TREINTA Y DOS
Sora Pov's
No se cuántas veces me he preguntado que habría pasado si no hubiese aceptado a Jungkook. Una y otra vez me pregunto si era algo que debía suceder o si fue algo que se forzó. No digo que la pase mal, para nada, Jungkook siempre será una caja mágica llena de distintas emociones, reí, cante, lloré, me divertí, me enoje, hicimos muchas cosas juntos.
Pero también es cierto que siempre hubo algo entre nosotros que no me permitía ir más allá con él, teníamos una buena relación, compajinabamos muy bien, algunos decían que éramos perfectos, pero yo sentía que no era así, quizás fue por la forma en que inició, o porque yo no tenía altas expectativas de una relación estable con él, o tal vez se trató de que no dejaba de pensar en Yoongi; no importó el tiempo que paso, ni lo que yo había vivido con Jungkook, Yoongi siempre estuvo presente. Su mirada me acusaba, se metía en mi cabeza y me reclamaba o me súplicaba que me detuviera.
—Sora, abre— deje de ver el álbum y mire hacia la puerta.
¿Habrá sido mi imaginación o esa era...
—Sora, ¿estas despierta?
Sí, era Mini.
Salte de la cama para abrirle la puerta. Ella estaba vestida con un oberol azul claro, tenía el cabello recogido con una coleta y no llevaba maquillaje. Trae una bandeja con Pollo picante y soda fría, nuestro plan favorito cuando teníamos vacaciones o nuestros descansos coincidían.
—¿Y Seol? — la deje entrar y cerré la puerta.
Míni dio un vistazo a mi cama y al escritorio, no dijo nada, no era necesario, en la mirada que me dio antes de dejar la bandeja en la mitad de la cama decia todo; sabía que me estaba torturando.
—Salía cuando yo llegaba, dijo que iba a trabajar, que diga a una fiesta— dijo con burla.
No me sorprendía, es su rutina desde que tengo uso de razón, si no estaba trabajando en algún puesto de noche, se iba de fiesta. Nunca estuvo para mi, ni antes, ni ahora, aunque sí llegue a desear que se preocupara por mi una vez en su vida.
Asentí una vez, rodee la cama y regrese a mi anterior lugar, tome los álbumes, los acomode en un lado y le di espacio a Mini para que se pusiera cómoda.
—De haber sabido que estabas sacudiendo el baúl, te habría traído helado y no pollo— dijo. Tomo uno de los álbumes, ella ya los había visto antes, paso rápido las hojas y se detuvo en una, éramos ella, su novio de ese entonces, Jungkook y yo.
Agarre la patita de pollo con salsa, la puse en mi boca y saboree la carnita, la depresión con pollo es mejor.
—¿Te arrepientes?— preguntó, yo escuche eso más como un susurro.
Mire el álbum desde mi lugar, alcance a ver las fotos de la página que veía Mini, son tan buenos recuerdos, que de lo único que me arrepiento es de no haber disfrutado mucho más esos días.
Yo nunca me arrepentí de haber tenido una relación con Jungkook, ni de haber vivido todas esas experiencias con él, estaba agradecida y me sentí bendecida porque alguien pudo amarme de esa forma tan delicada y especial.
Tampoco estaba arrepentida de haber estado con Yoongi, lo amo y eso no cambiará, quería estar con él, quería tenerlo a mi lado, quería que el mundo se diera cuenta de nuestro amor retorcido y sincero a la vez.
Si tuviese algún arrepentimiento sería no haber logrado la aceptación de todos, no tener fuerzas para luchar contra la marea, no ser capaz de mantener mi posición de que me importará un comino lo que la gente dijera de mi y de mis amigos.
—No— dije. Bebí de la soda y tome otra patita.
—¿Te irás sin hablar con él?
Deje de comer por un momento. A Mini no podía mentirle, la mire a ella y luego al álbum.
—¿Crees que él pueda seguir su vida si no lo hago?
Mini se tomó su tiempo para responder, bajo el álbum y destapó su soda.
