TREINTA Y TRES

Desde que desperté el día no parecía que sería un día común y corriente, tenía cierto sabor a tragedia cuando en la madrugada recibí un mensaje de Seol pidiendo dinero, decía que estaba corta y que tenia necesidades. Me había olvidado por completo de ella, vivía en la casa que con esfuerzo había comprado a un bajo precio, le había dado suficiente dinero para que no me molestará por un buen tiempo, debió gastarlo antes de lo que esperaba.

Actualmente no tenía mucho dinero, había gastado todos mis ahorros en ella, en mi respuesta le decía que en la noche iría a la casa a dejarle lo que necesitaba, que no se atreviera a ir a la cafetería. No quería que ella y Jungkook se conocieran, no pude evitar que Yoongi conociera sobre ella, evitare que al menos Jungkook no lo haga, no vale la pena que sepa sobre alguien que es capaz de destruir todo a su paso, que es peor que la peste.

El día en Moon's tampoco parecía usual. Nuestro jefe de cocina tuvo un problema familiar y no asistió, tuve que llamar al otro ayudante de cocina porque uno solo no podía con todos los pedidos, y es que justo hoy, la cafetería está esta a reventar; parecía un desastre rozando el medio día.

Cuando tuve tiempo de sentarme, revise mi celular, tenía varias llamadas perdidas de Jungkook, una de Mini y otra de Jin; me causó curiosidad ver la llamada de Jin porque él sólo me escribe. Siguiendo mis pensamientos, deslice la pantalla y devolví la llamada.

—¡Sora!

—Hola, Jin, ¿como estás?

—He tenido mejores días— dice sincero. Me gusta eso de él.

—¿Te paso algo?

—Nada que un buen descanso no pueda solucionar.

—¿Seguro?

—Tan seguro como que me llamó SeokJin— se echo a reír.

Negué y sonreí por inercia.

—Vi tu llamada, no es común que me llames.

—Eso me dolió. ¿Así de mal amigo soy?

—Quisiera decirte que no, pero es así— dije divertida.

—Eso va a cambiar— escuche una puerta cerrarse y su respiración pegar fuerte en el micrófono. —Te llame para hacerte una invitación.

—¿De que?— se escuchaba en baja voz.

—Para que vengas al apartamento, hoy tenemos media agenda y pensé que podrías acompañarnos, eso y que hace mucho tiempo no nos visitas, ingrata.

Esa sonaba a una invitación a mi propio funeral, porque yo podía lidiar con la presencia de Yoongi en la cafetería, estando los demás chicos fingia que eran seis y no siete, era fácil porque no duraba mucho tiempo con ellos. Lo que Jin me propone es más de dos horas compartiendo con los siete y no si sea capaz de soportarlo. Esta más que claro que a excepción de Jungkook, ninguno sabe que pasaba entre Yoongi y yo; y eso que estoy segura que Jungkook no sabe que Yoongi y yo salíamos, yo no se lo he dicho, sólo sabe que me enamoré de él. 

Siento la pesadez en el pecho al confirmar algo que quizás seguía negándome, ¿Como era posible que nadie se diera cuenta de sus actitudes? Porque todo fue un juego y no se lo tomo en serio. De esa forma nadie se percató de lo que pasaba.

Me duele, me duele mucho saber que todo lo que paso entre nosotros, no tuvo importancia en su vida.

—¿Sora?— escucho la voz de Jin y regreso al mundo.

—Disculpa, estaba viendo algo de la  cafetería— dije rápido.

—Tranquila, debes tener mucho trabajo, por eso no insistí con la llamada. Que dices Sora, ¿aceptas?

—Voy a ver que puedo hacer, sabes que soy yo quien hace el cierre.

—Lo sé.  Aún así quiero que vengas.

—Te llamo más tarde ¿si?

—Te espero. Cuidate y no te sobre cargues, te verás como de 50.

—Ya me siento así— dije entre risas. Jin me siguió, mando un beso y corto la llamada.

Ir al apartamento de ellos y ver a Yoongi, no estaba en mis planes al finalizar el día. Era un no rotundo que después le explicaré a Jin con alguna excusa.

Deje el celular sobre la mesa, suspire con pesadez, el solo pensar en estar cerca de él  en una situación que no puedo controlar, me pone de pelos. La pantalla se ilumina avisando que tengo un nuevo mensaje. Estiró el cuello para ver la notificación y no puedo evitar sonreír.

JK

¿Vas a venir?

Podría ir después
del trabajo, ¿no es muy tarde?

