VEINTIDOS (+18)
Sora POV
Flashback
No recuerdo haber dormido tan plácidamente en mucho tiempo. Solo Mini ha sido testigo de las pesadillas que tenido sobre Seol, sobre mi vida, sobre mis demonios, en ocasiones me despierto en medio de la noche envuelta en lágrimas con vagos recuerdos de lo que fue una pesadilla aterradora. Una pesadilla que pretende cruzar a la realidad.
Pero esto era diferente, esta vez no se trataba de no despertar porque estuviera cansada de abrir los ojos cada mañana recordando que Seol está afuera amenazando con acabar mi paz. No quería despertar porque la pequeña burbuja de felicidad podía romperse, la calidez que recorría mi cuerpo era tan placentera que iba a odiar a todo lo que fuese capaz de arrancarme este momento.
Desde hace un rato siento leves toques en mi rostro, un pequeño rastro húmedo que pretende dibujar o absorber cada facción de mi cara; no es asqueroso, pesé a la humedad, al contrario, se siente realmente bien y es la principal razón por la que no abro los ojos. Pero parece que su intención es precisamente esa, despertarme, porque esos toques han pasado por mis parpados más de una vez.
Con pena, pereza y tristeza, empiezo a mover mi cuerpo medio adormilado, tengo las piernas entumecidas sin una explicación exacta del porqué, mis manos que sirvieron de almohada para mi mejilla se sienten calientes, quiere decir que dormí en la misma posición toda la noche. Lentamente y como si me costara demasiado abrir los ojos, mis parpados se van alzando, dejando entrar parte de la tenue luz que entra por la ventana; no es un día soleado, no es temporada de verano, el clima esta entre un otoño y un invierno que no se deciden.
Por desgracia los toques se detienen, haciéndome caer en un estado muy parecido al de un niño que quiere seguir siendo mimado por su madre. Sonrió instantáneamente y entonces mis ojos se abren un poco más, pestañeo despacio para aclarar, enfocar y perfeccionar la borrosa imagen del responsable que me despertó. La sonrisa estirada de Yoongi es lo primero que logro ver con claridad, su rostro sin maquillaje, claro, pálido, sus ojos más pequeños de lo normal, y su cabello revuelto, es, sin temor a equivocarme, la mejor imagen que pueda tener guardada en mi galería mental.
Pestañear hace las veces de cámara mental, con cada clic la foto va directamente a mi cerebro. Él ladea un poco la cabeza, abre los ojos, todo, sin dejar de sonreír, no me muestra sus dientes, pero esta es una de esas sonrisas sinceras, que le salen de lo profundo del corazón.
—Ahí están tus ojos. Llevó más de quince minutos tratando de despertarte— se acomoda en el colchón. Usa su brazo derecho como soporte, en su mano abierta descarga su cabeza de lado, mientras su mano libre corre la manta para cubrir mi brazo descubierto.
—Iba a matarte por eso— no se desde cuando paso, pero me pongo más idiota cuando estoy, así, sola con él.
Amplió su sonrisa abriendo un tanto la boca, su mano libre paso a su pecho adoptando la pose de ofendido.
—Todavía estoy cumpliendo con el favor que me pediste, y tu pensabas en hacerme daño. Que mal agradecida eres.
—¿Favor? — no recordaba nada así.
Su bella sonrisa desaparece con la misma rapidez con la que apareció, ahora enarca las cejas y pone los ojos en blanco.
—Que te despertara temprano porque tenías algo importante que hacer.
Lleno de aire las mejillas mientras medito viendo el solar. ¿Importante que hacer?¿Yo? Voltee a ver sus ojos que están fijos en mí, no dice nada, solo me ve cual artista admirando una obra de arte, la fuerza en su mirada es tan fuerte que no puedo evitar sentirme pequeña y que se me calienten las mejillas. Entonces una explosión sucede en el centro de mi cerebro... ¡Ya recuerdo que era!
De golpe me siento en la cama, aparto las colchas, está haciendo mucho frió pero eso no me detendrá, si no quiero que este día sea uno de los más vergonzosos de mi vida, tengo que moverme rápido.
—¿A dónde vas?
—¡Gracias por despertarme! — digo para después azotar la puerta.
Corro por el pasillo del apartamento, llego a la sala, doy un salto largo para pasar el sillón (Gracias Dios por darme estas piernas largas), levanto el teléfono y marco el primer número de la agenda.
—¿Sora? —
—¡Mini!
—¿Qué pasa? Te escucho agitada... No me digas que Se...
—Nada de eso. Necesito pedirte un favor.
—Me diste un susto horrible— resopla —¿de qué se trata?
—¿Puedes regresar mañana? — sé que es descarado de mi parte cuando el apartamento es de ella, pero anoche lo pensé mucho, no creo tener otra oportunidad para compartir con calma un día entero con Yoongi. Lo de ayer no puede interferir entre nosotros, mis demonios no deben tomar el control, eso fue lo que decidí.
—¿Debería asustarme?
—No. De verdad necesito que me hagas este favor— pego el teléfono a mi oído y cubro parte de la bocina para que el ruido no llegue hasta la habitación y él escuche.
—Solo si me respondes algo.
—Lo que tú quieras.
—¿Esta el azúcar contigo? — estaba entre reírme por el apodo y lanzar el teléfono lejos por la vergüenza que estaba sintiendo, la segunda se acercaba mucho a lo que realmente quería hacer.
—Ehmmm... Sí... ¡Pero no es lo que tu...
—Eso es suficiente. Te veo mañana en Moon's... Disfrútalo~
—¡Te juro que no es lo que estás pensando!
—Yo no he dicho nada~ — que alargara la frase decía que si estaba pensando de forma equivocada, pero no pude seguir reclamando porque corto la llamada.
Me dejo caer de espaldas al sofá cubriendo mi rostro con las manos y el teléfono, se me está calentando la cara de la pena porque yo solo quiero compartir un día con Yoongi y Mini quien sabe estará pensando que haré en su apartamento, lo peor es que me acosara de ahora en adelante por este pequeño favor.
—¡Qué vergüenza! — digo y me remuevo.
—Demasiado tarde para decir eso— su voz me espanta, dejándome sentada sobre el sofá con las piernas encogidas.
—¿Cu-cuanto llevas ahí? — le señalo asustada.
