008. greenhouse
LE ENTREGO MI AUTORIZACIÓN AL SR. BANNER, mi profesor de Biología. Hoy íbamos al invernadero en un bus escolar, y todos los menores de edad necesitaban un permiso firmado por sus padres para poder ir. El profesor me agradece con una sonrisa.
—Muchas gracias, Avery —dice, y yo le devuelvo una sonrisa antes de darme vuelta para regresar con el resto de la clase.
Mi cuerpo se detiene de golpe cuando casi choco con una chica. Su cabello era largo, blanco y tan liso que parecía seda. Sus ojos verdes se destacaban sobre su piel pálida, aunque diferente a la de los Cullen; ella tenía un leve rubor en las mejillas, algo que nunca vi en Alice ni en su familia.
—Tú debes ser Avery Swan —dijo, con una voz suave pero segura, extendiendo una mano hacia mí.
La acepto un poco confundida, y asiento.
—Sí, soy yo.
—Soy Lauren. Compartimos la clase de educación física —continuó, su sonrisa ampliándose mientras me estudiaba con curiosidad.
—Ah, claro —digo, recordando vagamente haberla visto alguna vez en el gimnasio—. Sí, te recuerdo. Eres una de las pocas chicas que juegan bien al voleibol.
Eso la hace sonreír de verdad.
—¡Gracias! —responde, aunque su tono cambia rápidamente a algo más irritado—. Nadie aquí parece jugar decentemente. A excepción de ti, claro.
Me encojo de hombros, sin saber muy bien qué decir. Lauren parecía alguien que se preocupaba mucho por su reputación. Me mira por un segundo, como si estuviera pensando en qué decir a continuación.
—¿De qué parte de Arizona eres? —pregunta, inclinando un poco la cabeza mientras espera mi respuesta.
No me sorprende que sepa que soy de Arizona. Forks es un pueblo pequeño y, además, todos saben que Bella y yo nos mudamos hace poco.
—Phoenix —respondo simplemente.
—Lo sabía —dice ella, como si hubiera acertado en una apuesta—. No pareces del tipo que encajaría aquí en Forks. Demasiado... bronceada para este lugar.
No estoy segura de si fue un cumplido o solo un comentario al pasar.
—Sí, Forks es... —no digas una mierda, no digas una mierda—, un cambio grande.
Lauren rueda los ojos.
—Dramático, más bien. Pero bueno, al menos tenemos esta excursión para distraernos un poco. ¿Te gusta la botánica?
Para ser honesta, ni un poco. Amaba Biología, pero botánica era sumamente asqueroso para mí. La única razón por la que había venido era para hacerle compañía a Bella.
—No es mi favorita, pero está bien.
Ella sonríe, pero hay algo en su expresión que parece más inquisitivo ahora.
—Ya veo... —hace una pausa y me mira de nuevo con esos ojos curiosos—. He notado que últimamente te has estado juntando con los Cullen. ¿Te llevas bien con ellos?
Me tenso automáticamente al escuchar el nombre de los Cullen, especialmente después de todo lo que había pasado con Edward y Bella. No quería involucrarme más en todo ese asunto extraño. Y definitivamente no quería hablar de los Cullen con alguien como Lauren, que claramente estaba buscando algo de qué hablar luego.
—Nos conocemos, pero no somos tan cercanos —respondo con cautela, esperando que eso termine la conversación.
Lauren inclina la cabeza, como si no estuviera completamente convencida.
—Ah, entiendo. Bueno, ya sabes cómo son los rumores en un pueblo pequeño... Dicen muchas cosas sobre ellos.
La incomodidad crece dentro de mí, y antes de que pueda responder, el Sr. Banner da una señal para que todos subamos al autobús. Aprovecho la oportunidad para zafarme de la conversación.
—Será mejor que suba —digo rápidamente, señalando hacia la puerta del bus—. Bella debe estar esperándome.
—Claro —responde ella con una sonrisa, pero me lanza una última mirada antes—. Nos vemos, entonces.
Asiento y camino hacia el autobús, sintiendo sus ojos aún sobre mí. Una vez dentro, busco con mis ojos a mi hermana y, al conseguir localizarla, me dejo sentar en el asiento vacío a su lado.
—¿Cuál es la obsesión de todos con los Cullen? —pregunto para nadie en específico.
