7. Calzones | Broma en el baño
— ¿Qué le sucede? Parece como si su alma se hubiera ido.
— No lo sé, aunque más es como si su mente estuviera en la luna.
— Oh ¿Estará bien?
Los gemelos Elladan y Elrohir susurraban entre ellos mientras miraban a un distraído Legolas. Estaban en los baños privados disfrutando de una ducha fría para pasar el tiempo, sin embargo, desde un principio notaron la mirada perdida del joven príncipe. No sabían que le pasaba y comenzaban a especular sin que el otro se diera cuenta. Al final, no soportaron más la vista y le dieron una fuerte palmada en la cabeza para que despertara.
— ¡Auch! ¡¿A qué vino eso?!— preguntó Legolas sobándose la cabeza.
— Ah, resultas que sí estás vivo— murmuró Elladan causando la risa de su hermano.
— ¿En qué estabas pensando, Legolas? ¿Por qué no lo compartes con nosotros?— preguntó Elrohir con una suave sonrisa en su bello rostro. Sus cabellos negros se esparcían libres a lo largo de su torso desnudo.
— Pues... No lo sé... Se van a reír de mí— titubeó Legolas un poco sonrojado, no sabía si era prudente confiar en los gemelos.
— Te prometemos que no nos vamos a burlar de ti— dijo Elrohir levantando la mano. Elladan asintió sin poder contener su curiosidad.
Entonces, sin otra opción, Legolas les contó lo que le había sucedido antes de reunirse con ellos. Aquel encuentro con la doncella que no lo dejaba en paz, pensando en ella a cada rato. Los gemelos al comienzo estaban disfrutando escuchándolo pero luego se sorprendieron. Elladan no pudo contenerse y soltó una larga carcajada, por otro lado, Elrohir estaba sufriendo por no reírse. Legolas se enfadó y, salpicando agua a la cara de los príncipes de Imladris, se levantó del estanque hasta donde estaba puesta la ropa de los tres.
— ¡Jamás volveré a contarles nada!— gritó Legolas avergonzado.
— ¡No te enojes!— gritaron los gemelos al unísono y salieron también del agua.
— Cálmate, no es lo que crees— dijo Elrohir intentando tranquilizarlo.
— Sí, no sabíamos tu primera primavera te hubiera impactado tanto, es que no puedo creer... Ugh— Elladan se agarró las costillas y miró fastidiado a su gemelo. Elrohir le hizo señas de que se callara.
— No entiendo ¿De qué estás hablando?— preguntó Legolas confundido.
— Te lo explicaremos después, ahora vistámonos para llegar cuanto antes a la cena— dijo Elrohir poniéndose la camisa. Los otros asintieron y no tardaron en vestirse.
Entre risas y bromas continuaron vistiéndose, pero pronto se detuvieron aturdidos, buscaron entre sus prendas y por más que buscaron la indignación brillaron en sus ojos, algo importante les estaba faltando.
¡Sus calzones no estaban!
— Por los Valar, como es esto posible— se quejó Elladan sin saber que hacer.
— ¿Es normal que suceda está clase de situaciones?— preguntó Elrohir a Legolas.
— ¡Es la primera vez que sucede algo parecido!— gritó Legolas abochornado.
Los jóvenes no sabían lo que debían hacer, era imposible que fueran así a la reunión. Por suerte tenían a la mano sus pantalones. Aún así debían darse prisa.
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