«Pasado».
[▪▪▪]
La conversación había tomado un giro inesperado, Tora no sabía en que momento permitió que el símbolo de la paz -al que tanto odiaba- le hablase como alguien cercano. El hombre rubio con un aspecto de desnutrición, la observaba desde el otro lado del pequeño salón, Toshinori posó sus esqueléticas manos en los bordes de la ventana.
—Hayashi Izanagi, el héroe que se convirtió en convicto, un traidor.
Los labios rosados de Tora formaron un curva hacia abajo.
—Asi es, un héroe traidor.
El silencio inundó la estancia, sólo se escuchaba el castañeo de los dientes de Tora, el rubio pudo notar que la joven usualmente hacía eso desde los acontecimientos de la liga de villanos, y eso le preocupaba, pensar que algún tipo de trauma había surgido a través de esa y cruel experiencia, lo atemorizaba. Aquella muchacha no necesitaba tener más situaciones horrible en su vida.
Durante las horas del día en su habitación completamente blanca, la joven dormida en aquellos momentos chocaba sus dientes una y otra vez en sus sueños, que seguramente, a pensamientos del rubio eran pesadillas. El hospital había sido frecuentado por todos sus compañeros, pero había varios sujetos que siempre hacían acto de presencia en la pequeña habitación. Aunque eso, no sería el secreto que el famoso héroe revelaría.
—Hayashi Izanagi era un héroe idolatrado por todos—comenzó a relatar la pelirosada mientras clavaba su mirada magenta en el suelo, su expresión no podía ser captada en esos momentos por el rubio, ya que su cabello ocultaba gran parte de su rostro—poseía una peculiaridad muy particular, existían varios quirk de elemento fuego, pero el suyo llamaba la atención de todos, etiquetando su poder como único.—relató como si de un cuento de hadas se tratara.
—Wildfire; le permite al usuario materializar y absorber fuego con el roce de su piel—habló Toshinori—existen limitaciones ya que su duración es de veinticinco minutos, se necesitan por lo menos cinco minutos para recuperar energía. Lo más peculiar de esa habilidad es el color azul que desprende.
La joven asintió, confirmando las palabras del héroe.
—Fuego fatuo como indica su descripción.—aclaró ella.
—Las noticias y la comunidad de héroes afirmaban haber encontrado pruebas que demostraban su culpabilidad.—añadió Toshinori, frunciendo el ceño.
—Mató a un héroe, secuestró a su hija y huyó, un cobarde.—la voz de Tora era fría y frágil, a pesar de hablar de su consanguíneo.
—Y tu creíste eso—dijo Toshinori observándola—es por ello que comenzaste a ver a los héroes como tus enemigos. Y a los yakuza, por el daño producido a tu pequeña hermana. ¿Me equivoco?
Ella no asintió, no negó, tampoco habló. Sólo mordía sus labios con fuerza, intentando reprimir el llanto, que parecía aproximarse con cada pálpito en su interior, aún así, ella se rompió, no pudo evitarlo, su fuerte coraza fue desprendida, ya no quedaba nada de aquella Tora, hija de las calles, sin embargo, ahora esa muchacha del pasado había regresado coexistiendo con la del presente.
Después de mucho tiempo mostró sus sentimientos, y para ironía suya, a la persona menos inesperada, el hombre que odiaba, el héroe que ante sus ojos era un falso ser desde hace mucho tiempo.
—Lo idolatraba—se escuchó un suspiro en mitad de su quebrada voz—al llegar de la escuela terminaba mis tareas, ayudaba a mi madre y esperaba sentada en la entrada a que él llegara, cuando esa persona aparecía todo lo malo del día se desvanecía. Él, mi padre, era mi héroe.—rompió en llanto, su pecho dolía, su garganta ardía, al igual que aquel fuego que pudo sentir en el pasado.
—Tora-shōjo...—musitó el rubio con tristeza.
—Siempre observé cada uno de sus gestos, recuerdo cada pequeña cosa de él, todo lo que me enseñó, todo lo que quería mostrarme, todo aquello que dijo que aprendería...—tragó su llanto—Y cuando él desapareció, toda la luz se desvaneció. Se fue junto a él, dejándome en una cruel oscuridad, una muy dolorosa, junto a esa mujer calculadora e injusta.
