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Hace unos cuantos años.

Un saluki y un joven dóberman estaban luchando contra un pitbull bluenose.

-¡Ni se te ocurra entrar en el parque, Klaus!- ladró el saluki llamado Ray

-Es inútil, nosotros solos no podemos contra él- jadeó el joven dóberman, que era Argos

El pitbull bluenose dio un paso al frente.

-¡Klaus, te he dicho que no se te ocurra entrar!- ladró más fuerte Ray

Y sin que nadie pudiese decir nada más, Klaus se lanzó contra Ray, empezando a morderle todo el cuerpo.

-¡Ray, no!- gritó Argos preocupado

Pero justo cuando Argos fue a ayudar a Ray, un bull terrier blanco se lanzó contra él, mordiéndole el costado.

-¡Agh! ¡Aston!- gritó Argos sangrando

-El parque nos pertenecerá y la ciudad va a ser entera de Arnold, ¡habéis perdido la batalla, Argos!- ladró Aston

El joven dóberman intentaba quitarse de encima al malvado bull terrier blanco, pero no podía. Aston le clavó los dientes en el hocico a Argos, pero este le arañó con una de sus patas el ojo a Aston.

-¡Argh! ¡Mi ojo!- gritó el bull terrier quitándose de encima

Cuando Argos se levantó, vio a más perros: un american bully negro y blanco, un pitbull marrón, un bulldog americano marrón y blanco, y un bull terrier marrón y blanco con una cicatriz en la boca.

-Es imposible...- dijo Ray asustado al ver a todos esos perros

-No vamos a poder hacer nada...- jadeó Argos

El bull terrier marrón y blanco se puso al lado de Aston.

-Arnold, me tengo que ir- informó Aston -La herida del ojo es horrible-

Arnold miró con cara de asco al bull terrier blanco.

-Vete, pero me avergüenza que seas mi hermano-

Aston se fue corriendo.

-Arnold, ¡fuera de aquí!- gritó Ray -¡Este no es tu territorio!-

El bull terrier marrón y blanco se empezó a reír.

-A partir de hoy, Ray, el parque y todos los demás territorios me pertenecerán. Esta vez yo he ganado la batalla-

Y cuando Arnold iba a atacar a Ray y a Argos con su tropa, se oyó un gran ladrido.

-¡Rex!- dijeron Ray y Argos contentos

Arnold sonrió al ver a Rex.

-Veo que te has unido a los perritos del parque, Rex-

-Así es, y ahora te estoy dando la oportunidad de huir- respondió Rex -No quiero hacerte daño-

El malvado bull terrier marrón y blanco empezó a reírse.

-¿Y cómo vas a conseguir que nos marchemos? ¿Crees que tú sólo podrás?-

-No, yo sólo no- dijo Rex -Pero todos nosotros sí-

Y así, de detrás de Rex aparecieron varios Perros Molones: Elizabeth, Morton, un border collie, un pastor australiano y una san bernardo.

-¿Aún sigues con ganas de intentar quedarte con el parque?- preguntó Rex

Al ver a todos esos Perros Molones, Arnold empezó a gruñir.

-Esto no terminará aquí, Rex. ¡Retirada!-

Arnold y todos sus perros se fueron huyendo.

Mientras todos los Perros Molones celebraban su victoria, un husky los vigilaba desde lejos.

-Interesante...- se dijo el husky a sí mismo

Volvemos a la actualidad.

En el parque.

Max vio que todos los perros estaban asustados por lo que acababa de decir Rex.

-¿Quién es Aston?- le preguntó a Morton

-Un malvado bull terrier que ansía gobernar toda la ciudad- respondió el capitán

Rex no se podía mantener de pie, le temblaban las patas.

-Rex, ve a casa de tus dueños y que te lleven al veterinario- dijo Elizabeth -Cuando ya estés recuperado podrás venir, pero hasta entonces, quédate descansando-

El pastor alemán de pelo largo asintió con la cabeza y dio media vuelta.

-Yo le acompañaré, así os aseguráis de que llegará a su casa- dijo Rocky

Elizabeth dio su consentimiento. Al ver la aprobación de la líder, los dos pastores alemanes se fueron.

-¡Perros Molones del Parque, reuníos todos aquí!- gritó Elizabeth subiéndose a la fuente

Al oír la llamada de la líder, todos los Perros Molones se pararon a mirarla y escucharla.

