Capítulo 18: Sentimientos encontrados
Sting Eucliffe
Extrañamente, hoy dormí bien, tanto que me levanté tardísimo. Si no llega a ser por el sol que entraba por la ventana, ni siquiera estaría despierto. Lo que me extrañó es verme en el sofá y entonces recordé que había traído a Gray a dormir a casa. Cuando me giré en el sofá hacia la mesa, el desayuno estaba servido. Me sorprendí, pero por la simple razón de que nunca me habían preparado el desayuno.
~ ¿Gray? – pregunté por si estaba por algún lado de la casa, pero no respondió.
O se había ido o a saber por dónde andaba de la casa que no me escuchaba. Tampoco le di mucha importancia y me senté para desayunar. ¡Me gustó el desayuno! No cocinaba nada mal el chaval. Mi único problema de que estuviera aquí era sencillo, necesitaba que viniera Natsu y lo necesitaba urgentemente. ¡Maldigo el día que decidí aceptar la petición de Natsu! Ahora no había forma de quitarme los gemidos y los gritos de esos dos en mi cabeza ¡Me excitaban demasiado!
Tuve que recapacitar sobre esto... no era un trío, eran una pareja y yo sobraba en la ecuación, sólo fue un juego, un día determinado, yo no podía meterme ahí en medio de ellos. ¿Cómo me presentarían si no a los demás? ¡Una pareja de tres! Pues no...una pareja implicaba como su propio nombre indica, un dúo, Gray y Natsu. Mi nombre no debía aparecer ahí ¡Pero es que era ver a Gray y me excitaba! ¡Era ver a Natsu y que me salieran solas las ganas de pedirle hacer otra vez un trío!
Pensar en esos dos me causaba dos problemas, uno un gran dolor de cabeza y en segundo, una erección de mil demonios, así que en cuanto terminé el desayuno, decidí darme una ducha, a ser posible con agua fría. Me levanté llevando sólo mi pantalón de dormir y me encaminé al baño ¡Debía estar aún medio dormido! Porque no escuché la ducha antes de abrir la puerta.
¿Qué pensé cuando vi a Gray duchándose? Desnudo, enjabonándose, pasando sus manos por su cuerpo ¡Qué necesitaba una de dos cosas, o que Natsu entrara ahora mismo por esa puerta, o que Gray saliera de la ducha para poder meterme en una bañera con cubos de hielo! Mi miembro ahora mismo...no creo que hubiera nada ni nadie que me la pudiera bajar, por cosas muy malas en las que pudiera pensar, se negaría a bajar.
Cerré la puerta y esperé con la espalda recostada en la pared a que Gray acabase. ¿Realmente me estaba pasando esto a mí? ¿Me estaba enamorando de esos dos? ¡No podía ser! Yo nunca me había enamorado, mucho menos podía estar pasándome con estos dos, aunque debía reconocer que quizá... me gustaban un poco ambos. De Natsu me atraía su actitud, su imaginación, sus juegos, su impulsividad, pero Gray era pasión en estado puro, el sexo con él era estupendo pero no se quedaba ahí, era inocente, era como un niño al que quieres proteger y eso me volvía loco. No me podía pasar esto, no podía desear a los dos, no podía querer estar con ellos.
Gray salió en ese momento con una toalla enrollada a su cintura y por dios que aún me causó más dudas sobre todo mi gran problema. ¡Joder que lo deseaba! ¡Pero es que también deseaba a Natsu! Me gustaban los dos, me sentía feliz compartiendo mi vida con ellos y no podía decirles esto, porque ellos eran una pareja, estaban saliendo, yo sobraba.
~ Lo siento Sting – me dijo Gray con aquella voz que tanto me excitaba – no sabía que estabas esperando.
~ No llevo mucho, tranquilo – le dije mirando ahora la tirita mojada de su frente – espera, ven aquí un momento, voy a curarte esto.