—¿Acaso...?—él no concluyó su pregunta, temeroso de la respuesta.
—Mi madre, mi progenitora, yo era el fruto de su unión, una unión que para ella y según su decisión no debía haberse echo realidad.
All Might se sentía algo impresionado por su testimonio, hacía tiempo atrás que perdiera a sus padres, a pesar de la soledad nunca supo lo que era el odio de una madre hacia sus hijos.
¿Cómo una madre podría odiar a su hija?
—Ella me odia, si su único deseo fuese cumplido, yo estaría bajo tierra. Por supuesto, desde que mi padre se volvió un traidor ella comenzó a aborrecer su persona. Mientras ella se dedicó todo el tiempo a maldecir a mi padre yo fui atacada por ella y la sociedad millares de veces, desde entonces los héroes estuvieron cargados de mentiras, de falsedad, desde entonces todos eran enemigos.
—Porque nadie la salvó cuando era una pequeña niña...—musitó All Might con tristeza, las lágrimas de la joven pelirosada cesaron, sus ojos se unieron con los del héroe.
Conectaron, por primera vez Tora se sentía comprendida por alguien, nunca y se había abierto con total o naturalidad a otra persona, ella comentó una pequeña parte de sus desgracias a Midoriya Izuku, pero... ¿Qué era eso comparado con su dolor escondido debido a la fuga de su progenitor?
El rubio se arrodilló en el suelo, ella amplió sus ojos sorprendida, se escuchó un gimoteo por parte del símbolo de la paz, por parte del hombre que se encontraba en frente a ella, bajo sus pies. Él gran símbolo de la paz bajando su cabeza ante una adolescente.
—Siento no haber sido el héroe que esperabas, siento no haber procesado un castigo ante tal acto de negligencia. No apoyé a la familia de mi preciado amigo Izanagi, tampoco salvé a su hija Ai, la cual había sido secuestrada—los labios de Tora temblaron al escuchar el nombre de su pequeña hermana—y cuando la mediana estuvo en problemas no la rescaté de la forma correcta. Debí haberlo sabido en aquel entonces, salvarte a tí, Tora-shōjo, era mantener a las dos jóvenes que te acompañaban junto a tí. Lo siento tanto, tal vez una simple disculpa no sea suficiente, pero espero poder remediar mis errores entregándote esto.
Al Might se levantó y le mostró unos pendientes; tenían forma de rombo, negro y dorados, ligeramente largos, parecían emitir un brillo especial, pero sobre todo la imágen de esos pendientes atrajo los recuerdos de Tora sobre esa persona.
—Esos pendientes...Suzue.
La pelirosada se acercaba con cuidado al hombre, sus manos temblaban, los pendientes se movían levemente, parecían danzar ante los ojos de la joven, Toshinori sostuvo las pequeñas manos de la chica y le entregó los accesorios.
—Ahora te pertenecen. Ella me los entregó especialmente para tí.—confesó.
—¿E-ella, te los entrego para mí?-preguntó nerviosa la adolescente, el hombre asintió, Toshinori vio brillo en los ojos de Tora, de felicidad.
—No puedo revelarte la verdad aún... de su paradero, de su estado, de lo que sucedió. Pero... ella me entregó esto para tí, con la esperanza de que estas joyas te brindaran las fuerzas necesarias para convertirte en una gran heroína.
Tora mordió su labio, reteniendo sus lágrimas. Asintió, y abrazó al héroe.
—Gracias.
El hombre sonrió, se separó de la joven y palmeó su cabeza, junto a una renovada sonrisa.
—Hay algo más que debes ver, Tora-shōjo.
—¿Algo más?—preguntó curiosa, ella vio como el hombre sacaba de su chaqueta un lote de sobres de diversos colores.—¿Qué es eso?—preguntó ella confusa.
—Son cartas de disculpas dedicadas a tí, de parte de todos tus compañeros, pero en especial de ese grupo.
—¿Ese grupo?—entonces se dió cuenta, eran del grupo de rescate, ella tragó y retrocedió.
—Sé que existe el miedo en tu corazón, pero debe afrontar la realidad Tora-shōjo.
El rubio se alejó de la ventana para salir de la habitación, ella lo detuvo abrazándolo por la espalda.