Jin hyung le esta diciendo a
todos que si vienes 😅

Porque no me sorprende, es su método de chantaje, si les dice a todos me empujara a ir, así no quería, sólo por no decepcionarlos.

Me gustaría que vinieras...

Si no es muy tarde,
creo que podré ir

¿Quieres algo especial
para comer?

¿Ramen?

 Ramen, será. Debo irme.

Hasta más tarde, Sora.

Releo su último mensaje, ese "hasta más tarde", es un compromiso anticipado, no quiero aceptarlo, pero a larga terminare viendo a Yoongi.

                                ***

—¿Y cuál es el problema?— Mini sube la silla a la mesa dándome espacio para barrer bajo la mesa.

—No lo sé, Mini, ¿debe ser porque sera en el apartamento y él va a estar presente?

Sostengo la escoba con una mano y llevo la otra a mi cintura. Quería un consejo de mi amiga pero ella sólo me empuja al abismo.

—Estas armando una tormenta en un vaso de agua. No estarán los dos solos, los demás estarán presentes. ¿Crees que elputoamodelceñofruncido se pondrá en evidencia? Si tu misma me dijiste que no le contó a nadie, no se pondrá con estupideces después de que terminaron.

Había un punto en su conclusión, Yoongi no se iba a poner en evidencia, no haría comentarios, ni montaría un espectáculo; hasta podría apostar que no estaría presente en la "reunión". Aún así, sólo verle me haría flaquear, no lo he olvidado, ni para bien, ni para mal, todo lo que lo representa está muy marcado en mi memoria.

Es ese mi miedo, no poder controlarme y decir lo que no debo, dejándonos en evidencia.

—No lo sé, Mini— continúe barriendo.

—Si lo sabes, amiga. Tienes miedo de verlo, pero es algo inevitable, los otros seis están muy ligados a ti y no creo que sea fácil romper ese lazo.

Nuevamente tenía razón.

Porque nunca fuimos sólo él  y yo, los chicos estuvieron en el medio, incluso en los planes de Yoongi, él hablaba por todos y pedía para todos.

Terminamos de recoger y limpiar. Mini tenía planes con su novio temporal, ella juraba que su futuro era SeokJin, pese a que nunca han hablado más de dos palabras. Se despidió de mi con un fuerte abrazo, sonrió en forma de despedida y salió de la mano de su chico, les ha ido bien, él la quiere, se nota desde lejos, con que Mini este feliz, me hace estar tranquila.

Solo queda terminar las cuentas. Me adentro en la oficina del jefe, hoy no me ha llamado mas que pasa saludar y ya. Se que confía ciegamente en mi, pero debería ser más precavido, o yo lo sería.

Sumar, restar, dividir, volver a empezar. Las cuentas del dia se hacen por los turnos, hay metas para cada turno. Estoy escribiendo las del turno de la mañana, cuando avistó una solicitud para vídeo llamada... es Jungkook.

Podría fingir que no vi la notificación por estar ocupada en el cierre, sólo que me conozco, después estaré pensando en lo que hubiese pasado si tomará la llamada. ¡Demonios! De reojo veo que la pantalla sigue iluminada. Muerdo la comisura de mi labio, estiró el índice y deslizó la pantalla, espero no arrepentirme.

—¡Ey! Te tomo tiempo— sus dientes frontales me saludan, junto a una espléndida sonrisa.

—No ibas a dejarlo ¿o si?

Guiñó y chasqueó los dedos.

—Exacto.

Tras de él  se ven personas ir y venir, los hombros de Jungkook tapan parte de la pantalla, ni me esfuerzo por ver más allá.

Continuó con las cuentas, si me quedo viéndolo se me pasará la madrugada escuchándolo.

—¿Como van las cosas?— mantengo la conversación casual.

—Deja de hacerte la desentendida. ¿A que hora vienes?

¿Y si por error cuelgo la llamada y lanzó el celular al río Han?

Le veo de reojo, estoy escribiendo números al azar, que bueno que él no puede ver hasta aquí.

—Estoy haciendo cuentas, cerré tarde. No creo que...

—¡Tenemos bocadillos!— Tae aparece en la pantalla.

—¿Quién es?— en serio puedo cometer el error de colgar —¿es Sora?

Hago gestos a Jungkook para que no lo deje acercarse pero este termina haciendo todo lo contrario, le entrega el celular.

—Te estamos esperando— demanda Jin. —Tenemos todo listo para un buen rato de amigos— pone la cámara trasera dejándome ver la mesa, veo nachos, bebidas (algunas alcohólicas), sándwich, papitas, hasta un bol con caramelos. Todo lo que se necesita para una pijamada. Hasta veo a Nam Joon en la escena tratando de coger los caramelos. —No se te ocurra Kim Nam Joon— advierte Jin.

