«Sangre de Fuego».
Su instinto le había servido de farol durante una década, siempre había acertado, era consciente de que el anciano que los había guiado tenía otras intenciones, y así era.
Un árbol mágico, si se lo hubiesen dicho antes de entrar en la Yuei, no creería nada, pese a ello, su mente se había abierto ampliamente, observó al anciano, sus ojos granates brillaban como un rubíe, tenuamente envejecido.
—¿Por qué es tan importante que entre en el interior de ese árbol?—el hombre pareció sopesar responderle, pero finalmente asintió.
—Joven—su voz era menos ruda ahora—este es el árbol familiar de los Izanagi.
Tora lo miró con sorpresa, ella le había dicho a su sensei que no quería pensar que era el centro del universo, pero todas sus acciones estaban movidas por un hilo mayor que la conducían siempre a sus raíces.
—Tu padre superó esta prueba hace más de tres décadas.
—¿Papá?—el anciano asintió.
—Sin embargo—el hombre se veía recitente—hay algo nuevo.
—¿De qué se trata?—Tora se acercó a él, curiosa por la nueva información. El anciano giró sus ojos hacia ella.
—No puedo garantizarte que saldrás con vida de ese lugar—ella alzó una ceja—después de todo ya hay más de treinta años que nadie se adentra a resucitar el árbol, seguramente el núcleo se haya olvidado a quien debe servir.
—¿Nucleo?
—El árbol tiene una sola misión, llenar de vida está tierra y servir a los Izanagi, con los que tiene una deuda eterna, si no fuese por ello, este pueblo no existiría.
—Usted dice—Tora miró a su sensei—¿que este árbol tiene voluntad propia?—el hombre de menor estatura asintió.
—¿Cómo puede ser eso posible?—Tora estaba realmente extasiada con la historia, siempre había sido alguien muy curiosa.
—Digamos que este árbol fue humano una vez.—profesora y alumna se sorprendieron ante ese descubrimiento.
—Entonces... —Tora fue interrumpida por el líder de la aldea, esta fue golpeada ligeramente con su bastón.
—Abriré el camino jovencita. —ella refunfuñó de malas formas.
—Está bien.
—¿Sin más? —el viejo la miró descolocado—¿no iinsistirás?
—Bueno, usted dice que debo cumplir con la prueba, supongo que las preguntas serán respondidas si entro.
—Acabo de decirte, que puede que mueras.—él parecía menos calmado ahora, Tora le sonrió entre dientes.
—¡No moriré!
El de cabello gris tuvo un recuerdo lejano, un joven algo más alto que ella, de cabellos rojizos, su sonrisa brillaba en aquel día, tanto como la de la joven en frente de él. Sus ojos brillaron al mirar el rostro de la muchacha.
—¡No esté triste!—él quiso reclamarle—¡Volveré pronto, ojii-chan!—cuando finalmente dijo eso, la vara brilló sin consentimiento abriendo el pasaje, para que la joven se adentrase en el árbol.
—Le dije que ella era suspicaz, Isamu-san.
—Su apariencia es igual a la de su madre—él comenzó a hablar—pero esa forma de hablar, su sonrisa, me recuerda a Nagi.
—No por nada es hija de ambos.
—Sí, así es, si es ella... —miró con nostalgia el árbol—puede que lo logre, tengo un buen presentimiento con la pequeña tigre.
Tora nunca se había sentido tan extraña, no veía nada, era como estar ciega por primera vez en tu vida, y eso le preocupó en gran medida.
No podía sentir el aire a su alrededor como lo venía haciendo desde niña. Sentía mucho frío, esa sensación, empezó a convertirse en miedo.
La oscuridad, era gélida y solitaria.
Pensó en su padre, ¿él también había estado en la misma situación?
Entonces, recordó las calles, la lluvia que calaba sus huesos. Como las nubes grises tapaban el cielo que tanto le gustaba surcar, recordó la primera vez que estuvo en la calle, bajo un torrencial, el día que su madre la desechó.
¿Quién hubiese imaginado que realmente que su madre nunca la había odiado?
Goro, su abuelo, él había sido el causante de todo el sufrimiento de su familia.
