Capítulo 14: Visita
Gray Fullbuster
Me desperté aquel día como todos los demás de esta semana, ¡Desnudo en la cama de Natsu! No quise ni abrir los ojos, notaba la sábana cubrirme hasta un poco más abajo de mi abdomen, tapando mi zona íntima mientras dejaba mi torso al descubierto. No pude evitar mover el brazo por la cama intentando encontrar a Natsu, un Natsu que por más que moviera el brazo, no le localizaba en toda la cama, por lo que al final me giré preocupado y abrí los ojos descubriendo que estaba yo solo en la cama.
Miré por el cuarto hasta que le vi en la cocina preparando el desayuno. Happy hoy parecía contento, creo que sería por el pescado que le estaba cocinando mientras terminaba nuestros desayunos ¡menos mal que para nosotros nos había pescados! La verdad es que ver a Natsu cocinando era algo extraño para mí ¡Jamás le había visto cocinar! Por lo menos hasta esta semana que estuve de ocupa en su casa.
Natsu se negaba a que regresase a la mía ¡Algo que yo no entendía por qué! Él era el primero que me decía que se había pasado el peligro, mi puerta ya estaba arreglada, así que no veía ninguna motivo para no volver ¡Bueno... el sexo y sus desayunos! Porque ya me estaba acostumbrando a convivir con él, a que estuviera atento a mí.
Cuando se giró a mirarme y se sonrojó, me di cuenta que al incorporarme levemente en la cama, la sábana había bajado más de lo normal y la subí un poco volviendo a cubrirme con ella sonrojándome ahora yo. Natsu se acercó hacia mí tras comerse el fuego que salía de los fogones de la cocina para apagarlo. ¡No sé si alguna vez me acostumbraría a eso! Y mira que siempre le había visto comerse el fuego, pero seguía sorprendiéndome que pudiera hacerlo.
Se sentó en su lado de la cama y dejó la bandeja del desayuno en la mesilla de al lado mirándome ahora directamente a mí mientras su mano acariciaba mi cabello y bajaba por mi mejilla ¡Me encantaba su sonrisa! era como la sonrisa de un niño pequeño, pegadiza y radiante. Pero es que así era Natsu, todo el mundo le admiraba, era fuerte y a la vez inocente, era un pervertido en algunos momentos y en otros se sonrojaba como él que más lleno de vergüenza, era divertido y a la vez, era capaz de compartir el sufrimiento de los demás, sacando su mayor fuerza cuando tenía que proteger a su gremio, a su familia. Sonreí, porque si había una palabra que describiera perfectamente a Natsu, sería "impulsivo".
~ Gray – me llamó - ¿Por qué no me das mi desayuno? – me susurró en el oído esta vez Natsu mientras empezaba a apartarme la sábana y subía las rodillas encima de la cama acercándose a mí.
~ Eres un pervertido – le dije sonriendo y él sonrió antes de atrapar mis labios a los suyos colocándose encima de mí, tocando mi torso con sus cálidas manos.
~ Y te gusta que lo sea – me comentó con un susurro.
Le sonreí y Natsu se detuvo de golpe mirándome. Me quedé helado ¡Había hecho algo mal para que no siguiera besándome! Sus dedos rozaron mi frente apartándome el flequillo y recorriendo la cicatriz que me dejaron en la primera misión a la que tuve que acompañarle, la cicatriz que Lyon me dejó. La rozó completamente con sus dedos observándola.
~ ¿Qué pasa? – le pregunté a Natsu que pareció volver de golpe a la realidad, como si se hubiera perdido en sus recuerdos.
~ Es que pocas veces he visto tu sonrisa – me dijo – y me encanta.
~ ¿Y por eso miras mi cicatriz? – Él sonrió al verse pillado.
~ La cicatriz me ha recordado de golpe todo por lo que has pasado, toda tu vida, tu pasado, ahora entendía por qué nunca sonreías. Me gusta el Gray de ahora, el que ríe conmigo. – me dijo sorprendiéndome – yo siempre estaré contigo Gray, no dejaré que vuelvas a tener cicatrices – comentó casi en susurro mientras seguía tocando la de mi frente.
