«Papá».
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-Oi, ¿no creéis que damos vueltas como estúpidos?-Bakugō detuvo por completo a sus acompañantes, al mirar su expresión levemente fruncida asintieron.
-¿Qué hacemos?-musita Ashido con neutralidad, parecía preocupada por su papel en el grupo, también estaba cansada por usar su kosei.
-¿Deberíamos descansar?-sugirió no muy convencido en de cabellos rojizos.
-¿De qué serviría eso?-pregunta Bakugō, su frustración comenzaba a florecer.
-Mina, Jirō y Momo han estado usando su kosei, deberían descansar.-comparte Tora mientras observaba el oscuro y continuo pasillo.
-¿Pretendes que esperemos a que nos sirva el té?-Tora no se molestó ni en mirarlo.
-Seria buena idea.-el grupo emitió un claro "¿eh?", confundidos por sus palabras.
-¿No querrás decir?-Todoroki y la pelirosada se miraron, ella asintió.
-¡No entiendo nada!-exclamó Kirishima rascando su cabellera.
-Nosotros esperamos encontrarlo, pero él debe querer algo diferente.-los balbuceos de Izuku llenaron por completo la sala, mientras Tora miraba al frente, su decisión parecía abarcar un gran coraje.
-¡Izumi!-sus compañeros la observaban sorprendidos-¡he venido a verte!
El silencio surcó el gran pasillo, a excepción de las respiraciones de los alumnos de la clase A.
-¡Evolet-san no hubiera querido esto!-los presentes sentían como el sudor surcaba sus cuerpo, a excepción de Tora la cual parecía calmada.
-¿Qué sabe una pequeña niña callejera sobre los deseos de los adultos?-abrumados por la aparición de su voz, retrocedieron observando los alrededores.
-Abre la puerta-ordenó con ojos vibrantes- te lo mostraré.-recitó con cuidado la joven.
Acatando, el Ojeador Nocturno, mostró el camino al pequeño escuadrón.
-¡¿Tan sencillo?!-exclaman al unísono Mina y Kirishima.
-Él se siente interesado en las palabras de Tora-san-aclaró Midoriya, realmente estaba nervioso por lo que podría ocurrir-entremos.
Así fue, se adentraron en la luz, la cual les llevó a una gran sala blanca, completamente fuera de cualquier diseño que pudiese ser descrito.
-Blanco, demasiado blanco.-comentó Jirō mirando el techo, aunque sabían que lo era simplemente por estar de pie, debajo de él.
-¿Transformación de un espacio?-recita el cabello brócoli-un kosei capaz de modificar las moléculas que componen la materia de un objeto, ¿es por eso que logró hacer desaparecer a las víctimas? Increíble, que algo así pueda existir...-si Todoroki no hubiera cubrió su boca el seguiría con su continuo discurso.
-Pensar que la Yuei ha enviado a unos niños-nadie había sido consciente de la presencia del hombre con gabardina negra a excepción de Tora que continuaba clavando su atención en él-tan profundo, tan bajo han caído. Incluso trajeron a dos de mis víctimas.
Los presentes mostraron una expresión de disgusto a escucharlo, pero la pelirosada comenzó a caminar hacia él.
-Hagamos un trato.
-¿En verdad, planeas hacer un trato conmigo?-emitió una risotada.
-Veo cobardía en tus ojos, a pesar que estás en frente de una niña.-su cara mostraba seriedad, imperturbable expresión, a pesar de ello el recelo de querer seducirlo en su trampa no se desvanece.
-Eres igual que tú madre.
«Comenzará con la carga emocional, ¿eh?»
-Astuta en palabras, creadora de desamores. Ella me embaucó por completo en cuanto la conocí al igual que tú ahora.
-Sé de mis encantos-sonríe socarrona-aunque no tengo la intención de salir con un viejo.
-Me ofendería ante tal ofensa, aunque no me refiero a eso.
-Habías mencionado a mi padre, ¿por qué guardas resentimiento hacia él?
