Capítulo 14.
El lunes en la mañana, Axel no sabía cómo dirigirse a Elizabeth. Sabía que hizo el ridículo en la boda de Virginia y recordaba algunas cosas del discurso, aunque no se acordaba con exactitud cómo las dijo. Augusto le contó algunos detalles, pero lo interrumpió por vergüenza, alegando que no quería escuchar nada en ese momento. «Espero no haber quedado tan mal» pensó preocupado. «Y ojalá Elizabeth no esté enojada conmigo por haberla acercado tanto a mí para bailar... Agh, ¿qué hice? Fue un error haber ido a esa boda, ahora solo espero que las cosas no se pongan muy incómodas». En cuanto se acercó a la chica, decidió preguntarle unas cosas de la presentación.
—Faltan algunos detalles, pero nos quedan menos de diez días. Podemos adelantar acá lo más que se pueda. Si nos falta tiempo, estaba pensando en reunirnos el fin de semana, solo para terminar de ver los pormenores.
—Sí, me gustaría eso.
Ambos se quedaron callados, y mientras ella revisaba unas cosas en la computadora, Axel se atrevió a sacar el tema que no quería, por vergüenza, pero a la vez sí porque la curiosidad le carcomía su cerebro.
—Elizabeth...
—¿Sí?
—Sé sincera. ¿Quién se vio peor en la boda, ellos o yo?
—Ellos —respondió.
—Oh, vamos, de seguro solo lo dices para no hacerme sentir mal.
—Te digo lo que pienso.
Él sonrió un poco.
—¿Recuerdas con exactitud lo que dije?
—¿Que si lo recuerdo? —Se burló—. Hasta lo grabé.
—¿En serio? —Preguntó asombrado.
—¿Quieres ver el video?
—No, no ahora.
—Lo guardaré para la posteridad.
—Vamos, no seas así.
—Lo veré cuando me sienta triste. —Siguió burlándose.
—Ya.
—¿Qué? Es verdad.
Él quedó callado un momento.
—Disculpa si hice algo que te incomodara, estaba un poco ebrio... Bueno, en realidad bastante ebrio.
Ella lo volteó a ver.
—No te disculpes, no pasó nada que yo no hubiera querido. —Lo miró a los ojos. Sabía bien a qué se refería.
Axel se ruborizó un poco y siguió preguntando cosas del trabajo.
***
Después de su descanso, Axel fue directo con sus amigos, que en seguida le preguntaron cómo estuvo la boda.
—Estuvo... bien. —Se limitó a responder.
—¿Sí llevaste a la Kimberly? —Le preguntó Federico.
—No —respondió con tono fastidiado—, me plantó.
—¿Ah, sí? —Preguntó Amanda—. ¿Y con quién fuiste?
—Con Augusto.
—¿En serio? —Inquirió Federico—. ¿Y te la pasaste con él?
—Al principio sí estuve con él y todos nuestros demás compañeros de la universidad, pero a que no adivinan a quién me encontré.
—¿A quién? —Preguntaron.
—A Elizabeth... —Al ver su expresión de sorpresa, agregó el detalle más importante—. Ella es prima de Virginia.
—¡Oh! —Exclamaron los otros dos.
—Con razón es tan así —comentó Federico.
—No, oye no, no las compares —la defendió Axel—. Elizabeth no es mala cuando la conoces en verdad.
—Se ve que se han vuelto muy amigos, pero qué harás cuando vean lo del ascenso —murmuró Amanda.
—Cállate —respondió Axel—, no arruines la amistad.
—¿La de ustedes?
—No, la nuestra.
Amanda rodó los ojos. Como Axel se puso incómodo por la situación, le preguntó a Federico qué hizo.
—¿Pues qué crees que me pasó a mí?
—¿Qué?
—La chamaca con la que andaba me dejó. La muy méndiga me dijo que en un futuro no muy lejano no quería cambiar pañales, y lo peor es que agregó que no precisamente de bebés, ¡qué desgraciadita!
Axel y Amanda rieron por la observación.
—Ya se dio cuenta de que en verdad no tienes tanto dinero —dijo Axel con tono burlón.
—Y que aunque tuviera, este anciano nos va a enterrar a todos. —Siguió Amanda.
—Ya cállense.
En ese momento Axel recibió una llamada. Contestó por instinto pero se arrepintió no haber revisado antes quién llamaba, pues escuchó la voz chillona de Martina.
—¡Axel, mi amor!
«Agh, y yo creí que ya me había librado de ella» pensó molesto, alejándose un poco de sus amigos.
—¿Qué quieres, Martina? —Preguntó con un tono de fastidio.
—Mi bomboncito, espero que estés bien, solo quería que me confirmaras de nuevo cuándo es la boda a la que me invitarás, me parece que era a finales de mes, pero dime bien la fecha.
—Ya pasó —contestó con tono cortante—. No fui.
—¿Pero por qué no?
—Estaba ocupado.
—Ah, pero tú siempre andas muy ocupado, es bueno que también te diviertas.
—Sí, sí, pero ahorita estoy trabajando, tengo que colgar.
—Está bien, amorcito, que tengas un lindo día.
Axel decidió no responderle, solo colgó la llamada y volvió a ir con sus amigos.
—¿Quién te llamaba?