Pero, si todo eso no hubiese sucedido, ¿ella existiría?
—¿Tienes miedo, no es así?—una dulce voz, arrulló el oído de Tora, parecía provenir de una mujer, aunque muy joven, pero la oscuridad seguía alrededor de ella—¿Sigue habiendo oscuridad?
Ella quiso decir que "sí", pero su voz no salió.
—Debes concentrarte, recupera tus sentidos.
¿Como lo haría? ¡Tan siquiera podía sentir sus miembros!
—Concéntrate en ellos, uno por uno, hasta que finalmente todos se encuentren.
Tora asintió mentalmente, ella se concentró en la punta de sus pies, iría de abajo a arriba. Lentamente, una energía similar al entumecimiento provocó un ligero alivio en ella.
—Eso es, piensa en una gran fiesta, recibe a los invitados y haz que se sientan cómodos.
Recibió la energía de sus pies, después sus piernas, abdomen, hasta llegar a los brazos, cuando finalmente sintió que sus miembros respondían, quiso llevar esa energía a la cabeza.
—Tu naciste con un gran sentido de la percepción del aire, lo usaste desde niña, los poros de tu piel lo registraron y desde entonces, comenzaste a usar tu mente para amplificar esas sensaciones.
Era cierto, así lo había hecho, de una forma tan natural como respirar.
—Ahora, debes ir más allá, agudizar tu oído, tu punto ciego visual, tu olfato y tu gusto.
No entendía el porqué, saborear el aire, escuchar la brisa o poder ver el viento, eso eran cosas extravagantes.
—Nadie puede entregarte esas habilidades, debes tomarlas por ti misma.
Tora comenzó a ponerse nerviosa.
—No temas—la pelirosa se guió por sus palabras—piensa en tu sabor, olor y imagen favoritas.
Escogió el sabor del Dulce, no importa cual, ella los amaba en gran medida, después tomó el olor de las lavandas, por último, recordó la sonrisa de Shoto, nunca había atesorado tanto la imagen de una persona sonriendo como con el bicolor.
—Ya lo tienes, Tora.
Entonces, abrió los ojos sorprendiendose ante el lugar.
Lo que parecía ser un mausoleo se mostró ante ella, la muchacha se levantó y continuó caminando sin rumbo fijo, no veía nada que llamase su atención, hasta que pudo ver una habitación que emitía una luz roja, sin dudarlo se adentró en ella.
La habitación era redonda había fuego en las paredes, Tora no pudo deducir de donde se originaban, aunque nada en este lugar tendría sentido para ella, después de todo era una árbol mágico.
Una tabla se encontraba en el centro de la habitación de fuego, comenzó a sentir la calidez que emitía el fuego y se acercó con calma hacia la piedra.
"Aquí descansa el rugido de la bestia, bendecido será aquel que domine su llama".
—¿Qué diablos...?—musitó viendo el mensaje, entonces,unas pisadas se acercaron a ella, la muchacha miro de reojo a la gran sombra, cuando se tornó, pudo divisar un animal salvaje, su saliva viajaba a través de su boca, salpicando el suelo, mientras que su mirada rojiza la observaba con suma atención, ella tuvo que elevar su cuello para admirarlo, dado que su gran tamaño complicaba no hacerlo.
Era un León con cabello negro y ojos rojos, su gran pelaje era envidiable con cualquier otro animal, Tora enlazó el texto con la imagen, ahora entendía cual era la prueba.
Debía domar a ese León.
—Bien, lindo gatito, veamos de que eres capaz. —sonrió sagazmente, había peleado contra su tía, Suzume, nada le haría temblar ahora.
El animal no parecía estar intranquilo, sin embargo, repentinamente soltó un zarpazo con su gran para hacia la hormiga Rosa, que era Tora.
Ella saltó hacia un lateral esquivando el ataque, varias veces emitió los mismos movimientos, hasta que el León aburrido de no atrapar a su presa, abrió la boca emitiendo un gran rugido, lo que provocó que los oídos de Tora pitasen.
—"Son ultrasonidos".