-Ambos éramos amigos desde la secundaria, nos graduamos, los dos conseguimos un puesto como héroe profesional en la misma empresa, a nuestro lado se encontraban dos bellas mujeres con hermosas niñas, a pesar de ello, ocurrió lo inesperado, me inculparon de traición-él hombre dobló su espalda apretando sus puños en el aire, para entonces abrir sus manos-¡a pesar de no guardar relación alguna!
-¿A qué te refieres?
-La organización nacional de héroes me condenó al retiro, entregué mi licencia después de intentar múltiples veces mostrar mi inocencia.
-¡¿Si tan inocentes eras por qué te inculparon?!-exclamó con molestia el rubio ceniza.
-Alguien me tendió una trampa, esa persona-observó a Tora finamente-fue mi mejor amigo, Hayashi Izanagi, ¡tú padre!
«¿Por qué él haría algo así?»
-Me llamaron espía de la liga de villanos, el hombre que más admiraba me traicionó.
«Él hombre que más admiraba...»
-Hizo que mi familia cayera en la miseria, mi esposa comenzó a observarme con lástima, ¡no podría alimentar a mi hija!
-Incluso si fuese así-pronunció siseante, Tora-abandonaste a Reika.
-Fue mejor así-todos lo miraban con sorpresa, desprecio-su madre fue asesinada, la sociedad le inculcó que debía odiarme por haber arrebatado su vida. Lo irónico es, que nunca dañé a mi bella Ib-sostuvo su rostro, sus ojos mostraba una gran fuente, desbordada por sus miserias-ella era mi vida, Rei y ella eran mi todo.
-Aún así, la dejaste atrás-Bakugō habló con serenidad, sorprendiendo a todos-te rendiste, abandonaste a tu hija porqué era más sencillo para tí no enfrentarla.
-Bakugō Katsuki, me pregunto si puedes entenderme-pronunció con lentitud Izumi-¿acaso sabes cómo se siente un padre al dejar que su hija se consuma en su propia oscuridad?
Tora dudó por un instante, miró los ojos del villano, un pozo negro, tan profundo e inalcanzable, reflejaba la verdadera penumbra.
-Aquella que me dió la vida-comenzó a hablar la pelirosada-tuvo que batallar contra su propia sangre, ella misma no se reconocía. A pesar de ello, lucho constantemente para poder recuperar a su familia.
-Tora-san...-Midoriya estaba estático, dado que sabía lo doloroso que eran pronunciar esas palabras.
-¿Me preguntó que has hecho tú?-Tora lo miró, retadora, él por su parte la observó con sus ojos rojos, brillantes, candentes, apáticos.
-Realmente eres una gran molestia-rechistó rozando con la punta de sus dedos lo que parecía una empuñadura-dime, ¿te gusta la esgrima?
-No, aunque mi padre me enseñó.
-¿Conoces lo básico?
-Sí.-¿a qué quería llegar?
-Entonces, ¿qué te parece esto?-blandió su arma, está era una espada usada en la esgrima-te entregaré una-mostró el filo-haremos un duelo, si logras tocarme, te entregaré a Reika.
Tora de mantuvo en silencio, ¿cuántas probabilidades tenía de ganar a un adulto experto en el arte de la esgrima? Se había informado antes de regresas, de hecho, el mismo Aizawa había sido la fuente de información de los presentes, junto a los datos comprobados en el primer combate de Bakugō, Tora y el Ojeador Nocturno, crearon una lista de puntos débiles y/o fuertes sobre Izumi.
Desde niña Tora, había sido enseñada por su padre muchas técnicas especiales de combate, su cuerpo fue moldeado para defenderse en un futuro, sin embargo, no destacaba especialmente en la esgrima, aunque tampoco podría decir que era horrenda con ella.
Pero, ¿podría permitir arriesgarse?
-¿Y bien?-incitó de nuevo el Ojeador.
-Torichi no creo que sea buena idea...-comentó Ashido, obviamente, preocupada por su amiga, a pesar de ello, la muchacha continuó clavando su atención en los ojos rubíes del hombre.
