«Frío».
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La pulcra estancia era bañada en lejía, un fuerte olor que atravesaba cualquier garganta, las paredes de piedra no permitían retener calidez alguna, la noche era el único lucero que daría vida a esa tenebrosa sala, por lo que el residente de ese lugar, no recordaba cuando fue la última vez que tuvo un sueño reparador, muchos factores se adueñaban de ser el causante de terrible situación, pero si algo recordaría por siempre, sería ese intenso olor a desinfectante.
Su cuerpo estaba lleno de heridas que no cicatrizan, la gran mayoría infectadas por falta de cuidado e higiene, aunque eso lo desconocía el menor, que a penas sabía del mundo que lo rodeaba.
Sus únicos conocimientos eran aquellos que eran entregados en libros, tomos viejos, algunos con más de cincuenta años.
Pese a ello, el individuo aprendía.
Después de todo, era necesario que un peón fuese mínimamente consciente d los escenarios que pueden surgir en sus misiones, no querían alguien que sintiese pero si que supiese actuar evaluando con criterio según la misión acordada.
Sin embargo, el pequeño individuo se vio sorprendido por los actos caritativos de su nuevo amo.
Por primera vez se sintió agradecido.
—Ahora tu debes obedecerme—Chisaki observó fijamente al infante que se encontraba a sus pies, encadenado, magullado, lleno de cicatrices—te daré un nuevo objetivo.
El pequeño no se atrevió a elevar su mirada, ese hombre le aterrorizaba.
—Tu nuevo amo seré yo, tu razón de vivir seré yo—comenzó a caminar hacia su presa—¿quién soy yo?
—Mi amo.—pronunció con monotonía, ni un mínimo rastro de miedo debía existir.
—Eso es—sonrió detrás de su mascara—tu nuevo objetivo es vivir para mí, no existe nada más.
—Sí amo.—contestó levantando su débil cuerpo.
—Buen chico, Shiro—palmeó su cabellera de color lila—tú deberás ser blanco, pulido, lleno de perfección—el niño se limitó a asentir—dado que son los requisitos que debes obedecer si quieres vivir.
—
Las pisadas del escuadrón de héroes resonaba en los pasillos de la casa, comentando los unos con los otros, inspeccionando cada rincón que podían analizar a la vista, después de todo, hablábamos de una mafia, por si no fuese poco, tenían bajo su responsabilidad la vida de una niña, pese a ello debían ser firmes, severos, valientes...
—¡Por ahora, no se ve nada sospechoso!—exclamó Fatgum, la primera vez que la pelirosa vio el aspecto del héroe, en verdad creyó, que el era adorable.
—Me pregunto si sel filtró información hacia ellos...—añadió Tamaki, sus oscuros ojos se escondían bajo esas gafas y capucha—pareciera que están más coordinados de lo que deberían.
—Seguramente no todo está planeado al dedillo—comenta Tora, provocando que algunos de los presentes la miren mientras siguen con paso rápido—aunque estoy segura de que ese tal Chisaki sabía que podríamos encontrar este lugar.
—Al unirte a la familia, juras lealtad antes los altos mandos—explica Aizawa, Midoriya lo miró de soslayo, mientras que Tora observaba su espalda—la manera en la que ellos valoran esa solidaridad, parece ser la misma que antes.
—Ellos saben que estamos aquí, por lo que probablemente ese tipo ya tenga a Eri-chan en sus brazos para darse a la fuga.—compartió la de cabellos cortos.
—Dejando a sus peones atrás.—añadió Midoriya.
—¡¿Qué mierda de lealtad es esa?!—gritó Kirishima enfurecido, Tora tuvo que taparse los oídos para no quedarse sorda ante su cercano grito, dado que se encontraba a una distancia corta de su robusto cuerpo—¡¡hacer que tus seguidores tomen la responsabilidad por ti mientras huyes, eso no es de hombres!!—Fatgum asintió ante sus palabras.