El chirriante ruido le impedía no taparse los oídos, incluso se sintió mareada tras la larga duración del mismo perdiendo estabilidad. Hasta que el León soltó un zarpazo, esta lo esquivo levemente y salió herida, su hombro derecho comenzó a sangrar.
—¡Mierda!—ella lo miró entre cerrando los ojos—eso no fue lindo, gatito.
—"Detrás de la cascada de fuego. "—la voz de la joven resonó en su mente de nuevo, Tora se sorprendió durante un breve segundo, comenzó a mirar a su alrededor.
¿Esa zumbada quería que se metiese en una cascada de fuego?
—"Tu cuerpo tiene resistencia al fuego".
—¡Pero eso no quiere decir que no me pueda quemar maldita loca!
—"Por favor, confía en mí".
Y muy a su pesar, tuvo que hacerlo, dió una voltereta en suelo aprovechando el cansancio del León, aunque esté comenzó a perseguirla cuando se dirigió hacia la gran pared.
—"Estira tu brazo y tomala".
—¡¿Tomar el qué?!
—"Su látigo".
¿Eh? ¿Látigo?
Tora se detuvo.
—¡¿Quieres que lo azote?!
—"¿Tienes una idea mejor? "—ella lo pensó, pero no, fusta era lo que había, fusta le daría.
—Lo siento, Leon-san. —su brazo se extendió en el fuego, sorprendentemente no sintió dolor, tomó algo robusto y lo extrajo de la cascada, fue entonces cuando reconoció el instrumento y azotó el suelo.
El León se detuvo de lleno, incluso pudo notar como temblaba ligeramente, Tora comenzó a caminar hasta el punto en el que su pelaje se conectó con la mano derecha de la joven.
—"¿Por qué no lo azoteas? "
—¿Eso es lo que querías?—Tora le preguntó mirando al León, el cual ya no parecía tener esa maliciosa morada en él—este animal pudo matarme en cuestión de segundos y no lo hizo.
—"Eres extraña".
—No tanto como ustedes—ella río levemente al ver cómo el León se convertía en un manso gatito, parecía gustarle los cariños de la pelirosa—¿cual es tu nombre, pequeño?
—"No es para nada pequeño".
—Lo que sea, ¿te pongo un nombre?—el animal la miró con un brillo en sus ojos—Noel.
—"¿Porqué le das un nombre? "
—Necesita uno, después de todo, ¿como sabrá que lo llamas?
El León comenzó a brillar, el tacto aterciopelado desapareció, para volverse robusto, una gran Gema Roja en forma circular apareció en la mano derecha de Tora.
—¿Como?
—"Felicidades, has completado la primera fase".
—¿Primera? —¿eso significaba que tenía que seguir haciendo más pruebas?
—"Ese León se encargaba de proteger este lugar, él obedeció fielmente todos estés años."
—Noel debió de sentirse muy solo.—Tora miró con tristeza la Gema.
—"Ya no lo estará, tu le diste un nombre".
Tora lo analizó con serenidad, ¿si lo hubiese azotado con aquel látigo, que habría pasado?
Una intensa luz comenzó a brillar a su alrededor, tomando la sala, entre ella, a la muchacha. Tora emitió un pequeño gritó sorprendida, cuando la luz dejó de cegarla, llevó su brazo hacia abajo y pudo ver un camino en la blanca estancia.
Comenzó a caminar hasta ver al final del pasillo lo que parecía, nuevamente, otra puerta, esta vez como si de un cuadro se tratase, mostrando un paisaje verde y colorido.
La muchacha se adentró para así, encontrarse en el nuevo paisaje.
Todo parecía normal, eso le hacía sospechar, recordó esas veces donde Katsuki le ofrecía un caramelo a Reina y este se lo comía a continuación.
Seguramente, si él estuviese aquí, le hubiese gritado a León y lo patearía, o si se encontrase en este prado, comenzaría a gritar y emitir palabras mal sonantes como: ¡¡Interlocutora de mierda dime como salir de este jodido campo!!
Tora comenzó a reír, recordando a su amigo.
—"Pareces feliz".
La pelirosa ya no se sorprendía ante la dulce voz y sonrió.