Le metí de nuevo en el baño aunque él se empeñaba en que podía hacerlo solo y sé que podía hacerlo solo, no era un inútil, pero quería hacerlo yo ¿Tan malo era querer cuidarle? ¿No querer que nada malo le pasara? Le senté en el borde de la bañera y cogí un taburete pequeño para sentarme frente a él tras haber cogido las cosas para curarle.
Empecé a quitarle la tirita mojada y me puso una cara rara por el dolor del pegamento. Intentaba quitársela con cuidado para no hacerle más daño en la herida, pero no podía evitar sonreír con sus caras. Mi gran problema, era lo cerca que estaban mis labios de los suyos ¡me costaba horrores no besarle!
~ Vale, ya está – le dije sonriendo mientras él abría los ojos para mirarme – veamos – le comenté mientras echaba un vistazo a la herida – ya está empezando a cicatrizar, en unos días estará como antes, no creo ni que te deje marca. Voy a curártelo.
~ Puedo yo Sting – me dijo
~ Lo sé, pero prefiero hacerlo yo, Natsu me matará si se entera que no te he tratado bien.
~ No creí que fueras así – me dijo de golpe y me sobresalté – cuando te vi en los juegos mágicos, eras un capullo.
~ Sigo siendo un capullo, no me malinterpretes – le sonreí.
~ No me lo pareces, conmigo te portas bien.
~ Ya... debes de ser el único con el que me comporto así – le sonreí mientras le limpiaba la herida y le colocaba una nueva tirita encima – bueno Gray, esto ya está.
~ Gracias, Sting – me susurró cerca de mis labios.
¡Demasiado cerca de mis labios! Porque notaba su respiración en mi cara y no podía apartar los ojos de sus labios ¡Quería besarlos! Quería hacer tantas cosas con él y a la vez admiraba tanto a Natsu que no podía hacerle esto. Sé que me dijo que podía besarle, pero no me sentía cómodo ¿y si besándole me enamoraba más de él? Debería empezar ahora a alejarme, debería hacerlo, no podía estar aquí. Sin embargo, por otro lado pensaba que quizá... si ellos en algún momento llegasen a quererme, podríamos estar juntos, me daba igual si éramos tres, hay culturas donde un hombre se casaba con varias mujeres, ¿Por qué no podía estar con ellos entonces? ¡Ser tres! Supongo que la respuesta era muy simple, yo siempre sería su juego, pero nada más, ellos eran el uno para el otro, querían su intimidad, no querían compartirse, imaginé que mucho menos conmigo.
Al fin y al cabo... ¿Quién iba a quererme a mí? Hasta Gray lo había dicho, yo siempre sería ese capullo de los juegos mágicos, el chico que siempre estuvo solo desde que desapareció mi dragón, que sólo Lector estaba conmigo y a veces Rogue ¡En realidad, eran los únicos que soportaban mi carácter! Pensé en Natsu y en Gray y en ese momento, supe que ellos no me querrían a mí. ¡Aléjate Sting! Fue lo que pensaba ahora.
Me alejé ahora que me era posible, porque si continuaba así de cerca de él oliendo ese embriagador aroma que tenía Gray, no iba a poder echarme para atrás de nuevo.
~ Voy a ducharme – le dije a Gray cerrando los ojos con fuerza intentando apartarle así de mi vista, intentando centrarme en algo que no fuera él y mis ganas de besarle.
~ Vale – me dijo – preparé algo de comer.
Asentí con la cabeza viendo como se marchaba con aquella toalla en torno a su cintura. ¡No mires Sting! Me repetí ¡No le mires! Cuando Gray cerró la puerta, me desnudé dejando ver mi erecto miembro mientras me metía en la bañera. Encendí el agua fría de golpe sobre él haciendo que saliera un quejido de mi boca, pero por suerte... empezó a bajar ¿Qué narices me estaba pasando con ellos? ¿Por qué sentía esto sólo con ellos dos?