Nam me saluda con los dedos en forma de V y se retira tímido.

Vuelve la cámara frontal, Jin pestañea varias veces, su expresión pide una respuesta positiva y yo sigo luchando con mi miedo de ver a Yoongi.

—Te advierto que si no vienes, vamos por ti.

—¿Me estas amenazando?

—Por supuesto. ¿Vienes o vamos?

Por encima de su hombro, aparece su figura, a cogido un sándwich, fueron unos breves segundos que miro la cámara y rodo la mirada con fastidio. Él  no me esperaba, él  no quería que fuera, era normal, después de todo no significaba nada para él.

Algo se removió en mi estómago, mis pies se calentaron y mi cabeza se sintió grande. ¿No quería verme? ¿Tanto le molestaba? Perfecto, que se muerda un codo, tendrá que irse del apartamento o soportarlo. Estaba harta de hacer las cosas para no molestarlo, de ser yo quien se sienta triste y deprimida mientras él parece continuar su vida sin problema.

Iba a ir, si le molestaba, tendría que decirmelo de frente, tal vez así tenga el impulso de empujarlo fuera de mi mente, tal vez si me dijera lo que realmente piensa de mi, este estúpido corazón deje de extrañarlo y pueda pasar la página.

—En 20 minutos estoy allá— respondí.

Jin ensancho una dulce sonrisa, asintió y guiño.

—Te esta esperando un auto afuera de la cafetería. Hyung lo envió.

No es de extrañar, siempre tan precavido, en especial si se trata de los muchachos.

—Nos vemos en un rato.

—¡No te tardes!— dice Jungkook.

La video llamada termina.

Escribo con agilidad los números que arroja la calculadora, no perderé tiempo, llegaré antes de ser posible. Con suerte cuando me vea se le arruine el sueño, así como ha arruinado el mío.

                                  ***
Quince minutos más tarde me encontré frente a la puerta del apartamento. Escuchaba voces del otro lado, algo de música a bajo volumen, no identifique que era pero había un violín de por medio.

Y estaba muerta del miedo.

Sí,  el coraje me había durado el recorrido de la cafetería hasta acá, culpare al frio de la madrugada que me enfrió la cabeza.

Mi mano quedó suspendida antes de tocar el timbre, ¿y si era Yoongi quien abría la puerta? ¿y si supo que venía y se fue? ¿Debería sentirme mejor con eso?

No, no debería.

Esa parte de mi que sigue aferrandose a su recuerdo, la que desea escucharlo y verlo, me grita que sería lastimada nuevamente.

Esta bien.

Sus últimas palabras el día que terminamos hacen eco en mi cabeza. ¿Estaba bien? ¿Acaso él lo estaba deseando?

Como un impulso toque el timbre y abrieron la puerta. Una bella sonrisa me recibió y unos fuertes brazos me atraparon, su mentón descanso en mi hombro y sentí el apretón en la espalda.

— También te extrañe— digo casi ahogada.

Se separa para verme fijamente a los ojos, a tomado de costumbre examinarme de esa forma, mira mi rostro, sonríe cuando esta satisfecho y se aparta.

—Jin hyung estaba a punto de salir por ti. Ven— tomo mi muñeca y me llevo a dentro.

Hábilmente estire mi pie para cerrar la puerta con cuidado.

Jungkook me llevo con él hacia la habitación "arreglada" para reuniones o cuando se quieren despejar todos al tiempo. Abrió la puerta y la música que se escuchaba a bajo volumen tomo mas fuerza.

—Miren quien llego— canturreo el menor, alzó mi mano y los demás dejaron de pelear frente al reproductor.

—¡Sora!— Hoseok corrió hasta estrellarse conmigo y arrebatarme del agarre de Jungkook.

Había olvidado que estos niños son demasiado impulsivos y no controlan su fuerza. Nuevamente mis costillas estaban siendo aprisionadas por unos fuertes brazos.

—Nos haces mucha falta— se separó y me mostró su bella sonrisa.

—Son una partida de exagerados. Nos vimos hace unos días.

—Días, semanas, meses o años, es lo mismo para nosotros— Nam Joon aprovecha el espacio para unirse al abrazo.

—Ya déjenla, van a asfixiarla— la voz de Jin los obliga a retirarse. Se planta frente a mi y baja la cabeza quedando a mi altura. —Iba a ir por ti. Deja de hacerte la rogada— molesto mi cabeza y volvió a enderezarse.

