«Ego».



  [▫▫▫]  

¿Cómo había llegado a esta situación? Las cuencas magenta de Tora se encontraban observando al frente, con decisión, como si tan solo hubiese una única salida, aunque bueno, en realidad era así.

Las calles cada vez eran más oscuras, estrechas, monótonas, sin cambios, tomando como esqueleto los ladrillos que mostraban un color grisáceo. El único sonido que podía escucharse era la gravilla siendo pisada por la cabellos magenta. Se encontraba agotada, pero nunca lo admitiría y muchos menos en voz alta, pudiendo apercibiendo a su enemigo.

Su enemigo, el secuestrador de Reika, ¿realmente cómo todo se había vuelto tan desastroso? Hasta hace unos días se encontraba en medio de las montañas, lejos de la civilización, entrenando para poder ser más poderosa, pero ahora, se veía obligada a usar sus habilidades nada más llegar.

Regresando una semana atrás, volvió a los dormitorios encontrándose con una no tan grata sorpresa. Su «hermana», su mejor amiga había desaparecido, sin dejar rastro. Al llegar la noche, todos sus compañeros regresaron a los dormitorios, sus rostros mostraban cansancio por la larga rutina, pero sobre todo tristeza. Un aura oscura parecía envolver a todos, a algunos más que otros, sin embargo, eso solo comenzó a inquietar a Tora.

Tora recordó cada pequeño detalles de los presentes, el gran recibidor no se veía tan acogedor como la última vez que residió en los dormitorios.
Cuando ella apoyó su mano izquierda en el sofá, notó por primera vez los ojos de los presentes, todos sorprendidos ante su presencia. Ella quiso reír, pero su rostro denotaba lo contrario, seriedad y silencio absoluto.

-Tora-san.-una voz calmada y dulce la nombró, los cabellos revueltos del muchacho se veían como usualmente yacían. Sus ojos verdes parecían brillar con fuerza al verla, como si fuese un ser idolatrado y así era, para él.

-Hola...a todos.-normalmente su parte descarada no suponía un problema mostrarla ante los demás, pero se sentía débil ante las miradas de todos. Los cuales parecían sentirse realmente culpables.

-¿Cu-cuándo has vuelto?-la voz temblorosa de Midoriya, dió curiosidad a la de cabellos magenta.

-Hace un rato, he terminado mi entrenamiento. He oído por parte de Suzume que todos han participado en los exámenes de licencia. ¿Cómo ha ido?

-En general bien, gracias.-contestó de nuevo Midoriya.

El silencio se hizo presente de nuevo, pero está vez ver las caras decaídas de todos la irritaban por completo. Ella suspiró.

-¿Se puede saber que les pasa?-su voz pareció asustar a alguna de las chicas. Y ella los observó con mala cara.

-Tora-san, es necesario que sepas algo, es realmente importante.-Izuku apretó cerró con fuerza sus puños, mostrando un color blanco en sus nudillos, ella asintió, dando paso a las palabras del joven-Reika-chan...ella ha desaparecido.

La expresión monótona de Tora cambió drásticamente. La sorpresa parecía ser su nuevo nombre.

-¿Qué has dicho?-no podía creerlo.

-¿Acaso eres sorda?-una voz irritada y ronca habló, el rubio observaba en dirección al suelo-ella no está, se la llevó ese mal nacido.

Por alguna razón, la voz de Bakugō mostraba soledad, frustración. Pero, ¿por qué? Tora intentó calmar su mente, después de todo ese entrenamiento aprendió a controlar su nueva peculiaridad, pero también su paciencia.

«Tu mente debe estar en calma, fría, para permitir el paso a la información, agruparla, organizarla y ponerte en acción, así debe actuar un héroe profesional.»

Suzume había recitado frases y frases, como si de un mantra budista se tratase. Llevó la mano a su frente, colocando su flequillo, la alejó para volverse a apoyar en el sofá, está vez parte de su peso.

-Reika fue secuestrada. ¿Tenéis idea de quién ha sido?-al instante pensó en de cabellos blancos- ¿Shigaraki?-dijo, ella estaba molesta, pero debía mostrar madurez, si ella estaba serena sus compañeros podrían darle mayor cantidad de información. Después de todo, el miedo, la preocupación y el estrés no hacen mas fácil estos tipos de momentos.

Midoriya parecía más calmado y habló con fluidez ante ella.