Es como si en vez de ver a Yoongi viera un fantasma, que curiosamente pueden ser igual de blancos.
—Desde que saliste de la habitación— recarga su cuerpo de lado en la pared, se cruza de brazos, cruza la pierna y sus dedos del pie a penas si rozan la baldosa carmesí.
Este es un buen momento para que la tierra me trague y me escupa en la Patagonia.
Quiere decir que escucho todo, todo, absolutamente todo lo que le dije a Mini, por ende también debió malinterpretar la conversación, y ... ¡¿Por qué esta sonriendo con malicia?!
Me abrazo en el sofá cual animal asustado y desorientado. Yoongi se despega de la pared, camina al sofá, se acerca peligrosamente mostrándome esa sonrisa de ensueño que deja ver sus dientes perfectamente alineados, y deposita un beso en mi coronilla, luego vuelve a verme y ríe ladino. Todo ha sido en cuestión de segundos y para mí parece la eternidad.
—Yo también quiero quedarme contigo, Sora...— dice en un susurro que para mis oídos fue el canto de los ángeles.
Instintivamente puse las manos sobre mis mejillas queriendo cubrir mi pena, suficiente tenía con que Mini me hubiera dicho aquello, para que él llegara a rematar con su voz adormilada susurrando; mi corazón estaba por sufrir un ataque cardíaco.
—¿Buscamos el desayuno? — se enderezo y puso las manos dentro del pantalón des holgado, que recién notó, cuelga provocativamente de su cintura y me obligo levantar la vista a sus ojos.
Asiento varias veces.
Fin Flashback.
Pocas veces mis sueños se sienten reales, contrario a mis pesadillas que parecen han tomado más terreno y poder para pasar a la realidad. Sin embargo, lo que siento ahora, es justo la sensación de que el sueño que estaba viviendo se repite, que aquel recorrido de besos cariñosos es real, con la diferencia que los labios tiemblan al dejar el beso en mi piel.
Pero no es más que un sueño, un sueño de esos que desearía vivirlos por siempre, de esos sueños donde la perfección existe y el ser feliz es posible.
De repente mis labios son atrapados por otros, sigo diciéndome que es un sueño, ceder y seguir el movimiento no es un problema. Despacio, suave y de la manera más provocativa, los labios se juntan dando toques leves entre ellos. Mi labio inferior es atrapado por los dientes que siguen con ese tacto delicado y no aprietan la carne con fiereza. Mi cuerpo reacciona con euforia, mis brazos se alzan para atrapar a quien en mi sueño me está llenando de calidez, para a traerlo más y me deje sentir con más intensidad la felicidad que sus labios acaban de profezarme.
Escucho un gemido en mis labios, pero no le prestó atención, continuare este sueño hasta que alguien venga a despertarme, que espero no suceda pronto. Con la nueva cercanía el beso se profundiza más y la respiración ha empezado a entre cortarse, ladeo la cabeza para que los labios encajen y puedan seguir con sus movimientos, mientras se dicen cuanto se han extrañado.
Un peso nuevo sobre mi pecho y el crujir de la cama, terminan siendo quien me saque con furia del sueño, siendo desprendida mentalmente de la sensación de euforia. Cuando ese tipo de cosas suceden tiendo a maldecir, correr al baño y ponerme debajo del chorro de agua fría mientras sigo maldiciendo. Haría eso, de no ser porque en vez de ver el solar de mi habitación estoy viendo los ojos sonrosados de Yoongi y siento tan palpable sus labios en los míos.
Como si hubieran cortado la película de romance y hubiese aparecido el corto de una película de espanto, puse mis manos en su pecho, reuní la fuerza que me dio el susto y lo saque de mi alcance, rodé y me puse de pie, mientras mi cabeza trataba de analizar todo lo sucedido, porque está más que claro que no se trató de un sueño; o estoy desvariando, y de ser así, resultaría mucho mejor, a que en verdad Yoongi este en mi habitación.
Acomodo los cabellos que me tapan parte de la vista, paso el torso de la mano por mis labios, sintiendo el calor que dejo cada beso, deben estar hinchados y rojos como los de él... ¡Yoongi está en mi habitación!
—¿Qué estas... que estás haciendo aquí? — demando.
Yoongi está sentando en el borde de la cama dándome la espalda con la cabeza agachada, revuelve sus cabellos, al final se pone de pie, da media vuelta y está viéndome; sus parpados se ven caídos.
—Necesitaba verte— dice dejando caer los brazos a sus costados.
—Yo no... Tú no... no deberías estar aquí— digo para mí misma queriendo entender que está pasando.
—Lo sé— suspira afligido —pero no puedo seguir fingiendo que las cosas están bien...
Finalmente mi mente se controla, mis neuronas vuelven a activarse, mi razón hace presencia, aunque no logro que mi cuerpo pare de temblar como gelatina. Con mi mano izquierda atrapo mi muñeca derecha y la pego a mi pecho para controlar la tembladera.
—¿Y crees que siendo egoísta las cosas estarán bien?
Pestañea varias veces y niega una vez.
—Pero, no importa lo que haga, el resultado será el mismo ¿no? — se encoge de hombros —Sea que me quede quieto, o que corra a buscarte, terminaras yéndote, Sora. ¿No es mejor intentarlo hasta el final?
Levanto la vista al solar para que las lágrimas retrocedan. Quisiera pensar como él, quisiera creer que puedo ser egoísta una vez más, quisiera no pensar en nadie más que no seamos nosotros, pero hay tanta gente lastimada, que me cuesta desechar ese pensamiento y reemplazarlo.
—¿Entiendes que nos estamos lastimando más? ¿Qué entre más tiempo pasemos juntos, será más difícil separarnos? — Yoongi está dando pasos hacía mí, sus pupilas se han anclado a las mías, evitando que me mueva de mi puesto. —¿Qué si nos despedimos será el adiós para siempre?
No quería eso, no quería despedirme de él, quería que fuera un hasta pronto, un te veré pronto, quería que fuera una pausa, por eso no quería hablar con él, darle explicaciones, porque sentía que era la despedida; era el game over de nuestra historia.
Llegó frente a mí, aun me veía fijamente, como era costumbre me corto la respiración. Son esos lapsus de tiempo donde todo a nuestro alrededor desaparece, donde el espacio y el tiempo se anulan, donde no existe nada más que el ahora.