Mi hermana deja de mirar por la ventana para prestarme atención.
—Tal vez porque parecen salidos de una revista y no se relacionan con nadie —alzo una ceja y ella se sonroja—. O eso es lo que dicen.
Antes de que pueda continuar la conversación, veo a Alice y a Jasper subir al autobús. Ambos dirigiéndose directamente hacia nosotras. La sonrisa brillante de Alice, que siempre parecía contagiosa, ya me había puesto de buen humor.
—¡Avery! —exclama alegremente, sentándose enfrente de nosotras—. Tengo una idea fantástica. Como ya sabrás, tu fiesta cumpleaños está llegando y el baile de fin de año también, y estaba pensando... ¿qué tal si vamos a comprar unos vestidos?
Una pequeña sonrisa se dibuja en mi rostro.
Alice había sido tan convincente de hacerme una fiesta de cumpleaños que terminé aceptando. Además, dijo que sería algo pequeño, solo para celebrarlo con los más cercanos. El baile, por otro lado, no tenía nada planeado para eso.
—¡Me encantaría! —respondo sin dudar.
Bella nos mira a ambas, un poco confusa por escuchar que tendría una fiesta. Había olvidado de decirle, aunque no tenía nada confirmado aún.
Alice nota su mirada y no pierde la oportunidad de invitarla también.
—Y tú, Bella, deberías venir también. Podríamos buscarte algo lindo.
Bella frunce el ceño, obviamente incómoda con la idea.
—No soy muy fan de los bailes... —murmura, casi disculpándose.
Alice, sin embargo, no se deja desanimar. Su entusiasmo es contagioso, y parece determinada a incluir a Bella en sus planes.
—Está bien, pero vendrás definitivamente a la fiesta que estoy preparando para Avery —me da una mirada emocionada—. Podríamos probar diferentes estilos y colores, y luego ver qué te queda mejor.
Bella me mira como buscando ayuda, pero yo solo sonrío divertida por su incomodidad.
—No te preocupes, Bella. Será algo pequeño, solo personas íntimas —le digo, encogiéndome de hombros.
Bella suspira, resignada.
—Supongo que podría acompañarlas... pero definitivamente no iré al baile.
Alice aplaude suavemente, feliz con el progreso.
—¡Perfecto! Será una salida divertida —dice, claramente satisfecha con la pequeña victoria.
Bella sigue pareciendo dudosa, pero la conversación fluye con más naturalidad mientras el autobús comienza a moverse. Alice comienza a hablar sobre estilos, colores y tendencias que podríamos probar, y aunque Bella no participa mucho, escucha atentamente.
Yo, por mi parte, ya estoy imaginando cómo será la tarde probándome diferentes vestidos con Alice.
El autobús finalmente se detiene frente al invernadero. Las voces de los estudiantes, que hasta ese momento llenaban el vehículo, comenzaron a disiparse mientras todos se levantaban y empezaban a bajar.
—Llegamos —murmuro, dándole un leve empujón a Bella para que se despierte un poco. Ella había estado mirando por la ventana en silencio casi todo el camino.
—Por fin —responde Bella, con un suspiro de resignación.
El invernadero de Forks era más grande de lo que esperaba, con una estructura de vidrio que reflejaba el cielo nublado. Las plantas adentro se veían frondosas y verdes, llenando el lugar con un aroma a tierra mojada y naturaleza viva.
Aunque no era mi lugar favorito, no podía negar que era bonito de alguna manera. Bella, por su parte, parecía más interesada en el suelo que en lo que nos rodeaba.
—¿Alguna vez te interesaron las plantas? —me pregunta en voz baja mientras caminamos juntas hacia la entrada.
—No realmente —respondo con sinceridad—. Prefiero otros temas en biología. Pero parece que no tenemos opción hoy.
Bella asiente, de acuerdo, mientras seguimos al grupo liderado por el Sr. Banner.
—Recuerden mantenerse en grupos pequeños y no se alejen demasiado —dice el profesor, con su tono habitual de autoridad.
Alice caminaba junto a Jasper más adelante, claramente menos interesada en las plantas que en su conversación previa sobre vestidos. Pero sigue prestando atención suficiente como para no parecer fuera de lugar.