-No podemos confirmar que no estén relacionados. Sin embargo, por la información que tenemos se trata del asesino nocturno.

-¿Ese tipo? ¿En serio?-Tora no entendía porque querría dañar a la rubia, ¿tendría algún tipo de relación con la chica?

-Ella no parecía conocerle.-Tora observó a Bakugō, desde que ella entró en la habitación sus miradas no se encontraron.

-¿Cómo estás tan seguro?-ella dudaba de él.

-Porque estuve allí.-dijo, el silencio se hizo más frío, las manos de Bakugō se encontraban dentro de sus bolsillos, su atuendo completamente negro le recordó a las ropas de un entierro. En otras circunstancias se burlaría de él, pero ahora...no tenía fuerzas.

Los recuerdos recientes en su cabeza daban paso a más preguntas. Sus pasos dejaron de resonar en cuanto se encontró en un callejón sin salida.
Irritada, escupió sus palabras.

-¡Escúchame bien! ¡No tengo ni la mayor idea de quien eres!-apretó sus puños con fuerza, creando así una llama azul-¡Pero, como le toques un solo cabello te mataré!

Una risa resonó en el lugar y sin mostrar su cuerpo se desvaneció en el eco del silencio.

"Reika..."

Tora escuchó unas pisadas resonando detrás de ella, sus ojos viajaron a su espalda dándose la vuelta y encontrándose así con una cabellera rebelde y rubia. El muchacho parecía acalorado, sin duda había dado una gran carrera hasta la posición de la joven, su cuerpo estaba sudando, haciendo brillar algunas parte de su gran musculatura. Por primera vez, tras calmar su respiración, y dejar el reposo de sus manos en sus rodillas, Bakugō la miró.

-Hey, candelabro-nuevo insulto debido al descubrimiento de su nueva peculiaridad, ella soltó un bufido-tú puedes corretear como una puta rata, pero yo no. No tengo alas.

Él secó el sudor reposado en su frente usando su camiseta negra de tirantes. Ella elevó sus manos mientras sonreía.

-Como siempre tan estúpido, que sepas que las ratas no vuelan.-aclaró ella con desdén, él continuó su paso, traspasando en lado izquierdo de la joven.

-Las palomas son ratas voladoras, como tú ¿no lo sabías perra voladora?-por primera vez, Bakugō no río, ni se enfadó, simplemente mantuvo una expresión neutra, la más calmada que tenía. Tora se mantuvo en silencio y se dió la vuelta sorprendida, al mismo tiempo aumentado su asombro debido al nuevo camino, el cual no se encontraba minutos después de su persecución a la «nada».

-¿Cuándo...?-musitó ella, él continuó andando.

-Cuando llegué vi como el camino se convertía en un puto círculo, me recordó al estampado de esa puta camiseta que me regaló mi vieja-Tora siguió su paso, y lo miró extrañada, ¿porqué narices le hablaba de esa gilipollez?-entonces, los colores se mezclaron y cuando todo se volvió nítido, este camino apareció.

-Espera, pero ¿todo eso pasó mientras recuperabas el aliento?-preguntó ella, Bakugō asintió mirando al frente.

-¿Acaso eres estúpido?

-Tú lo eres, solo estaba cansado, y no quería que comenzaras a correr como loca en celo de nuevo, y menos sola.

Ella rechinó sus dientes, no podía enfrentarlo porque todos sus comentarios eran calmados y neutrales. Tora había salido corriendo traslado el secuestrador de su amiga en cuanto pensó un plan mínimamente lógico, los demás se unieron en su búsqueda, al parecer solo el rubio había logrado seguirle el paso, lo que parecía demasiado raro. ¿Y el resto? Sin duda aparecerían tarde o temprano. ¿Había algo peor que eso?, pues sí, ¿desde cuándo Bakugō Katsuki tenía sentido común?

Tora lo observó, era la primera vez que miraba con atención las carácter físicas de la anatomía del muchacho. Pensó; que sí no fuese por ese mal temperamento suyo, él sería bastante popular.

-Hey, ¿porqué estás aquí? Que yo sepa Reika te cae tan mal como tú madre.-comentó ella con sarcasmo, el chasqueó su lengua.

-Rei es diferente, no la compares con mi vieja.

Tora se sintió confundida por un instante, su cabeza hizo una especie de click, correteó delante de él velozmente y lo miró con nerviosismo, él seguía teniendo ese rostro neutral, lo cual comenzaba a desesperar a Tora.