—Incluso si ... — su voz se ha cortado — si tratas de alejarte de mí, tratas de desaparecer o de evitarme. Nunca voy a aceptarlo.
—Yoongi...— me esta costando respirar y la voz se me ha entrecortado.
—Déjame terminar— dice. En un rápido movimiento sus labios están rozando los míos. —No vine aquí a despedirme de ti, eso es muy cliché para mí— el borde de sus labios entre cerrados juegan en la comisura de los míos. — Vine para darte un motivo para quedarte...— sus labios gentilmente atrapan los míos por unos segundos y se separa para seguir hablando en mis labios. —Vine para entiendas que sucederá si te vas...— nuevamente me besa, yo solo estoy petrificada atrapada en la red que me han lanzado sus ojos. —Vine para decirte que después de ti, no seré el mismo...— vuelve a besarme.
Su mano derecha se posa en mi espalda, la izquierda detrás de mí cuello, como si hubiese visto alguna señal de aprobación, me acercó decidido y reclamó mis labios como suyos. SUs movimientos parecían fríamente calculados, porque rompió mi defensa, solté el agarre de mi muñeca y deje caer de lleno los brazos; él había dominado por completo mi cuerpo y mi mente; sabía cómo desarmarme, como tocar los puntos débiles, como moldearme y de paso, el muy maldito sabía poner todo eso a su favor.
Y así de débil era mi fuerza de voluntad, nos estábamos besando, mi cabeza me gritaba que era una locura, que me resistiera, que me apartara, pero sus labios tenían encadenada mi alma, no la querían liberar; y reafirmaba mi pensamiento con cada movimiento y con cada suspiro. Su verdadera intención era decirme que por más que queramos, no podemos estar mucho tiempo uno sin el otro.
Sin darnos cuenta, o tal vez si éramos conscientes pero ignorábamos ese hecho. Nos estábamos entregando al fuego que nacía de la chispa al unirse nuestros labios, el querer que emergía de nuestros corazones, era el combustible perfecto para iniciar el fuego entre los dos. Mis manos expertas en reconocer su cuerpo, se habían posado estratégicamente en su cintura, aferradas a la cinturilla del pantalón, era una sudadera por la tela que palpe en el agarre. Por su parte Yoongi besaba con dedicación mis labios, los succionaba, los mordía, los soltaba para tomar aire y repetir la sesión.
Poco a poco, mi cuerpo iba cayendo en ese elixir erótico, siempre quise saber la magia detrás de su modo de besar, sin necesidad de ser posesivo, de ser agresivo para tomarme entre sus brazos, podía encenderme al punto de entrarme el desespero porque sentía que se tomaba las cosas con mucha calma. Pero esta vez no me sentía desesperada, me sentía mucho más querida, más protegida, sus labios me decían que iba a cuidarme, mientras sus manos que viajaban por mi espalda me pedían permiso para avanzar a donde un simple roce de sus dedos podría desatar la furia de una fiera enjaulada.
Mi cuerpo se movía por inercia, Yoongi camino conmigo, dándome la vuelta, esta vez yo le daba la espalda a la cama, no me importo mucho, ya estaba resignada al resultado de todo esto, ya sabía a donde nos dirigíamos, también sabía que cuando la sangre que hierve en mi cabeza se congele, me arrepentiré por dejar que llegáramos a dejarnos otra marca en el cuerpo y en el corazón, pero esa voz había sido callada por Yoongi, desde que sus pupilas se anclaron a mi alma.
Caminamos sincronizados, un paso luego otro, Yoongi se separaba de mí para tomar aire, igual que si estuviera rapeando. Son estos momentos de intimidad donde entendía por qué le decían la lengua más rápida; el apodo no puede describir mejor sus movimientos. Con delicadeza me bajo hasta la cama, su mano en mi espalda amortiguaba cualquier toque brusco, lo que me enternecía, desde la primera vez, me trataba como a la porcelana que debía cuidar para no maltratarla.
El peso de su cuerpo no estaba completamente sobre mí, solo una parte, cuando su entre pierna bajo para rozar mi pijama, un gruñido nació en mi garganta, todo en mí estaba sensible al mas mínimo roce, él lo sabía, por eso río en mis labios; había olvidado que jugar con mis emociones era su parte favorita.
Los besos continuaron, delicados, firmes, yo sentía la hinchazón en mis labios, pero no quería que se detuviera, quería que pagara por cada beso que nos hemos negado; y tampoco creía que él quería parar, estaba entretenido en dejar la marca de sus dientes, si era posible, en mi encía.
Cada acción, cada suspiro, cada gruñido, cada toque, cada respiración agitada, me recordaba a la primera vez que sentí vivía un sueño. Fue la primera vez que no tuve miedo de despertar al día siguiente sin saber que iba a pasar con mi vida.
Flashback...
Que no pudiéramos salir del apartamento, no fue impedimento para hacer cosas juntos. Después del almuerzo, preparado por el mismísimo Yoongi, que si me lo permiten decir, podría ser mejor cocinero que Jin, si se disciplinara más en el tema; entre los dos limpiamos la cocina. Lavar los trastes, limpiar las encimeras, acomodar las lacenas, ese tipo de cosas que veía hacer a los recién casados en las películas, solo que siempre había una variable, en nuestro caso, era que en vez de lanzarnos besos empalagosos, nos tirábamos espuma, agua o los trapos sucios, lo que tuviéramos al alcance en el momento, pero el final si era el mismo resultado, las risas llenas de felicidad y las mariposas en el estomago.
Mientras buscaba un juego de mesa dentro de los miles de juegos que Mini guarda en su habitación, le pregunte a Yoongi como se sentía estando conmigo, que si estaba pensando en regresarse al apartamento rápido, o estaba tan amañado que quería quedarse un poco más; aunque yo trataba de no pensar en ello, miraba cada tanto el reloj, reclamándole al tiempo lo injusto que era por avanzar con tanta prisa.
—... como si hubiéramos ganado un premio importante... No encuentro palabras para describirlo...
No volví a preguntarle nada, tampoco deje de estar pendiente del tiempo por completo, pero intente disfrutar con más tranquilidad nuestro tiempo juntos.