—¡Aquí es!—el hombre conocido como Sir Nighteye se posiciono a ras del suelo, en frente de lo que asemejaba ser un mero pergamino decorativo con un hermoso arreglo florar.
—¿Tora-san?—la voz del moreno distrajo sus pensamientos—¿sucede algo?
—¿Ocurre algo, Tora-chan?—imitó el de cabellos rojos, el cual se colocó a la vera de su senpai.
—Las flores.—mencionó en referencia al jarrón blanco, el ex-compañero de All Might clavó su atención en ella.
—¿Lavanda?—musitó Midoriya confuso, ella asiente.
—Pureza.—pronunció ella con neutralidad.
—¿Sabes lenguaje de flores, niña?—el hombre de cabello hacia atrás, la miró con curiosidad.
—Mi madre me enseñó, desde muy pequeña.
—¿Pasa algo con esas flores?—pregunta de nuevo el héroe.
—Creo...que él las colocó adrede—algunos musitaron un ''¿eh?'', ella negó con la cabeza—no importa, continuemos.
—Escucha, estás en un escuadrón de profesionales.—indicó alzando su brazo hacia los presentes.
—Lo sé, señor.—se giró ante él.
—Entonces comprende, que todo aquello que pueda ayudar al grupo debe ser pronunciado en voz alta.—Tora miró las flores durante unos segundos, dejando un espacio de preocupación ante el adulto.
—Son las flores favoritas de mi madre.
—No creo que te hayas detenido por solo ese hecho.—respondió levantando el puente de sus gafas con el dedo anular.
—El director me informó de que la banda de Overhaul tenía relación con el incidente de hace diez años.—aclaró ella apretando sus puños.
—El incendio.—ella asintió.
—Tal vez, Chisaki sabe que iría a por esos documentos.—confesó mientras observaba el jarrón.
—¿Quieres decir que ese mentecato ha usado esas flores como invitación?
—Así es.—afirma con seriedad a lo que el adulto frunce el ceño.
—Escuche, su padre es Izanagi, este dato nunca cambiará—la pelirosa lo observó con confusión—carece de relevancia tu origen, la importancia se halla en aquellas acciones que usted cometa, señorita.
—¿Por qué me dice eso?—la adolescente no comprendía las palabras del adulto.
—Pronto lo comprenderás, pase lo que pase, no des un paso atrás, vas por el buen camino.—Sir Nighteye se alejó pulsando el interruptor de acceso a la puerta, colocado debajo del gran jarrón blanco, atrayendo a más villanos. En un reflejo el adulto desplazó a Tora detrás de él, dejando que otros dos héroes interviniendo, entre ellos la profesional a su cargo, Bubble girl.
—¡Eso fue rápido!—pronunció Kirishima con una amplia sonrisa, a lo que el peliverde asintió.
—Así trabaja un profesional.—musitó a un detrás del hombre.
—Efectivamente—habló Sir Nighteye—tú serás así, en un futuro.—añadió, dejando desconforme a la joven, entonces todos comenzaron a moverse, bajando unas grandes escaleras y encontrándose con un callejón sin salida.
Togata Mirio se acercó al gran muro que se encontraban ante ellos, cerciorándose del grosor de este, según introdujo su cabeza salió al instante comprobando las hipótesis, pese a ello el chico de quirk robusto y el seguidor de All Might usaron sus peculiaridades para destrozar el muro por completo, tras ese acto el espacio comenzó a deformarse, según uno de los profesionales se trataba del general Irinaka, su habilidad había sido mejorada para llegar a tal nivel, trasformando el lugar en un laberinto viviente.
La tensión comenzaba a notarse en el ambiente, lo que ponía a Tora nerviosa, no le gustaba quedarse quieta a esperar, pero debía ser paciente. Se quedo sumida en sus pensamientos mientras todos hablaban buscando una solución, fue entonces, cuando miró al rubio.
—¡Aún no es tarde Tamaki!—su rostro se frunció—¡Eres Suneater!