La ducha fue más larga de lo que esperé, pero cuando salí secándome el pelo con la toalla que llevaba al cuello, observé la mesa preparada, la comida lista y Gray sentado esperándome. Me sentí muy extraño, siempre había estado sólo a excepción de Lector y encontrarme ahora, con que alguien estaba ahí para mí, fue raro ¡pero me gustó! Esto iba a ser muy duro. Ahora pensaba si no volverme a Crocus y dejar el equipo de magos aquí para que les ayudasen, porque no podía estar cerca de esos dos sin querer besarles, sin querer follarles, sin tener estos malditos sentimientos.
¿Qué excusa debía inventarme con ellos para irme? Porque no podía ir y decirles simplemente "Creo que me he enamorado de vosotros, así que me marcho", con esa frase lo más seguro es que ninguno de los dos volviera a dirigirme la palabra. ¡Maldito momento en que accedí a la petición de Natsu!
Comí en silencio, aunque Gray intentaba mantener una conversación más o menos fluida conmigo, algo que yo cortaba con monosílabos intentaba empezar a poner algo de distancia, intentando olvidarme de la relación de esos dos, de los sentimientos que ahora tenía hacia ellos.
Cuando acabamos, Gray me comentó que mi nevera estaba vacía ¡Ya lo sabía! Tampoco es que yo comprase mucho, pero él decidió que no podía estar viviendo así de descuidado, así que decidió salir a comprar. A mí me tocó ir con él, principalmente porque le había prometido a Natsu que le cuidaría, así que aquí estaba yo, caminando al lado de Gray mirando los puestos de comida de la ciudad cuando noté un olor familiar. Me sonaba de algo, lo había olido antes pero no recordaba donde. Me paré de golpe e intenté pensar donde había olido yo ese aroma.
~ ¿Pasa algo Sting? – me preguntó Gray.
~ Hay un olor – me dijo.
~ Otro como Natsu – me dijo sonriendo – de verdad... que nariz más fina tenéis.
Le sonreí por su comentario pero seguía intentando adivinar de qué era el olor. ¡Del gremio oscuro! Lo había olido cuando ayudé a Natsu. ¡Estaba seguro de que eran ellos! Miré hacia todos lados intentando adivinar de donde me venía el olor cuando me di cuenta, que Gray se estaba alejando de mí hacia una de las tiendas de enfrente. Corrí hasta él y le cogí del brazo acercándole a mí.
~ No te separes de mí – le dije mirándole a los ojos y él dudó.
~ ¿Qué pasa? – me preguntó sin saber que ocurría ¡Claro, genial idea la de Natsu de no contarle que seguía en peligro! Ahora el marrón me lo comía yo ¿Cómo camuflaba yo esto?
¡Le besé! Le besé con pasión agarrándole de la cintura para acercarle más a mí. ¿Qué alternativa tenía? No podía aplastarle el plan a Natsu. Gray se paralizó al instante y podía notar como la gente a nuestro alrededor nos miraba, pero me daba igual, no quería que se moviera y pudiera pasarle algo. Aún besándole, estuve atento al olor, venía de una de las calles laterales, pero no podía ver a nadie. Cuando Gray empezó a seguirme el beso, me desconcentró durante unos segundos ¡Me encantaban sus labios! ¡Me gustaba su lengua cuando jugaba con la mía! ¡El olor Sting, el olor! Me recordé intentando volver a pensar en él. Lo localicé enseguida de nuevo y no me permití soltar a Gray hasta que dejé de sentirlo.
~ Lo siento, no he podido resistirme – le dije
~ ¿Qué te pasa Sting? Estás raro hoy – me comentó ¡Si él supiera lo raro que estaba realmente!
~ Creo que me he vuelto adicto a tus besos fríos – le dije sonriendo y él sonrió conmigo creyendo que estaba bromeando. – Compremos algo rápido y vayamos ¿Quieres? – le dije para intentar alejarle de este lugar ¡no me terminaba de fiar!
Ahora lo único que podía pensar era en llevarme a Gray de aquí y por supuesto... en que Natsu se había ido en el peor de los momentos. Esperaba que volviese pronto.
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