar ¡Natsu comía como una lima! A mí se me había quitado un poco el hambre después de lo de esa mañana. Supongo que necesitaba la ducha, porque verles había provocado de nuevo en mí esa sensación de asco, de estar sucio, manchado con sus caricias. Lloré bajo el agua, necesitaba desahogarme para no llorar por la noche teniendo a Natsu al lado. ¡Maldita sea! Yo era fuerte, estaba por encima de esto, lo había superado y aquí estaba otra vez, llorando como un niño pequeño asustado.

Cuando salí, Natsu ya estaba en la cama durmiendo o al menos parecía dormido. Me metí en la cama en calzoncillos y me dispuse a dormir. No tardé en coger el sueño.

Abrí los ojos notando el dolor recorrer todo mi cuerpo, el suelo de piedra estaba frío, supongo que no me afectaba en gran medida después del entrenamiento con Ur, lo que más fastidiaba, era el dolor que me impedía moverme. Lo intenté un par de veces y sólo quejidos salieron de mi boca. Podía ver de vez en cuando como se abría la mirilla de la puerta y aparecían los ojos de alguno de mis captores. ¡Les odiaba! Les habría matado si pudiese.

Uno de ellos entró, el rubio ¡Ni siquiera sabía sus nombres! Se ocupaban de ocultarlos de mí para que no pudiera identificarlos. Me miró con altanería y yo le sostuve la mirada ¡Ya no podían arrebatarme nada! Me habían apaleado y violado ¿Qué más podían hacerme? Con ellos ya sabía lo que había ¡Dolor! Mis ojos le demostraban cuanto los odiaba, pero a ellos parecía encantarles esa cualidad de mí.

~ Fascinante – dijo el rubio – sigue mirándonos igual de soberbio – comentó hacia el moreno de atrás – me encanta eso de este chico, acabaré doblegando toda esa fuerza de voluntad que tiene, no pararé hasta que suplique, hasta que se dé cuenta de lo insignificante que es. – se acercó hasta mí cogiéndome del pelo para acercarme a su cara – no sé qué crees que eres, pero solo eres mi puta, estás aquí para satisfacerme a mí.

El hombre moreno se reía por detrás y sonrió aún más cuando me preguntó qué era y yo respondí con mi nombre, ganándome un golpe y repitiéndome que tenía que contestarle que era su puta. Yo volví a contestar con mi nombre. El rubio sonrió esta vez con mayor intensidad.

Me arrastró del pelo hasta una de las esquinas y me tiró contra la pared ¡mis músculos ya no respondían! Me dolía todo el cuerpo, pero me negaba a suplicarle, me negaba a darle lo que quería ¡yo no era su puta, era Gray Fullbuster, discípulo de Ur! Me asusté cuando vi como se quitaba el cinturón de nuevo, seguro que iba a volver a golpearme, pero no, lo lanzó lejos y se quitó los pantalones ¡Casi prefería que me pegase con el cinturón! Era un dolor más aguantable que tener que soportarle dentro de mí otra vez.

~ Cogedle – repitió aquel hombre, haciendo que los otro dos se acercasen a mí.

Uno sostuvo mis brazos a la espalda provocándome más dolor del que ya tenía, obligándome a arrodillarme mientras con su otra mano sujetaba mi cabello para que mantuviera la cabeza levantada. El otro hombre, algo menos corpulento que el moreno que me sostenía de atrás, agarró mi mandíbula. No entendía que pretendía, pero moví la cabeza un par de veces intentando complicarle la tarea, hasta que me retorcieron el brazo de mi espalda provocando más dolor mientras me indicaban que me quedase quieto o me rompía el brazo.

Estaba llorando, no voluntariamente, lloraba por la impotencia de no poder hacer nada para defenderme, de estar a su merced, odiaba sentirme así. El hombre finalmente se hizo con mi mandíbula y la abrió a la fuerza, momento que sentí como el miembro de aquel hombre rubio entraba en mi cavidad sin dulzura alguna ¡La primera arcada llegó al instante!, mis ojos lloraban cada vez más y el ritmo de el rubio no disminuía en absoluto, provocando arcada tras arcada. Intenté chillas, intenté echar la cabeza hacia atrás para sacar su miembro de mí boca, traté de luchar contra los que me tenían bien cogido y no sirvió de nada ¡Ur tenía razón, era débil! Cuando acabó con mi boca se puso a mi altura para mirarme a los ojos, yo lo único que agradecía es que no se hubiera corrido ¡Aunque no dudaba que lo haría algún día!