-¿Te crees capaz de ello?-pregunta Bakugō a regañadientes.
-¡Oi!-exclama Kirishima-Bakugō no creerás que ella tendrá que hacerlo, ¿verdad?-el de cabellos rojos mostraba las palmas de sus manos abiertamente, mostrando una expresión angustiada por la idea.
-En realidad-comenzó a hablar Midoriya, él llevaba la mano a su mentón analizando sus palabras-Tora-san ofreció un trato, a lo que él parece estar de acuerdo dado el ofrecimiento al duelo.
-Inclusive él le ha ofrecido la oportunidad de un uno contra uno-habló Yaomomo-creo que eso demuestra un acto noble proveniente de un villano.
-¿Noble?-musita Jirō, no muy convencida.
-Ese payaso no pretende ser amable con ella-sisea Bakugō mientras se acerca a la cara de Momo-solo intenta salvar su culo.
-Estoy a favor.-añade Jirō.
-Nada de eso importa-habla Todoroki, todos se sorprenden ante la seriedad en su voz, usualmente era sereno, incluso distante, sin embargo, en ese instante se asemejaba a una ventisca-¿Tora estás pensando en aceptar?
Tora lo miró imitando su expresión, suspiró.
-Sé lo que estás pensando-nervioso se acerca a ella, intentando tocar su mano-no quiero morir.
-¿Torichi?-musita la chica alíen.
-He encontrado personas que quiero proteger, seres queridos fueron arrebatados de mi vida. Reika es mi mejor amiga, ella fue mi esperanza mientras vivía en el frío de las calles. Incluso fue maltratada hasta llegar a mí, no pienso perder contra el tipo que la abandonó en esa situación.
-Tora.-pronuncia con desaprobación.
-Shōto-eso sorprendió a algunos de los presentes, Ashido se encontraba en pleno éxtasis ante la escena-confía en mí.
Tras decir esas palabras, él joven lentamente fue apartándose de su vera, ella inició la marcha hacia delante.
-¿Quién planea batirse contra mí?-pregunta ella, a lo que él hombre la mira con confusión-¿el Ojeador Nocturno o Izumi Arata?
Silencio; apático, sin distorsión alguna, sin cambio, el adulto bajó el rostro, analizando sus siguientes palabras.
-El Ojeador Nocturno peleará contra tí.
-Entiendo, eres un hombre cabezota.-sonríe ella mientras que cierra sus párpados.
-Me pregunto si amas ser temeraria, joven.
-Tristemente, he heredado eso de mi padre.
El villano comentó nada más, Yaomomo se ofreció como mediadora del duelo colocándose en la mitad del lugar, miró a su amiga por última vez, recibiendo un asentimiento por parte de la pelirosada, a continuación, dirigió su cabeza al frente.
-No existen reglas, el perdedor será aquel que no logre evitar el toque ajeno-Yaomomo alzó su mano, entonces el Ojeador lanzó desde su posición una espada de esgrima, está comenzó a emitir un sonido provocado por el movimiento, Tora usó su peculiaridad para acercar el arma a su mano derecha, ambos sostenieron el objeto apuntando al contrario-tras llegar al cero, iniciarán el duelo.
-Esta tía sabe ponerse en el ambiente.-comenta Katsuki el cual se encontraba sentado en el blanco con las piernas cruzadas.
-Bueno, al fin y al cabo es un duelo.-contesta Jirō, intentando darle un apoyo a su amiga.
-¡Esto es tan varonil, Tora!-el de cabello rojizo permanecía estático por la situación ante él.
-¡Puedes dejar de ser putamente escandaloso!-el rubio ceniza no poseía el donde la paciencia.
-Bakugō-lo llamo Todoroki, él respondió al instante con molestia con un "¡¿Qué?!"-siempee he pensando que deberías ser más tolerante.
Un silencio incómodo se produjo, los restantes en ese grupo intentaron no reír delante del rubio, a pesar de ello no pudieron aguantar. Tora suspiró, dado que comenzaban a formar un revuelo en medio de la batalla.