—Tenia trabajo. Yo no me hago de rogar— resople.

Jimin y Tae, hicieron un sándwich conmigo, sus cuerpos me aplastaron mientras reían demasiado emocionados.

No lo voy a negar, también los extrañe. Extrañaba escucharlos siendo ellos, extrañaba verlos en su propio ambiente, libres sin límites, dejando  ver la gran diferencia entre sus carreras y sus vidas personales.

Recorrí la sala mientras Jimin me guíaba a mi puesto, espacio amplio, reproductor última generación, sillones inflables y ni un rastro de Yoongi. No estaba siendo parte de esto, no haría acto de presencia, sentí el pinchazo en el corazón, una espina se abría paso en mi interior, clavándose profundamente.

No dejes que te afecte... No mucho.

Mis ojos se toparon con los de Jimin, había algo en sus ojos, un tipo de mensaje, pero no era tan buena para descifrar las miradas, no había desarrollado ese don. Entonces el movió los labios.

—Yoongi hyung... tiene dolor de cabeza.

—Esta así desde la tarde— añade Hoseok.

Asiento distraída, no quería que notarán mi preocupación o mi tensión. Haría cuenta que desde siempre nos hemos llevado como la mierda, que en cierta forma, cada vez que nos reuníamos los ocho, él y yo nos llevábamos mal, terminábamos discutiendo o lanzandole algo al otro.

Voy a concentrarme en disfrutar un tiempo con mis amigos, un grupo idol coreano, no todo el mundo tiene el privilegio de ir al apartamento de un idol y que te organicen una pijamada. Yoongi podía quedarse con su amargura y vivir en la cueva de su mal humor si le daba la gana, yo no iba a dejar de disfrutar este momento con los chicos. 

Desde que terminamos he estado vagando como alma en pena, pensando en porque tuvo que pasar de esa forma, porque tuvo que aparecer en mi vida y porque permití que me afectará tanto. Creo que es el momento de sacudirme y pasar la hoja de un capítulo con final inconcluso.

Los juegos no se hicieron esperar, me sorprendió que tenían todo tan bien planeado y organizado, estoy por creer que llevan meses organizando esto y no fue una idea de último momento como dijo Jin. Primero fue un calentamiento con algo de música aleatoria, yo, alias dos pies izquierdos, no era tan hábil para las coreografías; esa era Mini, yo me aprendía una que otra cuando tenía tiempo y me tardaba en aprender los pasos a la perfección. 

Se hicieron parejas, Jin y yo quedamos en el mismo equipo, no sé cuantas veces me tropecé con él, ni tampoco cuantas veces lo vi perdido al bailar, pero me dolió el estomago de la risa. No fui la única, HoSeok lloro, Jungkook se ahogo en su propia saliva y los demás era como si hubieran inhalado el gas de la risa, no podían parar. 

Pasamos al siguiente juego, un gran twister se extendió en el centro de la habitación, siempre quise jugar a eso, no había tenido la oportunidad  y me parecía genial experimentarlo con gente tan activa como ellos. También se formaron parejas para jugar, esta vez mi pareja fue Jungkook. 

—Mano derecha amarillo— Jimin daba las ordenes para las dos parejas, era mi turno. 

La situación era la siguiente, mi mano izquierda estaba enrollada en la pierna derecha de Nam Joon, mi pie derecho estaba haciendo de refuerzo en el estomago de Jungkook y mi pie izquierdo tocaba con dos dedos el color verde, debía estirar la mano izquierda por en medio de las piernas de HoSeok para llegar al amarillo más cercano. Mi brazo se estiro, no sabía que tenía brazos tan largos hasta este momento, cuatro de mis dedos tocaron la zona amarilla. 

—Listo— dije con dificultad, sentía caliente la cara por la posición en la que estaba bajo las piernas de Hobi, y por encima estaba Jungkook. 

—Ahora Hobi hyung — Tae giro la ruleta. —Pie derecho azul— eso lo colocaba lejos de mí, me sentí menos presionada. 

HoSeok logro pasar a su lugar con facilidad, podía mover su cuerpo porque aún no estaba enredado con el de los demás. 

—Es el turno de JK— canturreo Jin. Jimin giro la ruleta. 

—Rápido que no aguanto mucho— confeso Jungkook. 

—Rojo mano derecha— dijo Jimin.

Rojo ... mano derecha ... eso lo dejaba justo... 

JK se movió, aunque estaba sobre mi, estaba dándome la espalda, ahora había quedado justo de frente a mi espalda, aunque sus pies estaban aun costado, su torso estaba perfectamente sobre mi espalda, su respiración me daba en el cuello y juro que lo escuche resoplar una sonrisa. 

