La jornada laboral en la empresa de sus padres la a dejado exhausta. Quiere una taza de chocolate de la cafetería de sus amigos.

Entrá y observa cómo está completamente llena, se acerca al mostrador donde está el chico de cabello rubio y un mechón negro entregándole el cambio a una persona. Lo saluda y el pide una taza de chocolate y una porción de pastel de chocolate.

—Espero que no te moleste compartir mesa con alguien, hay mucha gente y dudo que baje— le dice Denki con una sonrisa algo pequeña.

—No hay problema— respondé.
Observa el establecimiento para encontrar algún lugar en el cual pueda sentarse. Solo hay un lugar vacío.

En la tercera mesa pegada a la ventana solo hay un chico. El se encuentra leyendo un libro, supone que a él no le molestará que ella se siente.

—Me sentaré en la mesa tres— le indica a Denki.

—Vale, le diré a Mina que te lleve tu pedido en un momento.

Ella se acerca hacia la mesa no sin antes agradecerle al rubio, el chico mantiene su vista aún en el libro.

—¿Puedo sentarme?— pregunta con respeto.

El chico le responde con «Adelante» sin apartar su vista del libro.
Momo toma asiento para después dejar su bolsa a un lado de su asiento, observa el lugar y nota como las personas beben y comen en silencio, bueno casi. Algunos mantienen conversaciones en voz baja para no molestar a los demás clientes.

Mina le da su taza de chocolate y su rebanada de pastel para después irse, el chico nunca le dedicó una mirada en el tiempo que ella estuvo ahí.

Día tras día el chico se encuentra en la misma mesa leyendo, algunas veces esta escribiendo y otras simplemente observa por la ventana. Momo no a querido hablar con el pues piensa que tal vez el se lo tomé a mal, lo único que sabe es que llega a la misma hora cada día y se va una hora después de tomar tres tazas de café y una rebanada de pastel de fresas.

Hoy también está sentado, pero esta vez tiene su móvil en la mano.
Ella se acerca hacia la mesa sin pedir una orden, el chico sigue sin prestarle atención.

—Disculpa— le llama.

El chico por primera vez alza la vista.

—¿Puedo sentarme aquí?— hay mesas vacías, puede negarse.

Y ella de alguna manera ya se a acostumbrado a la compañía del chico que se le haría raro sentarse sola en otra mesa.

—Claro— respondé el.

Su voz es suave y varonil.

Y lo que más le llama la atención es el color de sus ojos, son color verde como el té de limón.

Le agradece con una pequeña sonrisa y toma asiento enfrente de el, por su parte el chico bloquea su celular y toma un poco de su taza de café.

—Hola Momo, ¿Que te sirvo el día de hoy?— le saluda Kirishima con una sonrisa en los labios.

Momo lo piensa un momento, a probado todas las bebidas de la cafetería que no tiene favorita y hay una que no a probado.

—Un café— pide finalmente.

El café no es de sus favoritos, prefiere el té de canela pero el olor sensual y picante del café que cubre la cafetería la atrae.

El chico de cabello rojo asiente y se aleja de la mesa.  Ella voltea a mirar al frente donde el chico la observa.

No sabe qué decir.

—Yosetsu Awase — se presenta el chico finalmente extendiendo su mano.

—Momo Yaoyorozou— corresponde.

Y vuelvo a haber un silencio que solo dura un par de minutos. El café se le a entregado a Momo.

Ella le da un pequeño trago, es amargo y dulce a la vez.
Hace una pequeña mueca pero no por desagrado. El café sabe bien y el cosquilleo que le provocó la hizo sentir extraña.

—La vida es como una taza de café. Todo está en cómo la preparas, pero sobre todo en cómo la tomas—Awase se lo comenta haciendo que ella lo mirará.

Le da un largo trago a la bebida para responder:

—Entonces mi vida a sido aburrida.

El arquea la ceja.

—¿Porque?.

—Es la primera vez que tomó café— confiesa.

El se sorprende y niega con la cabeza con una pequeña sonrisa.

—Entonces haz que tu vida cambie después de un café— toma su taza y toma lo que resta.

Sostuvo su taza, la soplo un poco y disfrutó su café. Cuando lo terminó, Awase se encontraba aún ahí.

—¿Otra taza de café?— preguntó.

Ella asintió con una sonrisa.