—Recordé a un amigo.
—"¿Bakugō Katsuki?"—Tora detuvo su caminar, eso si la ponía a la defensiva—"pensé que lo habías rechazado".
—¿Co-como sabes...?—Tora comenzó a ponerse nerviosa.
—"Constantemente deseaste saber la razón por la cual tu familia te rechazó, la sociedad de héroes o tus conocidos"—Tora miró a su alrededor, no parecía la misma voz, incluso si sonaba igual—"¿qué se siente al rechazar a alguien Tora? "
—¡¿Quién eres?! — ella vió como el cielo comenzó a oscurecerse.
—"No te importó cuando Todoroki Shoto aceptó tu invitación".
—¡Callate de una vez!—Tora comenzó a correr cuando el suelo se agrietó en sus pies—¡¿Qué sabes tu de mí?!
—"Lo sé todo sobre los Hayashi, he visto cada uno de los recuerdos de los herederos de la llama".
Tora logró llegar al bosque lleno de bruma, la cual había aparecido por la bajada de temperatura. Ni una pizca de sol circulaba en el lugar.
—¿Qué quieres de mí?
—"Llevaba décadas sin ver a un Hayashi, y traen a una niñita asustada".
—¡No te tengo miedo, idiota!
—"Sientes tanto temor, como cuando buscabas a tu padre con ese conejito de felpa después de tener una pesadilla".
Tora detuvo sus pasos, ahora si estaba asustada, ¿qué diablos era esa voz? ¿Cómo podía saber eso?
—"Dime pequeña, ¿Qué es lo que quieres conseguir en este lugar? "
—No sé a que te refieres—masculló—solo quiero superar estas pruebas.
—"¿Solo porqué tu padre y ese viejo te guiaron hasta aquí? ¿Es por eso que arriesgas tu vida? "
—¿Arriesgar mí vida?—ella miró al cielo, sin saber a donde dirigir su mirada.
—"Tuviste suerte en la prueba del León, solo porque esa chiquilla, Nemea es muy suave con las personas como tú".
—¿Nemea?—él debía estar hablando de la voz que la ayudó—¿a qué te refieres como personas como yo?
—"El tipo de persona que solo tiene aire en la cabeza, se adentran al peligro sin lógica alguna y piensan que huir de las peleas les servirá ante cualquier circunstancia".
—Oi—ella se molestó, se irritó de gran manera al escucharlo—¿Quién te crees que eres?
—"Soy el dueño de este jardín, Atlas".
—¡Me importa una mierda tu nombre! —exclamó molesta—¡¿Por qué sueltas todas esas cosas sobre mí?!
—"Este es el jardín del recuerdo, aquí se obtienen todas las memorias de los Hayashi que se han adentrado en el gran árbol".
Tora observó a su alrededor, la gran bruma no le dejaba ver en la lejanía, sin embargo, tendría que avanzar si quería salir de ese maldito jardín.
—"¿Por qué no regresas, humana? "—se burló—"Aún estás a tiempo de volver con tus amigos".
—Eso es mentira.
—"¿Como has dicho? "
—Oji-chan lo dijo, que no podía garantizar que regresase.
—"El viejo Isamu te dijo eso... "
—Yo no daré marcha atrás, no importa cuanto intentes manipular mí mente con la ayuda de mis recuerdos.
—"¿Ah, sí? "
—Sí—afirmó con dureza—después de todo, los recuerdos son sólo recuerdos.
—"No infravalores el poder de los recuerdos muchacha".
Tora siguió caminando durante lo que parecían ser horas, sin embargo, nada había distorsionado el místico y lúgubre paisaje. ¿Cuál era la prueba? ¿Qué es lo que tenía que hacer para completarla? Nada le venía a la mente, solía encontrar fácil solución a las cosas, pero este lugar no le daba tiempo para pensar sosegadamente.
Se sentía nerviosa ante las palabras de ese tipo, había cedido levemente en su cabeza por sus palabras. Sabía que había lloriqueando toda su vida por el rechazo de aquellos a los que amaba, seguía sintiendo culpa tras haber Tratado de esa forma a su amigo rubio, nunca pudo tomar una conversación adecuada con él, aunque sabia que no le guardaba rencores.