—Es el turno de Nam Joon hyung— escuche decir a Tae.

—Es pie izquierdo, amarillo— dijo Jimin.

Cuando vi el amarillo mas cercano, supe lo que pasaría, Nam es demasiado alto, por ende de piernas largas, su pie debía levantarse un poco hacía su pecho y cuando lo intento, su pierna le hizo trampa y cayo al suelo. Las risas no se hicieron esperar, Taehyung y Jimin se revolcaban en el suelo, Nam debió hacer una mueca muy graciosa para que los pequeños reaccionen así. 

Jungkook también se reía, sentía su pecho vibrar en mi espalda, pero no me erizo tanto como escuchar su voz cerca a mi oído, su aliento me rozaba la nuca, sentía el cosquilleo. Si no se detenía yo sería la siguiente en caer al suelo, las manos me estaban temblando. 

—¡Ah, Nam Joon-ah!— exclamo HoSeok frustrado. 

—Lo siento— Nam arrastro su cuerpo para no hacernos perder el equilibrio. 

—Que tal si continuamos con el juego—  suplique. Mi fuerza física y de voluntad estaban flaqueando. 

Jin respiro hondo y giro la ruleta, se detuvo y me miro. 

—Mano y pie derecho, color verde. 

Mis ojos se abrieron, mire a mi costado, el verde estaba del otro lado, literal debía darme media vuelta para llegar al verde más cercano. Esto parece un complot en mi contra, parecía suficiente tener a Jungkook sobre mí, ahora debía quedar frente a frente. 

Será mejor que finjas una caída, Sora. 

Debería intentarlo. 

—Vamos, Sora, ¿continuas o te rindes?— insta Jin.

¿Será un delito golpearlo? No creo que su hermoso rostro se maltrate mucho.

La maniobra que debo hacer no es nada fácil, estoy totalmente abierta de manos y de piernas, parezco un mosquito pegado a la bañera. Debo apoyarme en una sola mano y pasar la otra por debajo para girarme lentamente. Primero la mano, poco a poco me voy girando, veo la camiseta de Jungkook, sus ojos se topan con los míos, aprieto los labios ahogando un gritito de pánico; ¿porque no mira a otro lado? Pienso que las piernas de HoSeok son mucho más interesantes que mi rostro enrojecido. 

Muevo el pie una vez mis dedos tocan el circulo, en esa maniobra, Jungkook encorva la espalda dándome espacio para moverme. Mi cintura choca con el cordón de su sudadera, estoy a punto de conseguirlo, cuando mi pie tropieza con su rodilla y este pierde el equilibrio;  cayendo ambos al suelo. 

—¡Ganamos!— Hobi grita eufórico. 

—¡Creí que lo lograría!— escuche a Jin. 

El peso extraño sobre mi cuerpo, se removió, uso el brazo para levantar su pecho y buscar mis ojos, nos quedamos viendo un momento, yo sentía que mi cara se iba a incendiar, en especial cuando lo ví morderse el labio inferior. 

—¿Estas bien?— indago. 

—Perdimos— respondí.

Sonrió mostrando sus dientes y achicando la mirada. 

—No siento que haya perdido— se levanto por completo. Agradecí ese gesto. 

Me extendió la mano, la tome y su cuerpo sirvió de apoyo para levantarme, tiene bastante fuerza, yo soy un poco más débil, por lo que termine estrellada contra su cuerpo, no fue por mucho porque me separe y le agradecí la ayuda.

—Eres una gran rival, Sora— Hoseok me atrajo hacía él. Para mí era un movimiento normal, desde que nos conocemos actúa así.

—Hyung, vas a ahogarla— Jungkook se interpuso y lo aparto. 

—No te la voy ceder tan fácil— dijo Hobi retador. 

—¡Hyung!— soltó Jungkook apenado, camino hasta las botellas de agua. Conozco esas mejillas alzadas, esta sonrojado.

Los demás carcajean mientras se murmuran y señalan al menor que esta de espaldas bebiendo agua como si llevará días con sed. 

—No lo molesten— digo golpeando la cabeza de los mayores. 

—Sora al rescate— dice Jimin a mi lado. 

—Mejor pongan a funcionar el siguiente juego, voy al baño un momento. 

—Llego la hora del karaoke— Taehyung es aficionado a los karaokes y se ve la emoción en sus ojos. 

—Quiero Trot— informo antes de cerrar la puerta.

