21. Victoria | Combatiendo con los gemelos
Ya se acercaba el día y Legolas había conseguido pedir permiso a su padre para salir sin la vigilancia de los guardias, algo complicado teniendo en cuenta que Thranduil no deseaba problemas en estos momentos cruciales, pero lo logró a base de promesas y juramentos. Había sido una mañana complicada y casi pensó que no tendría la posibilidad de andar por ahí sin los ojos vigilantes de la guardia real.
Por suerte para él, lo consiguió.
Ahora mismo estaba en la plaza de combate, con Elladan empuñando su espada y Elrohir sentado en las gradas, observando atentamente a los dos contrincantes. A pesar de que Legolas era mucho menor que los gemelos, se llevaba bien con ellos y aprendía bastante a su lado. Sobretodo con Elladan, que era un buen espadachín.
Las estocadas y las vueltas no dejaban de resonar en la plaza de combate, el brillo de la espada hacía estremecer a las dagas preferidas de Legolas. Elladan realizó un barrido horizontal y se agachó para evitar el tajo circular de Legolas, un movimiento algo inadecuado para las cortas dagas que sostenía, pero pronto fueron compensados por los cortes consecutivos de Legolas. La maniobra hubiera salido bien sino fuera porque Elladan adelantó tres pasos para hacer una estocada al frente y, con un movimiento circular de la muñeca, logró quitarle una de las dagas.
En cuestión de minutos, Elladan logró desarmar por completo a Legolas. Logrando de esta manera una feroz victoria.
— Has mejorado mucho más que la última vez que luchamos— dijo Elladan palmeando el hombro de su amigo.
— Bueno... No quise quedarme atrás y entrené mucho— respondió Legolas divertido— aunque fue duro el entrenamiento a pedido de mi padre.
— Ay ¿Acaso le herimos su orgullo?— inquirió Elrohir en voz baja.
— ...Me temo que sí— contestó Legolas riéndose de manera discreta. Nunca olvidaría la cara de su padre cuando se enteró por él que había perdido con unos peredhil.
— Ah, creo que era inevitable— dijo Elrohir rascándose la cabeza sin saber que más decir.
Legolas estaba a punto de cambiar de tema cuando Elladan le tocó el hombro.
— Parece que alguien viene a verte...— dijo señalando discretamente a su detrás.
Sorprendido, Legolas se dio la vuelta y solo para encontrarse con que unos ojos grises que transmitían intensos sentimientos lo miraban fijamente. Sintiendo que sus mejillas se calentaban, tosió un poco y se despidió de sus amigos que lo dejaron con sonrisas amables.
Legolas sonrió agradecido y corrió para reunirse con aquella joven elfa. En lo profundo de su corazón, se sentía gratamente feliz de verla otra vez.
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