007. guests
—AVERY.
Parpadeo dos veces y busco a la persona dueña de la voz. El Sr. Cullen me estaba viendo preocupado mientras tenía en mano una linterna pequeña, la cual estaba siendo dirigida a mis ojos.
Estaba sentando en una camilla blanca. Mirando a mi alrededor, confirmo el hecho de que estaba en el hospital. La sala estaba vacía, y sospecho de que era un consultorio.
Entonces, pienso en mi hermana.
—¿Dónde está Bella? ¿Ella está bien?
Al ver mis intenciones de levantarme, Carlisle me detiene.
—Has estado en shock muchas horas, Avery —dice, aún analizándome como si estuviera buscando alguna herida—. Tu hermana está bien. De hecho, ella y tu padre te están esperando afuera. Les daré la noticia de que estás bien.
Cuando Carlisle salió por la puerta, Edward apareció de repente, como si hubiera estado esperando el momento justo para entrar.
Estaba parado frente a mí, su expresión seria, y por alguna razón parecía estar apurado. Lo miré, cansada de todo lo que había sucedido ese día, sin entender qué más podía querer de mí.
—Avery —comenzó en voz baja, con una urgencia que se me hizo extraña—, necesito que no le digas a Bella que hablamos antes del accidente. Es mejor que no lo sepa.
Fruncí el ceño, sin entender por qué algo tan simple parecía importarle tanto. Me crucé de brazos, claramente incómoda con la situación.
—¿Por qué te importa tanto? —le solté, molesta. No entendía por qué me pedía eso y, siendo honesta, no me interesaba lo suficiente como para preguntar más.
Edward apretó la mandíbula, como si estuviera debatiendo qué decir. Finalmente, suspiró.
—Confía en mí, es por su bien. Es mejor que no lo sepa —dijo con un tono casi desesperado.
Lo miré un momento más, pero no tenía energía para lidiar con esto. Sentía que todo este asunto se estaba volviendo más raro de lo que ya era. Lo último que quería era meterme en algo que claramente no era mi problema.
—No te prometo nada —respondí secamente.
No quería darle el gusto de aceptar su petición, pero tampoco tenía planes de contarle a Bella que había discutido con él antes del accidente.
Edward asintió, aunque su rostro seguía tenso. Justo cuando iba a decir algo más, se giró hacia la puerta, como si hubiera sentido que alguien se acercaba.
—Gracias —murmuró, y antes de que pudiera procesarlo, ya no estaba.
¿Gracias de qué? No dije que aceptaba.
La puerta se abrió un segundo después, y Bella entró corriendo hacia mí con papá detrás de ella. Me abrazó fuerte, casi como si temiera que desapareciera.
—Avery, ¿estás bien? —me preguntó, su voz temblorosa, pero llena de alivio.
—Sí, estoy bien —respondí, aunque mi mente seguía dando vueltas. Fruncí el ceño preocupada—. ¿Tú estás bien? ¡Te atropelló una furgoneta!
Bella se apartó un poco y me miró con el ceño fruncido.
—Edward me salvó —dijo de repente, con incredulidad en su voz—. Estaba ahí justo a tiempo, Avery. No sé cómo lo hizo.
Sentí una punzada en el estómago al escuchar su nombre. Pero, si Edward estaba conmigo, como es que llegó al lado de mi hermana tan rápido. Eso no tenía sentido.
Bella volvió a mirarme, esta vez con más intensidad.
—Lo vi cerca de ti —dijo, sus ojos buscando los míos—. ¿Hablaste con él? ¿De qué estaban hablando?
Mi mente se congeló por un segundo. Esto que estaba pasando no era normal, y sabía que Bella haría lo que fuera para llegar a una respuesta. Tomé aire, intentando sonar indiferente.
—No hablamos, Bella —mentí, evitando su mirada—. No sé de qué hablas.
Bella me observó un momento más, su expresión claramente mostrando que no me creía.
—Los vi a los dos juntos de lejos —insistió, su tono lleno de desconfianza—. Los vi hablando.
Antes de que pudiera responder, papá entró en la conversación.
—Chicas, creo que es suficiente por hoy —dijo con voz firme pero tranquila. Me da una mirada de alivio—. Estoy feliz de que ambas estén bien, pero necesitan descansar.