-Tus amigos son interesantes.-la de ojos magenta miró al hombre con seriedad, analizando el porqué de su comportamiento.
-En el pasado también habrás tenido compañeros así.-eso desconcertó al hombre, que retomó su posición de guardia.
-Tres-Tora lo observó neutral, con serenidad-dos-respirando lentamente, sintiendo la leve brisa que le ofrecía "su manto peotector"-uno-debía ganar-¡cero!
Entonces inicio el vuelo, ambos aceleraron contra al otro, quién llegase antes tendría la ventaja. La aspirante a héroe uso su kosei para ampliar su velocidad creando una acrobacia en la acción.
Tras ello, giró sobre sí misma para apuntar el filo contra el Ojeador, el cual esquivó con destreza. Espada contra espada resonaron al rozarse entre sí, ella ligeramente elevada, flotando, él desde el suelo dominante.
El empuje de Tora hizo retroceder al Ojeador Nocturno, abriendo paso a la muchacha.
-¡Primera norma; no muestres aberturas!-el hombre sonrió tras escuchar su voz, había un largo tiempo que no disfrutaba de un duelo de esgrima.
Llevó la mano izquierda a la espalda, la contraria tomó carrerilla e impulso para apuntar con precisión a su centro de estabilidad, el abdomen.
Por desgracia eso no fue suficiente, ya que el Ojeador como si de una mano de acero se tratase llevó la espada de la contraria junto a la suya en el movimiento, llevándola al suelo, a pesar de ello Tora no dejó caer el arma.
Saltó hacia atrás.
-No lo haces mal para solo saber lo básico.-felicitó el adulto, por supuesto ella sonrió ladeada, le gustaba ser aludida.
-Tampoco lo haces mal, viejo.
-Viejo, eh-musitó tranquilo-me pregunto como una niña en ruina como tú termino como estudiante de la Yuei.
-Nunca sabes dónde puede llevarte el mundo.
-Cierto es-rozó su máscara lentamente-nunca creí tener un duelo con la mediana de Izanagi.
-Quiero preguntarte algo.
-¿Qué será?
-¿Por qué tienes fotos de nosotras?
-Oh, te refieres a eso.
-Sí, a eso.-dijo Tora, él retiró la mano de su máscara.
-Me pregunto porqué será.-ella se esperaba una respuesta así.
Ambos retomaron sus posturas e impulsaron sus cuerpos, corrieron, empuñaron sus armas con fuerza, posando sus sentimientos en ellas.
Tora no pudo evitar pensar en el objetivo, la mira, los sentimientos del Ojeador Nocturno.
Las espadas chocaron una vez más, constantemente, en un hermoso y filoso bucle. El nombre de su padre rondaba su cabeza, un crimen provocado a través de una preparación previa.
¿Su padre sería capaz de hacer algo así?
Así fue, su energía se concentró en tomar la espada del otro, la pelirosada tenía un momento conflictivo, como un padre pasa de ser amable y afectuoso a ser la miseria de sus hijos.
Su madre era el vivo ejemplo de ello, a pesar de todo este hombre en frente de ella, es totalmente diferente.
-¡Reika siempre te buscó!-el de ojos rojos golpeaba con fuerza su espada-¡ella siempre te buscó en las acciones de la gente!
Hacía mucho tiempo que nada eso importaba.
-¡Reika siempre quiso tener una familia de nuevo!-el hombre la hizo retroceder-¡siempre te quiso a tí!
Las tornas cambiaron, el Ojeador Nocturno se tropezó ¿con una muñeca? Entonces Tora cogió impulso y rozó al hombre, un corte ligero en su rostro, haciendo caer la máscara que portaba.
-Me has hecho caer, me has tocado pero-tragó en seco-no permitiré que te la lleves.
-¿Por qué sigues insistiendo en retenerla?-preguntó Tora, ella estaba agotada por el duelo, pero más cansada de su locura.
-Es mi hija.-parecía una completa estupidez viniendo de un hombre que abandonó a su hija, pero la contraria pudo divisar un abismo de duda, ¿remordimiento?
