- ¡Shanks! Hola, amor - saludó Makino, abrazando a su alfa con cariño.  El mismo, le devolvió el abrazo, gustoso.

- Perdón por irme por tantos días, sabes que ando algo ocupado últimamente. ¿Y los niños? - cuestionó, al no ver por ninguna parte la cabellera dorada de Sabo ni el sombrero de Luffy.

- Sabo fue a visitar a su novia Koala y Luffy me pidió permiso para salir pero... se fue hace ya rato y aún no llega - lo miró, preocupada - intenté llamarlo, pero no contesta el teléfono.

- No te preocupes, él sabe cuidarse sólo, incluso si a veces parece un imán para los problemas - intentó reír, para aligerar un poco el ambiente. Al ver que no funcionó, agregó - ¿quieres que vaya a buscarlo?

- Tal vez, pero incluso así, ¿cómo lo encontrarías? No mencionó ningún lugar específico. Podría estar por cualquier parte - parecía bastante angustiada. Shanks le tomó el rostro entre sus manos.

- ¡Tranquila! Algunos de mis hombres andan vagando por la ciudad sin nada qué hacer ahora mismo, con sólo una llamada puedo hacer que lo busquen o que al menos me digan si se lo encontraron por ahí. Confía en mí.

- Sí lo hago, es sólo que...

- ¡Carne! - se escuchó a una conocida y alegre voz gritar, seguida de un joven que rápidamente entraba por la puerta principal, cargando una bolsita de plástico.

El alivio que la pareja sintió, les duró poco al notar que tenía algunos raspones y moretones, la ropa hecha un desastre y que no venía sólo. Un alfa de cara malhumorada y aspecto fuerte lo seguía por detrás, estando en iguales o peores condiciones.

Con sólo compartir una mirada, ambos adultos coincidieron en algo: era un alivio que Sabo no estuviera allí para armar un escándalo innecesario.

- ¿Así anuncias que llegas a tu casa? Eres raro - se burló el alfa, frunciendo aún más que antes el ceño al notar como el moreno le hacía caso omiso.

- ¡Shanks! - se abalanzó al otro, riendo alegremente y dejando caer su bolsa. Makino le besó la mejilla a modo de saludo y fue a buscar un botiquín para tratar a ambos jóvenes.

- ¡Ey, hola Luffy! ¿Nos presentas? - preguntó, señalando al otro alfa que miraba todo con cara de aburrimiento total y los brazos cruzados.

- Ah, él es... ¡Dentado! Sí, es mi amigo, lo conocí hoy - sonrió grande mientras el otro se quejaba.

- ¡Que me llamo Kid, maldita sea!

- Bueno, entonces, encantado de conocerte, Kid Maldita Sea. Yo soy Shanks - se presentó risueño, extendiendo su mano y todo. Luffy río sin entender y Makino, que acababa de llegar, le regaló una sonrisa tranquila.

Al menos ya sabía de dónde había sacado tanta idiotez y descaro el omega ese.

- Perdona a Shanks, sólo está jugando. Me llamo Makino, un gusto - se presentó ella, siempre cordial - traje algunas cosas para curar a Luffy, puedo curarte a ti también si quieres, y si no, te dejo un par para que lo hagas tú.

- Yo puedo sólo, no hay problema - aseguró, hablándole a ella con un poco menos de rudeza. Sólo un poco.

- Entonces, niños - sonrió al ver como el otro pelirrojo lo miraba feo al ser llamado así - ¿qué tal si se ponen cómodos y nos cuentan qué pasó?

- ¡Está bien! - aceptó rápido Luffy, comiendo algo de carne que consiguió apenas le quitaron la vista de encima y dejando a Kid sentado en el sillón junto a él, de un fuerte empujón.

El pobre alfa, no pudo hacer más que gruñir y sujetarse el estómago. Iba a ser una larga tarde.

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¡Hola! Disculpen mi ausencia, quise publicar hace unos días pero no anduve bien de salud.

Ya tengo confirmada la fecha de mis clases, y de verdad espero poder publicar 1 o 2 capítulos más antes de empezar, definitivamente quiero que mi historia avance y florezca de la mejor forma posible, incluso si es a paso lento.

Su apoyo me pone muy contenta, se los agradezco un montón :')

¡Nos leemos pronto! 💜