—No quiero estar sola.—confesó la pelirosada, un hilo de voz emitió su suplica. Él héroe sostuvo las manos de la adolescente, y la separó de su cuerpo haciendo que ambos se mirasen.
—Tora-shōjo no volverá a sentirse sola nunca más, tiene amigos que se preocupan por ella, amigos que serán como una familia para ella. Los lazos de sangre no implica ser una familia, un hogar se crea a partir de los lazos afectuosos de personas que deseen estar juntos, apoyándose, peleando, llorando, sonriendo, ser felices mientras están unidos.
Ella se sorprendió ante las palabras del rubio, unos segundos después asintió y sonrió levemente.
—Ahora debo irme, pero te sugiero leer cada una de las cartas.
—Lo haré, gracias sensei.
—¡Eso es nuevo! ¡Me gusta!—comenzó a reír, mientras acariciaba su cabeza, a ella parecia agradarle—Se me olvidaba, pasado mañana los alumnos de la clase A se reunirán en frente de los nuevos dormitorios.
—¿Nuevos dormitorios?—preguntó ella, desconocía de que se trataba.
—La U.A llegó a un acuerdo conforme la seguridad de los alumnos, todos deben junto al permiso de sus padre, reunirse en las instalaciones, en este caso los dormitorios de la U.A, de esta forma protegeremos con mayor facilidad a los alumnos.
—Eso quiere decir... ¿qué debo mudarme yo también?
—Asi es Tora-shōjo, te encuentras en una posición peligrosa.
—Comprendo, pero aún así...—la pelirosada dirigió su vista hacia otro lado con rostro apenado.
—Lea las cartas, entonces su corazón decidirá por su cabeza.
La pelirosada balbuceó palabras inentendibles. El hombre sonrió ampliamente.
—Recuerde ir a su revisión semanal, debe vigilar el estado de su sangre, tardarán unas semanas según la cantidad.
Ella asintió y Toshinori se fue de la vivienda. Tora suspiró al escuchar el sonido de la puerta siendo cerrada, la dueña temporal del lugar se acercó a la entrada para poner el seguro. Se adentró de nuevo en el salón para ir directa a la cocina, la cual se encontraba dividida por una barra americana, que le permitía una vista abierta del lugar, se preparó un tazón de cereales y en el proceso a sentarse encendió la televisión.
El médico le había recomendado abrirse al mundo poco a poco, según le habían explicado al despertar, fue que su estado era inestable. Su sangre había sido contaminada por una especie de droga que alteraba el desarrollo cognitivo y motor. Esto producía alteraciones en la personalidad y un grave descontrol en la peculiaridad al aplicar su uso.
Dieta equilibrada, sueño adecuado, relajación y evitación de estrés. Nada de eso había sido cumplido en estos días por parte de la pelirosada. Se encontraba más deprimida que nunca, tenía miedo de ver las caras de los compañeros que no la habían salvado. Pero conforme el tiempo fue avanzando se percató de que su mente le estaba jugando una mala pasada, ella era la estratega y no había reconocido el error en sus pensamientos.
—Lavado de cerebro...—musitó mientras veía unos dibujos animados infantiles.
"Pensar que me he dejado engatusar por los líquidos de mierda de esos idiotas. Ni siquiera combatí en condiciones, si eso se puede llamar combate."
Tora se sentía culpable e inútil, sabía que no había sido una situación en la que pudieras sentirte realizada. Habían jugado con ella, la secuestraron, la esposaron, dejaron cortes por todo su cuerpo, se rieron de su persona, hicieron que sus amigos pasarán un mal rato, crearon confusión, miedo, un gran temor en su cuerpo, y por último la destrozaron a ella. A su querida familia, a su hermana no-consanguínea, Reika.
"Ese hijo de puta de Tomura, le puso su apellido como si de familia se tratasen. Lavó el cerebro de Rei e hizo lo que quiso, pero sin duda lo que más me perturba es no haberla salvado".
El sentimiento de culpa le invadía, estuvo un largo tiempo sola, rodeada de cuatro paredes y una ciudad que la dañaba colocando un título que no se merecía. Pero al saber eso, al divagar sobre ello, Tora era consciente de cuántas penurias debía haber pasado su amiga, la cual no fue enviada a un orfanato. Ella sabía, incluso si no quería aceptarlo, sabía que un orfanato era techo, comida, agua, tener un baño de vez en cuando. Las calles de la ciudad no te permitían tan privilegio. Robar, huir, ser ágil como un animal, todo los pecados menores se encontraban en las calles incluso algún que otro de mayor nivel.
