Capitulo 7-1: La Queender

Capítulo 7: Queender.

"Estos monstruos, estas arañas como le decimos en el idioma albino o Queender en el idioma común. Estos monstruos pueden clasificarse como leviatanes, ellas son las responsables de la creación de los Holders. Esas cosas antaño eran humanas, pero no por eso debes tenerles lastima"

El primero.                                  Año desconocido.



—Gracias a eso, ahora tengo más de setenta mil bits en efectivo. Eso quiere decir que podría seguir pagando la posada por unos meses más... aunque me gustaría tener casa propia... lo mejor será que no me apresure.

Tras decir eso, termino de escribir sus finanzas en su diario antes de cerrarla y colocarla en su segunda mochila. Tras hacer eso se dirigió a su cama a acostarse, ya eran casi las diez de la noche, tenía muchas ganas de volver al trabajo al día siguiente pero dudaba que se despertara o estuviera lo descansado lo suficiente para poder ir al inframundo.

Cerró sus ojos, pero, sin previo aviso y sin ordenarle nada a su cuerpo... se sobresaltó y se levantó con rapidez, centrando su atención en la ventana. Al mirar a la ventana.... Ahí estaba.... Un Holder. Un monstruo en la superficie.

Escucho como los cristales se rompieron con violencia, sin pensarlo se abalanzo contra su fusil al ser el arma más cercana que tenía, y disparo contra el Holder, haciendo que este último retrocediera y cayera por la ventana. Respiro con pesadez, no esperaba que un monstruo estuviera en la ciudad, mucho menos en el tercer piso de una posada.

—¡MONSTRUOS!

Como si la caída de ese Holder activara algo, los gritos de pánico a las afueras comenzaron a resonar en sus odios. Pronto escucho más disparos afuera, así que por eso decidió no mirar por la ventana.

Fue hacia el ropero y se vistió con rapidez de su uniforme de mensajero, sin olvidar su gabardina para el frio y su sombrero que le destacaba como mensajero. Solo que había un enorme problema. Con la ventana rota ahora sus pertenencias en la segunda mochila estaban en riesgo, no quería perder todo su dinero y cosas si alguien entraba a su habitación a robar.

Sin pensarlo, tomo toda su ropa del ropero y la metió en su segunda mochila. Había decidido que esa sería su última noche en aquella posada. No era segura para el en ese momento.

Pelear contra algún Holder sería un suicidio, tenía dos mochilas, una al frente y otra en su espalda. Al salir a la calle con rapidez tres Holders se encontraban en el lugar, corrió al lado contrario de ellos y estos tres comenzaron a perseguirlo.

—¡Ay! ¡Por favor!

Giro a la izquierda en la siguiente calle de forma abrupta, haciendo que casi se cayera. Se reincorporo y aumento su velocidad. Su objetivo era llegar a la plaza del gremio para buscar un nuevo lugar seguro para el.

Miro de reojo a su espalda y los Holders le estaban siguiendo. Suspiro y aumento su velocidad, eventualmente esos monstruos iban a rendirse, al fin y al cabo había presas más fáciles en la ciudad.

La calle donde estaba corriendo, al final había una intersección en "T", donde había un callejón donde podría perder a los Holders que le harían seguir derecho y no le obligaría a frenar. Aumento su velocidad y entro al callejón, dentro de ahí había algo que se esperaba... niños de la calle, como él lo había sido.

No se detuvo a pensarlo, solo vio a tres niños confundidos y no dudo en usarlos. Los Holders dejaron de concentrarse en él y posaron su vista en los niños que se dieron tarde de la situación, solo pudo escuchar los gritos de estos, endureció su corazón ante eso. Ellos no habrían dudado en usarlo a el como carnada en caso de que estuvieran en su lugar.

A su mente vino su querida amiga Martha.

"¿Ella habría sobrevivido al inframundo?"

Ese pensamiento rondo su mente mientras corría a toda velocidad a la sede del gremio con sus cosas valiosas colgando frente a él.

Mientras corría, evadía a Holders que intentaban alcanzarlo. Al llegar a la avenida Nix se dio cuenta del terror que había en aquel lugar, muchos Holders estaban saliendo del inframundo desde el enorme agujero y no desde la cueva, estaban escalando la capa Zero.

Mientras miraba, alcanzo por muy poco a darse cuenta de que un Holder le habia lanzado una telaraña, salto para evitarla y al aterrizar comenzó a correr concentrando el mana en sus pies.