Antes habíamos jugado diferentes juegos de mesa, no parecía ser bueno con ninguno, por eso escogí el juego de cartas, tenía asegurada mi victoria y con ello, escuchar de primera mano la que sería la canción oficial del próximo comeback. Nuestra mesa era mi cama, él no pretendía salirse de ahí, porque apenas termino de limpiar en la cocina, corrió a la habitación. Yo quería la sala porque la iluminación era mucho más brillante, comparada a la luz baja de mi habitación pues en la noche solo enciendo la lampara central porque me gusta esa sensación sombría.
—Nunca he estado en la habitación de una chica. Huele muy bien— dijo cuándo le reclame porque no nos quedábamos en la sala.
Con el juego de cartas, fui vilmente engañada. Yoongi resulto ser un EXPERTO en la materia, de las cinco partidas que tuvimos, gano cuatro, y estoy casi segura de que me dejo ganar la última porque se me aguaron los ojos de la rabia. Lo triste del caso era, que no podía quejarme o pelear diciendo que era trampa, porque yo había escogido el juego.
Pero el príncipe de Hielo, se le derritió el corazón cuando me vio rabiar y maldecir su nombre, con una sonrisa llena de satisfacción, victorioso por ganar sobre mi orgullo; se sentó a mi espalda, me rodeo con sus piernas y brazos, me mostró dos audífonos, coloco uno en mi oído derecho, y el otro imagino que lo uso él, conecto el plus al celular, y rebusco una carpeta; deslizo el dedo hasta la última pista y dio play.
Aquella melodía, de solo piano, contaba la triste historia de lo que fue un momento especial, pero a la vez, hablaba de una superación, de un renacer, de que a pesar del llanto, del sufrimiento, había una esperanza para un mañana.
Sus piernas que estaban recogidas hacían las veces de escudo protector y sus brazos me envolvían como una manta. Me recargue hacia atrás, descansando en su pecho. EN ocasiones tenía ideas cursis con él, pero esta nunca se me había ocurrido. Yoongi ha sido mal interpretado tantas veces por su forma de ser, lo tildan de ser una persona cruel, de ser hostil, de ser pesado, de ser arrogante; pero lo cierto es, que Min Yoongi es un gatito, un pequeño gatito que se esconde tras la apariencia de un tigre feroz.
Di un pequeño beso en el torso de su brazo, voltee a verle y su sonrisa estaba ahí para mí. A ninguno de los dos nos gustaba decir mucho, no nos gustaba dejar ver más allá de nuestra realidad, no nos gustaba demostrar más de lo que podíamos, no sabíamos si esto que vivíamos estaba bien; pero estábamos seguros, que si éramos capaces de vernos fijamente a los ojos, podíamos creer que esto estaba bien, que era real.
La melodía termino. Muy a mi pesar no eran más de dos minutos de melodía y yo quería escucharla como mínimo por una hora. Recogí mis piernas, las doble a mi costado y me voltee por completo, Yoongi puso el celular a un lado, me miraba preocupado y no fue hasta que sonríe, que desapareció la tensión en su cuerpo.
—Es hermosa— dije sin más.
—Todo lo que hago es hermoso— dice jactándose de su innegable talento.
Ruedo los ojos, debería ser más humilde con su talento, pero no se preocupa por ocultar lo bueno que es en la materia. Esboza una de sus mejores sonrisas, haciendo que sus ojos sean una línea por unos segundos.
—Siendo la canción principal, tienen el triunfo asegurado— juguete con mis cejas.
—Esa no es la canción principal del nuevo álbum, ni siquiera es una canción, es solo melodía— se encoge de hombros, haciendo ver el gesto como algo simple.
—¿Como que no es la canción del nuevo álbum? Al menos saldrá en este comeback ¿no?— me estaba ilusionando por haber escuchado en primicia una canción del nuevo álbum. Como cualquier fan, esa sería una de las mejores cosas que me podían pasar.
Pero él solo negó con firmeza.
—No tiene nada que ver con el nuevo álbum— sonrió de lado con una chispa de maldad.
—¡Creí que me dejarías escuchar la nueva canción!— me habían engañado y en mis narices.
Yoongi amplio la malvada sonrisa, acerco su rostro al mío poniéndome en una situación difícil porque quiero enojarme con él pero también quiero besarlo.
—El trato era que si ganabas te dejaba escuchar la nueva canción. Perdiste y te deje escuchar la melodía de otra, es lo justo— se lamió los labios.
Por instinto palmee sus brazos que seguían estirados, fue lo único que se me ocurrió para apartar su rostro y sus tentadores labios. Debí verme furiosa por su engaño.
—¡Au! — aquejo, encogió su cuello viéndose adolorido.
Debajo de mis palmas, rozaba su piel y pude sentir los pocos músculos que reforzaban sus brazos, no eran tan delgados como los de una modelo de revista, pero si más delgados que los de un hombre. Me pareció un buen cambio de tema para despejar mis ideas de besarlo con desenfreno. Frote con delicadeza los delgados brazos, Yoongi cambio de expresión, sus ojos se achicaron un poquito, y nos quedamos viéndonos de esa forma por unos minutos, nuestras miradas eran las dueñas de la conversación silenciosa.
Hice el recorrido desde sus muñecas hasta la unión del brazo con el hombro, repite el corrido dos veces, me detuve de nuevo en el medio. Corte la conversación visual y mire a lado y lado, para regresar a sus ojos.
—¿Porque no haces ejercicio?— un Yoongi con músculos más pronunciados se me metió en la cabeza, no es que se vea mal como esta ahora, al contrario, Yoongi es capaz de provocar muchas cosas, pero de solo imaginarlo más fornido una lluvia de fuegos pirotécnicos estallaba en mi estomago.
—No es necesario, así me siento bien— esperaba que respondiera así.
—Solo hacía una sugerencia. Un poco de músculo aquí no haría daño— sugerí dando toques en sus brazos. —Date cuenta de Jungkook, aunque su cuerpo no esta bien desarrollado, los músculos lo hacen ver maduro.
—Bueno — sonrió ladino —yo tengo más que un par de músculos para impresionar.
Automáticamente sus brazos se cerraron a mi espalda, deslizo su cuerpo acortando la distancia, uso la mano en mi espalda para pegarme a su cuerpo por completo reduciendo a menos cero la distancia entre nosotros. Sus labios provocaban los míos con solo rozarlos, él sabía que me estaba provocando y sonrió cuando se me escapo un suspiro pequeño. Ladeo la cabeza, siguió el camino hasta mi oído, su mejilla rozaba mi piel, el simple toque envió electrochoques a todo mi cuerpo.