Lo había vivido en su cuerpo; sudor por largas caminatas en busca de comida o por las carreras huyendo de sus perseguidores; personas con perfiles diversos ladrones, pandilleros, abusadores, violadores, dueños de locales buscando la mercancía perdida e incluso la policía; no podía olvidarse del frio calando sus huesos, surcando su columna vertebral bajo la lluvia o las fuertes tormentas, así es como había comprendido el idioma del viento, como manejarlo, como moldearlo, como controlarlo, hacerlo suyo, incluso mucho antes de conocer a su salvadora, era necesario, una niña pequeña luchando ante la malicia del mundo debía poseer una escudo, el aire corta, perfora, viaja a través de las personas, para Tora el viento era su cúpula.
Sin embargo, las funciones básicas como la lectura, escritura, modales, ética, o acciones ilegales; robar, donde encontrar refugio, aprender el lenguaje de las calles.
Ella había tenido una tutora, Suzue; una mujer de cabellos negros como la noche, mirada chispeante, inteligente, a veces apagada como una vela perdiendo su llama, pero otras cálida como el sol, sobre todo para sus dos hermanas menores, Reika y Tora, las tres formaban una pequeña familia, cuidándose, aprendiendo juntas, protegiéndose entre ellas, riendo, intentando ser feliz en un mundo que las quería separar que no aceptaría que tres niñas callejeras fueran algo más.
Porqué a pesar del hurto, el frío o los pequeños actos de malicia con su grupo, a pesar de todo ello, eran niñas con sueños, niñas con derecho a ser felices, muchas veces se preguntaban quién había decidido que sus vidas fuesen destruídas hasta tal punto.
Tora se entristeció, había estado rememorando tantos sucesos, llevaba días siendo torturada por sus pesadillas y al mismo tiempo por sus faltas, por las que creía que era una pecadora.
—Fatídico, simplemente fatídico.—exclamó sin fuerzas, cambió de canal sorprendiéndose al escuchar la voz estridente del presentador del canal de héroes.
«¡Nos encontramos en el ránking profesional de héroes! ¡El número de incidentes resueltos, el grado de contribución social, el grado de aprobación popular...! Estos factores se han contabilizado...»
—Aburrido...—los ojos de Tora se abrieron ampliamente al ver lo anunciado a continuación.
El presentador había narrado los acontecimientos de la pasa semana con la liga de villanos, mostraron una foto distorsionada de aquel hombre trajeado nombrado All for One por Toshinori, la chica tragó en seco al verlo. Sintió un escalofrío, y algo se encendió en su cerebro, de vez en cuando llegaban a su cabeza recuerdos de aquellos momentos del secuestro, y entre ellos había aparecido en este instante el momento de bloqueo de su mente.
—Fuego...—musitó temblando.
«¡Eres igual a tu padre! ¡Tienes ese fuego maldito, el mismo que dejó cuando se fué!»
Se levantó de golpe buscando su móvil, había recibido uno por parte de All Might al llegar a la Yuei, buscó en Itube los últimos vídeos del momento, encontrándose a sí misma en la batalla de All Might versus One For All, el momento bloqueo de su mente aparecía en uno de los miles de vídeos de aquel día.
Lo observó atentamente más de diez veces, analizando cada movimiento, expresión y emisión de sonido que su boca o cuerpo en sí mismo pudiera producir. Finalmente pudo deducir que su ya tan conocido aire, había producido un calor arrasador.
—Aire caliente...No, esto va mucho más allá—volvió a reproducir el vídeo—mis manos crearon fuego.
[▫▫▫]
Un sol ardiente bajo la cabeza de los alumnos, era mediodía, nos encontramos en los dormitorios de la U.A, donde los muchachos se alojarían.
—Primero de todo Clase 1-A, lo fundamental es que habéis llegado hasta aquí a salvo.—habló Aizawa con monotonía.
—¡Todos estamos aquí, eso es genial!—exclamó Sero entusiasmado, aunque no fuese cierto.