—De poder, puede. La cuestión es que no podrá rehacer su vida, sabes que es muy sentimental.
Si, bueno, un poco sentimental si.
—No se que decirle.
—¿Lo que realmente sientes?
Mordi mi labio por dentro. Estoy segura que Jungkook supo como me sentí desde un principio, no se porque lo quiere escuchar de mi propia boca.
—¿Y si no termina bien? No quiero que me odie.
Me aterraba pensar en que llegará a odiarme, no quería que me sacara de su vida, quería que me recordará con una sonrisa y que cuando escuchara mi nombre sonriera, igual que lo hacía cuando nos encontrábamos. Sus ojos brillaban e irradiaban lo feliz que se sentía. Quería que fuera así, aún si no estoy a su lado.
—No lo hará. Es un hombre rudo de corazón noble.
Sonreí. Tenía razón, por más que haya crecido, Jungkook actuaba como un niño dulce y noble, sin embargo, no podía dejar de tener miedo de encontrarme con él, de escuchar sus preguntas y tener que darle respuestas, las que quizás terminen lastimandolo.
Flashback...
Al temerario Jeon Jungkook no había nada que lo perturbara, nada que fuese capaz de tumbar su fuerza de voluntad, excepto perder en Piano Tiles y no por cualquier puntaje, hablamos del nivel más difícil, Sonata 0p 9, por una baja de 157 notas.
¿Suena irreal?
Si no es porque veo sus cachetes llenarse de aire y arrugar el entrecejo, no me lo creería.
—Quiero la revancha— pide por tercera vez. Hemos jugado tres veces la misma canción.
Meneo la cabeza negando divertida, se comporta cuál nene consentido que debe ser complacido. Aprovecharme de eso, no creo que me haga daño, simplemente me negaré está vez.
—No puedes ganar siempre, Jungkook. Es la ley de la vida— muerdo por dentro mi mejilla para no echarme a reír. Hace caras muy tiernas y chistosas.
—Es que hiciste trampa. No puedo creer que está sea la primera vez que juegas y me hayas ganado tres veces — lo dice con cierto desconcierto.
—Yo tampoco sabía lo buena que era en este juego, hasta que tu lo propusiste— mentí. Si había jugado un par de veces, no esa canción, pero sabía el manejo del juego.
—No te creo— soltó su celular sobre la mesita central y se recargo hacia atrás en el sillón con los brazos cruzados. Oficialmente hacia un berrinche.
Viéndolo así no pude contener mas la risa, de mi boca salian las carcajadas cargadas de diversión y algo de extrañeza. A Jungkook no le gusta ser tratado como un niño, pero con esos berrinches me hace difícil el verlo de otra forma.
—Vale, vale. Te concedere 3 preguntas— alce a la altura de sus ojos 3 de mis dedos.
Para entender mejor lo que sucede, explicaré un poco la situación.
Después de aquella salida donde Jungkook abiertamente me confesó que tenía sentimientos por mi más alla de la amistad que tenemos, pensé mucho en lo que debía suceder después, cuál debería ser mi respuesta al respecto. Luego de varias horas sin dormir, de meditarlo con la almohada y con Mini, llegue a la conclusión de que nada debía cambiar entre nosotros. Es cierto que sus sentimientos no son correspondidos como deberían serlo, eso no quiere decir que no podamos seguir siendo amigos. También me puse en su lugar, si fuera yo la que se confesara, no me gustaría que esa persona cambiará conmigo, me sentiría una completa idiota por siquiera intentarlo.
Aunque si hubo un cambio entre nosotros, este fue en el sentido de que parecemos inseparables. Jungkook me llama más seguido, me escribe con más frecuencia, lo veo más a menudo.
Justo por estos días es mucho más regular que de costumbre. Resultó que nuestro jefe, el dueño de Moons, está de vacaciones un par de días, decidió dejarme a cargo junto con el jefe de cocina, aprovechándose de que tengo vacaciones de la Universidad. Abro y cierro la cafetería. Mini me acompaña uno que otro turno completo, las demás veces la veo en el turno habitual pero no hablamos mucho, ser la encargada es bastante responsabilidad y me tomo muy en serio las responsabilidades.