—Mirio-san...—musitó la pelirosada, su amigo lo observaba boquiabierto, estático por sus palabras.
—¡Además, solo es una medida temporal! ¡Aún puedo llegar hasta allí!
—¡Lemilion!—gritó su profesor, él estaba preocupado por sus posibles acciones imprudentes.
—¡Senpai!—Midoriya observaba al rubio con angustia, Tora asintió.
—Esto es una batalla de velocidad—Tamaki observó a la pelirosada—ellos intentan ganar tiempo, si dejamos que Lemilion los alcance nos brindará una oportunidad de alcanzar a Eri-chan.
—Tora-san...—musitó al verla, esa chica siempre le sorprendía, ella le recordaba a su mejor amigo, brillando para los demás, mostrando valentía para calmar los corazones de las personas. Al verla a ella pensaba, ¿qué estaba haciendo?
—Suneater—lo llamó, ambos se observaron compartiendo una sola mirada—eres un héroe también, tú también puedes brillar.
Esas palabras... nunca se había sentido tan feliz, de que alguien lo reconociese a parte de Mirio. Fue entonces, cuando el suelo se disolvió haciendo caer a todo el grupo, excepto a Tora, la cual se mantuvo flotando en el segundo piso.
—¡Hayashi!—el grito de su sensei resonó antes de que la abertura se cerrase, dejándola en el mismo lugar de partida.
—Maldición—la pelirosa observó el lugar—parece que ese tipo se marchó a donde se encuentra el resto, esta es mi oportunidad.
Tora se dejó posar en el suelo, comenzó a correr inmediatamente alrededor del lugar.
''Documentos confidenciales, existen dos posibilidades: la primera; llevar los documentos conmigo o segunda; dejarlos en un lugar que pueda recuperar fácilmente sin que ellos se interpongan''.
Sus botas rechinaron al torcer la esquina, una oscuridad abarcó sus ojos deteniéndola por unos instantes, no pudo evitar tragar en seco, pese a ello continuo con sumo cuidado, activando WildFire, una pequeña llama azulada surgió en su mano derecha iluminando el camino.
''Existen ocho preceptos de la muerte, por lo que podría encontrarme con cualquiera de ellos, debo ser cuidadosa''.
Sus pisadas resonaban en el interior del tenebroso pasillo, no se escuchaba absolutamente nada, ni siquiera las posibles que deberían caer de las tuberías, después de todo, era una zona antigua, hasta que la punta de su pie rozó un nuevo desnivel, parecía ser una entrada secreta a un paso subterráneo.
—Bingo—sonrió de soslayo, la pelirosada se colocó en cuclillas, con la ayuda de su peculiaridad de viento abrió la pequeña abertura, intentó acostumbrar sus ojos a la nueva vista, pero una vez más solo existía la oscuridad—podrían poner por lo menos un interruptor, ¡estúpidos villanos!
Lanzó una bola de fuego fatuo dejándola caer, al parecer había unas escaleras de cemento, posó primero un pie para introducirse dentro de la compuerta, a continuación el otro, encontrándose en el interior comenzó a bajar, por lo menos durante unos cinco minutos. Tras pisar un suelo llano, suspiró, encendiendo una llama más potente en su mano, la luz bañó parte del pasillo.
—En este lugar solo hay pasillos, y más pasillos—musitó molesta, iniciando de nuevo su marcha, tras otros largos diez minutos, o por lo menos una eternidad para Tora, encontró una puerta de metal, se acercó a ella golpeando ligeramente con sus nudillos—gran grosor, como no, aunque...
Posó la palma de su mano en ella, provocando una aleación, para ella era como jugar al herrero, y eso le divertía, lo que bloqueaba el camino se fundió completamente hasta quedar una masa brillante de color anaranjado en el suelo, Tora saltó la substancia para adentrarse en la amplia sala.
—Una biblioteca para villanos—comenzó a reír sola—leyendo con una taza de té, me lo imagino, pero es que es demasiado.
