VEINTI UNO

—Sora abre la puerta— toco a la puerta pero no escucho nada. —Vamos a hablar, ¿quieres?

Silencio, un absurdo y molesto silencio se apodera del aire de la habitación. ¿Qué paso? ¿Qué hice mal? ¿No quería? ¿Habré hecho algún movimiento que la ofendió? Necesitaba una respuesta clara para saber qué hacer, porque estaba casi seguro de que ella también deseaba que pasara ¿o no?

¡Arg! Es exasperante esto.

—Min Sora, abre la puerta— insisto ocultando que estoy a nada de tumbar la puerta de una patada.

Acerco el oído a la madera fría, la sensación hormiguea mi cuello y me encojo porque es molesto el frío. No escucho nada, mentiría si digo que no estoy pensando las peores escenas, porque es lo que hago, no tengo los mejores antecedentes de Sora en situaciones de tensión. Tumbar la puerta se esta volviendo mi primera opción.

—Sora, abre o tumbare la puerta— advierto en un último intento.

—Ve-ve-vete, Suga— escucho antes de apartar el oído. —No... voy a salir...

En mi cabeza se dibuja su imagen, que expresión tiene y en que pose podría estar, es otra de esas escenas deprimentes donde la veo desprotegida, débil, y no me gusta. Esta loca si cree que la dejaré sola sabiendo que puede ser mi culpa el que este en ese estado; todo por mis estúpidas hormonas que no se pueden controlar cuando se trata de ella.

—No me iré.

—Por favor... por favor... déjame...

Niego.

—No lo haré.

—¡Dios! —da un golpe en seco a la puerta dándome un susto. —¿Por qué eres tan terco?

Regreso a la puerta pegando mi frente a la madera, sonrió con tristeza porque sé que ella no está bien y no dejará que la vea en su punto más débil otra vez, pero tiene razón soy demasiado terco para aceptar fácilmente la retirada.

—Está bien... Si eso es lo que quieres, me iré... — digo. Suspiro preocupado por lo que esté pasando por su cabeza, pero no puedo forzarla a salir.

—Lo siento...

—Si lo sintieras, no me estarías pidiendo que me marche.

Levanto mi camisa, mi chaqueta, y voy a la puerta, la abro y cierro estrellándola con fuerza, estoy muy enojado para fingir que no pasa nada, que todo esta perfecto, no soy de esos, no puedo controlar ese tipo de sentimientos, así que dejo que fluyan como el río; si las cosas se llegan a complicar lo tomare como una señal para detenerme.

Por eso esperare a que salga, no se quedará en ese baño por el resto de su vida, tarde o temprano tendrá que salir. Escucho el pomo moverse, tardó menos de lo que yo esperaba. Asoma la cabeza abriendo lentamente la puerta, camina en puntas, estira el cuello cual animal que está a punto de ser cazado y desconoce que su predador está demasiado cerca y le observa sigiloso. Cuando finalmente sale, suelta el pomo, empuja la puerta para que se cierre y suelta un largo suspiro, parecía que no estaba respirando.

—Se fue— dice dejando caer sus hombros.

—Sí tanto querías que me fuera, ¿por qué pareces deprimida?

Del susto, salto a la cama quedando en el medio, mirándome con espanto y los ojos rojizos, estuvo llorando pero no sollozo para convencerme de que podía irme sin preocupaciones. Uno de sus más graves errores ha sido pensar por mí, adelantarse a los hechos, esa será su condena, al menos por esta vez.

—¿Cómo... tu... porque?

—¿Estoy aquí?

Asiente varias veces y se encoge en el puesto.

Chasqueo, es impresionante que crea que la iba a dejar así como si nada, lo que estaba por pasar entre los dos es tan importante e íntimo, que el hecho de que saliera huyendo de mí, lo hace una situación que no se puede pasar por alto. En el fondo me decepciona saber que tiene esa idea de mí, pero no estoy seguro de querer hacerle pensar lo contrario.

—Me mandas de culo contra el suelo, huyes al baño como si hubieras visto un fantasma ¿de verdad creíste que iba a irme sin saber que pasa?

Veo como pasa saliva con dificultad, mira en otras partes, cualquier lugar menos a mí. Lanzo la chaqueta a la cama llamando su atención, no creí que llegaría el día en el que me enojara seriamente con ella, pero aquí estoy, debo tener las orejas rojas y aprieto los dientes; odio no saber que debería hacer.

—... Vamos a dejarlo aquí...— dice finalmente.

¿A dejarlo? ¿Exactamente a que se refiere?

—¿Disculpa?

—Lo he pensado, Suga, nosotros no somos compatibles, nos la pasamos peleando todo el tiempo... — no hay cosa que me moleste más que no me miren a los ojos, Sora solo hace que mi cólera aumente. —Es verdad en ciertos momentos la pasamos bien... pero...

—¿Pero? — digo entre dientes. Estoy controlándome para no gritarla.