¿Dónde entra Jungkook en todo esto?
Él ha sido mi confidente desde hace muchos años, después de Yoongi, es el segundo hombre en el que he confiado, obviamente omito partes de mi vida innecesaria a Jungkook, pero incluso cuando estaba con Yoongi, hablaba más con Jungkook, y eso ahora no ha cambiado, sigue siendo el único hombre con el que mantengo una estrecha amistad y hablamos casi como hablo con Mini.
Eso llevo a que se enterara de mi nuevo cargo temporal en la cafetería. En mi primer día, trajo a todos los chicos y si, a Yoongi incluido, tuve que morderme el codo para no gritarle a Yoongi sus verdades, pedirle una explicación y pedirle que por favor desapareciera de mi vida y si no era mucha molestia saliera de mi cabeza. Con un poco de suerte lo conseguí, me calle todo eso y actúe como siempre, atenta, amable, hable incluso con los chicos cuando tuve la oportunidad, Yoongi era el problema, no los demás, me sentía lastimada por él, los demás no tenían porque cargar con la culpa.
En el segundo día, ya rozando las 4.30 de la madrugada, cuando me encontraba a punto de cerrar junto a Mini, tocaron a la puerta, nos asustó un poco a ver un vagabundo pegado a la ventana, cuando vi una sonrisa familiar, no lo pensé dos veces para abrirle la puerta. Era Jungkook, que decidió pasar a acompañarme un poco antes de irse a descansar. Su cómplice, Taehyung, le daba el aviso para que regresará antes de que llegarán a recogerlos para llevarlos al apartamento.
No hacemos mucho, nos quedamos un rato, hablamos, se toma un latte, luego salimos, él va por su camino y yo por el mío. Me gusta que compartamos tiempo. No se hablo nada sobre la noche del cine, yo no indague, él no lo comentó, en lo personal me parece que se quedé así. No es como si algo asi afectará nuestra amistad ¿cierto?
Esta es la tercera vez que viene, llevaba dos días sin hacer la visita nocturna. Hoy no había sido un dia ajetreado, decidí (con la aprobación del jefe) cerrar más temprano. Jungkook terminaba sus prácticas cuando leyó mi mensaje de que cerraría temprano y no tardó mucho en aparecer.
Así terminamos aquí, en la sala de eventos VIP de la cafeteria, aplastados en el gran sillón, jugando en el celular, apostando el juego de las 10 preguntas. De las cuales sólo tendrá 3 porque su berrinche es demasiado dulce.
Subo los pies y los dobló bajo mis nalgas, me giró para verlo de frente, estoy lista para sus preguntas. Odio este juego de las 10 preguntas porque ya lo he jugado en la Universidad (si, no soy tan asocial como parezco), casi siempre las preguntas tienen que ver con sexo, el kamazutra o alguna estupidez que uniera la palabra trauma e infancia en una frase.
—Soy toda oídos— retiro el cabello que cubre mis oídos.
Él me ve de reojo, sigue apachurrado con los brazos cruzados, si pudiera tomarle una foto para que se de cuenta lo tierno que se ve, pero eso lo molestaría mucho, me limito a esperarlo.
—¿Y?— empujó.
Se remueve, estira los labios en reproche y termina cediendo, se gira acomodando el codo en el borde del espaldar y usa su mano abierta para descargar su cabeza.
—Hiciste trampa— miro a otra dirección mostrándose indignado.
—Dile suerte de principiante— dije entre risas. Me está matando su berrinche, quiero apretujarle los cachetes. —Vamos, son tres preguntas, eso es mejor que nada.
Me miró de reojo, dejo escapar con pesadez un suspiro hasta voltear a verme fijamente. Suavizo la mirada, su ceño no esta fruncido y puedo percibir una diminuta sonrisa posandose en sus labios.