Pero tenía miedo.
Miedo al rechazo, todos sabían que Tora no había aceptado sus sentimientos, que en cambio, dirigía todo ese afecto al bicolor, y ella quería pensar que por su lado también era así, pese a ello, luego estaba Reika. Siempre supo que su amiga tenía un tipo de admiración hacia ella, pero su cuerpo se heló al descubrir que esa admiración realmente eran sentimientos románticos.
No creía que amar a otra mujer estaba mal, o si eras un hombre amar a otro. Después de todo, era amor, ¿no?
¿Porqué la gente se dañaría al ver la representación del amor? No, realmente a ella no le importaba eso, nunca se había sentido atraída hacia su mismo sexo, sin duda, podía admirar la belleza de algunas mujeres, pero nunca se sintió atraída por el cuerpo de otra.
Sin embargo, sabía que Reika sí.
Lo supo cuando ella comenzó a mirarla constantemente, mientras leían, estudiaban o comían, incluso cuando dormía y entrenaba, pero sobre todo cuando se bañaba.
El cuerpo de Tora siempre había estado algo más desarrollado que el de Reika, a pesar de haber sufrido un período corto de desnutrición, cuando fueron acogidas por su "hermana mayor", la chicas habían retomado un peso adecuado para su edad, incluso si era gracias al hurto.
Ellas solían lavarse en unos baños termales de la ciudad, la dueña era una adorable anciana que les permitía asearse por un módico precio. No quería recordar como obtenían esas pocas monedas para darse un baño semanal.
Cuando lo hacían, Reika la perseguía con la idea de lavar su cabello, lavar su espalda e incluso apegarse a ella en la gran bañera.
Incluso si Tora le decía que había espacio suficiente, su amiga levemente sonrojada y con una feliz sonrisa se sostenía de su brazo.
Pero confirmó su teoría, cuando cierta noche, Reika intentó besarla mientras dormía.
No había sucedido, dado que ella parecía arrepentida ante el intento de contacto, pero sabía que ella quería hacerlo, Tora continuó haciéndose la dormida, nunca más volvió a suceder, pero eso la marco el resto de su convivencia juntas.
Porque no quería rechazarla y hacerle daño a la única amiga que había tenido en la vida.
Porque ella realmente atesoraba a su amiga, incluso si los demás la viesen con malos ojos, ella siempre sería su mejor amiga.
Tora se detuvo al ver un gran árbol, este parecía resplandecer en la lejanía, sin duda, era por aquellas manzanas doradas.
—Esto es increíble. —no quería correr de forma efusiva ante la impresión de ver una fruta de color dorado, pero su curiosidad latente, luchaba contra su intento de parecer madura.
—"Esta es tu prueba, niña Hayashi".
—Oh, pensé que habías ido a tomar tu té de la mañana.
—"Tienes la misma gracia que tu padre"—él hizo un breve silencio—"la cual es ninguna".
Tora rodó sus ojos y los volvió a enfocar en los frutos, para caminar hacia el árbol.
—¿Y bien?—ella posó su mano en el árbol y miró hacia arriba—¿cuál es la prueba?
—"Escoge un fruto".
—¿En serio? —miró recelosa—mi prueba es coger una manzana.
—"Sólo toma una garrapata".
—¡¿A quién llamas garrapata, doblador mediocre?!
—"Es por eso que no me gustan los niños".
Ella refunfuñó un poco más, hasta que se calmó. Finalmente, escogió uno de los fruto más lejanos, usando un breve azote de aire para hacer caer la manzana en su mano. Cuando la sostuvo se dio cuenta de que parecía todavía más brillante.
—¿Y ahora qué viejo?—miró confusa al cielo, cuando no escuchó respuesta, pero sus oídos se pusieron alerta al escuchar un cascabel.
—"¿Qué es ese sonido? "—Tora miró a su alrededor, sintió una fuerte presencia y como la presión de aire llegaba a su pecho.
Un siseo resonó entre los árboles, hasta que una cola de gran tamaño con un cascabel en la punta intentó aplastarla.
