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POV Narradora... 

Un leve dolor de cabeza fue despertado junto al tricolor al escuchar el tono de su celular.

Con pesar estiró el brazo hacia el mueble al lado de su cama y tomó el aparato que interrumpía su sueño. Aún con los ojos cerrados decide contestar la llamada.

— Diga...— responde cansado pero con la respiración acelerada. Parece que el efecto de las pastillas que ingirió la noche anterior aún no pasaban, pero eso no lo recordaba bien— ¿Tea?— cuestionó con asombro— Si, han pasado meses... ¿casi un año?... bien, gracias por preguntar... él anda en un viaje de negocios... si... dime... ¿Yami?... No, no lo he visto... Aunque creo que de haberlo hecho no lo recordaría... No en este momento, tengo algo de resaca... Claro, si sé algo te avisaré y si tú sabes algo, avísame... claro... adiós.

El tricolor volvió a dejar su celular en el buró junto a su cama y se tocó la cabeza. Se sentía extraño pero no recordaba el porqué. Sabía que había bebido pero además de eso no recordaba bien del todo. Sólo algunas escenas borrosas en su mente.

Un poco más despierto pero aún adormilado, sintió como un brazo rodeaba su cintura y comenzaba a apegarlo más a él. Se sorprendió un poco pues recordaba que Jaden seguía de viaje, entonces el que un hombre (porque sí, estaba 100% seguro que era un hombre) estuviera acostado a su lado solo significaba que la noche anterior le había sido infiel a su pareja. 

Aún desconcertado, se enderezó para ver el rostro de su compañero de aventura. Poco a poco levantó la sabana del rostro de aquél tipo y cuando vio de quien se trataba, su asombro fue tal que en un movimiento se cayó de la cama. El sonido del cuerpo contra el suelo despertó a Yami quien inmediatamente al notar la ausencia de Yugi en la cama se asomó al suelo.

— ¿¡Qué estas haciendo aquí!?

— ¿Qué estas haciendo en el suelo?

— Tea me llamó— respondió levantándose— preguntó por ti, porque no llegaste a dormir.

— Vaya, si le preocupo— respondió con sarcasmo.

— Le dije que no te había visto, ¿Qué carajos le voy a decir ahora?

— Anoche no parecía importarte eso.

— Ni siquiera recuerdo bien lo que pasó anoche.

— Yo puedo ayudar a que lo recuerdes— mencionó pícaramente.

— Yami, hablo en serio

— Yo también... Anoche la pasamos tan bien que me dijiste que el mañana no importaba.

— Bueno, ahora sí importa. Tuvimos sexo... Le fuimos infiel a nuestras parejas...

— ¿Entonces piensas que lo que tuvimos anoche fue un error?

— ¡Si!, bueno ¡No!... No lo sé...— lagrimeó— Mi vida es un error...

— ¿Yugi...?— con ojos llorosos, el tricolor entró en el baño y azotó la puerta. Seguidamente se escuchó el agua de la bañera. 

Yami se sentía extraño. De hecho no sabía si sentirse mal por él, por Yugi, por Tea o por Jaden.

Miró un retrato que se encontraba en el buró a su lado y notó que eran Yugi y Jaden felizmente abrazados y formando un corazón con sus manos. Lo miró detenidamente y notó su anillo de bodas en sus manos. Pero, si no recordaba mal, ayer en el bar cuando vió a Yugi, él no tenía ningún anillo en sus dedos. Se le hizo extraño.

Se levantó de la cama y comenzó a vestirse. Al colocarse los pantalones sacó su celular de sus bolsillos y notó que estaba descargado. En su interior sabía que Tea no merecía estar preocupada así que decidió que le mandaría un mensaje, pero primero debía encontrar un cargador.

Abrió el cajón del buró del lado de la cama de donde se encontraba pero no había uno. Entonces se fue del otro lado de la cama donde había dormido Yugi y abrió el cajón encontrándose con un aro dorado pequeño. En su interior decía una fecha y el nombre de Yugi. Era su añillo de bodas, y la fecha coincidía con mañana.

En ese momento el celular de Yugi vibró, le había llegado un mensaje. La pantalla se iluminó y queriendo o no, Yami pudo alcanzar a leer el mensaje y el remitente.

Jaden: Lo siento, la conferencia durará un par de días más, no llegaré mañana.

Realmente, el matrimonio de Yugi ¿Se estaba desmoronando?

Después de un largo rato, Yugi finalmente salió del baño. Tenía una bata cubriéndole el cuerpo y una toalla en la cabeza. Era claro que había tomado una ducha.