—¿Has querido hacer algo con todas tus fuerzas pero el mundo parece conspirar en tu contra?
Su voz salió tan simple, hasta creí que imagine que hablo, era mas como si susurrara o hablará para si mismo. Me tomo el tiempo para ver su expresión, espera a que le responda, es la señal para que mi boca se mueva.
—Sí, muchas veces. Hoy en día, se que el mundo conspira en mi contra— respondo con la misma simpleza. Podría responder de otra forma, pero es Jungkook, él sabe asimilar las palabras de un adulto.
Entrecierra los ojos en cámara lenta, notó su expresión hablandarse aún más, algo se siente muy nostálgico entre nosotros y apresuro a sonreír.
—Pero la vida tiene más color si el mundo se interpone, te obliga a no ser de un solo color.
Eso lo entendí a la perfección, no cuando Seol me dejo, ni cuando quedé nuevamente desamparada después de la muerte de la abuela, fue cuando conocí a Yoongi, él podía ser rojo y después saltar a un pálido gris, luego ser blanco paz y pasar a ser un tono negro que se sentía distante. Él era todo el arcoiris y me deje maravillar por sus tonalidades.
Te estabas demorando en aparecer, Yoongi.
Cierto, sigo en ese círculo vicioso, pasando una y otra vez por su recuerdo.
—Siguiente pregunta— le indico.
Jungkook se remueve y se empuja un poco hacia adelante.
—¿Alguna vez te importó una mierda lo que pensarán los demás de ti?
Sabía que las preguntas de Jungkook serían diferentes, pero no tanto. Me encuentro sorprendida por segunda vez. Miró hacia la pared por encima de su hombro trayendo mis recuerdos
—Creo que mi vida se ha tratado de eso hasta ahora. He tomado decisiones que para algunos no eran las indicadas, pero seguía mis instintos. Claro, no siempre acierto, pero no me quejo mucho.
Si, como el disparate de entregarte a un idol que sólo quería un poco de distracción.
Si, como eso.
Él asiente como si hubiese confirmado algo. No sé porque, pero empiezo a sentirme incómoda con sus expresiones, no me había pasado, me da la impresión de que algo se trae entre manos, haciéndome recordar que él es una caja de sorpresas y nunca se sabe que pueda suceder.
Con mi mente alerta a cualquier cambio de actitud de su parte, sonrió y muerdo mis labios.
—Última pregunta, Jungkook.
Entonces sus ojos negros brillan, su sonrisa desaparece, su cuerpo se tensa, notó su barbilla tensarse, sus hombros suben y bajan despacio, pasa saliva y se muerde la esquina del labio. Esta es la primera vez que lo veo tan de cerca, que puedo ver cada detalle y que hace que me ponga realmente nerviosa. Justo en este momento me estoy arrepentiendo de escuchar su última pregunta. No se lo que me va a preguntar pero si se que se trata de algo mas serio.
—Sora... — su labio inferior brilla por la saliva. Nunca me he negado que el menor de BTS, es todo un bombón, justo lo confirma en este momento.
—Jungkook— digo insitando a que continúe.
—¿Puedes verme como un hombre?
Sabía que no debí abrir mi bocota, quería golpearme por empujarlo a que preguntará rápido.
¿Qué si puedo verlo como un hombre?
Bueno eso no es difícil, es decir Jungkook tiene todo lo que una chica podría desear, buen cuerpo, buen sentido del humor, es amable, no se si romántico pero si se que es dulce, según él cocina un exquisito ramen, siempre quiere avanzar, le gusta tratar a las chicas con respeto y no lo verás enojado así tengas la culpa de su enojo, hace berriches como niño chiquito y siempre te sacara una sonrisa. Es puro, noble, dulce y para adornar la situación es guapo.