~ ¿Qué eres? – volvió a preguntar esta vez serio, esperando que degradarme tanto hubiera minado mi carácter rebelde.

~ Gray Fullbuster, discípulo de Ur – le repetí, el puñetazo me partió el labio y noté el sabor oxido de mi propia sangre. Sonreí cuando el dolor empezó a disminuir – da igual las veces que me toques, nunca seré nada tuyo.

Pareció enfadarse, porque me tumbó de una bofetada y volviendo a quitarme el pantalón entró en mí sin cuidado ¡Como la última vez! Grité, grité como nunca lo había hecho, ya me daba igual quien me escuchase, sólo podía gritar y llorar por el dolor. Su miembro que al principio costaba tanto entrar, ahora lo hacía con suavidad y como no se había corrido, imaginé que era sangre, me estaba desgarrando una y otra vez sin dejarme cicatrizar.

~ ¡Despierta! ¡Despierta! – escuché justo cuando me incorporé repentinamente de la cama gritando.

Natsu estaba frente a mí, mirándome con preocupación. Me puse nervioso cuando no reconocí el lugar, ni siquiera encendiendo la luz ¿dónde estaba? Me estaba ahogando, no podía respirar y Natsu me decía una y otra vez que respirase, que me calmase. Finalmente caí en la misión, el hostal, Natsu, me concentré en Natsu frente a mí y cuando me toqué con las manos el rostro, estaba húmedo, había llorado ¡por eso me miraba con preocupación!

~ Estoy bien – le dije a Natsu intentando aparentar seguridad en mí mismo.

~ Y un cuerno estás bien, ¿qué te está pasando Gray?

~ Estoy bien, vale, sólo era una pesadilla.

~ No me trates por imbécil, eso era más que una pesadilla, te agarrabas al colchón, estabas aterrado y pedías ayuda. ¡Maldita sea Gray! ME HAS LLAMADO – me gritó.

Abrí los ojos como platos al oírle ¿Le había llamado? ¿Por qué le llamaría? Yo no le conocía cuando pasó todo esto, Natsu entró después de mí al gremio, era imposible que le llamase. Empecé a llorar aún más ¡ahora mi subconsciente buscaba a Natsu!

~ No he pedido tu ayuda – le dije llorando.

~ Lo has hecho, estabas gritando mi nombre – lloré aún más desconsoladamente si es que se podía y Natsu sin poder evitarlo, se lanzó a abrazarme.

Me agarré a sus brazos y al final acabé abrazándole también ¡No quería que me soltase! Quería estar protegido siempre entre sus fuertes brazos, quería sentir su calidez siempre. Estaba mojando su camiseta con mis lágrimas, aún así, él no dijo nada y yo agarré con fuerza la parte de atrás de su camiseta arrugándola entre mis dedos.

~ ¿Es Deliora? – me preguntó y no quise contestar por no tener que mentirle – Deliora está muerto Gray, ya no puede hacerte nada.

~ Por favor, quédate conmigo – le pedí cuando hizo el mínimo amago de separarse un poco.

~ No voy a dejarte solo Gray – me dijo con un tono dulce mientras seguía llorando –iba a separarme un segundo para ir por algo con que secarte las lágrimas – me dijo.

~ No lo hagas, no te muevas – casi le supliqué - no quiero que me veas así.

~ Gray – me llamó y noté como levantaba mi barbilla para que le mirase – si quieres llorar hazlo, no diré nada, pero nunca te había visto tan indefenso como ahora, nunca creí que me pedirías ayuda, ni que buscarías mi protección – me dijo con dulzura – me estás empezando a preocupar.

~ Natsu – dije su nombre seguido de un "Gracias".

Sus labios junto a los míos fue lo siguiente que noté, esta vez mucho más decidido que la primera vez, como si sintiera que era eso lo que necesitaba. Temblé levemente antes sus caricias, su lengua paseó esta vez por mi labio inferior y no pude evitar abrir más la boca dándole paso. Su lengua entró con dulzura explorando toda mi boda y no le puse impedimento alguno. ¡Me gustaba Natsu! Aunque él solo hiciera esto por pena, yo no quería que parase, así que cuando vi que iba a volver a echarse atrás, yo me acerqué evitando que se separase, indicándole que quería que siguiera besándome. Natsu no dijo nada y colocando su mano tras mi nuca, me impulsó nuevamente para profundizar el beso.


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