Analizó el lugar por encima, demasiadas estanterías, archivadores por doquier, un documento tan importante debería estar bajo llave, o por lo menos tener un guardián, si tenía suerte sería lo primero. Muchos de los libros eran de neurociencia, medicina, física y química.
—Digno de un acosador pedofilo—se burló pasando las páginas con su viento, dejó el libro en la estantería, hasta que vio algo que le llamó la atención, un escritorio, de madera, perfectamente organizado, caminó hasta donde se encontraba la gran silla de piel, se sentó apoyando los codos en la mesa, observando a su alrededor—limpio, demasiado limpio, viene a menudo, por lo que debe estar aquí.
Deslizó sus dedos por el borde de la mesa, viajando más allá de lo que sus ojos pudiera ver.
—Cercano, accesible, importante como prueba.—su dedo anular encontró un pequeño agujero debajo de la mesa, se levantó para después colocarse entre las patas de madera, fue cuando pudo divisar la pequeña circunferencia, introdujo el dedo dentro, provocando un ''clic''. Fue entonces, cuando un sonido liso comenzó a resonar en la biblioteca, la pelirosa se levantó observando como una de las estanterías se abrían.
Tora sonrió, se apartó del escritorio para dirigirse a la nueva sala, tras pisar el recinto, varias lámparas se encendieron automáticamente. Ella resopló.
—¿En serio?—rascó su cabellera—no tienen una dichosa luz en esas escaleras, y aquí tienen luces que se encienden con movimiento.
Nuevamente, observó el lugar, una sala de pared de ladrillo gris como la anterior, sin embargo, no existía ni la primera estantería. Los gruesos tacones de sus botas resonaron en el espacio, provocando una sensación intranquila en su pecho.
—¿Me estás diciendo que tienes una habitación secretas completamente vacía?—emitió una risa sarcástica—¡imposible!
Fue entonces, cuando se fijo en una pequeña diferencia en el espacio, sonrió nuevamente, acercándose hasta esa nueva pista. Deslizó sus dedos en ella, tenía la misma forma que una puerta, de la misma forma que antes, golpeó con sus nudillos la abertura, Tora sonrió.
—Creo que esto le gustaría a Kirishima e Izuku—cerró su puño y con la ayuda de ambas peculiaridades destrozó la falsa puerta—no tengo tiempo de analizar más el lugar.
Evitó los restos de piedra para poder pasar, una habitación igual a la anterior, más pequeña, fría, y un apestoso olor a lejía llegaba hasta sus fosas nasales, su nariz abría y cerraba sus aberturas, era un olor desagradable, ni siquiera ventilando el lugar lograría sacarlo del ambiente. Fue entonces cuando se fijó en el mobiliario en su interior.
—Cama, armario, estanterías con libros...—miró con tristeza el lugar—¿tendrían aquí encerrada a Eri-chan?—miró las estanterías, no había libros infantiles, sino de anatomía humana—¿la habitación de Chisaki?—miró de nuevo encontrándose con un libro puramente blanco, lo tomó para ver su portada—¿en blanco?—abrió el libro, un diario, por alguna razón sintió la necesidad de llevárselo, así lo hizo.
Comenzó a investigar el lugar, esquina por esquina, sin embargo, no encontró nada.
—No puede ser, no está aquí.—regresó a las anteriores estancias, sin resultado alguno, comenzó a exasperarse al ver que no hallaría aquello que se le había encomendado encontrar, pasaron varios minutos en donde solo encontró papeles con fichas médicas, los cuales, lo más seguro, es que fuese de Eri.
—Esos desgraciados le hicieron algo terrible a esa niña.
—Tienes una lengua sucia.—al instante se colocó en guardia, dejando a un lado los documentos en el escritorio, junto al diario.
—¿Quién eres?—observó al sujeto en frente de el, portaba una capa blanca, la cual se distinguía por su forma, si no fuese por ello, no se podría diferenciar su piel, la cual era bañada en un blanco porcelana. Tora no podía distinguir los ojos del individuo.