Soy consciente de eso, sin embargo, a través de mis ojos, es una criatura a la que se debe cuidar y proteger, es tan frágil, tan delicado, no quisiera que se lastimara, menos por mi culpa. Por que aunque quisiera, aunque deseara que mi corazón aceptase a este bello hombre, las cadenas que puso Yoongi para apoderarse de el, son indestructibles y es algo con lo que luchó todos los días.
Sus pupilas llaman a las mías en un intento desesperado de llamar mi atención, desea escuchar la respuesta, necesita saberlo. No quiero lastimarlo, no quiero que se sienta herido por mi culpa. Si tuviera el poder de ponerme otro corazón para darselo a Jungkook, pero no era así, eso no sucedería.
Tome sus manos pillandolo desprevenido, se contrajo un poco y sonrió con algo de tristeza entre sus labios.
—Jungkook, desde el día en el cine deje de verte como un niño— sus ojos se abrieron sorprendido.—Mira, es difícil de explicar, sólo te diré que ya no te veo como el menor de los ocho— no mentía, por eso trace una línea imaginaria para que él no se atreviera a nada más. Fue inteligente, supo interpretar mis acciones y entendió lo que yo quería, y se cuanto debe estarle costando.
—Porque siento que hay un pero— sus manos se vuelven puños entre las mias.
—Pero no te veo como el hombre que tu quieres que vea— no me odies Jungkook.
—Lo sé.
Haber, ¿qué esta pasando aquí? ¿Cómo que ya lo sabía? ¿Entonces para que hacer esto más dramático de lo que es? ¿Es un fanático a la tragedia y el drama?
Mi confusión lo hace reaccionar, sonríe nervioso dejando ver sus dientes frontales, debería ser un pecado verlo sonreír así. A veces siento que mi lado fan no logra controlarse con él.
—Sé que aún no me ves como el hombre que puede sostener tu mano, que te protegerá del mundo y que deseas ver cada mañana al despertar— debo pestañear para asimilar sus palabras, le escucho atenta, igual no tengo como intervenir. —Todo eso lo sé, como también se que puedo serlo, sólo necesito una oportunidad para demostrarlo, igual que cuando era trainer, no descanse un día hasta lograr subirme al escenario y mostrar que merecía estar ahí de pie, cantando y mostrando mi talento.
¡Dios dame un puto descanso! Es una declaración mucho más directa, una que esperaba de otra persona, una que deseaba de alguien más, ¿cómo puede la vida jugar así conmigo?
Muerdo mi mejilla por dentro, no se que responderle, o como actuar en este momento, no estaba lista para algo así... Bueno, quizás si, pero no lo esperaba de él.
—Jungkook... yo... verás...
Mientras trato de armar alguna frase coherente, él se impulsa hacía adelante y deja un beso sonoro en mi mejilla, dejándome en stop, detuvo todo mi funcionamiento motor, no pude hacer otra cosa más que verlo y parpadear.
—Trabajaré duro para que tus ojos brillen por mi y que veas el hombre que puedo ser para ti— su voz suena tan convincente y segura, que me cuesta refutarle.
No es como si pudieras decir algo ahora ¿no?
Cierto. No puedo formar una palabra sin correr el riesgo de tartamudear. Es que Jungkook no pide algo sencillo, él habla a futuro, un futuro que cree porder darme, un futuro que deseaba e idealizada con alguien más, uno que prometía ser complicado e imperfecto que estaría lleno de buenos y malos días, pero que a la final serían parte de nosotros. Uno que Yoongi pensó era algo ridículo y fantasioso y que este hombre unos años menor que él, se siente con la capacidad de poder cumplir.
Hay que ver como es de despiadado el destino, como sus hilos se entrelazan llegando a ser la escalera al cielo o la cuerda para colgarse, dependiendo de la persona. A mi me había tocado la cuerda, pese a que antes veía una escalera firme y fuerte.
—Bien— ante mi nula reacción, excepto por mis ojos que siguen sus movimientos, se pone de pie y se acomoda la chaqueta que lo hace ver como vagabundo, tiene rotos por todas partes. —Es hora de regresar— asiento.