—Pero... no sé si pueda tener una relación contigo...

Qué bueno que las emociones son internas, porque justo sentí que algo comenzaba a resquebrajarse en mi interior, la sensación cálida se enfriaba y mi corazón volvía a endurecerse.

—Entonces, quieres terminar, ¿es eso?

Asiente lentamente.

Dejo escapar aire entre mis labios, chasqueo y paso mi mano por mi rostro, esto no puede estar pasándome. Por muy jodidamente asustado y confundido que este con ella, que a veces se lo diga mientras estamos peleando, no quiere decir que realmente haya pensado en algún momento en separarme de ella. Para la muestra de un botón no pude controlar mis emociones y en verdad tenía todas las intenciones de subir de nivel nuestra relación, porque la deseo en cuerpo y alma, como sé que ella también lo hace; sus besos me lo han dicho.

—¿Es lo que quieres? — digo viéndola fijamente.

—Si...— ni siquiera suena convencida, está susurrando.

Pensé que podría controlarme, pero esto sobre pasa mis límites por mucho, ni los muchachos me vuelan el taco tan rápido, puede que esté perdiendo mi toque de que las cosas no me afecten, o que pueda ignorar lo que debe ser ignorado. Me cuesta creer que ella haya logrado sacar todas esas partes de mí que he cubierto con mucho fuerzo todos estos años.

—¡¿Puedes verme a los ojos mientras dices eso?! — exijo exasperado.

Su cuerpo se tensa enojándome mucho más, no quiero llevarla al borde de la desesperación, pero con su actitud no me deja otra opción, necesito saber que está mal para buscar una solución o tener una justificación para dejarlo definitivamente. Si no tengo una base, no desistiré solo porque ella quiere, no soy tan complaciente y menos cuando algo me interesa.

—No insistas... no habrá nada que...

—¡No me vengas con esas mierdas, Min Sora! ¿Con quién crees que hablas? Deja de tratarme como un niño, porque no lo soy.

—¡¿Por qué no me dejas en paz?! — finalmente decide verme y mostrarme las lágrimas que bajan por sus mejillas. —Si te digo que lo dejemos así, es por los dos... ¿Qué más quieres que te diga?

—La verdad. No soy tan estúpido para creerme el cuento de que no somos compatibles. Desde el principio lo fuimos, Sora.

Aparta la mirada con vergüenza, muerde su labio y limpia las lágrimas con rudeza. Estaba confiado de que conseguiría algo dejando salir mi rabia, pero por lo visto, solo complique más la situación. Camino a la cama, me siento en el borde y dejo caer mis hombros hacía adelante; discutir es agotador, más si es con ella, termino completamente exhausto.

—Si es mi culpa... voy a irme sin reprochar— siento que estoy destruyendo mi dignidad, pero es lo que pienso ahora.

Escucho el crujir de la cama, no puedo verla pero se ha movido del centro, el peso se siente más cerca de mi posición pero no quiero verla.

—No temas en decirme lo que sucede, voy a entender el punto, solo no me mientas, me sentiré peor— digo en baja voz. Es difícil ser sincero con mis sentimientos, y no creo que se repita.

Escucho que suspira, después un golpe en la cama, miro de reojo y se ha tumbado de espaldas con los brazos abiertos, pestañea tratando de contener las lágrimas pero fracasa cuando debe cubrirse con el brazo derecho. Recién caigo en cuenta de que la situación es más complicada de lo que imagine, Sora debe tener una espina clavada en el pecho y yo la estoy clavando un poco más. Pero ese es mi don, tiendo a ignorar como se sienten las personas porque así no me afectan en lo absoluto, solo que en ocasiones, igual que con los muchachos, me siento como un completo monstruo por no saber detenerme.

—No soy una persona normal, Suga...— hace una pausa para tomar aire, está luchando para que no la escuche que ha empezado a llorar. —Estoy segura que ni diez de los mejores sacerdotes del Papa serían capaces de exorcizar mis demonios...

Estoy es deprimente, doloroso, tortuoso. Es el precio que pagamos por iniciar esto sin tener ni la más mínima idea de la vida del otro, no conozco mucho de su pasado, ella ni siquiera pregunta por el mío. Lastimarnos de esta forma podría convertirse en una costumbre a causa de ese pequeño detalle. ¿Cómo pretendemos avanzar cuando no sabemos cómo tratar el uno con el otro? Es tan frustrante que las respuestas no lleguen a mí con facilidad.

Me tumbo de espaldas a la cama, la madera chirrea un poco, debe ser vieja, pero la pintura la hace ver prácticamente nueva. Volteo a ver a la chica que sigue con el rostro cubierto, no sé qué decirle, no sé si sea correcto que siga aquí; claramente está sufriendo, pero yo no sé cómo actuar.