No vio a nadie en el dormitorio, la cama estaba tendida y creyó que Yami se había ido, lo cual le dolía un poco. Se sentía mal por lo de la mañana pero seguía confundido respecto a lo de anoche. Había recordado ciertas cosas, entre ellas algunas frases que le había dicho, y si bien era cierto que había esperado mucho por una noche así, ahora que ambos tenían pareja y estaban casados no había sido correcto hacer y decir algunas cosas.

De cualquier manera y con la cabeza llena de pensamientos comenzó a vestirse. Era sábado, así que se colocó una playera holgada, unos pantalones de mezclilla negros y sus pantuflas para estar cómodo. Se secó el cabello con la toalla y se peinó. Tomó su celular y bajó a la cocina a prepararse un cereal o algo. La verdad era que no tenía ánimos de hacer nada ese día, ni siquiera comer.

Cuando cruzó el marco que dividía la sala de la cocina se sorprendió mucho al ver a Yami cocinando. Este volteó y lo recibió con una sonrisa.

 — Supuse que estarías de pocos ánimos de prepararte algo, así que yo te preparé algo ligero para que desayunes—sonrió y Yugi algo apenado le devolvió la sonrisa.

— Pensé que te habías ido...

— ¿Te... molesta que esté aquí?

— No... Es que lo que dije...— miró al suelo— Yo pensé que...

— No me enojé, Yugi— sonrió. Yugi alzó la mirada y al ver sinceridad en su sonrisa sonrió de nuevo.

Yugi se acercó a la barra de la cocina y tomó asiento en uno de los bancos que estaban ahí. Vio con apetito el coctel de frutas con miel y granola, el jugo de naranja, y su corazón latió de alegría por breves momentos... Hasta que recordó su mísera realidad y que esa alegría que sentía al notar que alguien se preocupaba por él sería sólo por ese día, hasta que Yami se fuera.  A pesar de saber eso, no dejó de sonreír para Yami. Terminó su coctel con una sonrisa y agradeció a Yami.

Pero, esa sonrisa desapareció en cuanto el celular del tricolor sonó. Yugi miró la pantalla y vio de quién se trataba. Pero sin más, colgó y dejó el celular de lado.

— ¿Todo en orden?

— Si— respondió sonriendo— era un... número equivocado.— mintió.— ¿Vamos a la sala?— Yami asintió. En ese momento, el celular volvió a sonar y antes de que Yugi lo tomara, Yami logró ver quien estaba llamando. Vió en Yugi una cara de molestia mientras miraba su celular y decidió darle privacidad.

— Me adelantaré— le dijo sonriendo— te daré privacidad para responder tu llamada— esta vez Yugi no sonrió, sólo se limitó a agradecer con la mirada para después contestar una vez Yami había salido de la cocina.

— ¿Qué?— respondió cortante.

— Yo también me alegro de oírte, amor— respondió sarcástico

— Bueno, creo que me alegraría más si me hablaras para decirme que llegarás mañana para nuestro aniversario.

— Yugi, sabes como es esto— habló arrepentido— te dejé un mensaje diciendo que lo sentía y...

— ¿En serio? Ni siquiera tuve que leerlo para saber que tu llamada era para cancelar nuestros planes de mañana.

— Yugi...

— Jaden, ¿Porqué siempre me haces lo mismo?— su voz comenzaba a entrecortarse. La garganta le comenzaba a doler por el nudo que tenía en ella— ¿Tu trabajo es más importante que yo? ¿Es eso?

— Yugi...

— O es que... Ya no... me amas...— un silencio se apoderó de la habitación, era doloroso para Yugi, esperaba que Jaden le diera una respuesta al instante pero, no hubo nada.

— Te lo compensaré-

— Ahórrate tu docena de rosas y tu cajita de chocolates...— lo interrumpió— Que te vaya bien en tu conferencia— y sin más colgó.

Yami había escuchado todo. Estaba recargado en la pared junto a la puerta y podía sentir que las cosas no estaban bien. Decidió entrar en la cocina. Yugi estaba de espaldas a él y sin decir nada lo abrazó.

Yugi no se opuso, se hecho no dijo nada. Tenía la mirada perdida en el suelo y su mano donde sostenía su celular le temblaba un poco.

Yami comenzó a caminar junto a él rumbo a la sala para que se sentara en el sofá y Yugi seguía sin decir o hacer nada más que caminar. Justo cuando llegaron frente al sofá, el celular comenzó a sonar nuevamente y Yugi al ver la pantalla no dudó en arrojar el celular lo más lejos que pudo.  Sorprendido, Yami miró a Yugi y en ese momento, cayó de rodillas y sin más comenzó a llorar. 

Pasaron unos 15 minutos para que Yugi finalmente se calmara. Ambos se encontraban en el suelo cubierto por la alfombra peludita color chocolate. Yami estaba sentado sobre aquella alfombra y recargado en la base del sofá mientras acariciaba la cabeza de Yugi quien estaba recostado en la alfombra usando las piernas de Yami como almohada.