—La verdad es que no me esperaba conseguir el permiso.—dijo Tōru alegre.
—Ni yo tampoco, es increíble.—añadió Kyōka, sonriendo nerviosamente.
—Bueno, después de todo ustedes habían sido víctimas del gas.—comentó Kaminari.
—¡También nos alegramos de que usted esté bien, sensei!—la chica rana sonrió—después de ver las entrevistas emitidas en televisión, me sentía muy triste al saber que posiblemente no podría volver a la U.A.—exclamó Tusyu, llevando el dedo índice a su boca, como usualmente hacía, su alivio era notorio.
—Sin duda alguna...—añadió Uraraka algo decaída.
—A mi también me sorprende, bueno han pasado muchas cosas—palmeó sus manos el moreno—bueno, de todas formas debo explicaros como funcionan los dormitorios pero antes...—Aizawa observó a Midoriya—algunos de ustedes sé que faltaron a la ley de licencia profesional de héroes, y actuaron sin ser conscientes de las consecuencias. Midoriya, Todoroki, Yaoyorozu, Kirishima e Iida, los mencionados sintieron un nerviosismo en su cuerpo, debido a sus acciones.
—Estuvieron aquella noche, en ese lugar e intentaron participar en el rescate de Bakugō y Takahashi—los alumnos restantes se sorprendieron, el profesor continuó—los alumnos que fueron cómplices del rescate de los dos alumnos, aquellos que sabían sus intenciones, aquellos que colaboraron y ustedes quienes llevaron un plan en marcha, sin duda habrían sido expulsados—todos bajaron sus rostros—se ha llegado a la excepción—al intante recuperaron su color—pero espero que no tengan que recuperar de nuevo mi confianza. No me fallen, ahora moveros y sonreír.—Aizawa comenzó a caminar dejando a todos atrás.
—Sin duda Siniestro-sensei nunca aprenderás a tener tacto.—todos se giraron ante la voz de la pelirosada. Incluso el profesor se sorprendió al verla, plantada junto a un cambio de look y una sonrisa.
—¡Tora-chan!—exclamó Tōru felizmente, corrió hacia ella abrazándola a lo que ella palmeó su cabeza.
—¡Torichi!—Mina elevó sus manos temblorosamente al verla, junto a una cuantas lágrimas y mocos.
—¡Oh por dios Mina, eres una llorica!—exclamó la pelirosada riendo, Tooru se separó de ella, dejando espacio, a las muchachas las cuales comenzaron a hacer un círculo al rededor de ella.
—Tora-chan...¿Te encuentras mejor?—preguntó Uraraka preocupada por su repentina aparición, ella asintió.
—Mis heridas están curadas, o por lo menos la mayor parte de ellas, además la droga que me inyectaron ha sido eliminado completamente de mi cuerpo.—mintió, no podría preocupar a las chicas después de ver sus rostros llenos de lágrimas y mucosidad.
—Tu cabello...—musitó Tusyu con un rostro de preocupación.
—Sí, lo he cortado, pensé que sería bueno para comenzar.—aclaró Tora mientras agarraba un mechón.
—¿Comenzar?—preguntó Kyōka con curiosidad.
—¡Yo sé! ¡Ella ha aceptado su amor por...!—una onda de viento mando a Mineta hacia los arbustos, antes de que dijese alguna estupidez, algunos sintieron una gota de sudor bajando por su nuca.
—Un comienzo para la nueva yo, he decido que la Tora de antes no es adecuada para ser una heroína, no puedo mantener aferrada a un pasado tenebroso, incluso si es difícil, debo avanzar.
Todos parecían entristecidos, se sentían culpables por la situación. Aunque no lograban entender por completo su historia, ya que desconocían muchos detalles.
—Hey Bakugō...—llamó al rubio e hizo un gesto, señalando a Kaminari, él asintió. El rubio ceniza llevó al chico eléctrico hacia los arbustos, creando una explosión, provocando que todos viesen el rostro del rubio como un idiota, todos estallaron en risas. Bakugō se acercó a Kirishima y le mostró un fajo de billetes.
—¡¿Dinero?! ¡¿Porqué?!—se alteró—Además, ¡es muchísimo!
—¡Cógelo! ¡No quiero sentir que tengo deudas contigo!—exclamó el rubio con molestia.