"Si no tuviera el [Estilo del dios cobarde] a mi lado ya podría estar siendo disuelto"

Siguió corriendo por la avenida, mientras más Holders subían a la superficie y todo el mundo seguía entrando en pánico, sabía que si no quería terminar como comida de Holder debía salir de la avenida tenía que llegar a la sede del gremio.

Estaba a punto de llegar, cuando escucho un grito familiar, uno que le era bastante irritante. Al mirar de reojo su mundo se puso en cámara lenta, eran Ana y Reiko, siendo esta ultima quien estaba gritamdo de forma irritante.

Al ver a Ana, ella estaba un poco abrumada por la cantidad de Holders a la que se estaba enfrentando.

"Lastima, pero no puedo ayudarles ahora mismo"

Sin embargo, en su interior estaba sintiendo algo de culpa por no ayudarlas.

"A veces te odio Aidan"

Sin pensarlo desvió su camino a ellas.

***

"¿Cómo es que termine aquí en primer lugar?"

Era la pregunta que más le rondaba en la cabeza. Tan solo dos horas atrás estaba siendo perseguido por Holders, y ahora, se encontraba en el distrito María, uno de los lugares más seguros de la ciudad y donde sería muy difícil que encontrara Holders. Aunque, lo peor de todo era quien estaba a su lado.

—Pasa Aidan, relájate un poco. —Le dijo Ana antes de darle un empujoncito y entrara a la casa. Manchando un poco su gabardina de la sangre verdosa de Holder.

— ¿Está segura de querer dejarme vivir aquí? No es necesario que se moleste por...?

—Es lo menos que puedo hacer por haberme salvado la vida a mí y a mi bebe.

A lado de él, paso Reiko. Quien estaba bañada en sangre verdosa de Holder. El motivo por el que estaba así era porque en su camino de ir al Gremio, se encontró por causalidad con las dos. Ana estaba abrumada por cinco Holders que le estaban atacando y su prioridad era proteger a Reiko. Él iba a dejarlas a su suerte, pero en su interior, algo hizo que quisiera salvarlas y al final termino ayudando.

"Deje morir a tres niños y ahora salvo a dos elfas ¿Cuál es mi razonamiento? Al menos conseguí una casa temporal."

—Ponte cómodo en la sala, Aidan. Reiko y yo iremos a tomar un baño.

Tomo asiento en la sala de la casa, un poco incómodo, aun tenía en la mente como rayos había llegado a ese lugar. Tener donde guardar sus cosas era vital para él, después de todo en su segunda mochila llevaba muchísimo dinero y cosas valiosas que impedirían que volviera a quedar en las calles.

No paso mucho tiempo sentado hasta que Ana regreso. El cabello rubio de esta estaba mojado, aunque el cambio de ropa daba a entender que ella se había tomado un baño rápido.

—Voy a salir —Le dijo. —Solo quiero que cuide mi segunda mochila, por favor.

—Primero déjame buscar donde vas a dormir —Le respondió.

—Cualquier lugar es bueno, no necesito mucho espacio.

—¿Qué te parece el ático?

Ana le guio por toda la casa que no tenía nada especial, aunque era bastante grande y espaciosa, no le extrañaba, después de todo trabajar para el gremio garantiza bastantes comodidades, aunque se preguntaba si esa casa era comprada o prestada por el gremio.

Al llegar al ático se sorprendió de lo frio que estaba y también... que ese lugar no parecía un ático en lo absoluto, más bien parecía al cuarto de la posada donde se estaba alojando tan solo unas horas atrás.

—Waw —Dijo sorprendido de ver la comodidad del lugar. —Esto... es mas de lo que esperaba... —Miro a Ana e intento poner su mejor mirada de agradecimiento —Gracias.

—Es lo menos que puedo hacer. —Le respondió —Salvaste a mi hija dos veces, así que quédate todo el tiempo que quieras.

—No quiero causarle demasiadas molestias, solo me quedare...

—No las estas causando, como te dije. Es lo menos que puedo hacer por ti.

Solo asintió ante eso último antes de que Ana saliera del ático.

—Reiko, iré al gremio, por nada del mundo salgas de casa.

Dejo su mochila debajo del escritorio que tenía el ático, el lugar era bastante cómodo, se estiro antes de tomar su mochila de trabajo y revisar que todo estuviera listo para poder tener una noche de buena jornada.