—¿Quieres saber que es?— susurro en lo que a mi respecta, el tono más sensual que haya escuchado.
Eso fue suficiente para que la efervescencia en mi cuerpo estuviera en el nivel más alto, una explosión de emociones estallo en mi cabeza, me sentí mareada, pero me gustaba el calor que irradiábamos.
Yoongi volvió a verme para saber mi respuesta. Asentí una vez perdida en sus ojos. Él sonrió victorioso y por fin dejo de provocar mis labios, los atrapo en un instante que me parecieron segundos.
Me besaba con detenimiento, despacio, siendo cauteloso con cada movimiento, eso me hacía sentir segura, me daba tiempo para tener la confianza de continuar. Ya no era el Yoongi de ayer que me besaba con ferocidad, este Yoongi detallaba cada linea de mis labios, cada curva, exploraba cada rincón y repetía el proceso como si quisiera guardarlo en su memoria para siempre.
Logre deslizar mis brazos fuera de su agarre, mis manos subieron a su rostro, acunándolo, su piel es suave, no tenía asperezas y sentí envidia por un momento, pero escucharlo jadear sobre mis labios me regreso al asunto en cuestión.
Una de las manos bajo a mis caderas ajustando el agarre, mientras la otra subió detrás de cuello, haciendo presión hacía él, ladeo la cabeza y con ello el ritmo del beso. La profundidad cambio, acelero el ritmo y los sonidos mojados hacían eco en la habitación.
Mi cabeza dejo de razonar, mis sentidos estaban activos solo para él, mis movimientos eran dirigidos por él, me tenía a su merced, o más bien yo no quería mostrar mucha resistencia.
En un momento nos separamos con ánimos de recuperar el aliento, sentí el temblor de sus brazos a mis costados, abrí los ojos para verlo, quería saber que expresión tenía, me encontré con sus pómulos sonrosados, y sus ojos brillando, mi corazón golpeteo como loco mi pecho, y mis impulsos cobraron vida. Mis manos soltaron su rostro, estire los brazos y los enrede detrás de su cuello, no conocía esta parte de mi, y no me desagradaba en lo absoluto, no soy de las mujeres que son decididas, pero con Yoongi no pensaba en que esta bien y que no; yo solo quería que el momento fuera especial para los dos.
Bajó su cabeza para besar mi frente, después, inicio un recorrido de pequeños besos, bajo por mi mejilla, por mi cuello, lleve la cabeza hacía atrás para que explorara esa área. Admito que el tema del sexo no me interesaba, en especial porque pensaba que era lo más asqueroso y repulsivo del planeta, pero Yoongi lo hacía ver como lo más hermoso y maravilloso del mundo y me invitaba a explorarlo de su mano.
Ya en mi cuello, quiso tomarse su tiempo, sus dientes mordían un poco, luego sus labios succionaban esa zona, así, poco a poco, se aseguraba de no dejar ningún espacio sin ser explorado. No tenía con que comparar lo que estaba sintiendo, no había ninguna palabra en mi diccionario mental que fuera un sinónimo perfecto para definir lo que Yoongi estaba provocando en mí.
Ajuste el agarre detrás de su cuello, atrayendolo más a mí, quería que no terminara nunca con lo que hacía. Escuche que mi movimiento le gusto, sonrió cuando mordía cerca de mi clavícula; que se de cuenta de mis puntos débiles no me hace sentir confiada, pero al diablo con ese tema, tenía muy caliente la cabeza como para ponerme a la defensiva.
Yoongi subió a mis labios nuevamente, chupo mi labio inferior robándome el primer jadeo, uno muy profundo que salió de lo más hondo de mi ser. Nuevamente lo escuche reír y fruncí el ceño, creo que esta jugando conmigo, eso me molestaría, claro que no tanto como que se de cuenta que puede hacerlo y que tiene un terrible efecto en mí.
Decidida a no ser intimidada y a que se de cuenta que no soy del todo una inexperta, balancee mi cuerpo hacía adelante empujándolo de espaldas; rebotamos y reímos porque no calcule bien y su cabeza estuvo a escasos centímetros de golpearse con el barandal de la cama.
—Estuvo cerca— alzo la mirada al barandal. Sonrió tan grande que pude ver sus dientes hasta atrás. —¿En que íbamos?— volvió a verme sugerente.
Con la nueva posición, obtuve el poder de dirigir la situación. Yoongi volvió a encerrarme en sus brazos, se lamia los labios, y movía las cejas con sugerencia, parecía que me estaba retando. Mordí mi labio inferior porque no sabía exactamente que hacer, y opte por hacer lo mismo que él hizo antes. Comencé a besar su rostro, sus párpados, su nariz, sus mejillas, la línea afilada de su rostro, su mentón , y por último sus labios, aquí me detuve un poco para saborearlo con más cuidado. Quería que él se sintiera como yo, que su cabeza estallara de sensaciones, que su corazón se acelerara como el mío y que sintiera adormecido el cuerpo por el calor que florecía desde el centro de su cuerpo.
Succione su labio inferior y tire hacía atrás, Yoongi gruño y sus dedos hicieron presión en mi piel, su calor fácilmente podía dejar marcas en mi espalda, y aún así no me molestaría porque cada vez que las viera, recordaría este día. Volví a besarle y esta vez me anime a usar mi lengua en el proceso, la lengua de Yoongi entendió lo que quería y se unió a la danza, nuestros labios mojados e hinchados parecían no saber como detenerse pesé al dolor que estaban sintiendo; porque ese dolor no era destructivo, era curativo, era adictivo.
—Estás jugando... con fuego, Sora...— dice entre cortado.
Recordé cuando me hablo al oído y quise hacer lo mismo, solté su labio, pase a su oído y con la voz más delicada y suave que pude, susurre.
—No me amenaces— y mordí el lóbulo de su oreja.
Yoongi volvió a gemir, me sentí plena escuchando como llegaba al mismo punto del descontrol.
Sin avisar, sin ninguna señal de precaución, rodamos en la cama, una vuelta fue suficiente para que él quedara arriba, viéndose imponente en su nueva posición.
—Vas a quemarte, y conste que te lo advertí— dice sobre mis labios y me ve fijamente.
—¿Y si dejamos la conversación para después?— tuve algo de vergüenza por el tono suplicante en el que dije eso, pero después pensaría en ello.