—¡Ya basta con los bichos mutantes! —lloriqueó mientras comenzó a correr huyendo de la serpiente la cual parecía tener unas incontrolables ganas de comerla.
La serpiente rectaba con gran velocidad, tanta que Tora sintió que sus pulmones comenzaban a rescatar aire que no disponía.
—"La presión del aire aumentó"—ella quiso chasquear la lengua pero no pudo. Revisó a su alrededor buscando un atajo, pero no encontró nada.
Tropezó brevemente a causa de una rama provocando un leve raspón en su rodilla, fue entonces, cuando escuchó una campana, un sonido totalmente diferente al de la serpiente de cascabel.
Siguió el sonido de la campana hasta que encontró lo que parecía una cueva, se adentró en ella, lo suficiente como para poder esconderse detrás de una roca y reposar, para regresar el aire faltante.
—"Este aire, no me permite ni hablar en voz alta".
—"Tora".
La pelirosa se sorprendió al escuchar nuevamente la voz de la joven.
—"¿Nemea? "
—"Por fin puedo hablar contigo, ¿estás bien? "
—"Más o menos, ¿por qué no podía hablar contigo? "
—"Atlas no me lo permitía".
Tora suspiró, sintiendo como recuperaba algo de aire, y alivio por escuchar la voz de Nemea.
—"Él dijo que mi prueba era esta"—alzó la manzana dorada mientras la miraba—"¿qué debo hacer con una fruta? "
—"La serpiente es el guardián del jardín de los recuerdos, en el interior de esas manzanas se hallan recuerdos de los Hayashi".
—"¿Dentro?"—Tora miró con extrañeza la manzana, la observó con detenimiento hasta que vió un nombre—"dice, Kanae".
—"Debes morder la manzana para poder revivir el recuerdo".
Ella confío en su guía, mordiendo el fruto, en cuanto la saboreó, pudo notar una gran dulzura, cuando se dio cuenta sus ojos se cerraron, para después abrirse ante el agradable olor que la despertó en lo que parecía ser un sueño, aunque en realidad, se encontraba en el recuerdo de una persona.
Cuando sus manos tocaron el suelo, pudo darse cuenta que no tenía la manzana y que se encontraba recostada en un suelo de madera, alzó su mirada viendo que la estancia era un mítico hogar japonés.
Se levantó, después se dirigió al pasillo, y cuando lo hizo se encontró con un hermoso jardín Zen, ella revisó una vez más para salir de la habitación, solo pudo escuchar el sonido de los pájaros y el arrullo del agua, comenzó a caminar hasta que escuchó una voz firme y madura.
—Debes retirar tu calzado en el interior de la casa.
Se giró nerviosa al ver a lo que pensó, que sería la mujer más hermosa que pudiese haber conocido.
Su cabello rubio como el oro, este era largo y lacio, iba acorde con su flequillo recto y sus ojos eran de un color magenta intenso, rasgados y afilados, su piel era blanca como una perla, pero favorecedora en su persona. Era alta y esbelta, tan alta como su padre, sin duda era hermosa.
¡Una belleza!
—Disculpe.—no pudo evitarlo, incluso si nada de eso tuviese sentido, creía que era necesario, su imponente presencia la estremeció.
—Cuando retires tus zapatos, sígueme. —la mujer la miró de soslayo y comenzó a caminar hacia el lado contrario, Tora obedeció, retirando sus zapatillas, y la siguió rápidamente.
Cuando le tomó el paso la mujer se dirigió hacia la parte interior de la casa, en donde un gran árbol reposaba, este tenía unas hermosas flores rosas.
—Flor de cerezo...
—Este es el árbol familiar. —explicó ella, Tora asintió, estaban a una distancia cercana a aquella majestuosidad, sus pies todavía tocaban el cálido suelo de madera, el sol hacia brillar con intensidad las flores.
—Dígame—Tora la miró aún sosteniendo sus zapatos, la mujer se sentó gracilmente mirando el árbol—¿quién es usted?
—Toma asiento, Tora.
Eso la sorprendió nuevamente, pero duró poco ya que al ver los orbes magenta de aquella mujer, no pudo evitar obedecer.