-Rex está herido, por lo tanto, hasta que no sepamos su estado, Argos seguirá siendo el teniente- dijo Elizabeth -Si Rex muere o se queda incapacitado, Argos será el teniente hasta mi retiro o muerte, pero si Rex se encuentra en buenas condiciones, Argos no será más el teniente, ¿entendido?-

Argos, que estaba al lado de la líder, asintió con la cabeza.

-A tus órdenes, Elizabeth-

Todos los Perros Molones asintieron, incluso Max, que era un novato. Pero una voz se oyó por encima de la multitud.

-¡Argos no está capacitado para ser teniente! ¡Rex debe ocupar su lugar sí o sí!-

Max buscó quién era la que hablaba y vio a una vieja san bernardo.

-Leti, no tienes derecho a decir algo así de mí- gruñó Argos, que estaba al lado de Elizabeth

-¡Yo digo lo que me sale de las narices! ¡Necesitamos a un teniente que nos lidere bien y que evite los conflictos con los demás Perros Molones, no uno que su respuesta para todo sea luchar y matar!- gritó la san bernardo llamada Leti

Max no podía creer lo que estaba diciendo Leti, Argos había sido súper amable con él, ¿de verdad era tan agresivo como decía aquella san bernardo?

-Vuelve a decir algo así, Leti, y te echaré del parque- respondió Argos amenazante

El joven schnauzer intentó ver algo de miedo en la mirada de Leti, pero no vio absolutamente nada.

-¿Te crees que me das miedo? La líder es Elizabeth, no tú- dijo Leti

Y dicho eso, la vieja san bernardo se fue.

-Tened cuidado, tenemos que prepararnos para cualquier ataque de Aston- dijo la líder, dando fin a la reunión

Cuando la reunión finalizó, todos los Perros Molones se separaron.

-Max, vete a tu casa, mañana te llamaremos para darte alguna misión- dijo Morton acercándose al joven schnauzer

-¡De acuerdo! ¡Hasta mañana!- dijo Max alegre

Cuando Max se fue, Morton se dirigió a su guarida, pero Argos se puso delante de él.

-Argos, ¿qué sucede?- preguntó Morton

-¿Tú crees que soy un mal teniente?- le dijo Argos

-Si no fueses tan agresivo, serías un buen teniente- respondió el capitán

Argos se quedó mirando a Morton.

-Lo dices por lo de aquella vez, ¿verdad? Sigues acordándote de la madre y su cachorro-

-¿Por qué los mataste, Argos? Eran inofensivos- dijo Morton

-La hembra era una intrusa-

El capitán se impacientó al oír eso.

-¿Y el cachorro?-

-Era mestizo, no era de raza pura- respondió Argos con un tono sombrío -¿Por qué te importan tanto?-

Morton no podía hablar, la respuesta de Argos lo había impactado. Hasta que respondió:

-Eran mi pareja y mi hijo-

Al oír eso, Argos se sobresaltó.

-¿¡Embarazaste a una labradora?!-

-Sí...- respondió Morton

-Has cometido el mayor crimen que un perro puede cometer- le dijo Argos

Morton perdió la paciencia cuando oyó esas palabras de boca del teniente.

-¿¡Crimen!? ¿¡Es crimen amar a alguien!?-

-Es cimen amar a una hembra que no es de tu raza. Esta vez te lo pasaré, pero a la siguiente se lo diré a Elizabeth- le amenazó Argos

Y al decir eso, el dóberman se fue.

-Por favor, Rex, recupérate...- se dijo Morton a sí mismo -No quiero que él lidere al grupo-

En el callejón de Aston.

El pitbull marrón y el american bully negro y blanco llegaron.

-Aston, Rex sigue vivo- informó el pitbull

-Así es, ha llegado a su casa a salvo- dijo el american bully

A pesar de esa noticia, Aston se puso patas para arriba en la montaña de basura, estando relajado.

-No importa, así podré disfrutar mucho más de lo que disfruté antes- respondió Aston

-¿No vas a mandar a nadie?- preguntó el pitbull

El malvado bull terrier miró a otro perro, apartando la vista de sus guardias.

-¿Quieres ir tú? ¿Sigues buscando venganza?- preguntó Aston

Resulta que al perro al que Aston le hablaba era Klaus, el pitbull bluenose, que ahora estaba lleno de cicatrices en la cara.

-Me encantaría ir, Aston- respondió Klaus -Les arrancaré la cara de un mordisco, pagarán por lo que hicieron-

CONTINUARÁ...

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