—Tengo tanta mierda encima que podría perjudicarte... Me odiaría si eso pasa— absorbe y jadea. —¿Por qué me haces decir estas cosas?

—Porque lo necesitamos— y no nos habíamos percatado de esos pequeños detalles.

Nuevamente absorbe con más fuerza y suspira hondo como si estuviera agonizando.

—Perdí las esperanzas de una vida con mi madre cuando iba a cumplir quince años... Todas las niñas piensan en una fiesta grande y brillante para esa edad, yo solo quería tener a mi madre... — escucho su dolor, el pecho me esta ardiendo.

—Detente ¿sí?

—Es tarde, debiste irte como te dije... pero eres tan obstinado... Vas a escucharme— carraspea, resopla y continua — Fui abusada por el novio de mi mamá, cuando le dije lo que había pasado ella respondió que yo era una trepadora — rió sarcástica, pero estaba dolida. —¿Puedes creerlo? Mi propia madre decía que yo le quería quitar el novio... Fue ese día cuando enterré mi niñez y a mi madre...

Tu y tu estúpida bocota Min Yoongi, no podías alzar el culo e irte echando chispas y ya, no, por supuesto que no, tenías que remover la mierda y armar un alboroto solo para que tu curiosidad estuviera saciada. ¿Violada? ¿Apartada por su madre? ¿Qué clase de pecado mortal cometió esta mujer en su vida anterior para sufrir los peores vejámenes del planeta?

¿Y eso no me hace a mí peor que ellos? Me deje llevar por mis instintos, la acorrale como un macho hormonal. Decir que no sabía nada suena tan estúpido, una excusa barata. No solo no somos compatibles, somos expertos en matar una parte del otro. Entonces, romper no suena tan mal.

Los labios me tiemblan, no soy capaz de conjugar una palabra, todas las letras se me estancan en la garganta y me ahogan poco a poco.

—No quiero que pienses que hiciste algo malo antes... Nunca había llegado a ese punto con nadie... pero creo que estoy marcada y maldita, no podría estar con nadie porque esa sensación nunca ha desaparecido de mi piel.

—Lo siento— digo desgarrado. —Lo siento tanto— golpeo mi pecho con el puño cerrado. —Sora, lo siento mucho...

—Suga... No... — la escucho decir pero no la veo porque estoy escondiendo mi rostro con mi brazo.

—Soy un idiota, un monstruo. Lo siento... lo siento — no sabía con qué comparar el dolor que estoy sintiendo, solo sé que me corta la respiración.

—Detente— dice —por favor...— pero hago caso omiso. Los golpes son para hacer reaccionar mis pulmones y que dejen entrar aire a mi cuerpo.

No sé cuándo, ni como, su cuerpo termino sobre mí, sus brazos me abrazaron, el tacto de su cuerpo detuvo los golpes pero mi pecho ardió con más intensidad.

—Basta, Yoongi, por favor... — dice en mi oído. —No es tu culpa.

Era la primera vez que me estremecia escuchando mi nombre salir de sus labios, se sentía tan bien, no sabía que necesitaba escucharla decir mi nombre casi susurrando. Sí yo era un monstruo, sí nos hacíamos daño, y sí está extraña relación  podría terminar mal, pero comparado a lo todas las sensaciones y emociones placenteras que sentia junto a ella, todos esos peros quedaban reducidos a nada. Sin importar que no quisiera ponerle un nombre a todo esto, que no encontrara una explicación (si es que la habia) al porque quería estar con ella, elijo el seguir á su lado; obviamente no me olvidaré de las incognitas que nos rodean mientras  vivo este momento puede que las tespuestas llegen solas y es de lo único que puedo estar seguro ahora.

La abrazo a mí encubriendo mis dudas y un par de lágrimas escurridizas que me traicionaron, sus brazos temblorosos no me soltaron y sus labios húmedos empezaron a dejar besos en mi cuello, iba de la  barbilla a la unión del cuello y el hombro, enviaba corrientazos a mi cuerpo y se detuvo cuando volvió a subir por mi barbilla, paso a mi mejilla y descanso en mis labios donde dejo escapar un suspiro lleno de anhelo.

He comprobado que estar juntos siempre sería mejor que estar separados, porque pelear separados perdería sentido, porque ya no importaría la existencia de uno o del otro, porque el caos y el desastre que había entre los dos parecía mucho más interesante que la paz y la tranquilidad que vivían los demás, porque somos dos almas rebeldes y desenfrenadas, que buscan llegar al punto de estabilidad emocional en la vida, pero para ello debemos tomar y desechar tanto de nuestro pasado que cuesta; tanto como el hecho de pensar que no podemos vivir completamente felices.

Porque sería tonto pensar que la felicidad es completa, y más cuando esta vida es una montaña rusa, donde hoy estás arriba y mañana estas cayendo en picada, de eso soy consciente, pero ignorare ese hecho para disfrutar del presente, de este ahora que me regala la vida.

Fin flashback.

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