Kirishima se dió cuenta, él había invertido en aquellos lentes, por alguna razón Bakugō sabía.
—Al final va ser que eres buena persona...—el rubio se detuvo y la miró, su expresión serena se mostraba ante ella, era la segunda vez que veía ese gesto del chico, algo poco común.
—Tus heridas.—la chica sonrió al notar la preocupación del chico explosivo.
—¿Te preocupas por mí Kacchan?—preguntó coqueta.
La chica se sorprendió al ver que él joven no reaccionó como usualmente lo hacía. No contestó, pero su rostro enrojecido, su cara neutra y tranquila daba muchas respuestas y todas ellas sin resolver. El chico se alejó dejándola atrás.
—Gracias Katsuki, por lo de aquella vez, no podía tranquilizarme en ese momento, pero realmente me alegro que lo hayas intentado a pesar de ser tan testarudo.
Él chico se detuvo.
—Odio que los justos aguanten tanta mierda.
Midoriya y el resto del grupo observaba a los dos alumnos, algunos sonreían, otros observaba sorprendidos en cambio otros sentían que algo se removía en su interior.
Tora desatendió a Bakugō para centrarse en los cuerpos que se arrodillaba repentinamente ante ella. Midoriya, Todoroki, Kirishima, Iida e Yaoyorozu posaban sus cabezas en el suelo. Todos estaban boquiabiertos por el acto de sus compañeros.
—Deku-kun...—musitó Uraraka con preocupación.
—¡Lo sentimos!—exclamaron a la vez, Tora se acercó levemente a ellos.
—¡Es culpa mía Tora-san si hubiera encontrado una estrategia mejor, tú no habrías sufrido tanto!—gritó Midoriya, su voz parecía estar a punto de alcanzar el llanto.
—¡No!—exclamó Kirishima mientras golpeaba su cabeza contra el suelo, él tan serio como siempre—¡No es nada varonil dejar en apuros a una mujer! ¡La culpa es mía!
—¡Olvida eso Takahashi!—gritó Iida—¡Toda la culpa recae sobre mí, soy él presidente de la clase, y he dejado que todos salgan heridos, no he podido rescatarte como se debería!—concluyó alzando sus manos con la cabeza en el suelo. Tora quiso reír pero sería de mala educación, ellos eran realmente amables.
—No os preocupéis, yo...—la pelirosada fue interrumpida.
—¡Tora-san!—se escuchó un gimoteo proveniente de Momo—¡L-lo siento tantísimo! ¡Estaba presente y no pude actuar de forma adecuada! ¡Es un gesto tan descuidado!
—Momo...-musitó Tora, se sentía mal al ver a su amiga así.
—Es culpa mía.—una voz ronca habló, tan clara como siempre, pero se podía notar una pequeña brecha en su firmeza, Tora observó a Todoroki con detenimiento y sorpresa— me faltó fuerza, no pude moverme, tenía ganas de golpearme a mí mismo al pensar que tú estabas en peligro y no pude ayudarte. Lo siento tanto, a pesar de que nosotros somos amigos, yo te abandoné allí.
Todoroki se había abierto por completo con esa disculpa, miró el resto de las cabezas, sonrió al pensar en las sinceras palabras de sus amigos. Se sentía conmovida ante su sinceridad y valentía ante sus disculpas.
—No seáis tontos, levantaros.—todos alzaron sus cabezas quedándose de rodillas,Todoroki mantenía una expresión fuera de lo común en él, llena de culpabilidad, el resto parecía que podrían llenar un lago sin agua al instante, era algo cómico para ella —Habeis logrado crear una estrategia para sacar a Bakugō y una abertura para que All Might me salvara. ¿Qué mayor orgullo puede haber para mí como vuestra amiga?
—Tora-san...—el peliverde lloraba a mares, había lamentado tanto no haber podido sostener su mano y decirle que todo iría bien. Pero incluso si no lo había echo, ella seguía tan radiante, eso era algo que él admiraba de ella.
—Izuku eres un gran estratega, y como otra gran estratega, te confirmo que no hubiera habido una opción B. Tu plan era el adecuado, tú pensaste en mí también, confiaste en que All Might me ayudaría, y teniendo en cuenta las posibilidades hiciste mucho.