Su sonrisa apareció nuevamente, dejo caer su cuerpo sobre el mío, no me aplastaba, después de todo no pesaba lo suficiente para asfixiarme, ya sus besos se encargaban de robarme el aliento. Sentirlo de esa forma, desato una cadena de cargas eléctricas por todo mi cuerpo, y en vez de besar mis labios, bajo nuevamente a mi cuello, beso una parte y después se deslizo a mi clavícula, ese hueso duro que se volvió sensible a su roce, y que sus dientes apretaban sutilmente. Mi cuerpo se estremecía con furia. Sentí calor en mi pierna y me percate que se trataba de su mano que la recorría hasta llegar a mí cintura, iba y venía haciendo el mismo recorrido un par de veces, hasta cambiar la trayectoria y meterse bajo mi camisa, sus dedos recorrían mi piel con temor, sentí sus yemas tocar con timidez, y me pareció de lo más conmovedor.
Él tenía miedo, estaba asustado, aunque sus besos y mordidas son contundentes, no se ha despojado de la idea de mi trauma; y eso dice mucho de él, esta poniendo mi bienestar por encima de su deseo.
—...Sora...— su aliento caliente pego en mi clavícula erizando todos mi bellos.
—Esta bien... — susurre.
Creo que soy experta en dañar los buenos momentos, porque justo ahora él dejo de hacer todos sus movimientos, abrí los ojos que anteriormente había cerrado ahogada en el éxtasis de sus besos, él había subido la cabeza y me estaba viendo con los ojos muy abiertos, confundida pestañee y ladee la cabeza preguntándole que había pasado.
—¿Estás segura?— su voz ronca se agravo al punto de parecerse a la de un muñeco diabólico.
¿Que sí estaba segura de lo que hacíamos? No me lo había preguntado hasta que él lo menciono. No sabía mucho de estas cosas, fuera de lo que me contaba Mini de una que otra cosa de su intimidad con su novio y lo que veía en la carrera de Psicología. Mis movimientos eran torpes. por no decir que soy una completa novata, pero esta era la primera vez que quería continuar; que sentía que no era una persona miserable, que sentía que merecía sentirme querida por alguien, que sentía que no iba a salir lastimada.
Subí mis manos hasta su rostro, lo acune y lo traje hacía mí, él se dejo llevar, lo bese con gentileza y sonreí sobre sus labios. Yoongi me ayudaría a enterrar ese pasado que me ha pesado desde los quince años, tenía que ser él porque había roto todas mis barreras de inseguridad, todos mis temores, se había encargado de tomar parte de mis miedos para aligerar la carga de una vida llena de vacíos y sombras.
—Completamente— respondí viéndolo fijamente.
Como si hubiera liberado la fiera de su jaula, Yoongi se apodero con fiereza de mis labios, volví a recostarme guiada por su beso, su mano bajo mi camisa, ya no temblaba, más bien serpenteaba por mi piel, se deslizo tras mi espalda y con facilidad soltó el broche de mi brasier. Una presión entre mi pierna que estaba desde que me beso después de escuchar la canción, se intensifico dándome punzadas bajo mi obligo, parecido a los cólicos pero menos dolorosos.
El calor que desprendía mi entre pierna se expandió por todo mi cuerpo, toda yo ardía y gritaba el nombre de Yoongi. Mis manos que de repente se volvieron ágiles, tomaron el bordillo de su buso para quitárselo, obediente estiro los brazos, detuvo las mordidas para quitárselo por completo y volvió a besarme. La mano bajo mi camisa, salió para imitar mi movimiento, subió toda la tela hasta mi cabeza y solo la levante para que la quitara, no supe en donde la lanzó y ni me interesa saberlo.
Ahora mis manos no tocaban la tela, tocaban la piel suave de la espalda de Yoongi, sentí sus vertebras, sus costillas, en mi mente grababa cada parte para recordarla cada vez que quisiera. Volviendo mi mente a lo que estaba sucediendo, sentí una leve brisa en mi pecho y fue ahí donde note que mis senos estaban descubiertos, una pena absurda se apodero de mí y por instinto los cubrí con mis brazos en equis.
Abrí los ojos de golpe, no es que estuviera asustada por estar casi desnuda frente a él, era esa inseguridad de mujer la que me abrazaba. Era irónico como mi cerebro no estaba del todo desconectado, pensé que todo lo que estaba sintiendo había desconectado a mi cerebro de esa parte razonable, pero era obvio que no. Algo me decía que no debía dejarlo ver, que no estaba bien para él, que yo no era lo suficiente para alcanzar sus entandares, era un pensamiento que vagaba en mi cabeza desde la primera vez que nos besamos, él un idol, yo una chica ordinaria.
—Hey...— su voz colándose en mi oído me arrastro fuera de mis pensamientos. —es inútil que los tapes, ya los vi— dijo con perversión, y eso en vez de avergonzarme, me gusto, porque en su voz se denotaba el deseo y sus jadeos también dejaban escuchar esa pasión que le salía por los poros, era esa la razón mas sensata que encontré para explicar el sudor de su frente.
—Demasiado tarde para dar un paso atrás, Min Sora... Te dije que te ibas a quemar— eso último lo dijo sobre mi cuello, rozando con su nariz la piel hasta llegar a su parte favorita, la clavícula.
Casi por inercia despegue lo brazos de mi pecho dejando nuevamente mis senos a la luz, apreté los labios a la vez que cerré los ojos, seguía igual o peor de nerviosa.
Deje los brazos a mis costados, esperando cual sería el siguiente movimiento. Yoongi comenzó a deslizar sus besos húmedos, bajando por mi pecho, mi cuerpo reaccionaba estremecido por el rastro que iba dejando.
—...Sora...— dijo mi nombre en un jadeo.
—...S-Si...— mi cuerpo iba teniendo pequeños corrientazos que me sacudían, siendo algo nuevo para mí.
—...Gracias...— dijo. Su respiración rozaba peligrosamente la piel en medio de mis senos.
—...¿Por...— no pude terminar la oración porque él había hecho un movimiento que no me esperaba.