No creo que estuviera diciendo aquello por mi cicatriz física, por la que se veía, creo que lo decía por la cicatriz en mi corazón, aquella que cargaba todo mi pasado, aquella que llevaba la muerte de mi familia, la muerte de mi maestra, el gremio oscuro.
~ Bésame y cállate, ojos caídos – le dije sonriendo y él intentó insultarme a mí recuperándose, pero yo fui más rápido, uniendo mis labios a los suyos evitando que hablase.
La sábana aún cubriendo mis piernas me imposibilitaba un poco el movimiento, problema que Natsu no tenía porque estaba encima de ella. Gemí levemente cuando sus manos recorrían mi cuerpo pero como siempre, Natsu se bebía mis gemidos sin apartar su boca de la mía. ¡Me encantaban sus labios! Eran completamente opuestos a los míos, eran cálidos, desprendían calor y provocaban que los míos siempre fríos, acabasen por un momento, teniendo una temperatura normal ¡Sólo con él me pasaba esto! Quizá era por su control del fuego, por su cuerpo siempre a mayor temperatura de la normal ¿A él le pasaría lo mismo al notar mi frío? ¡Porque a mí me excitaba demasiado nuestro contraste!
~ ¿Sabes Natsu? – le pregunté con una sonrisa pícara en mis labios mientras él me miraba – siento hacer esto, pero... Voy a tener que castigarte – le comenté de golpe deshaciéndome de la sábana y pasando mi pierna por su cintura para darle la vuelta dejándole bajo mí.
Natsu ahora me miraba intentando quejarse de que yo estuviera encima dominándole, pero no tuvo mucho tiempo de reacción cuando lo esposé con mi hielo al cabecero de la cama. Intentó soltarse ¡y en realidad creo que lo podría haber hecho subiendo su temperatura! Pero no lo hizo, me dejó jugar a mí.
~ ¿Por qué vas a castigarme, Ice Boy? – me preguntó diciendo aquel nombre que Sugar boy se inventó una vez y que yo odiaba.
~ Primera por llamarme así – le dije – y segunda... porque has tapado mi desayuno – le comenté empezando a bajar mis manos por su abdomen hacia aquella única prenda que tenia puesta pero que tapaba su polla.
Natsu se sorprendió al escucharme pero tampoco se quejó cuando empezó a notar como bajaba su ropa interior mientras besaba cada centímetro de piel por donde lo bajaba, sus muslos, sus rodillas, sus tobillos... besé con mis labios fríos mientras él se estremecía y temblaba por el placer cerrando los ojos. Subí una vez más tumbando mi cuerpo sobre el suyo hasta alcanzar sus labios y aprisionarlos con los míos. Metí mi lengua recorriendo su interior, jugando con su propia lengua, creando un duelo que yo no pensaba dejarle ganar esta vez como estaba tan acostumbrado a hacer.
Me alejé de él con una sonrisa viendo como intentaba mover su cabeza hacia mí intentando volver a unir su boca a la mía.
~ No Natsu, esta vez yo gano – le dije con una sonrisa y él sonrió.
~ Entonces concéntrate en tu magia y no me sueltes – me dijo burlón – porque como pierdas el control y estas esposas desaparezcan, te voy a tener gimiendo por mi polla tres días enteros.
Ahora que lo mencionaba... no había pensando en eso, porque cuando me excitaba me centraba tanto en el placer que me daba Natsu, que mi magia era como si desapareciera, era incapaz de concentrarme para mantenerla activa, incapaz de pensar en algo para crear, incapaz de sostener mis creaciones. ¿Podría mantener las esposas cuando empezase a excitarme? Sonreí ¡Era un buen reto! Y así era nuestra relación, reto tras reto.
~ Reto aceptado – le dije sonriendo – veremos si puedes mantener tu boca cerrada mientras desayuno – le reté esta vez yo a él y por supuesto ¡Aceptó! Era Natsu, jamás se permitiría perder ante mí.