No se si sus ojos se engancharon en los míos o son los míos los que no quieren separarse de él. Necesito moverme o hacer algo para no dejarlo ir así, pero nada funciona y solo lo veo sonreír.
—¿Vamos?— pregunta divertido.
Siento el calor en mis mejillas y es la alerta para que mi cuerpo reaccione.
—¿A donde?
Jungkook sonríe con suficiencia y dobla su cuerpo para verme de frente.
—Quisiera decirte que al fin del mundo, pero debo cumplir con una agenda, así que por ahora será sólo a la salida de la cafetería.
Que bien, su voz había sonado insitadora. Mis nervios se habían disparado como mi pulso cuando hizo un sonido entre su mejilla y sus dientes y me guiño. En serio debería ser un pecado verlo actuar así.
Obligue a mi cuerpo a moverse cuando escuché que él abría la puerta de la sala. Al tiro me puse de pie y salí primero que él, tome las llaves de la cafetería y fui a la puerta, gire la perilla pero la puerta no de abría, empuje hacia afuera una y otra vez pero esta no se abria.
¡Perfecto! Lo que me faltaba. ¿algo más, Dios? ¿No te apetece mandar a llover, de casualidad?
—Sora— le escucho detrás de mi.
Mi afan por abrir la puerta no me permite prestarle atención, solo quiero salir cuál claustrofóbico luego de saber que está encerrado.
—¡Maldita puerta del demonio!— empujó de nuevo y nada sucede.
—Sora— escucharlo decir mi nombre solo complica la situación. —Ey, Sora...
—¡¿Que, Jungkook, que?!— me giró histérica.
Retrocede un paso y parpadea, debió asustarse por mi reacción. Levanta el índice y señala por encima de mi hombro.
—Se abre hacía adentro— suelta.
Este es un buen momento para que la tierra se abra, me trague y me escupa en Madagascar o en una isla desierta, donde él no vaya a encontrarme.
Aprieto los labios siendo consciente de que debo estar tan roja como el tomate, giro en mis pies para tirar de la puerta hacia adentro y verla abrirse sin problemas.
Había quedado como una histérica, que no controla sus emociones y que nerviosa puede hacer estupideces.
Salí sintiendo sus pasos tras de mí, él cerró la puerta. La madrugada era oscura, no obstante pude ver su sonrisa, se estaba divirtiendo a mis costillas.
No quería pasar otra vergüenza frente a él, me limite a poner la seguridad de la cafetería, me asegure que todo estuviera listo y me di la vuelta para despedirme.
—Me gusto verte hoy... ehmmm... descansa y hablamos después— moví mi mano en lo alto y emprendi mi huida, no sin antes escucharlo reír bajito.
—Descansa, Sora— dijo apenas acelere el paso.
No mire atrás porque me sentenciaria a mi misma, cruce la calle perdiéndome de su alcance, me picaba el cuello de imaginar que se había quedado viéndome desde la cafetería. Mi ritmo de descontrolo y cuando llegue a la intersección de las calles, me permiti tomar aire y llenar mis pulmones.
Las acciones del Jungkook hombre, me habían pillado desprevenida, no estaba preparada para su ataque y el supo aprovecharse de eso. Le hace honor a su apodo de hacer todo lo que se propone.
—Debemos tener cuidado— digo y golpeo mi pecho.
Me pongo en marcha. Después pensare en lo que paso, cuando éste a salvo en el apartamento.
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Después de un siglo sin publicar, de todo este tema de cuarentena y de corregirme 500 veces. Les traigo la actualización, dulce y cruel de Away.
Se que la estaban esperando con "ansias" locas jajajaja si... claro.
En fin, publicaré los capítulos que tengo listos. Sobre la otra historia tomará su tiempo pero saldrá.
Escogere un dia para leer y responder comentarios de las historias publicadas. Estoy agradecida con ustedes por dedicar tiempo a mis historias.
Los leo pronto. Cuidense mucho es la mejor forma de cuidar a los demás.
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