— Ya no llores...— le pidió con voz suave mientras secaba nuevamente una lagrima que resbalaba por la mejilla del chico. Este miró a los ojos al portador de iris carmines y su corazón se aceleró. Miró los labios del chico y se perdió en aquellos duraznos carnosos tan dulces. Si, no se le había olvidado su sabor.

— Bésame...— susurró.

— ¿Qué?— respondió un poco sorprendido.

— Por favor bésame...— suplicó con lagrimas resbalando de sus mejillas nuevamente.

— Yugi... entiendo que estés dolido pero...

— Por favor... Al igual que anoche... Hazme olvidar mi maldita realidad...— comenzó a enderezarse pero sin dejar de mirarlo, esta vez a los ojos— Si debo ser sincero contigo y conmigo... No dudaré en aceptar que anoche me hiciste sentirme como hace años no me había sentido...

— ¿Acompañado?

— Amado...

— Yugi...— suspiró— Jaden no merece que le seas infiel. Conmigo o con quien sea...

— ¿Y yo sí?— preguntó con dolor en sus ojos.

— ¿Qué?— respondió sorprendido y confundido.

— Nada— se arrepintió por lo que iba a decir y rompió el contacto visual. Comenzó a limpiarse las lágrimas y su vergüenza comenzó a llegar. Miró el suelo y ya no pudo ver a Yami a la cara— De-Deberías irte. Tea seguro quiere verte. Después de todo se oía muy alterada en la mañana.— después de un breve silencio, Yami respondió en afirmativa pero aún dudando. Ambos se levantaron del suelo y Yugi acompañó a Yami a la puerta, todo sin mirarlo a la cara. Y es que realmente no se atrevía.— Gracias por todo y... No te culparía si después de esto ya no quieres verme.

— Yugi...

— No... No necesitas decir nada— aún dudando, Yami decidió callar y salir en silencio del apartamento.

Yugi cerró la puerta dolido, sabiendo que se había ido la persona que lo había hecho sentir especial después de dos años. Es increíble el cómo en una noche, Yugi se había sentido más amado que en los últimos dos años.

Caminó por el salón hasta que llegó a donde su celular había aterrizado en cuanto lo arrojó.

Seguía intacto, así que lo recogió del suelo y lo apagó. Lo lanzó al sofá y este quedó ahí.

Se sentó en uno de los sillones y sus ojos comenzaron a lagrimear nuevamente.

El timbre sonó, Yugi se levantó del sillón y secándose las lágrimas se dirigió a la puerta. Abrió lentamente y se quedó algo confundido al ver de quien se trataba.

— ¿Yami?

— Lo siento... Olvidé mi chaqueta— respondió sonriendo ligeramente.

— Pero... la traes puesta-

Confundido, asombrado, pero a la vez feliz, Yugi aceptó el beso que había interrumpido su hablar instantes atrás.

Yami lo hizo retroceder lentamente y cerrando la puerta con el pie ambos quedaron dentro del departamento y después de unos momentos se separaron mirándose a los ojos.

— ¿Qué haces?— preguntó extrañamente con miedo. Pero ¿a qué le tenía miedo realmente?

— Yugi... ¿Es cierto todo lo que me dijiste antes?

— ¿Eh?— cuestionó confundido mientras Yami lo sostenía de los hombros.

— ¿Es cierto que anoche te hice sentir amado? ¿Es cierto que no te arrepientes de lo de anoche? ¿Es cierto que esperaste 10 años a que pasara algo? ¿Es cierto... que me amas?— los ojos de Yugi se iluminaron como nunca antes. Su corazón brincaba— ¿Es cierto?— insistió.

— Cada palabra...— respondió mirándolo a los ojos.

— Entonces... Qué dirías si te digo que anoche me hiciste volver a sentir cosas por tí... que había luchado por dejar de sentir cuando salimos de la preparatoria y nos separamos. ¿Aceptarías mis sentimientos? ¿Me dejarías amarte y hacerte sentir amado cada maldita noche... a pesar de estar casados con otras personas?

— ¿Estarías dispuesto a eso?

— Y a más.— afirmó.

— No quiero que salgas lastimado...

— Si se trata de tí... No me importa sentir dolor.— Yugi estaba sorprendido por lo que acababa de escuchar. Bajó la mirada y agachó levemente la cabeza. Un silenció nació entre ellos, silencio que Yugi rompería en breve.

— Yami...— habló sonrojado— ¿Vamos a la habitación?


Continuará...


Capítulo dedicado a ayelen-rock espero lo disfrutes :)

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