—Siento mi rudeza—hizo una leve reverencia—me llaman Shiro.
—Muy adecuado—se burló, frunciendo el ceño—dime Shiro, ¿eres uno de los peones de Chisaki Kai?
—Yo sirvo al amo Overhaul.
—¿Amo?—repitió burlesca—sin duda, ese tipo es un fetichista.
—El amo, me ordenó capturar a Hayashi Tora.
—Oh, ¿en serio?—río mientras activaba su quirk de viento alrededor de ella—entonces debo verte como un enemigo.
—Si se va a resistir entonces—Shiro colocó sus piernas y brazos en posición de ataque, la pelirosa sonrío, no podía aplicar sus peculiaridades en un espacio tan pequeño, debería reducir a un contacto cercano si quería que todas las pruebas sobreviviesen—debo llevarla a la fuerza.
Tora lanzó una cuchilla de viento a la posición de la chica, pero esta la esquivo con gran velocidad, repitió la acción varias veces, sin embargo, se detuvo al ver que muchos de sus ataques impactaron contra los muros. Debía ser precavida, se encontraba bajo tierra, no saldría con facilidad de ello.
—Tiene una gran peculiaridad—comentó Shiro—como indican de los rumores.
—Bueno, debo decir que tú eres bastante habilidoso, aunque me pregunto cual es tu kosei.—una llama surgió en la palma de su mano, por un instante pudo divisar un atisbo de duda en el cuerpo del joven, Tora era buena leyendo el lenguaje corporal.
—Un kosei de fuego...—balbuceó, eso extraño a la pelirosa, la cual se estaba acercando ante su persona, intentando plasmar un lindo hematoma en su rostro, aunque eso no se produjo, dado que Shiro esquivó el ataque, constantemente, sin agotarse o ver cansancio en él. Esa resistencia, ¿tendrá que ver con su peculiaridad?
Los golpes llegaban hasta él, una y otra vez, sin embargo, ¿por qué parecía que no la dañaban?
—¿Cuál es tu peculiaridad?—preguntó, intentando una vez más dañarla, lo que no logró, él se deslizó a través de sus piernas para después hacer una voltereta y levantarse a sus espaldas.
—Tus golpes no me dañarán, por mucho que lo intentes.
—Retienes mis ataques—pronunció en voz alta, sin embargo, algo dentro de ella se encendió—no los retienes, los anulas. Shiro la observó con sorpresa, no pensó que ella se daría cuenta tan rápido, pese a ello...
—Ahora que lo sabes deberías rendirte, no sirve nada.—Tora río, lo que impresionó por dentro a Shiro, no era del tipo que mostrase expresiones fácilmente.
—Ahora que lo sé, entiendo que es lo que debo y no debo hacer.
''¿Qué le pasa a esta mujer? Debería rendirse''.
—¡No me rendiré!—exclamó, Shiro creyó que era capaz de leer su mente, cuando se vio reflejado en sus ojos, intentó soltar el aire que se retuvo en su pecho, esos ojos magenta, eran demasiado peligrosos.
—No lo entiendo, ¿por qué haces todo esto?—no lograba comprender, porqué realizaba esas preguntas, pero no pudo evitarlo.
—Eri-chan—pronunció, Shiro la observó confuso—ella no se merece lo que ese pedofilo le está haciendo, haré que vea el mismísimo infierno.
''¿Por qué sus ojos brillan tanto?''
Tora comenzó a correr hacia Shiro, el cual tocó con la punta de sus dedos su brazo, provocando miedo en la pelirosa, no entendía porqué ahora no lograba mover su brazo derecho. Shiro le repitió la misma orden, ''ríndete'', pero no podía, esa palabra le hacía querer volver a golpearlo. Paso tras paso, jadeo tras jadeo, Tora intentó acercarse al joven, no sabía cuanto tiempo llevaban peleando, pero a Shiro le parecía increíble que esa chica pudiese aguantar su ritmo. Hasta que se confió.