"Oi, oi, ¡este no es Bakugō!"

-¡¿Rei?! ¡¿Desde cuándo ustedes se llevan bien y porqué?! ¡Si son el perro y el gato!- exclamó con preocupación ella, al contrarios que él que continuó su caminar con una aptitud calmada. Bakugō mantenía sus manos en los bolsillos de sus vaqueros verde militar.

-Ella ignora todo lo que le digo y me contesta como una estúpida.

-¡Entonces...!-quiso replicar ella.

-Pero, es útil para los entrenamientos, no es como si fuese un grano en el culo y...-detuvo su paso.

-¿Y?-imitó su acción.

-No me cuesta respirar cuando está ella.

"¿Huh? ¿Qué mierda significa eso Bakugō Katsuki-kun?"

-Hey.-dijo ella, él la miró.

-¿Qué?-preguntó con su natural voz tosca.

-¿Acaso te crees escritor? Me empieza a preocupar esta forma tuya de narrar tus emociones, cosa que nunca haces.

-Vete a joder a otro estúpida perra voladora.-sosegación del joven de nuevo.

-¡Oh! Ese es un clásico.-se burló ella de su insulto. Ambos comenzaron a caminar.

-Tenemos que encontrarla.-ella asintió ante su dedicación.

-¿Bakugō?-él la miró.

-¿Qué?

-¿Porqué Todoroki y tú fallaron el examen de licencia?-él continuó andando, sin pretención alguna ignoró su pregunta-Si no quieres contarlo, está bien, de todas formas ahora estáis aprobados, aunque me resulta difícil de creer que tú sepas tratar con niños.

Ella sabe toda la historia tras la explicación de los muchachos de la clase A.

-¡Cállate flutulencia!-exclamó él irritado.

-¡Hey, no soy un pedo!-ella replicó, a continuación comenzó a reír-Hasta que por fin te enfadas.

-¿Huh? ¿Acaso eres masoquista?-su postura se encorvó de forma natural.

-Que va, aunque si no haces tu papel de gruñón no haces mi día. Siento haberte gritado aquella vez.

-¿Aquella vez?-él no recordaba.

-Ya sabes, en el aula, cuando tiré una mesa, asusté a todos, y tú tenías razón. Sólo estaba huyendo, me negaba a ver que no tenía la fuerza suficiente-Ella dejó de mirar al frente, y lo miró-Gracias, Katsuki.

Él amplio sus ojos.

-¿Por qué mi nombre?

-Bueno, somos amigos ¿no?-ella sonrió ampliamente-Me estás ayudando, estás buscando a Reika, y aprecias su compañía.

Él chistó, ambos cruzaron la intersección de las callejuelas hasta encontrar una extraña entrada.

-Suspendí porque no sé trabajar en equipo-Tora lo observó con confusión, ¿porqué se lo decía ahora?-así que ahora, trabajaré contigo para traer a Rei de vuelta. Por mucho que me moleste tu puta presencia de globo inquieto.

Ella asintió de mala gana, para finalmente sonreír levemente. Él sólo comenzó a caminar adentrándose en la gran abertura.

"Amigos, huh..."

El rubio no estaba contento con ello, sin embargo, parecía haber un sólo resultado. Siempre parecía estar en tercer lugar cuando se trataba de ser cercano a Tora, incluso sus dos rivales le ganaban, por mucho que quisiese negarlo, él perdía. Es por ello, que saber que había alguien que se sentía secundario al igual que él, hacía que un alivio llenase su pecho, esa persona era Reika.

Reika había pasado la gran mayor parte de su infancia en la calle, hasta que fue raptada por la liga de los villanos, en ese instante, la calle simplemente se convirtió en un campo de juego. Sin embargo, mucho antes de todos esos sucesos, ella era una niña común, con una familia normal y corriente en un pequeño apartamento.

Su madre era hermosa, una joven rubia de ojos azules, sin duda, Reika era su viva imagen. En cambio comparar la imagen de su padre con ella misma, sería lo mismo que intentar igualar el aceite con agua. Al contrario que Tora, Reika nunca recordó que su padre fuese un hombre amable, pasaba el tiempo bebiendo o pegando a su mujer, mientras que ella se limitaba a encerrarse en el estrecho armario de la única habitación del apartamento, observando como su madre era maltratada. A pesar de todo ello, su progenitora le cantaba con lágrimas en los ojos hasta que su corazón se calmaba, esos momentos, eran los recuerdos más atesorados que tenía de su madre. Pocos años después, su madre cambió drásticamente, la ignoraba, le negaba la salida de la casa, desaparecía por las noches y regresaba a la mañana siguiente. Reika desconocía que sucedía con su madre, simplemente se negaba a entender. ¿Para qué? Cuanto más sabía, más doloroso era.