Dejaré que Jungkook se sienta menos incomodo, estará muy apenado, y no quiero que se sienta mal, o que los chicos lo saboteen, no sabía que podían ser tan molestos con el tema, en parte puedo entender porque Yoongi no quiso hablar del tema con ellos, él no tiene el genio para soportar las bromas o los comentarios, eso arruinaría la relación que han tenido todos estos años. 

En vez de ir al baño pase a la cocina, rebusque en la alacena si habían más caramelos, no supe si fue lo nervios o la ansiedad, pero me acabe muy rápido los que me dieron cuando llegue. No recuerdo ni el sabor exacto y quiero comer más de esos. Abro los cajones encontrando muchos paquetes de ramen, parece que solo se alimentan de eso, y no los culpo, es lo más práctico y más rápido para comer. 

—¿Se te perdió algo?— su voz ronca inundo mis oídos, mis músculos se tensaron, quede suspendida con la tapa del cajón abierta. 

—Yo... solo...— cerré rápido el cajón y me di la vuelta quedando pegada al mesón. Piensa rápido Sora.

Él estaba recargado en la puerta con las manos en su sudadera. Sus ojos analizan mis movimientos, había olvidado la frialdad de su mirada.

—Caramelos... se acabaron— solté.

Yoongi apretó la mirada y fruncio el ceño.

—Tercer cajón de derecha a izquierda, en la segunda caja, tras los paquetes de papás— se despegó de la puerta y entró a la cocina.

Me gire rápido, seguí sus instrucciones, movi las papas encontrando los paquetes de caramelos. Yoongi se acercó al botellón de agua que estaba a unos pasos de mi. Escuche que lleno el vaso y retrocedió. Moví las papas para dejarlas en su lugar pero los paquetes de caramelos resbalaron de mi mano, cayeron y uno se destapó esparciendo los dulces aquí y allá.

Que bien. Si se me cayera el mueble en la cara no me pondría brava, en serio que no.

Aquí estamos en un capítulo más de Sora Calamidades, en el capítulo de hoy verán como quedar en ridículo frente a la persona menos esperada.

Maldije en mi interior. Odiaba estar tan nerviosa frente a él, odiaba sentirme agobiada sabiendo que si volteo a ver, estará viéndome con molestia.

Cerré la puerta y baje a recoger los caramelos que tenía a los pies. Él también se agachó a recoger los que estaban cerca, los corría con la mano y los empujaba hasta mi.

—Dejamelo a mi. Es mi culpa— dije nerviosa.

Pero Yoongi no decía nada, como siempre. Eso me molesta, su actitud, el que haga las cosas a su antojo. ¿Qué esperaba para irse? ¿Necesitaba que le mostrará con luces lo mal que me sentía por tenerlo cerca?

—De verdad, no es necesario— insistí cuando lo vi moverse y acercar más caramelos al montón que yo estaba haciendo.

—Yoon...

—¿Porque viniste?— preguntó y juro que quise salir corriendo de la cocina.

—Jin insistió. ¿Algún problema?— mi única defensa contra él era ser igual de dura.

—Eres demasiado fácil, Sora.

¿Habla enserio? De no ser porque lo estoy escuchando, metería mis manos al fuego para  defenderlo, jamás creería que diría algo así.

—¿Y? ¿Te molesta? — reuní fuerzas y levante la cabeza para verlo de soslayo. Yoongi se limitó a encogerse de hombros.

—Digo que no esperaba que volvieras al apartamento.

Sus palabras me hieren y a la vez parecen el combustible a mi rabia y frustración. Quería golpearlo y a la vez abrazarlo, me convertía en una completa estúpida.

—No vi el letrero de acceso restringido por ningún lado— solté molesta. Me daba igual si se enojaba o si se ofendia, era su culpa, todo era su culpa. —Además, a ti nunca te importó lo que hacía o dejaba de hacer.  ¿A que viene tu pregunta?

—No digas eso. Yo... —se detuvo. Lo mire de soslayo nuevamente, estaba mirando el suelo o el caramelo o las franjas de la baldosa, sabra Dios que veía con detenimiento.

Regrese la vista al montón de caramelos, arrastre la bolsa para meterlos dentro y salir de ahi de una buena vez.

—Será mejor que regreses a tu cueva. Yo terminaré de recogerlos.

—Esta no es tu casa y tu no puedes decirme que hacer— se había demorado en aparecer. —No puedo dormir aunque quisiera.

—¿Porque no? — pregunte curiosa. Comprobé por mi misma que de la sala donde estábamos no se escuchaba mucho afuera.

Entonces se acercó, me hizo verlo a los ojos y fruncio el ceño.