—Me gustan tus ojos...—pronunció cerca de él, esto lo distrajo, provocando que la chica lo golpease en la nunca, en su punto vital—pero es hora de cerrarlos, Shiro.
Así fue, Shiro cerró sus ojos, dejándose llevar por la pelirosa, ella lo tomó entre sus brazos con la ayuda de su peculiaridad, entonces sonrió, dado que en el cuello del muchacho se encontraba su objetivo.
—Todo este tiempo estuvo con un guardián, eh...
—
Pasó una hora, Tora se había perdido completamente en ese horrible subterráneo, llevando a su espalda al individuo con la llave, sentía la necesidad de hacerlo, aunque no sabía la razón.
—¿Por qué haces esto?—preguntó, ni siquiera se molestó en dañar su cuerpo, no sentía las fuerzas necesarias para ello.
—Todos parecen querer una razón para las acciones que uno comete.
—Siempre existe una razón.
—Tal vez, tengas razón.—contestó la pelirosa, sorprendiendo a Shiro.
—¿Me dejas ganar así de fácil?
—Existen muchas cosas que desconozco, es por ello, que inclusive puedo aprender de ustedes.
—¿Por qué una persona como tú, quiere ser un héroe?
—Hubo una vez que tuve que socorrer a un pequeño niño, cuando lo tomé entre mis brazos, mi corazón comenzó a latir con fuerza, al mismo tiempo un alivio surcó mi cuerpo, cuando le sonreí y pude ver sus ojos brillar, me enamoré de esa sensación.
—¿Tan solo eso?
—Puede parecerte poco, pero esas sensaciones se fueron acumulando cuantas más situaciones sucedían, convirtiéndose en fuerza.
—¿Fuerza?—musitó el individuo con confusión.
—La misma que estoy usando para cargarte conmigo, para ayudarte.—sonrío de soslayo la pelirosa.
''Rara...''—pensó Shiro.
—Aunque he de admitir que me vi presionada por cierta persona—admitió la aspirante a héroe—esa mujer no querrá verme hasta que sea una buena heroína.
—¿Esa persona es importante?—Tora asintió ante su pregunta.
—Forma parte de mi familia, ella es mi luz—ante esa contestación, Shiro apretó con fuerza su propia mano, la cual colgaba a través de uno de los hombros de Tora—Chisaki Kai—habló, causando un revoltijo en el interior de Shiro—¿él es tu luz, Shiro?
—El amo es...—tan rápido como abrió su boca, la cerró, fue entonces cuando Shiro miró al frente encontrándose con una pared blanca—es aquí, Hayashi Tora.
—¿En serio?—se burló—en serio les gusta esconder cosas.
Posó el cuerpo de Shiro a ras del suelo para pdoer apoyar su cabeza en la pared, ella sonrió al individuo, este se limitó a girar al lado contarrio su rostro.
—Solo debes palpar la pared derecha, allí encontrarás un ladrillo que se desplazará hacia atrás.
—Sin duda a Overhaul le gusta los pasajes secretos.—Tora obedeció ante las indicaciones de Shiro, el cual la observaba arduamente, por alguna razón ambas cuencas no podían separarse de esa figura, entonces, la abertura se mostró, abriendo el camino para Tora, ella sonrió tomando de nuevo a Shiro, y así se adentró en la amplia habitación.
—¿Qué es este lugar?
—Aquí es donde realizan las extracciones de sangre a Eri, también donde crean las balas.
''Esto es espantoso''.—pensó Tora, mirando con tristeza el lugar.
—Overhaul debe tener una zona donde se encuentran sus ivestigaciones.
—Tercer armario a la izquierda.—siguió sus indicaciones encontrándose con el mueble gris, buscó con la mirada un lugar donde posar a la muchacha, la dejó reposar en el suelo, ni de broma lo dejaría posado en esa espantosa silla con artilugios extraños.
Tora comenzó a rebuscar entre los docuementos, no había nada sobre el accidente de hace diez años.