En ese momento su padre se desvaneció, las abandonó, hasta que finalmente su madre la dejó atrás, quedando en la soledad del apartamento, siendo encuelta una vez más en la oscuridad.

Reika no podía vivir en un apartamento lleno de deudas, huyó antes de que los perseguidores de sus padres regresarán, sin más opciones comenzó a vivir en los barrios bajos.

Allí, bañada en la lluvia, su cuerpo yacido en el frío cemento vió por fin un rayo de esperanza. Al inicio, creía que era la luz de una farola, pero allí sólo había oscuridad, la joven se encontraba en cuqulillas observando a la niña, la cual tenía múltiples fracturas, ella se limitó a observarla.

«¿Puedes hablar?»

Hacía tiempo que nadie se preocupaba por ella, y cuando fue envuelta en los brazos de la adolescente de cabellera negra, no pudo evitar sonreír. Sentía calidez después de mucho tiempo.

-Reika-chan.-el hombre le dirigió la palabra desde las sombras, la rubia llevaba atada a esa silla de metal durante unas largas y tediosas horas, lo observó desde su flequillo.

-Muere pervertido.-logró pronunciar, su voz estaba seca. Él se limitó a reír.

-¡Oh! ¡Que fría!-Reika intentó una vez más divisar el rostro de su secuestrador, pero el resultado fue el mismo que las veces pasada, nada.

-¿Por qué te escondes?

Quería sacarlo de su madriguera negra fuese como fuese.

-Bueno, no quiero matarte.-contestó con simpleza.

-¿Entonces porqué estoy aquí?-preguntó ella preocupada, tenía un mal presentimiento.

-Bueno, hay alguien que te aprecia al que yo no aprecio para nada.

-¿De quién hablas?-preguntó con nerviosismo, comenzaba a irritarse ante la forma misteriosa de hablar del hombre, el cual, por su voz no rondaría más de los cuarenta.

-Digamos que su sola existencia es una molestia para mí.

Reika apretó sus puños dentro de sus ataduras, se removió en su asiento.

-¿De quién estás hablando viejo pervertido?

-¡Hey, no soy un pervertido! Que te observe todo el rato no quiere decir que sea un pervertido. Es por tu seguridad, después de todo si mueres por no tratarte bien, ella no vendrá.

-¿Ella?-pronunció, una luz se encendió en su mente, su rostro neutro cambió a preocupación absoluta, él sonrió desde las sombras.

-Veo que ya te imaginas quien es, siento que la hija de Jun tenga que morir, pero después de todo es su culpa.

-¿Jun? ¿De qué hablas?-preguntó confusa.

-Desobedeció las órdenes del jefe, se escapó con ese mugriento aspirante a héroe de pacotilla y tuvo a esas niñas. Siento que la mediana tenga que ir primero, me gusta el orden, pero tengo unas prioridades, de todas formas una ya está muerta.

-¿Estás hablando de Tora?-preguntó, después de todo, ¿quién si no querría ayudarla?

-Hayashi Tora-pronunció siseante, su mano derecha se posó en su rostro, gramaticamente volvió a hablar-si no fuese porque tiene la misma sangre que ese indeseoso...

-¿Por qué odias al padre de Tora?-¿quién era este tipo? ¿porqué tenía esa obsesión?-¿Es por qué te ordenaron acabar con él?

-¡No!-un chillido de odio se emitió de los labios del secuestrador, el efecto de disco rayado cubrió esa negación-¡Él quiere que lo lleve con vida! ¡Pero yo no quiero eso! ¡Quiero hacerle sufrir! ¡Torturarlo! ¡¿Porqué todos se empeñan en que debo mantenerlo con vida?!

-¿Vas desobedecer las órdenes de tu amo?-preguntó Reika, todo era tan engorroso, la mente de ese hombre parecía un laberinto.

Un silencio agobiante se hizo presente en la sala, como si se tratase de un interruptor, toda la habitación comenzó a ser más nítida para Reika, la cual todo este tiempo se limitó a mirar a través de su flequillo viendo ante ella, figuras borrosas.