—Por tu cara de hastío total supongo que es tu acosadora —murmuró Amanda.
—Qué comes que adivinas.
—No hay que ser un genio para saberlo.
Axel regresó con Elizabeth, que ya había regresado de su descanso y se encontraba trabajando.
—Oye, Elizabeth.
—Mande.
—No le vayas a decir a nadie lo que ocurrió el sábado.
—No diré nada.
—Vaya, la verdad no sé lo que estaba pensando en ese momento.
Elizabeth dejó de trabajar y volteó hacia él.
—Y yo que creí que me aburría.
—El día de ayer estuve recibiendo mensajes de mis compañeros donde me decían que me lucí en la fiesta, y no de buena manera.
—Y bastante.
—¿Tu familia no se molestó?
—Mis tíos sí, casi te querían golpear.
—¿Y los demás?
—No —respondió, a pesar de que su padre y su abuela sí se enojaron.
—No te creo.
—No le tomes mucha importancia. Mi madre piensa que la culpa es de Virginia. Yo creo lo mismo.
«Al menos» pensó él. Iba a responder algo pero en ese momento ambos brincaron al escuchar a la señora Carvajal azotando unos documentos en el escritorio.
—No me importa lo que hagan en su tiempo libre, pero sus cuestiones personales vayan a platicarlas a un café, no aquí. Ahora regresen a trabajar —ordenó—. Y revisen lo que les dejé.
Tanto Axel como Elizabeth, que apenas se estaban recuperando del susto, asintieron y volvieron a su trabajo sin comentar absolutamente nada más de la boda.
***
Cuando Axel llegó a su departamento, se sorprendió de ver allí a Kimberly platicando con Augusto. Recordó que seguía enojado con la chica, pues aunque al final agradeció no haber ido con ella, aún le molestaba el hecho de que no tuvo la educación para avisarle antes que no iba a la boda.
—Buenas noches.
—Hola, Axel —saludó su amigo—. Mira, está Kim.
—Sí, ya la vi.
—Axel, buenas noches —musitó ella. Lucía un poco apenada—. Vengo a disculparme por lo del otro día, perdón por haberte plantado.
Axel fingió que no le importó.
—No te preocupes, no hay problema.
—Sí, Kim —siguió Augusto—, tenías un compromiso con tus amigos. No tienes por qué disculparte de nada.
—Oh, qué buenos son —sonrió—. Les traje esta tarta. —Sacó el postre de una bolsa de plástico—. Espero que les guste.
Augusto la tomó encantado.
—Por supuesto que sí. ¿Quieres quedarte a cenar con nosotros?
—Sí, me encantaría.
En la cena, Kimberly y Augusto se la pasaron platicando acerca de su semana; incluso le dijo que él fue a la boda con Axel y que estuvo muy divertida.
—Ah, me imagino, yo sí quería ir pero como llegaron mis amigos, ya no pude. Pero qué bueno que se divirtieron, ¿verdad, Axel?
Axel, que no les estaba prestando atención porque estaba ocupado pensando en la presentación con su jefa pero más en Elizabeth, reaccionó.
—Sí, sí.
—¿Qué tienes? —Le preguntó la chica—. Luces muy distraído.
—Pienso en unas cosas de trabajo.
—¿Qué cosas?
—¿Cosas? —Se entrometió Augusto—. Será en una compañera de tu trabajo.
Axel se ruborizó un poco y Kimberly comenzó a indagar.
—¿Qué compañera?
—Una que él tiene —siguió—. Se ve que le gusta a esa chica, y él también siente algo por ella, ¿a que sí, Axel?
—¿De qué hablas? Somos amigos, nada más.
—Aww, ¡qué lindo! —Exclamó la rubia—. La forma en que se ruboriza y lo niega indica que sí siente algo por ella. ¿Cómo se llama? ¿Cómo es? ¿Es amable?
—No, ya lo he dicho, solo somos amigos.
—En la boda te referiste a ella como princesa —se burló su amigo.
—¡¿Qué?! ¿Es en serio? —Exclamó Axel. Augusto asintió con la cabeza—. ¿Me escuchó?
—No... Creo.
—¡Me lleva la...!
—¡Ay, qué tierno! —Lo interrumpió Kimberly.
Axel prefirió excusarse, diciendo que no tenía mucha hambre, mientras dejó a Augusto platicando con Kimberly. Se quedó pensando en las palabras de su amigo, y no solo las de él, sino también de sus compañeros del trabajo. «Todos dicen que Elizabeth siente algo por mí... tal vez sea cierto, ¿pero qué pasará cuando la señora Carvajal elija a quién darle el puesto?» pensó preocupado. Él también empezaba a sentir cosas por Elizabeth, pero no quería encariñarse de otra manera porque no quería sentirse mal cuando eligieran a quién darle el puesto, ya que pensaba que después de eso, ya no serían ni siquiera amigos.
Hola, lamento haber tardado en traer la actualización, he pasado por algunas cosas y no pude hasta hoy.
Ojalá les haya gustado el capítulo, ahí están las consecuencias de la dichosa boda.
¿Ustedes creen que Axel y Elizabeth sigan siendo amigos o algo más cuando se vea lo del ascenso?
Espero que les haya gustado el capítulo :3 Actualizaré pronto :3
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