Empuñe las manos en la colcha, apretando con fuerza. En un abrir y cerrar de ojos, él estaba entretenido succionando mi seno, su fina lengua dibujaba círculos en mi pezón acabando con la poca cordura que me quedaba, ya ni siquiera tenía las fuerzas de controlar mis acciones, simplemente deje que todo fluyera. Lo primero que sucedió fue que un gemido alto salió de mi boca, acto seguido mi cuerpo se enarco buscando que no hubiera distancia alguna entre sus labios y mi piel.
—¿Decías algo?— se atrevió a preguntar aun con sus labios bastante concentrados en la tarea. Estaba claro que estaba feliz por mi reacción, sus movimientos me lo decían, pero yo tenía la cabeza apunto de explotarme por el estremecimiento que estaba sintiendo.
—... Yoon... Yoongi... — solté con otro gemido.
Parece que se apiado de mí, porque una vez lo llame, dejo lo que estaba haciendo y subió a besarme, sus labios estaban bastante húmedos, igual de húmedo que mi pezón. Se separo para darme tiempo de recuperar el aliento y quise abrir los ojos para verlo.
—No te desmayes, princesa, vamos a mitad de camino— sus palabras llenas de perversión y el que mordiera su labio mientras me observa desde lo alto, me sobre exaltaba, a estas alturas no se como mi corazón a soportado tanto.
Note las puntas de su cabello húmedas, la vista desde abajo era preciosa, indescriptible, me sentía la mujer más afortunada del planeta porque yo sería la única que lo tendría así, la única que lo haría agitarse, la única que colorearía sus mejillas, la única que había sido capaz de tomar su inseguro corazón; estaba tan feliz que temía estar soñando.
Yoongi cambio de lugar, ya no estaba a un costado, se había puesto en medio de mis piernas, le seguí con la mirada, ya no estaba asustada, no tenía miedo, esto era lo que quería y estaba segura de eso. Él me miro tímido cuando puso sus manos en el cinto mi pantalón de tela, ver sus ojos ligeramente cerrados y sentir sus manos temblorosas sobre la tela, me conmovió. Asentí para que siguiera. Lentamente, se deshizo del pantalón, pero no solo fue mi pantalón, él había agarrado mis bragas también, trague grueso cuando sentí que estaba siendo desnudada, pero la mirada tímida de Yoongi me tranquilizo, no era como la mirada de aquel hombre que abuso de mí cuando pequeña, no estaba llena de maldad; Yoongi me miraba con cariño, con dulzura. Después solo tuve que levantar la cadera para facilitarle las cosas, lanzo el pantalón lejos y se detuvo para admirarme.
Otra vez empuñe las manos en la colcha, pero esta vez no era por la excitación, sino por el temor de su juicio, aquí va otra vez mi inseguridad, sí, que mal para un momento así. Pero entonces, él sonrió y se cubrió el rostro,se me hizo muy parecido a un niño pequeño que se a sonrojado, porque sacude su cuerpo mientras ríe por lo bajo; confundida ladeo la cabeza y él descubre su rostro.
—Eres... Wao... Sora, eres hermosa— dijo sin vacilar.
Mi cara se me calentó al punto que sentí me iba a desmayar. Solté la colcha y lleve las manos a mi rostro, él no podía decir ese tipo de cosas y más cuando no he ganado la suficiente confianza, me estaba haciendo sentir mucha vergüenza.
—Déjame verte — dice.
—¡No! Tengo pena.
—¿De que? Si estás preciosa, eso debe hacerte sentir orgullosa.
—¡No digas esas cosas! ¡Que vergüenza!
Lo escucho reír, claramente se esta burlando por mi reacción y me parece tan injusto que le parezca divertido esto, cuando para mí es algo de tomar con seriedad.
—Sora, déjame verte— dice con amabilidad.
—Ya dije que no— digo con firmeza, no tengo valor para verlo a los ojos.
—¿Ah, no? Bueno, tu lo pediste...
De repente un peso en mi cuerpo me alerto pero no me previno de lo que pasaría después. Sus labios se posaron en mi otro pezón y lo succionaban, esta vez con más fuerza. El corrientazo erizo de golpe mi cuerpo, apreté los labios para no darle lo que quería.
— ¿Vas a quitar las manos?
—...N-No...No... — digo con la voz entre cortada.
—¿Segura? — entonces hace ese movimiento, con su lengua hace círculos sobre mi pezón y esa es toda mi resistencia, no solo logra que descubra mi rostro, también me roba un gemido muy parecido al anterior.
Satisfecho, suelta mi pezón y se incorpora colocando las manos a lado y lado de mi cabeza, usándolas de apoyo para verme de frente.
—Eres un tram...poso...— aún no me he recuperado del estremecimiento, eso y que mi entre pierna pide ser aliviada cuando antes, siento como si algo estuviera a punto de explotar en mi interior.
Yoongi sonríe de oreja a oreja, me guiña y se muerde el labio.
—No tienes nada que envidiarle a las otras chicas, así que no te avergüences frente a mí, Sora. No te escogí por tu cuerpo, eso tenlo siempre presente— bajo y beso mi frente.
Fue inevitable para mi el no sentirme tímida y algo aliviada, esta faceta de un Yoongi conquistador y coqueto, me estaba gustando más de la cuenta, tanto, que me hacía querer que el momento fuese eterno.
De mi frente paso a mis labios, ya nuestras bocas se habían acoplado la una a la otra, se reconocían de inmediato y seguían el compás sin problemas. Tomo mis manos y me atrajo hacía él, sentándome, regresando a nuestra posición inicial, solo que esta vez mis piernas lo rodeaban a él.
Cuando llevo mis manos al cinto de su sudadera, entendí de que se trataba, lejos de avergonzarme la acción, me pareció de lo más romántico, él quería hacerme participe del acto, soltó mis labios y me siguió jalando, esta vez era al borde de la cama, yo seguí sus movimientos, Yoongi se bajo de la cama, soltó mis manos y fue en busca de su chaqueta. Me dio tiempo de admirar su espalda desnuda, estoy segura que Yoongi usa rompa holgada a propósito, nadie se imaginaría que debajo de las ropas anchas se esconde un cuerpo tan escultural como el que estoy viendo. Se dio la vuelta cuando encontró lo que buscaba, la luz no alcanzaba esa parte de la habitación y por eso no pude saber que traía en las manos hasta que estuvo cerca. Conozco los preservativos, gracias a mi carrera y las charlas de sexualidad del señor Yuan.