Él chico gimoteó mientras tapaba su rostro con su brazo, ella sonrió palmeando su hombro.
—Gracias a todos.
Ellos asintieron entre lágrimas, todos se levantaron, Tora observó la expresión decaída del bicolor, el cual seguía de rodillas.
—Shōto—él mencionado se sorprendió al escuchar su primer nombre—acércate.
Él bicolor acató la orden, se levantó y colocó en frente de la pelirosada, sintió nostalgia al verla. A aquella vez en el hospital con su madre.
—No te lamentes, algún día necesitaré tu ayuda, y para cuándo eso suceda, estoy segura de que tendrás la fuerza necesaria. ¿Acaso no viniste sin dudar a mi rescate?
Él de mirada heterocromática apretó sus puños y bajó su mirada.
—Pero no puede ayudarte.
La chica colocó sus manos entre ambas mejillas del rostro del bicolor, los ojos de él se ampliaron ante tal contacto, este notó su corazón acelerarse ante tal acción.
—He leído tu carta, la de todos, no hay mayor salvación que tener amigos que se preocupan por tí y tú Shōto eres uno de mis grandes y preciados amigos.—él la miro con atención, esa sonrisa brillante, cálida, agradable le hacia sentir calmado, perdonado—Alguien me dijo que la familia no necesita tener lazos sanguíneos para ser una, que tengo unos amigos tan increíble, tan idiotas y suicidas como para ir a salvarme aún sabiendo que unos villanos podrían matarlos.
—La próxima vez iré en tu rescate y lo haré con éxito, lo prometo.—Todoroki le miró con una sonrisa.
—Espero que no haya próxima vez, Todoroki, pero está bien.—contestó agradecida.
—Puedes seguir llamandome de esa forma.
—¿Eh?—musitó ella confusa.
—Por mi primer nombre, puedes seguir llamándome así.—ella sonrió ante su aclaración.
—¡Entonces puedes llamarme Tora!
Él sonrió gentilmente, el resto del grupo miraba impresionado la escena, desde hace varios minutos. ¿Desde cuando Todoroki Shōto sonreía? ¿Y por qué parecía que ellos no estaban allí?
—Takahashi—la mencionada miró a Aizawa—Bienvenida.
Ella sonrió de vuelta ante la expresión de su profesor.
—Estoy de vuelta Siniestro-sensei.
Todos rieron nerviosos, sin duda Takahashi Tora estaba de vuelta.
[▫▫▫]
—Hey ¿No creen que Bakugō y Todoroki están muy cambiados?—preguntó Mina extrañada.
—Ahora que lo dices... Bakugō-chan está más amable, y Todoroki-kun sonríe más a menudo.—contesta Tsuyu, aplicando su ya usual gesto.
—Deku-kun está más alegre cuando Tora-chan está con él...—el rostro desilusionado de Uraraka se mostraba ante el pequeño grupo.
—Eso ha sonado a celos.—contestó con simpleza Mina, en el fondo buscaba tema de cotilleo.
—¡Ashido-san!—exclamó Yaoyorozu, intentando reprender a su compañera.
—Aunque no creo que debas sentirte así, Tora-chan parece interesada en Todoroki-kun.—añadió Tōru.
—En realidad creo que le gusta Bakugō.—comentó Kyōka, esto comenzaba a ser hilarante.
—Pe-pero...ella no ha mostrado ninguna señal de ello ¿no?—comentó Yaoyorozu, por alguna razón parecía nerviosa.
—No le gusta ninguno.—comentó Tsuyu, retificando su respuesta anterior.
Todas la observaron sorprendidas.
—Creo que más bien ellos son los interesados en ella.
[▫▫▫]
¡PLUS ULTRA!
Te felicito por llegar al final del capítulo, muchas gracias por tu lectura, deseo fervientemente que entreges tu estrella a esta parte de la historia, pero sobre todo me encantaría escuchar tus opiniones sobre ella.
PREGUNTAS DEL CAPÍTULO:
—¿Qué os ha gustado más en este capítulo?
—¿Que teorías tenéis sobre la familia de Tora?
—¿Que creéis que ha sucedido con Reika?
—¿Quereís que un futuro haga un especial con las cartas que el grupo de rescate escribió para Tora?
¡Nos vemos en el siguiente capítulo!
Kana-sensei.
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