-Tu hija, ¿también lo era cuando la dejaste en una calle aterrorizada?-él hombre apretó sus puños-¿dónde estabas cuando ella fue golpeada, magullada y abusada?
Oh, sus ojos eran como esferas majentas que brillaban con ira.
En cambio, los orbes de Izumi eran rojizos, abandonados en el miedo.
-Abusada.-él no preguntaría sabía a qué se refería, algunos de los presentes podían imaginar lo que intentaba decir.
-Ella siempre tuvo miedo a la oscuridad ¿lo recuerdas?
Él negó fuera de sí.
-Claro que no, después de todo la dejaste a su suerte, mientras la lluvia calaba sus huesos-sus palabras cada vez eran más profundas-mientras caminaba descalza con sus pies heridos-más sonoras-mientras vivía con su corazón completamente destrozado-entonces él se levantó, ella alzó su espada al pecho de Izumi-¡¿dónde mierda estabas tú?! ¡¿Acaso no dices ser su padre?! ¡¿por qué la abandonaste ante el miedo, maldito hijo de perra?!
-Queria ser alguien.
-Oi, ¿crees que a alguien le interesa tu discurso ahora?-rechinó Bakugō.
-Un padre que hiere a su hijo, debe pelear por su perdón.-él hombre clavó las palabras de Todoroki en su mente como un incesante dolor de cabeza.
-Pero tú, no mereces ni eso.-la mirada de Tora era indescriptible, parecía querer paralizar tu cuerpo solo con verte.
-Quería matarte-confesó-quería hacer pagar a ese hombre lo mismo que produjo en mi vida, a pesar de ello me di cuenta.
-¿De qué hablas?
-Incluso si tienes su sangre, ojos, cabello, kosei, nunca seré rival para tí o ese hombre, siempre seré Izumi el perdedor.
-Izumi, viviste en la egolatría, creíste que la venganza podría ser tu objetivo y disculpa por siempre.
-Así es, por lo que-tomo la espada de Tora colocándola en su pecho-matame aspirante a héroe.
El escuadrón de la clase A se quedó estático ante sus palabras.
-¡¿Qué mierdas estás diciendo, payaso?!-Katsuki fue tomado por la fuerza, su amigo de cabellos rojos no permitía que se entrometerse en esta situación. En la decisión de un hombre.
-¡¿Crees que al fallecer, tus pecados desaparecerán?!-Ashido muerta de miedo ante la situación no pudo evitar recriminar su petición.
-Tu debes entender, Tora-todos miraron a la mencionada, la cual miraba al suelo manteniendo la espada en su mano-debes saber lo que es no ser amado.
"Soledad".
-¿Por qué debería hacerlo? ¿Acaso eso no me convertiría en una asesina?
-Tu eres una estudiante que quiere ser héroe ¿no?-ella lo miró-un héroe solo mata en dos situaciones: aquella en donde el villano deba morir por el peligro que pueda causar o aquella en donde ocurra un accidente.
-¿Quieres que mate al Ojeador Nocturno?-Izumi asintió.
-No puedes matar al civil, pero sí al villano.
-Incluso así, las órdenes son capturarte con vida.
-No necesitas mi testimonio verbal, porqué ya has encontrado el físico.
¿De qué hablaba?
-No te mataré.-sentenció.
-Reika morirá si no lo haces, ¿acaso quieres eso?
-¿A qué te refieres?-frunce el ceño.
-Conecté una bomba, déjarme vivir será matarla.-los presentes ampliaron sus ojos.
-¿Acaso eres un tipo de suicida?-le pregunta irritada.
-Tu lógica no funcionará esta vez, eso es tal vez, algo que la niña genio no comprenderá.
-¿Por qué nos has dado tanto problema, entonces?-sisea ella.
-Por qué amo ver sufrir a las personas, mi amor hacia Reika va dirigido a la maldición de sufrimiento que dejé en ella.
-Maldito degenerado.-pronuncia en furia.