—¿Puedo?— hice la pregunta lo más inocente posible. El comportarme como novata no me llevaría a ningún lado, yo quería que él se sintiera a gusto, igual como él ha hecho conmigo.
Sus ojos se abrieron sorprendido por mi petición. Sin embargo, me entrego el envoltorio. Encantada lo tome entre mis manos y lo destapa para sacar el condón, recordé algo que el señor Yuan dijo en una conferencia, cuando hablaba del porque muchos hombres no les gusta usar condón a la hora de tener relaciones, Yuan dijo que la mujer también puede ayudar a que eso no pase, así que combine esos consejos, con lo que Yoongi me había enseñado y me puse en pie.
Yoongi se deshizo de su sudadera junto a sus boxers, su miembro quedo al descubierto para mí, al ver lo que guardaba bajo la sudadera, sentía pena porque debió tener algo de dolor, estoy segura que el pantalón le estaba tallando. Dejando eso de lado, me apodere de sus labios y parece que no se lo esperaba porque se azoro un poco. Sonreí entre el beso y mordí su labio inferior provocando que se acercara más a mí, baje ambas manos que sostenían el condón y lo deslice por su miembro, sentir la calidez de su entre pierna y como palpitaba en mis manos mientras lo cubría con el latex, me excito de sobre manera. Una vez termine, subí mis manos para deslizarlas detrás de su cuello, enrede las manos en su cabello húmedo y lo atraje posesiva hacía mí. Él me siguió la idea, comenzamos a caminar de regreso a la cama, donde lentamente me dejo caer. Yoongi controlaba cada uno de mis movimientos, era como si mi cuerpo estuviera conectado al de él y supiera que hay que hacer.
Nuevamente recostados, sin soltar nuestros labios, Yoongi se puso entre mis piernas, las acomodo a lado ocupando el lugar que quedaba libre. Nos separamos y fue ahí donde note que mi cuerpo estaba temblando, en la habitación hacía tanta calor que estaba segura no temblaba por el frío, era porque estaba nerviosa y aunque trate de ignorar ese hecho, lo cierto era que en el fondo me aterraba un poco.
—Esta es tu oportunidad para arrepentirte... No discutiré si lo haces— dice. En sus ojos veo el miedo, él no quiere equivocarse.
—De lo único que me arrepentiré, es de no haber investigado más sobre ti, de haber sabido que te volvías tan hablador cuando haces el amor, hubiese pensando en un plan para callarte— dije enfurruscada. Me tenía totalmente a sus pies, yo estaba sudando pasión y él solo alargaba el momento.
Sus ojos cristalinos y su sonrisa dulce, calentaron el centro de mi pecho. Tanto él como yo, estamos viviendo una nueva experiencia y es normal que tengamos miedo, o que no sepamos que hacer, pero cuando los dos coincidimos en el pensamiento de que debemos aprovechar el tiempo juntos, que encajamos a la perfección en cuerpo y alma, cuando eso sucede, entonces la chispa de un amor fortuito se enciende con tanta furia que su luz se expande por los rincones más incógnitos de nuestros corazones. Por eso sus lágrimas cálidas, por eso las mías, que son solo lágrimas de felicidad.
Finalmente, Yoongi se introduce en mí, despacio, con detenimiento, primero siento un dolor que punza en el centro de mi vientre, pero después la presión desaparece y le da paso a una sensación placentera.
—¿Te duele? — dice en medio de un gruñido.
—Esta bien... sigue...— digo después de aferrarme a su cuerpo.
Obediente, comienza a moverse. Tratando de darle vía libre, abro más las piernas enrollándolas en su cadera, y parece surtir efecto porque lo siento con más intensidad y su movimiento aumenta en velocidad.
Sus estampidas provocan mis gemidos y los rasguños en su espalda, espero que mañana cuando los note, no se vaya a molestar, es una suerte que el odie las fotos donde anda sin camisa, eso sería un problema para nosotros. Porque que va a decir, un gato le araño la espalda; que en este caso sería una gata.
Mi nombre sale de su boca a medida que su movimiento es más rápido, siento como entra y sale de mí con mayor precisión, a la par que una sensación nace desde esa zona y logra hacerme enarcar la espalda, Yoongi gruñe con mi movimiento y lo escucho jadear, me cuesta mucho tener los ojos abiertos para ver lo que sucede; por lo que no puedo ver su expresión. En otro movimiento atrapa mis manos subiéndolas a la altura de mi cabeza y profundiza la estocada, robándome gemidos más agudos, sus labios atrapan los míos en busca de aire e iniciamos una lucha para obtener aire del otro y no ahogarnos.
Entonces mi cuerpo llega a sentir ese elixir que es el punto final, y es una coincidencia que Yoongi lo haga al tiempo conmigo, mi cuerpo se estremece mientras él me abraza con fuerza y vibra en mis brazos. Ambos soltamos un grito de jubilo, abrazados, sudados, llenos uno del otro. Solo aquí, tengo las fuerzas de abrir los ojos para verlo, su cabello gotea, tiene la boca entre abierta por donde trata de respirar, se deja caer en mi pecho, jadea, suena bastante agitado, pero tiene la fuerza suficiente para rodar a la cama, quitarse el preservativo, estirar la mano para tirarlo en el cesto y darse la vuelta para abrazarme.
La noche parecía demasiado corta para nosotros, o al menos por mi parte lo era. No podía creer que esto había sucedido entre los dos, hemos tenido tantos problemas, ni siquiera he escuchado de su parte una palabra llena de afecto, pero esta noche, escuche a su corazón decir todo eso que se había guardado por tanto tiempo. Yo solo espero que él también haya escuchado mi corazón, que haya escuchado cuan importante es para mí y lo jodidamente enamorada que estaba de él.
Sus labios atraparon una vez más los míos, el beso no tenía mucha fuerza, así que parecía más un besito inocente. me abrace a él buscando más calor humano, y así recargar energías, sentía como las pocas fuerzas abandonaban mi cuerpo y lo último que recuerdo, es la manta que nos cubrió el resto de la noche.
Fin del flashback...
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Debo decir que es mi primera vez escribiendo Smut tan...tan detallado ¿? XD
La historia decía desde el principio que tendría contenido adulto, entonces no debe de extrañar que sucediera esta bella escena con el SuRa/YoonRa.
Gracias por su apoyo, sus comentarios son mi gasolina. Besos y nos leemos en la próxima 😍😉😀
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