***

"Solo quería ganar algo de dinero" Pensó al ver a ese monstruo. No esperaba tener que enfrentarse a una de esas cosas.

Ahí estaba ese monstruo. La reina Holder en el lenguaje albino, y la llamada Queender en el lenguaje común. La reina de un nido de Holders estaba en la superficie.

En apariencia, las Queender son algo parecidos a las arañas con un torso femenino encima, siendo estas enormes. Tienen los ocho ojos en la parte delantera del cuerpo junto con una boca llena de colmillos que usan para devorar a su presa de un bocado a diferencia de los Holders normales que tienen que envolver y matar a sus presas con ácido, una Queender puede tragarlos de un bocado con su boca inferior. Aunque, lo peor era la parte del torso femenino que hacía ver a una mujer bastante hermosa, pero cuando uno se acercaba, se alcanzaba a ver con mas claridad los otros ocho ojos que era la principal diferencia entre una mujer real y una Queender. Está en particular, era de piel blanca y palida y intentaba emular a una elfa.

Sus pupilas se dilataron de la sorpresa y corrió hacia un callejón, donde esa araña con un torso humano femenino no podría atraparle. Corrió todo lo profundo que pudo hasta que la Queender llego a la entrada del callejón. Era obvio que no podría entrar, el callejón era bastante apretado para una persona grande, pero no para un chico de doce años que medio un metro con cuarenta y dos centímetros de altura.

Se sentía como un cobarde por haber huido de esa manera, pero no le estaban pagando lo suficiente para cazar a un monstruo que se equiparaba en poder a un leviatán. Al ver que el monstruo no podía entrar no pudo evitar sonreír y reír.

—¡Superado por lugar pequeño! ¿Cómo se siente eso?

Lamento haber dicho aquello, pareciendo que el monstruo le había entendido esta le lanzo telarañas desde la boca inferior, la que se encontraba en el cuerpo de la araña. Esquivo el ataque concentrando mana en sus pies y saltando.

—Tenias que abrir tu bocata, Aidan.

Dijo regañándose por haberse confiado demasiado. Ya sabía que los monstruos tenían muchos trucos bajos la manga que debía de tomar en cuenta y que podrían incluso acabar con la batalla con el muerto. Desenfundo su espada en el aire, cuando aterrizara de nuevo comenzaría el combate de verdad.

—[Técnica de hielo]

Embrujo su espada. No dejo que el proceso terminara y ejecuto una [Sub técnica].

—[Hoja de hielo].

Al aterrizar corto las telarañas para impedir ser arrastrado hacia aquella boca de araña que tanto le desagradaba. Dio unos saltos hacia atrás, no quería salir de aquel callejón y perder de vista al monstruo, sin embargo lo que el monstruo hizo le sorprendió incluso a el. La Queender doblo su torso humano hacia atrás y comenzó a entrar con el cuerpo de araña al callejón, se podía escuchar los crujidos del concreto rompiéndose por la fuerza que el monstruo usaba para meterse en el callejón.

—Esta tipa sí que me odia.

El monstruo fue hacia el con rapidez, dejando un rastro de sangre y grietas por la pared del callejón, abriendo la boca con el fin de devorarle de un bocado.

Tomo un cristal rojo de su cinturón, el cristal explosivo y lo activo, no sin antes golpearlo con una pared para agrietarlo, sin pensarlo dos veces lanzo el cristal con su poder inestable. El monstruo se tragó el cristal y una vez que se aseguró de que la explosión era inminente salió corriendo lo más rápido que pudo al otro lado del callejón.

Una fuerte explosión golpeo su espalda y lo mando a volar fuera, directo a la calle. La buena suerte era que la calle era poco transitada y las nevadas de las últimas horas dejaron la banqueta donde callo un lugar suave que amortiguo el golpe.

Al recuperarse vio al callejón... alguien iba a pagar los daños de los edificios... y no iba a ser el. Como no había nadie viendo... opto por irse antes de que las buenas gentes que vivían en esos dos edificios comenzaran a salir... ya se estaban escuchando las primeras voces del chisme. Así que se levantó y salió rápidamente de la zona. La noche iba a ser larga.

Mientras huía, la Queender que estaba destruida por la explosión, comenzó a regenerarse y a atacar a las personas a su alrededor que estaban mirando atónitos. La noche de terror apenas había comenzado.


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