-¿Realmente crees que me importa que haya sido violada?-una sonrisa retorcida surcó su rostro-si hubiera sido más lista se habría dejado ser.
El grupo reprimió sonidos de disgusto.
-Parece que tú pudiste librarte-la miró acusadoramente-he oído que eres un imán para los hombres, pensar que también para las mujeres.
-¡¿De qué mierdas hablas?!
-Oh, bonita, hablo de los sentimientos indecentes que tiene mi linda hija hacia tí-su sorpresa, su rostro desfigurandose hipotetizando miles de pensamientos-pobrecita, ha nacido para ser rechazada, entonces ¿por qué no la dejamos morir?
Se acercó al oído de ella, apartando su espada.
-Las personas como ella, deberían ser demacradas.
Tora nunca había sentido algo así, nunca sintió el odio hasta tal punto. Recordó cuando aborreció a su madre por dañar a su familia, ese sentimiento fue insufriblemente doloroso, a pesar de ello la hostilidad en este hombre, destrozó la copa de paciencia.
Lentamente fue alzando la espada, hasta acercarla a su cuello, notó la sonrisa del hombre, su respiración cálida y excitada, él amaba está situación.
-Espero que Evolet pueda perdonar tu pecado.
Él detuvo su sonrisa, al ver las lágrimas surca el rostro de la muchacha, sus ojos rojos se mezclaron con los de la joven, desencadenando la mera confusión.
Entonces el filo rozó su cuello, haciéndolo caer de espaldas. Intentó reír pero la sangre en su boca se lo impidió. La observó atentamente, su expresión, nunca había visto alguna similar a la de la niña.
Apática pero al mismo tiempo desoladora. ¿Cómo era posible?
"Oh, ahora comprendo".
Él azabache detuvo su sonrisa.
"Ella se ha compadecido de mi pobre ser".
-Cumplí tu deseo, no existe un lugar al que puedas regresar, tampoco nadie que pueda apreciarte.-las lágrimas salían, más, muchas más surcaron el pálido rostro de la joven.
El Ojeador escuchó unas pisadas, eran sus compañeros intentando hacerla reaccionar, pero nadie podría destrozar ese vínculo invisible que habían creado.
-Aquellos que fueron abandonados, desperdicios de la sociedad que habían pertenecido a lado puro de ella-todos la observaron confundidos excepto Izumi- amantes de la luz que fueron despojados de su bondad después de la tortura mental.
"Ella encontró el diario".
-El día que seáis testigos de la verdad, podréis ver lo que realmente es vital en sus vidas. Ni el dinero, ni la fama, ni sus egoístas deseos podrán ser cubiertos por aquellos que desbordan sus plegarias.
-¿Tora-san? ¿qué significa eso?-Izuku fue ignorado por la muchacha, mientras que el Ojeador Nocturno llegaba a su final.
-En algún momento la noche caerá, entonces despertarlos aquello que conocen la soledad en las calles, despojaros de vuestro pasado, velando por tener un futuro brillante. Aquel en donde vuestros sueños puros sean cumplidos-Tora suspiró cerrando los ojos-se lo haré saber Izumi-san, incluso si has sido su mayor pesadilla.
El carmín cubrió el traje del hombre, despojado de sus deseos terrenales, olvidado por su pasado, pero recordado por un grupo de jóvenes que nunca detendrán sus pasos.
-
Todos inspeccionaban con velocidad el lugar, buscando la habitación en donde se encontraba Reika. Nadie se atrevía a dirigirse a Tora, después de todo, ¿qué le dirías a una persona que acaba de asesinar a otra? No era el miedo, no sentían temor hacia ella, tampoco pensaron que había hecho algo incorrecto.
-¡Por aqui!-grito Jirō-escucho la respiración de una persona.
Entonces entraron en la habitación, en el centro de ella había un ataúd lleno de flores de diversos colores en el centro, dentro de él, se hallaba el cuerpo inerte de la joven.
-Rei.-eso fue lo último que pudo pronunciar Tora después de perder el conocimiento.
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