—¿Tú lo harías? — Cuando vi sus ojos entendí la pregunta. Él no hablaba del ruido, hablaba de mi presencia. Me quedé muda viéndolo a los ojos.

—Eso pensé— concluyó y regreso a su puesto.

¿Sería capaz de dormir si Yoongi estuviera en mi propio espacio?

La respuesta sería mas que evidente, por supuesto que no, estaría muy ansiosa y nerviosa escuchandolo aqui y allá, no podría dejar de pensar que estará haciendo y cuanto tiempo estaría torturandome. Pero eso es porque aun siento algo por él, porque no dejó de pensarlo, porque este tiempo sólo ha servido para que se me incruste mas en el pecho.

Eso era lo que yo haría, pero ¿y él?

Sólo sirve para un momento de diversión.

Eso no debía afectarle cuando tiene ese pensamiento sobre mi y mis sentimientos.

—Si fuera tú... Si podría hacerlo. Si yo pensará como tu lo haces, no me interesaría que estuvieras o no aquí o incluso en mi cama— las palabras me fluyeron como agua.

—¿Qué sabes tu? — tiro los caramelos al montón y se puso de pie. Le había dado en el clavo, pero me sentía tan molesta que no me iba a detener tan fácil.

—Explícame porque no entiendo que te molesta tanto— me pongo de pie. Al diablo los caramelos, esto se  aclara aquí y ahora.

—¿Eres tonta o te haces?

—Lo soy, por eso te pregunto, idiota.

—No te soporto— empuña la mano y... ¿Eso fue un puchero? Me confunde totalmente. ¿Porque no es claro?

—¡Por fin de acuerdo en algo! Vete a tu cueva, quédate allá hasta que yo salga y todos felices.

—¡No entiendes que tu presencia me molesta! —soltó a viva voz.

Ahí estaba la respuesta. La esperaba pero de hacer sabido que los pedazos de mi corazón serían triturados, lo pensaría dos veces antes de querer escucharlo. Ya estaba echo, Yoongi se sincero, su mirada rígida sobre mi espanta cualquier duda o esperanza sobre la veracidad de sus palabras.

—No estoy aquí para complacerte, Yoongi. Por desgracia compartimos el mismo grupo de amigos y quieras o no, vendré a verlos.

Peino su cabello con la mano, despieno la parte alta de su cabeza, se veia frustrado, seguro esperaba otra respuesta.

—Sigues sin entender, Sora.

—¡Claro que entiendo!— ya no pude aguantar más. Hasta aqui llegaba mi paciencia con él, y no podría importarme menos el lugar en donde estábamos, ni quienes podrían escucharnos. —Entiendo que para ti no fui más que un pasatiempo, algo de momento y una vez satisfecho es fácil de desechar, entiendo que te moleste verme porque piensas que estoy aferrada a ti, porque mi actitud  puede parecerte infantil el que venga al apartamento después de que me dejaste.

—Yo no te...

—¿Ah, no? ¿Entonces que es, Yoongi? ¡¿Qué mierda es?! Me dejas como si nada, sin darme siquiera una maldita explicación, tengo que lidiar con tu falta de coraje y con una promesa que nunca fuiste capaz de hacer...— aprieto los labios, no voy a llorar, claro que no.

—No te lastimes más.

Reí sarcástica.

—Deja de fingir que te importa. ¿Cuánto tiempo paso después de esa llamada, Yoongi? ¿Cuanto? ¿Llamaste al menos una vez? No, ni una maldita vez. Y ahora hablas como si hicieras todo esto por mi bien— aplaudi — Que bien se te da eso de fingir.

Dejó de verme para ver el suelo, su mirada se ablando y por un misero momento me sentí culpable, de pronto había sido muy dura ¿No? Es cierto que me enoja su actitud y lo que paso, pero también es cierto de que parte del fracaso de nuestra relación se debe a su trabajo.

—Es cierto que no pude hacerte una promesa... pero no es como tu piensas.

Volví a reír. Se estaba volviendo experto en actuar. Es normal ¿no? Es un idol, los entrenan para eso, para actuar, para frente a un lente mostrar algo que en su momento no es real pero asi debe parecer.

—¿Según tu que es lo que yo pienso?

—Que no me importas.

—¿Y no es así?  Mira como estamos, mira nuestra situación, ¿Crees que estamos bien?

Negó. Seguía en esa posición de indefensión,  yo no quería eso, quería que gritara, que golpeara las cosas de ser posible, así me dejaba en claro como se sentía, pero con esa actitud solo me hacía dudar, yo odio flaquear frente a una decisión tomada.