—Dime—llamó la pelirosa al pelo lila—¿para qué es esta llave?—mostró el colgante que tiempo atrás llevaba Shiro, el mencionado la miró, él se quedó callado—me has dejado llegar hasta aquí, ¿sabes acaso lo que te hará Overhaul en cuanto lo sepa?
—Precisamente por ello, solo te he guiado hasta aquí.—Tora frunció el ceño.
—¿Por qué?
—Eres extraña, llamas mi atención.
—Oye—alza la voz—mi orientación sexual no va por ese camino.
—¿Qué?—musita Shiro.
—No me gustan las mujeres, linda.—la señala con el dedo.
—¿Cómo sabes?
—Por muchas vendas que cubras bajo tus ropas, es notable—Tora suspiró, posando ambas manos en su cadera—¿qué le pasa a ese tipo? ¿tanto le gustan las niñas pequeñas?
—No soy una niña.
—¿Eso es lo qué te enfada?—se ríe echando su cuerpo levamente hacia delante.
—Eres extraña, porqué me ayudas.
—Oi, si hablamos de cosas raras, deberíamos mencionarte a tí—sonríe de medio lado—¿por qué guías a tu enemigo?—Shiro gira su rostro, aunque Tora no podía ver su expresión debido a la mascara.
—Una vez me dijeron, que si tienes deudas con alguien debes devolverlas.
—Eso es muy honrado—se burló levemente—¿por qué me debes algo, según tú?
—No me has matado.
—Podría ser para sacarte información.
—Podrías haberme torturado, pero no lo has hecho.—contestó Shiro, la pelirosa la observó con neutralidad.
—Nunca haría daño a una persona inocente.
—No soy una persona inocente.—miró al suelo, intentando no verle la cara a la joven.
—No existe diferencia alguna, entre tú y Eri.—sorprendida, Shiro la miró, Tora sonreír con comprensión.
—Eri—habló la de pelo lila—incluso si no quieres ayudarme al final, salvala.—Tora musitó un alargado ''eh'' ante su respuesta, incluso algo gracioso.
—Me pregunto quien es la extraña ahora.—Shiro la miró cuidadosamente, a pesar de que ella observaba hacia otro lado, su perfil mostraba todo, su comprensión.
—Te diré donde están esos documentos—Tora la observó con sorpresa—pero no prometo, que cuando me recupere, seamos enemigas de nuevo.—la pelirosa la observó con seriedad, aunque finalmente asintió.
Shiro se levantó con la ayuda de Tora, regresando a sus hombros, la de cabello lila no había sentido tal sentimiento de cercanía a excepción de Eri, la pequeña niña calmaba su rabioso corazón, era cierto, nunca había deseado nada, no era una persona de grandes sueños, sin embargo, su órgano se calentaba al pensar en su ''posible familia'', porqué la había abandonado y dejado atrás, ¿por qué una mafia? ¿querían hacerla sufrir?
En cuanto se dio cuenta, se había relajado, el olor a flores que desprendía la joven que la cargaba era embrigador, se sentía calmada al aspirarlo, un sentimiento anhelante surgía en ella cuando la veía, nadie la había tratado tan amablemente, era por ello, que entendía al completo los sentimientos de Eri.
¿A dónde irían?
No tenían un hogar al cual regresar, no existía un proposito en sus vidas, había investigado la vida de Hayashi Tora por orden de Chisaki Kai, esta chica había vivido en las calles, había sido arrojada a la desperación pero incluso Shiro lo entendía, ella no era como Overhaul, no se bañaba en el odio y la desesperación por arrasar aquello que le disgusta.
Shiro sentía miedo de Tora, porqué ella era como la luz, una tan brillante como para quemar. Las personas amables, la aterrorizan, a pesar de ello, la pelirosa le asustaba aún más, porqué su amabilidad le haría querer más, mucho más.
—¿Es esta baldosa, cierto?—preguntó, Tora había rondado por toda la habitación, buscando algo extraño, era increíble el ojo que esta chica tenía.