Bella suspiró, visiblemente frustrada, pero asintió, dándome una última mirada antes de que el tema quedara en el aire.
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MIS DEDOS SE MOVÍAN CON FLUIDEZ SOBRE EL papel, guiando el lápiz en formas abstractas que no tenían ningún propósito específico. Solo necesitaba distraerme, alejarme de todo lo que había pasado ese día. El accidente, Edward, Bella... todo me daba vueltas en la cabeza, y dibujar era la única manera de calmar el caos.
Un golpe suave en la puerta me hizo levantar la mirada. Mi papá abrió apenas lo suficiente para asomarse.
—Avery, tu amiga Alice está aquí para verte —anunció, dejando espacio para que ella entrara.
Alice apareció, como siempre, con una sonrisa suave y su andar tranquilo. Mi papá cerró la puerta detrás de ella, dejándonos a solas.
Me quedé mirándola por un momento, aún sorprendida por su presencia. Nosotras éramos amigas, a pesar de que todo lo relacionado con su familia comenzaba a confundirme más de lo que quería admitir.
—Hola —saludó Alice mientras se acercaba, sentándose en la cama sin pedir permiso, como si no fuera su primera vez en mi casa—. Solo quería ver cómo estabas. Hoy fue... bueno, bastante complicado.
Suspiré, dejando el lápiz a un lado.
—Sí, complicado es una forma de decirlo.
Alice desvió su mirada hacia el cuaderno que tenía en mi regazo, notando los dibujos que había estado haciendo sin mucha conciencia.
—¿Dibujas? —preguntó con curiosidad genuina—. No lo sabía.
—A veces —dije, encogiéndome de hombros—. Me ayuda cuando tengo la cabeza llena de cosas. Hoy especialmente...
Alice asintió, y a pesar de que no dijo nada, podía sentir que comprendía más de lo que decía. Había algo en su presencia que siempre me había hecho sentir cómoda.
Nos quedamos en silencio por un rato, pero había algo que necesitaba saber, algo que no me dejaba tranquila.
—Alice... —empecé, dudando un poco antes de continuar—. Después del accidente... te fuiste sin decirme nada. ¿Qué pasó? ¿Por qué desapareciste tan de repente?
Ella me miró por un segundo, como si estuviera considerando cómo responder. Sus ojos, siempre tan brillantes y tranquilos, ahora mostraban un atisbo de preocupación.
—Las cosas se volvieron caóticas muy rápido —dijo finalmente, su voz suave—. Había mucha gente, mucho ruido, y sentí que lo mejor era irme antes de que todo se complicara más.
Su respuesta no me dejaba del todo satisfecha, pero tampoco sabía exactamente qué esperaba. Estaba confundida, porque algo en la historia no estaba cuadrando.
—Edward me dio una visita en el hospital —mi voz vaciló, porque no estaba segura de cómo continuar—. Me suplicó para decirle a Bella que no estaba a mi lado el momento del accidente, pero sí estamabos hablando prácticamente al otro lado del estacionamiento —sacudí la cabeza, sintiéndome aún más confundida—. No entiendo qué pasó.
Alice me miró, y aunque mantuvo su expresión tranquila, podía ver en sus ojos que entendía perfectamente a qué me refería.
—Sé que todo esto parece confuso —admitió Alice—. Y créeme, hay cosas que ni siquiera yo puedo explicarte del todo en este momento. Pero lo que puedo decirte es que Edward no tenía intención de hacer daño a Bella. Solo... fue un día extraño para todos.
—¿Un día extraño? —repetí, sintiendo que esa era una subestimación brutal.
Alice sonrió suavemente, como si supiera algo que yo no.
—Solo ten paciencia —dijo, su voz suave pero firme—. Las cosas se aclararán, lo prometo. Pero por ahora, lo más importante es que tú y Bella están bien.
Suspiré, sintiendo que estaba empujando contra una pared invisible. Alice no me iba a dar más respuestas hoy, y aunque eso me frustraba, había una parte de mí que tampoco quería saber más.
—Está bien, supongo —dije, tratando de dejarlo pasar—. Solo... no me vuelvas a dejar sola.
—Lo prometo —respondió Alice—. Ahora, ¿qué película veremos?
Sonrío a medias y me levanto de la cómoda silla de mi escritorio.
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