—Mira, ya no tiene caso. Lo que paso, paso. No fue, se acabó. Tu ve por tu camino, y yo iniciare el mio.

—¿Si? ¿Con quién? ¿Con Jungkook?— un segundo... esos eran ¿celos?

Si la situación fuese otra me daría un poco de felicidad el que me este celando con el menor, como esta no es esa situación, hace que mi enojo suba una décima.

—¿Algún problema?— alce la ceja.

Yoongi apretó los labios en una sola línea, sus ojos subieron hasta mí, le molestaba, claramente le molestaba que le mencionara a Jungkook, desde que supo lo bien que nos llevábamos, me hacía comentarios frente a mi amistad con el menor, pero nunca me dijo que estaba celoso, él no dejaría su orgullo para aceptarlo.

—Es un crío, no sabe exactamente qué quiere de la vida— esas palabras eran patadas de ahogado para mi.

—¿Y tu si? —acuse.

Apretó la mandíbula. La respuesta era obvia.

—No estamos hablando de mí.

—Nunca se trata de ti, Yoongi. Nunca quieres hablar más de ti porque tienes miedo a lo que no eres capaz de controlar. Perfecto, sigue con ese pensamiento. Pero te diré algo— camine hasta él, me plante justo frente a él, no había percibido el olor a shampoo de su cabello. Concentrate mujer, cierto. —puede que Jungkook aún no esté listo para este mundo, pero al menos no teme enfrentarlo.

Me separé, lo mire morderse el labio y me dirigí a la puerta antes de sucumbir frente a él.

—Me alegra— soltó. No me gire solo me detuve para escuchar —ahora se que tome la mejor decisión, dejarte fue lo mejor que pude haber echo, Sora.

Y eso fue todo lo que necesito para volverme polvo. Salí disparada a la sala, me apoye en el asiento y solté el aire que me apretujaba el pecho.

... Lo mejor que pude haber echo...

Sus palabras hacían eco en mi cabeza, acababa de admitir que no se sentía bien conmigo, que no era mas que un suspiro a su apretada vida de idol. Lo mejor que hizo fue deshacerse de lo que le causaba presión, yo era un compromiso que él no podía manejar.

Escuche al fondo el ruido de una puerta cerrarse. Ya se había encerrado. Este si era el gran final. Era lo que necesitaba para sacarmelo completamente, no lo valía, alguien que es capaz de jugar con los sentimientos de una persona, no valía ni un suspiro. No se lo merecía.

Golpee mi pecho con el puño cerrado, necesitaba que el dolor disminuyera, necesitaba entrar en la sala y cuando escuchara un ¡estas bien? No me rompiera en mil pedazos. Daba golpes con fuerza en el pecho, una y otra vez, pero sólo sentía más dolor, me sentía ahogada.

Entonces unos brazos me giraron para después estrellarme contra un pecho cálido que reconocía a la perfección.

—Vas abrirte un hueco en el pecho— dijo.

Una de sus manos se poso tras mi cabeza y la otra en mi espalda, me pegaba a él tratando de que su cuerpo fuera suficiente para envolverme. Mis manos temblorosas subieron a su espalda y me aferre a su chaqueta. No iba a llorar, no podía por el nudo que tenía en la garganta y porque no tenía sentido llorarle a un imposible.

—Me atore con un caramelo— dije contra su pecho.

—¿No estaba amargo?— ¿habrá escuchado algo? Espero que no.

—Caduco...— comente.

—Voy a darte caramelos más dulces, que no caduquen nunca.

Me separé y lo mire.

—¿Nunca? ¿Eso es posible?

Sonrió y arrugo la nariz.

—Tal vez no, pero debemos intentarlo ¿no?

Volví mi rostro a su pecho, inspire profundo y poco a poco el nudo en mi garganta iba desapareciendo.

Una vez me dije que si las cosas con Yoongi no funcionaban, no volvería a creer en nadie, las personas son buenas hablando pero pésimas para actuar.

Nadie nos quiere, nadie es capaz de luchar por nosotros... Tu y yo somos iguales, Sora...

No Seol, no todo esta perdido y tú y yo no somos iguales. De una u otra forma, siempre hay alguien que me quiere.

Fin del flashback...

Tome otra pierna de pollo y le di un mordisco, los recuerdos son mejores con buena comida, pensé.

—Llámalo, haz las cosas bien— sentenció Mini.

Estiró el cuello para ver la pantalla del celular:

Espero tengas una noche mejor que la anterior...

Sonrió y suspiro. Puede que si haga un par de visitas extras antes de irme del país.

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Bien... no me odien... no mucho...

Pasemos al siguiente capítulo...

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