—Sí, presiona con fuerza tu pie, después la baldosa de su derecha se movera, introduce la llave entonces.—efectivamente, secuencialmente se mostró la cerradura, Tora se colocó con cuidado en cuclillas mientras llevaba a Shiro a sus espaldas, introdujo la llave, provocando un ruido, una de las estanterías se desplazó mostrando una caja fuerte, la pelirosa se aproximó.
—¿Cuál es la contraseña?—pregunta Tora, Shiro niega con la cabeza.
—Lo siento, nunca he sabido de ella.
''¿En serio''?—pensó Tora molesta, ella suspiró, ¿cuál podría ser?
—Ese tipo tiene fobia a los gérmes, ¿cierto?—pregunta a lo que Shiro asiente—¿algo relacionado con la limpieza?
—''Blanco, pulido, lleno de perfección'', es algo que siempre me ha repetido.
—Probemos con pulcro.
—¿Por qué esa palabra?
—Es su meta, ¿no?—la mira de reojo—una mundo pulcro en donde el no sea afectado por la suciedad mundana.
—Eso...—musita Shiro, mientras Tora introduce la palabra clave, esperando el resultado.
—Cuando esto acabe, te llevaré conmigo.—Shiro no logra musitar palabra alguna, entonces una luz verde acciona la caja fuerte.
—Bien, aquí vamos—toma la llave con una de sus manos, guardandola en su bolsillo—es hora de salir de este lugar.
—Espera, no deberías llevarme contigo.
—Escucha, no sé porqué sigues siendo tan cabezota, pero—Tora suspira—tu debes ya no existe, porqué mis amigos se encargarán de darle una paliza a Chisaki.
—¿Ellos vencer al amo?
—No es tu amo, tú era la única dueña de tí misma.
—Yo misma...
—Vamos, te conseguiremos un verdadero hogar, Shiro.
—Tu en verdad eres, extraña.—Shiro movió su mano izquierda, separándose de Tora, ella se giró sorprendida.
—¿Qué haces?
—Lo siento, pero no tengo lugar en una sociedad de héroes—sonríe sarcastica—ahora soy una villana, he cometido tantos crímenes, nadie podría perdonar a un ser como yo.
—¡Estás equivocada!—no servía de nada, Shiro se desplazó hasta el lugar de Tora, golpeando su estomágo, chocando contra la pared de ladrillos.
—Lo siento, esto es un destino que no se puede cambiar.
—¡Te equivocas!—la pelirosa se levantó como pudo, iniciando la llama azul al rededor de sus brazos—¡existen destinos que pueden ser cambiados!—tomó carrerilla impulsandose con sus pies, hasta tomar una clara cercanía entre los rostros de ambas, Tora golpeó con fuerza su rostro—¡haré que tu destino cambie, ahora!
El golpe impulsado por el viento, provocó una brecha en la mascara de la chica, destrozandola al instante, un fuerte humillo se creó, el suelo había sido arrasado por el viento de Tora, la pelirosa se acercó con suma dificultad, posiblemente el daño en su estomago le había roto alguna costilla también.
Tras desaparecer el humo, la joven de cabellos lila, se alzó con cuidado.
—Existen destinos que no pueden ser cambiados.—Tora sintió que le faltó el aire, tars ver su rostro.
—No puede ser...—un nudo se atoró en su garganta, la de cabellos lila envio de nuevo otro golpe, esta vez, a uno de los brazos de la chica, el cual, a causa del kosei contrario la dejó inconsciente.
—Hayashi Tora, este es tu destino.
''No, Ai''.—finalmente Tora cerró sus ojos.
—
¡PLUS UUUUUUUUUUUUULTRA!
Me costó escribir esta parte, rememorando momentos del manga me dieron ganas de llorar.
¿Qué os ha parecido el capítulo?
Espero vuestros comentarios e hipotesis, como siempre acompañemos a Tora hasta el final.
¡Nos vemos!
Kana-sensei
http://on.mangakus.com/2017/10/boku-no-hero-academia-153.html
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