Sonreímos los dos pensando que ninguno iba a ceder, no perderíamos ante el otro. Bajé a su entrepierna y empecé a darle besos por sus muslos, acercándome a su miembro sin llegar a tocarlo. Natsu era excesivamente sensible en la cara interna de sus muslos. Hizo amago de gemir cuando notó mis labios en su muslo, pero se mordió el labio callándose para no perder conmigo. Yo por otro lado intentaba mantener mi mente en las esposas, no quería que se deshicieran a medida que fuera desconcentrándome pero era difícil no perder la concentración con esa polla frente a mis ojos excitándose y endureciéndose lentamente reclamando mi atención.
~ ¡Chúpamela Gray! – me exigió Natsu desesperado por la excitación que le provocaba sin haberla tocado aún, pero yo sonreí.
~ No seas impaciente pequeña lagartija – le dije sabiendo que se enfadaría por llamarle así en vez de decirle "dragón"
~ ¿Lagartija? – preguntó mosqueado - Chúpamela y te demostraré lo que hace un verdadero Dragón ¡Era tan fácil hacer que entrara en mi juego!
~ Veamos entonces que pueden hacer las lagartijas –le repetí metiendo su miembro en mi boca haciendo que él volviera a morderse el labio evitando gemir.
Movió su cintura y él mismo impulsó su polla buscando mayor profundidad en mi boca mientras yo se la chupaba entera, haciendo la mayor presión que podía para hacerle gemir, para que abriera su boca y ganar el reto. Pero él dragoncito no parecía rendirse, seguía moviendo su cintura follándose mi boca a su antojo mientras aguantaba gemidos y sonreía.
~ Vamos Gray – me dijo entre espasmos de placer – deshaz tu magia, no podrás aguantarla, te gusta demasiado comerte mi polla – comentó sonriendo sin parar de metérmela.
Desde luego así no funcionaría para hacerle gemir, porque aunque quería hacerlo, se estaba aguantando todo lo que podía. Encima me provocaba diciendo una y otra vez que se la comiese, que se la chupase más, que me la metiera más hondo, me repetía cuanto le gustaba follarse mi boca. Saqué su polla de mi boca porque no quería que se corriera, no aún. Subí hasta él y me relamí los labios delante de él haciendo que se sonrojase como nunca le había visto.
~ No me subestimes Natsu – le dije – al final tendré que ponerte una mordaza – le sonreí.
~ Hazlo – me desafió – dame tu polla como mordaza y haré que te corras de tal forma que estas esposas desaparecerán.
~ No podrás hacer que pierda el control de mi magia Natsu – le reté.
~ Si lo consigo ¿Harás durante un día entero todo lo que yo te pida que hagas? – le dije.
~ Sí – le comenté con la voz más seductoras que pude sacar – seguiré tus ordenes, haré lo que quieras, te follaré como quieras.
~ ¿y si quiero un trío? – me dijo – si quiero ver cómo te folla alguien de confianza mientras yo ahogo en mi boca todos tus gemidos, ver cómo te comes mi polla mientras alguien te está penetrando.
Vale ahí lo dudé, pero es que él sonreía de esa forma que tenía sabiendo que no me atrevería y desde luego yo era Gray Fullbuster, jamás perdería ante él, yo me atrevía a todo. No iba a darle el gusto de rendirme ahora.
~ Sólo si la persona es de tu total confianza... acepto el reto, porque no perderé ante ti.
~ Dame tu polla – me exigió con aquella mirada desafiante que incluso a veces daba algo de miedo por la decisión que se veía en ella a conseguir las cosas fuese como fuese.
Me puse de rodillas, cada pierna a un lado de su cuerpo y subí hasta su rostro. Ni siquiera me dio tiempo a colocarme bien, Natsu moviendo su cabeza había metido mi polla en su boca y se movía a un ritmo frenético jugando con su lengua, mordiéndome la punta con dulzura y haciéndome gemir. ¡Dios... concéntrate en mantener la magia! Era lo único en que yo podía pensar entre gemidos.
~ Córrete Gray – me dijo desafiante mientras veía como mi cuerpo temblaba por el placer – dame mi desayuno Gray, córrete, deshaz tu magia.