—Tuviste un largo viaje—ella asintió, la dama tenía esa expresión seria en su rostro—ha sido difícil para ti, convertirte en lo que eres ahora.
—Usted habla como si me conociese. —le indicó, aunque no arrogante, la rubia asintió.
—Todo este tiempo, he Estado observando a los Hayashi.—Tora se fijó en el químico de la mujer era completamente negro.
—¿Usted es una Hayashi?—la rubia asintió.
—Mi nombre es Kanae, Hayashi Kanae.
—Kanae-san, ¿por qué estoy aquí?
—Tu escogiste mi manzana.—Tora lo recordó y dió un leve respingo.
—¡Su nombre estaba escrito en ella!
— Así es—Kanae la miró neutral—entre todos esos recuerdos tu tomaste el mío.
—Kanae-san—Tora dirigió su postura hacia ella, todavía sentada sobre sus piernas—¡ayudeme, por favor!
La mujer la observó con detenimiento, pudo ver el brillo en sus ojos, sus orbes magenta parecían arder como el fuego. Ella tenía una imponente mirada.
—Tora—ella se giró hacia ella y acarició su rostro—yo no puedo hacer nada por tí, sin embargo, tu sí.
—¿A qué se refiere? —preguntó más tranquila.
—Ambas formamos parte del mismo árbol, cuando te miro, puedo verme a mí misma en mí juventud.
Ella parecía bastante joven ante Tora.
¿Por qué hablaba de esa forma?
—Los usuarios de fuego en nuestra familia son escasos. Tu eres una de ellos, tu poder debe crecer, por eso estás aquí.
—Lo sé, es por eso que oji-chan me enseñó el árbol—la pelirosa observó el suelo—pero si no logro vencer a esa serpiente no podré irme.
—Has tenido experiencias más duras que el enfrentarte a una bestia de ese calibre.
—¡No es tan sencillo!—replicó—¡Cuando corro en ese jardín, no puedo respirar bien! ¡Me costó un mundo huir de ese bicho, si no fuese por Nemea...!
Kanae la abrazó con fuerzas, su aroma se le hizo familiar, olía a incienso, a ceniza, pero también olía al sol, el cálido sol de primavera.
Por alguna razón, Tora no pudo evitar llorar, era como si volviese a encontrarse con una persona que no había visto en un largo tiempo.
Se sentía fuertemente conectada a Kanae. La misma comenzó a acariciar su cabello corto con suavidad, la misma que había usado su madre cuando le contaba un cuento.
Ella se sentía como una madre.
—Has sufrido mucho Tora—ella intentó reprimir el llanto, con cada caricia más difícil era—confías fielmente en los demás, querías que tu padre te reconociese al venir aquí, ¿no es cierto? —Tora sostuvo el obi de la mujer con fuerza—Es realmente duro buscar la sombra de otra persona, todos esperaban que tu fueses como tu padre.
Tora emitió un llanto.
—¡So-solo quiero que regrese!—Kanae miró al frente con tristeza—¡Siempre esperé a que regresara por mí!
Tora se sintió abrumada, sintió como toda su ira volaba realmente lejos a través de sus lágrimas.
—¡¿Por qué no vino?! —vociferó—¡¡Mamá lo necesitaba, Shiori y también Ai!!—ella arrugó con sus dedos la tela de la mujer, pero la rubia nunca detuvo sus caricias—¡¡Yo lo necesitaba!!
—Sé que lo haces.
—¿Por qué? —emitió más suavemente —¿por qué tengo que pelear contra esas bestias?—¿por qué no otra persona?
—Tora—la menor miró desde su regazo a la mujer, esta tenía una suave sonrisa que no había podido ver antes—tu padre confío en tí.
Los ojos de la adolescente brillaron con intensidad al escuchar sus palabras.
—Izanagi confío que su hija pudiese hacer lo que él no podía. Él tiene grandes esperanzas en tí.
Tora se quedó sin voz al escuchar sus palabras, ¿era así? ¿No era tan sólo por su kosei?
—Izanagi confía en que tu tendrás la fortaleza para vencer cualquier dificultad, porque eres su preciado tesoro.