-¿Amo?-la voz agria que poseía con anterioridad se distorsionó-Reika-chan, el «Ojeador Nocturno» no tiene amo, soy el dueño de la noche, yo observo todo y dicto las normas. Sólo uso su deseo egoísta para mis propios beneficios.

-Entonces, eres igual que él, después de todo solo lo usas para tus propios beneficios.-al instante un estruendo se escuchó en la habitación de hormigón, el hombre salió de la oscuridad, mostrando una máscara; era metálica cubría toda su mandíbula y parte de su rostro, era siniestro, unos ojos rojos la observaban con inquietud y rabia, la misma mirada que la había estado vigilando desde que la secuestraron.

-Reika-su voz sonaba fría, agria, autoritante, le resultaba familiar-es fácil juzgar a alguien por sus acciones, pero sin duda no nos damos cuenta de nuestro propio egoísmo. Antes de juzgarme a mí, o compararme con otros, mírate en el espejo. ¿Acaso tú, no tienes algo que deseas obtener pase lo que pase?-él hombre se acercó hasta ella, reposó sus manos en la silla, observándola, sus brazos la rodeaban de frente, y sus ojos intercambiaban miradas.

-No te entiendo, yo no soy como tú.-él se limitó a reír, se acercó a su oreja con lentitud, el nerviosismo de la rubia explotó ante él.

-¿No te gustaría tener a Tora de la misma forma que estás tú ahora?

-¿De qué hablas?-ella cerró sus ojos, tenía miedo, se sentía atrapada por las palabras de ese hombre.

-A tú merced, tenerla de todas las formas posible sólo para tí.-Reika se sonrojó ante su aclaración, ella agitó su cabeza.

-¡Yo no quiero que sea así!-chilló- ¡Yo no...!

-Entiendo ese sentimiento querida mía, quieres tener lo que no posees, en eso eres igual a tú padre.

Reika clavó su mirada en él, sintió que detrás de la máscara el hombre sonreía inquebrantable, de forma inquietante. La rubia sintió que todo su cuerpo comenzaba a sudar de forma inexplicable. Sus ojos se ampliaron con fuerza al escuchar sus palabras.

-¿Q-qué?

-¿No lo entiendes aún? Sin duda lo de ser estúpida lo heredaste de tú madre. Aunque bueno, tienes una forma de vivir muy digna, como la de tu padre.

-¿De qué estás hablando?-todo comenzaba a oscurecerse.

-¿De qué hablo?-preguntó él, se denotaba cierta alegría en su voz.

-¿Por qué hablas de eso, como si me conocieras?-él emitió algunos sonidos de exclamación. Se alejó levemente de la muchacha para acercarse a su espalda, envolviéndola con sus delgados brazos. Reika sintió como el cabello negro del hombre rozaba su rostro, sintió náuseas.

-Porque, después de todo dicen que «de tal palo, tal astilla»-el susurro se retuvo en la cabeza de Reika.

-No...-musitó, su voz se atoró. El ojeador nocturno la observó con detenimiento, de forma calculadora y helada.

-Mi linda Reika, es momento de que le seas útil a papá. ¿No crees?

-

¡PLUS ULTRA!

¡

Hola, hola! Bienvenidos a un nuevo capítulo; estos días he estado ideando como continuarán los siguientes capítulos. Debo de informar que se acerca el final, es por ello que he estado pensando si una segunda temporada sería necesaria para no apretar tanto el nuevo contenido, he decidido que escribiré una segunda cogiendo los contenidos importantes que no saldrán en esta.

El título será sencillo «Aware II», en él se mostrará el verdadero significado del nombre de la obra reflejado en los dos protagonistas. Debo decir que Dabi, tomará una papel importante en la siguiente temporada, esperen con ansias.

Sobre este capítulo, me gustaría saber sus opiniones:

¿Qué creen que pasó entre Bakugō y Reika? ¿Quieren que haga un especial sobre ello?

¿Y el resto? ¿Dónde se encuentran?

Sobre Todoroki, ¿qué creen que pasará entre Tora y él? ¿Se reconciliarán, como pasó entre Bakugō y Tora?

Espero sus respuestas.

Sólo una última pregunta:

A) Muerte.
B) Prisión.
C) Suicidio.

¡Gracias por leer!




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