Nos detuvimos frente a una sección que estaba llena de helechos altos y extrañas plantas carnívoras. El Sr. Banner comenzó a explicar cómo cada planta tenía adaptaciones únicas para sobrevivir en el ambiente húmedo de Forks.
Un poco aburrida con las explicaciones, miro a mi alrededor y me encuentro con la mirada de la chica rubia. Ella me sonríe de una manera tan falsa que casi ruedo los ojos. Casi.
Con un suspiro irritado, continúo andando por el lugar, escuchando la explicación del profesor sobre otro tema.
—El abono es muy útil. Mete eso ahí adentro, Eric —un chico de cabello negro hasta el cuello hace lo que le fue ordenado mientras que el profesor parecía estar sirviéndose en un vaso un líquido café que salía de una máquina—. Vamos a servir una taza humeante de té de abono.
—Deme eso —dice otro chico moreno, divirtiéndose. Él era el chico del accidente, el que estaba dirigiendo la furgoneta que casi mata a Bella.
Yo, por mi parte, comienzo a interesarme.
—¿Por qué tiene ese color? —pregunto curiosa, y con un poco de asco.
El chico que mira y se encoge de hombros.
—¿Quieres probarlo? —su voz sale con burla.
Lo miro con mala cara.
—Parece que sabe a vómito.
—Vamos a ver, entonces.
No se atrevería. Sonrío y me cruzo de brazos, caminando a su lado y desafiándolo con la mirada. Él se lo lleva a la boca y yo frunzo el ceño. Qué asco.
—¡Tyler, no bebas eso! —exclama el Sr. Banner atrás mío. Yo suelto unas risitas viendo como parece exaltado—. Es para las plantas.
El chico escupe el líquido antes de que llegue a tragarlo y comienza a toser. Yo me río sin poder evitarlo.
—Pensé que estabas bromeando al respecto —digo entre risas, mirando al chico que aún se limpia la boca.
Tyler, todavía tosiendo un poco, me mira con una expresión entre avergonzada y bromista.
—Solo estaba tratando de hacer más interesante esta excursión —dice, encogiéndose de hombros.
—Lo lograste —le respondo con una sonrisa burlona—. Aunque no creo que quieras repetirlo.
Tyler se ríe, confirmando lo que había dicho.
De repente, una sensación extraña me recorre la espalda. Miro a mi alrededor y veo a Lauren observándome nuevamente desde el otro lado del invernadero. Su mirada es intensa, como si estuviera evaluando cada uno de mis movimientos.
Es incómodo, pero decido no darle importancia.
Tyler parece notar mi distracción y sigue mi mirada hacia Lauren, pero no dice nada al respecto. En su lugar, me da un pequeño empujón en el brazo para captar mi atención nuevamente.
—Oye, Avery —comienza con un tono que de repente parece más serio, aunque aún hay un destello juguetón en sus ojos—. Ya que estamos hablando de repetir cosas... ¿Qué tal si vamos juntos al baile de fin de año?
Mis pasos se detienen, y lo miro, sorprendida. No esperaba esa pregunta de Tyler, y, aunque ya tenía planes para el baile, no había considerado tener una cita en particular.
—Um... —empiezo, intentando encontrar las palabras correctas. Odiaba rechazar personas, pero no estaba segura de si Tyler como mi cita al baile era algo que realmente quería—. No estoy segura de querer ir con alguien en especial. Ya sabes, Alice quiere que vayamos juntas...
Tyler no parece desanimado por mi respuesta inicial.
—Vamos, Avery. Lo pasaríamos bien. Además, si ya vas a ir, podríamos pasar el rato juntos. No tiene que ser nada serio —sonríe de una manera encantadora, como si estuviera tratando de convencerme de la manera más casual posible—. Solo dos amigos divirtiéndose.
Lo miro, aún un poco insegura. Ya iba al baile, pero no había planeado tener una cita. Aun así, Tyler parecía agradable y divertido. Tal vez no sería tan malo.
—Bueno... —empiezo a decir, con una pequeña sonrisa—. Supongo que no hay problema en que vayamos juntos.
La sonrisa de Tyler se amplía.
—¡Genial! Sabía que dirías que sí. No te arrepentirás, te lo prometo.
Sonrío un poco ante su entusiasmo.
Después de todo, ¿qué podría salir mal?
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