La pelirosa apretó sus labios.
—Kanae-san ¿usted cree que puedo vencer a esa horrible serpiente?
La mujer sonrió dulcemente mientras con su mano echaba hacia atrás el flequillo de la joven.
—Estoy segura, después de todo, tu llevas mí sangre, tu has nacido para ser el cielo del más hermoso atardecer.
Sus ojos magenta se conectaron con el de la más joven, está sentía que su corazón se calentaba, sentía que si esta mujer se lo decía, ella lograría cualquier cosa.
Porqué con tan solo vivir este breve momento, podía saber que Hayashi Kanae, era la mujer más increíble del mundo.
—Kanae-san—la contraria tarareo, la voz de Tora era más dulce ahora—nunca he conocido a alguien como usted.
—Yo tampoco, Tora.
Ambas se sonrieron mutuamente. Tora pudo escuchar unas alegres risas en la lejanía, por lo que se alzó suavemente de los brazos de la adulta.
—¿Ese sonido?
—Creo que podré lograrlo en esta ocasión.—Tora miró a la mujer, esta sonreía con suma tristeza al árbol.
—¿Kanae-san?
—Nuestra familia porta la sangre del fuego, eso puede ser una maldición, pero también una bendición. Tu padre lo sabía, sabía que tu habías heredado ese espíritu, que algún día llegarías a este lugar.
—¿Él lo sabía?
—Tu padre nunca os abandonó, porque un Hayashi—la miró de nuevo—nunca deja atrás a sus seres queridos.
—Kanae-san, ¿está bien que yo confíe en él?—la mujer sonrió.
—No importa lo que yo crea, sino lo que tu sientes—ella se alzó—yo no pude lograrlo Tora, pero sé que tu sí lo harás, enseñarás al mundo lo que es la verdadera paz.
—Kanae-san—Tora la abrazó—yo superaré la prueba, ayudaré a Nemea y a usted, haré que el árbol de los Hayashi reviva.
La rubia le devolvió el abrazo y asintió.
—Lo lograrás.
El cuerpo de Tora comenzó a brillar, ella se separó de la mujer y la miró con tristeza.
—¿Podré verla de nuevo?— la sonrisa de Kanae continuaba.
—Espero no verte en mucho tiempo, Tora.
—¡Kanae-san!
—Algún día volveremos a vernos, os presentaré.
Ella la miró confusa, mientras el brillo envolvía la gran casa.
—Dile a Nagi esto: Caerse siete veces, levantarse ocho.—Tora no comprendía sus palabras—Has escogido un buen nombre, Hestia—ella la miró sorprendida—esa mujer era grandiosa, pero no tanto como yo.—ella guiñó un ojo para después reír una serie de pequeñas luces hacían desaparecer a Kanae, la pelirosa comenzó a llorar—recuerda Tora, un Izanagi no abandona a sus seres queridos, nosotros llevamos la sangre del fuego.
Ella asintió.
—¡Lo recordaré!—entonces la luz la regresó a donde ya se encontraba.
—"¿Tora?"—la mencionada abrió los ojos.
—Lo siento Nemea, tuve una conversación con un familiar.
—"¡¿Ya puedes hablar?! "—la pelirosa comenzó a reír.
—Sí, lo siento por preocuparte.
—"¿Seguro que estás bien?"
—Sí, ya sé lo que debo hacer—ella se levantó mientras tomaba la pulsera dorada—¡voy hacer sopa de serpiente y salir de aquí! —Tora mostró una sonrisa entre dientes.
¡No más lamentaciones!
¡PLUS ULTRA!
POR FIN ESCRIBO UN CAPÍTULO, GRACIAS INSPIRACIÓN.
Llevaba un siglo sin escribir, me siento como si hubiese renacido.
Sé que tal vez, no os esperabais nada de esto, pero esto es así, el nuevo Aware y continuamos lectoras.
¡Gracias a los que seguís aquí apoyando esta historia!
Como siempre he hecho, aquí sigo escribiendo.
¡Espero vuestros comentarios con gran entusiasmo!
Os quiere, Kana-sensei.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top