1: ¿Desde dónde parto?


Es probable que un día cualquiera, mientras te duchabas o en la mitad de algún sueño, se te haya ocurrido una gran trama que piensas que podría llegar a ser el siguiente best-seller.

Está bien, quizás no tanto, pero sí le encuentras mucho potencial, y te encantaría empezar a desarrollar la idea.

Sin embargo, apenas te sientas, tu mente se pone en blanco y no tienes ni la menor idea de dónde comenzar. Solo trazas líneas, tiras palabras sueltas y fantaseas imaginando a tus personajes, cómo lucen y cómo se comportan.

Es importante tener en mente una pregunta: ¿Qué quiero transmitir con este escrito? ¿Algún mensaje en particular? ¿O es mera entretención? Es clave dilucidar cuál es el propósito de la obra, eso te ahorrará varios dolores de cabeza, pues teniendo clara la meta del texto, sabrás cómo controlar la vela del barco, y guiarás con mayor facilidad el camino.

Una vez teniendo claro el objetivo, ¿cómo comienzo la obra en sí? Verás, existen varios recursos que podrían inspirarte.

1. Orden cronológico: es el más común, me atrevería a decir, donde se narran los sucesos siguiendo la línea de tiempo. Esto no lo vuelve necesariamente aburrido, pero si no tienes las herramientas suficientes, sí puede tornarse en una lectura tediosa o insípida.

2. Racconto: estrategia en la que se parte desde el final, para luego dirigirse al inicio de la historia y desde ahí narrar los sucesos en orden cronológico, hasta que llegas al punto inicial (que era el final).

3. Utilizando flashbacks y fast-forward: esto puede llegar a ser un método bastante efectivo, no obstante, hay que ser meticuloso, ya que abusando de él, puede generar grandes confusiones en el lector. El término flashback hace alusión a lo que yo llamo, un destello del pasado, donde el escritor da un espacio pequeño para narrar X suceso antiguo, para luego regresar al tiempo en el que se estaba narrando previamente. Por el contrario, el fast-forward es un sistema que permite dar destellos del futuro.

Ahora bien, no hay una forma correcta de escribir un cuento, novela, etc., puedes comenzar escribiendo desde el punto que tú quieras, ¡lo que se te venga a la mente primero! Y también debes saber que no es necesario que toda idea sea buena, puedes ir desechándolas en el camino, aquellas que te parezcan malas o aburridas las eliminarás con posterioridad.

Experiencia personal:

En mi mundo creativo, procuro escribir aquello que se me venga a la mente primero, sin embargo, una vez agotada la inspiración, trato de escribir lo que denomino pauta de escrito, y tal como dice su nombre, es una pauta, para ordenar en orden cronológico los hechos de la historia. Te dejo aquí un ejemplo de mi novela (por cierto ya publicada) "Cuando las campanas dejen de sonar":

Como puedes ver, es un punteo de lo que va sucediendo en la historia, tampoco hay un orden en el cual escribir dicha pauta, mientras más rellenes, mejor, mientras más ideas lances, ¡mejor! Mientras más tengas escrito, más tendrás para autocriticar y evaluar, y así poder ir armando tu historia.

Qué no te recomiendo hacer.

1. No te recomiendo partir tu historia con una presentación vaga sobre cómo es el personaje, ya que a) aburre fácilmente; b) le corta la imaginación al lector; c) encasillas mucho al personaje, quitándole flexibilidad.

Ejemplo (de mi autoría): Me llamo/mi nombre es Susanna Richards, nací en Inglaterra, pero mis padres son latinos. Tengo veinticuatro años y estoy estudiando medicina. Mis ojos son verdes, y tengo el pelo castaño y ruliento. Soy de baja estatura, pero nada del otro mundo. Detesto las fiestas y el alcohol, también detesto a los chicos, prefiero quedarme en casa leyendo un buen libro y tomando café con leche.

¡NO! No, no y no. Todo queda a tu criterio, pero créeme, es probable que el lector termine yéndose.

Aún así, ¿quieres empezar introduciendo a tu personaje? Puedes hacerlo de forma creativa. Podrías intentar algo como esto:

Ejemplo (de mi autoría): Quizás te sorprendas cuando te enteres de que mi nombre, Susanna, lleva dos enes, la verdad yo también me lo cuestiono, quizás mis padres quisieron dárselas de ingleses y no les salió, son más chilenos que el mismo vino tinto. Salto para tratar de alcanzar el único paquete de papel higiénico que queda y en eso, siento cómo mis rulos se meten a mi boca. Probablemente llegaré tarde a la uni, justo cuando tengo prueba de anatomía, increíble.

¿Ves? Todo está narrado de una forma mucho más sutil, dejando volar la imaginación, ¡Susanna tiene rulos! Sí, pero, ¿rubios o castaños? ¿De qué color serán sus ojos? ¿Estará estudiando medicina? ¿O medicina veterinaria? Características que se irán descubriendo con el paso del tiempo. No le entregues todo al lector inmediatamente, deja que maquine y piense por sí mismo, volverá las cosas mucho más entretenidas.

2. Comenzar narrando todo lo que hace el personaje.

Está súper bien que queramos describir las cosas, de hecho soy partidaria de ello, porque enriquece el texto, sin embargo, debemos saber distinguir qué es lo que vale la pena describir. Si narro que el personaje se fue a dar una ducha y que tomó desayuno, ¿pasaría algo si elimino esa descripción? Si te das cuenta de que no es para nada importante y solo es relleno, elimínala.

Te recomiendo que sí narres la rutina de un personaje cuando se trata de algo vital en la historia, por ejemplo, si nuestro personaje tiene trastorno obsesivo compulsivo, y queremos retratar y dar a conocer al personaje a través de su rutina, ahí sí.

3. Narrar el clima.

Lo más probable es que no nos servirá de mucho saber si estaba lloviendo y si estaba soleado, toda descripción climática sumamente extensa está demás en mi opinión. Puedes dar algunos datos, para que el lector se posicione bien mentalmente, pero trata de no caer en descripciones extremadamente intensas y detalladas sobre cosas que no lo valen.

Así nos dimos cuenta de que podemos sentarnos y partir escribiendo cualquier parte de la historia, así como también vimos un par de ejemplos de cómo introducir la obra en sí.

Eso sería todo por hoy.

Los leo en cualquier duda que les surja en los comentarios.
¡Saludos!
Atte,
Pascale.

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