Mi cuerpo ahora temblaba de tal forma que me era imposible concentrarme y eso que lo estaba intentando. Natsu sonreía con esa sonrisa triunfante que tenía cuando paraba a tomar aire o descansar unos segundos. Me hablaba de guarradas, me excitaba y luego volvía a metérsela en su boca para hacerme gemir de nuevo yo obtener su victoria.
~ Cuando te corras vas a gemir de tal forma que hasta Sting en Crocus te va a escuchar y vendrá corriendo a ver que te ha pasado – me dijo y no pude evitarlo, al final me corrí en su boca gimiendo, gritando a tal forma que mi magia se deshizo soltando los brazos de Natsu.
Cuando volví a verle, éste sonreía mirándose las muñecas libres y se abalanzó sobre mí tumbándome en la cama preparado para penetrarme.
~ Prepárate, porque como te he dicho... vas a gemir tres días seguidos, vas a pedir mi polla tantas veces que olvidarás cuantas veces lo has hecho, vas a probar... la polla de un dragón.
Mi cuerpo tembló sin remedio al escucharle tan excitado, besándome ahora con fuerza y pasión, metiendo su lengua sin cuidado alguna haciéndose dueño de mi boca mientras notaba sus dedos entrar en mí, moverse y hacerme gemir. Noté la punta de su polla en mi entrada y cuando empezó a entrar, Natsu soltó mi boca para escuchar mi gemido de placer mientras sonreía.
~ Métemela toda Natsu – le grité – Métemela hasta el fondo – le gemía y él excitado con mis palabras la hundió entera haciendo que gritase más.
Se movió como quiso, más lento, más rápido, yo ni siquiera podía seguirle el ritmo, sólo podía gemir, gritarle al oído cuando me gustaba, gritarle guarradas que sabía le excitaba.
~ ¿Sigo siendo tu lagartija? – me preguntó irónico sonriendo con prepotencia – gritas mucho por la polla de una lagartija
~ No – le grité – es la polla de un Dragon Slayer
~ Sí Gray, te está follando un Dragón, estás disfrutando con la polla de un Dragón, estás gimiendo por un Dragón
Me excitaba tanto cuando me soltaba sus guarradas o me intentaba dominar que gemí a tal volumen que le hice correrse a él, haciendo que cayese sobre mí cansado de tal forma, que nos quedamos dormidos de nuevo con el desayuno sobre la mesa.
Cuando despertamos y tras dos semanas que no nos vieron el pelo por el gremio, cuando decidimos que era momento para ir, allí se encontraba Sting hablando con el maestro. Ambos nos miramos.
~ ¿Iba enserio que me escucharían en Crocus? – le pregunté a Natsu ahora preocupado.
~ En realidad me lo había inventado – me dijo Natsu mirando con los ojos muy abiertos a Sting allí.
Sting se acercó hacia nosotros al vernos y Natsu no pudo evitar sonreír mientras le tomaba el pelo. A mí me pareció que esos dos más que una relación de rivalidad, tenían una fraternal, eran casi como hermanos. Sting podía decir mucho de que quería derrotar a Natsu, pero en realidad, le admiraba, quería ser como él, era como un hermano pequeño queriendo ser como su hermano mayor. A mí esa relación me alegró. Podían discutir mucho, insultarse y pelearse, pero siempre estaba ahí esa admiración el uno por el otro.
~ ¿A qué debemos tu visita? – le preguntó Natsu - ¿No nos habrás escuchado, no?
~ ¿Escuchar qué? – preguntó Sting confundido sin saber de qué le hablaba Natsu, quien tenía el brazo sobre los hombros del pequeño dragón a modo de colegas.
~ Nada, déjalo, cosas nuestras – dijo Natsu con una gran sonrisa – Enserio ¿qué haces aquí?
~ Vengo al congreso – me dijo – soy el maestro del gremio ¿recuerdas? He venido a poner los asuntos en común con el resto de maestros, estaré unos días por aquí.
~ ¿Dónde te estás quedando a dormir?
~ El congreso nos ha puesto una casa en el centro - me dijo con una sonrisa.
Yo decidí dejarles hablar a solas un rato y es que realmente, cuanto más los miraba, más les veía como hermanos.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top