Capitulo 3-3: Ana Uguisu. La elfa del inframundo.

Unos días después.

La noche aún era joven, era hora de que ella fuera a casa.... Si consideras que irse a las once de la noche a casa era algo normal. Lo peor de su trabajo eran los horarios desorbitados de trabajo, llegar a las cinco de la mañana e irte casi a las once de la noche para poder descansar unas cuantas horas, ese era la vida de trabajar en el gremio pero podría ser peor, al menos le pagaban bien y tenía casa propia. Muchos no aspiraban a eso en la vida.

Antes de que se diera cuenta comenzó a nevar con fuerza, lo que forzó a que caminara más rápido, deseaba llegar a casa para poder irse a dormir unas cuantas horas.

No tardo mucho y llego a su casa, donde ya su hija estaba durmiendo. Al entrar encendió la luz de la sala y se dirigió directo a su cuarto cerrando bien la puerta. Estaba a punto de dormirse cuando noto que algo faltaba... o más bien su instinto le dijo que algo faltaba.

—Reiko.

Llamo a su hija, quizá estaba dormida, después de todo ella tenía el sueño pesado y no iba a ser buena idea despertarla. Su cansancio se fue y se levantó, dirigiéndose al cuarto de su hija... ahí en la cama estaba ella. Suspiro de alivio, pero, vio la ventana... estaba abierta.

—¡...!

Sin pensarlo encendió las luces y ahí lo noto. Lo que estaba en la cama no era su hija, eran almohadas que engañarían a alguien a simple vista, el plan le habría salido bien de no ser por la ventana abierta.

—¡Reiko!

Salió corriendo de casa ¿A dónde había ido?

***

Sostenía a Ximena por su camisa, los botones de esta ultima estaban amenazando con salirse y como es de esperar, Ximena estaba sudando y con una expresión de Terror al ver tan de cerca el rostro enojado de Ana.

—¡¿Cómo diablos permitiste que Reiko fuera a las cuevas profundas?! —Pregunto Ana sin soltarla. —¿Si sabes que ella no es apta para estar ahí dentro?

—¡Perdóneme jefa! ¡Por favor, no me dejo opción! —La voz de Ximena dejaba escapar un profundo terror y también una profunda tristeza, combinados con el hecho de que esta sabía que iba a ser despedida al final del día.

—¡Ninguna disculpa aceptada Ximena! Sabes a la perfección que Reiko no debe acercarse al inframundo, sabes todo lo que tengo que hacer para impedir que haga una locura y vienes tú a arruinar el progreso que he hecho para que se saque las ideas de la cabeza de convertirse en aventurera.

— ¡No se lo iba a aprobar! ¡Me mantuve fuerte! ¡Me obligaron!

Acerco la cara de Ximena a la suya, le dio una mirada de amenaza antes de volver a hablar.

— ¿Quien?

Justo después de que Ximena le revelo la verdad, el grito de enojo de Ana se escuchó hasta la plaza del gremio alertando a quienes estaban pasando por ahí.

***

Habían pasado ya algunos días. Aun no le pagaban el seguro y se sentía demasiado desanimado. Había sentido que mató a tres personas para nada.

Frustrado continuo con su rutina de trabajo y ya habia terminado otro dia, aunque ese en particular llego casi a las once de la noche al gremio, pero al menos el trabajo valía la pena, podría tomarse siguiente día como libre y llevar la espada a mantenimiento.

Ya había llegado a la plaza del gremio. En ese momento había una pequeña ventisca junto con una pequeña nevada, cuando escucho un grito de enojo que alerto a todos. Incluyéndolo. Tras un minuto de haberlo escuchado alguien menciono:

—Es Ana Uguisu de nuevo.

Toda la multitud se alivió y la normalidad volvió, el regreso a la normalidad fue tan brutal que se asustó un poco pero dejo que eso le interrumpiera. Como la normalidad, el frio volvió a hacer que temblara, incluso comenzó a expulsar vapor por la boca debido a este, entro a la sede del gremio buscando calor, necesitaba estar caliente por un momento o sentía que le iba a dar una pulmonía. Aun con una gabardina, el frio era bastante fuerte que necesitaba más calor.

Al entrar al gremio, sintió como el calor invadió su cuerpo y suspiro aliviado de que al fin pudiera tener un poco de calor. Tan solo unas horas antes estaba sufriendo un fuerte calor por un piso cubierto de lava y ahora estaba en la superficie sobreviviendo a un fuerte frio. Lo único que hacía ver que no estaba pasando frio era aquella escalada de cuatro kilómetros a través de la capa Zero. Ahora, después de cobrar por otro trabajo estaba sentado en uno de los sillones del gremio relajándose antes de regresar a su habitación, aunque no pudo evitar pensar en el grito y en el nombre.

Ana Uguisu, ese nombre le era bastante familiar. Era aquella elfa que tres meses atrás le había negado trabajo. No le guardaba rencor por ello, pero, debido a eso él tuvo que ingeniárselas para poder convertirse en mensajero, teniendo que sobornar a Ximena. Tomando una buena decisión y tres meses después ya tenía suficiente dinero para no tener que vivir en las calles.

—Oye.

Escucho aquella voz, sabía que era Ximena. Sabía que ella quería algo. No estaba en contra de que ella le pidiera cosas, total, ella fue quien le dio la posibilidad de convertirse en mensajero, pero algo dentro de él le decía que ella iba a pedirle algo demasiado descabellado y terminaría en muchos problemas

—¡Dame un Respiro Ximena! ¡Déjame al menos descansar un momento para cobrar por mi trabajo! ¡Acabo de ser perseguido por..!

—¡No es por eso!

La voz de Ximena era desesperada. Se dio cuenta que lo que iba a pedirle era demasiado malo y no estaba seguro de que si quería involucrarse en aquello.

—¡Déjame adivinar! ¿Vas a pedirme algo peligroso?

—No

—¿Sobre mi dinero?

—¡Tampoco! Solo vine a preguntarte si te fue bien.

—Ah, era por eso. Una disculpa —Se avergonzó por haberle contestado mal a Ximena —Me fue bien, por algo me estás viendo aquí.

Él sabía que ella no le hablo por eso, la tensión en su voz le estaba diciendo muchas cosas, pero tenía miedo de preguntar qué era lo que había pasado. Ya tenía suficientes problemas como para meterse en uno más.

—No hare preguntas, aunque imagino que viste a alguna que otra persona mientras regresabas aquí.

—Vi a unos niños que se volvieron masa humana por un Holder, y creo que el monstruo no disfruto bien su comida porque me vio. Aquella cesta aun tenia los globos oculares y algunos huesos...

—¡Esta bien! ¡No des demasiados detalles! —Ximena le interrumpió — ¿viste a alguien mas?

—Vi a una Elfa de cabellos rojos y con lo que parecía ser un uniforme escolar al que le dije que regresara a casa, aunque no se si me hizo caso. Creo que no porque no la vi seguirme a la salida.

— ¡Una elfa de cabellos rojos! —Ximena le agarro por la camisa —¿Seguro que era una elfa de cabellos rojos? —comenzó a sacudirlo.

—¡Espera! ¡Espera! No me sacudas asi que me desubico y olvido donde estoy —Dijo para no admitir que se estaba mareando. —Primero suéltame.

Ximena le soltó avergonzada.

—Lo siento, es que he cometido una cagada.

—Yo he cometido muchísimas en mi vida. No se dé que te preocupas.

—Esta cagada puede costar una vida y mi trabajo. Por favor, dime ¿Dónde viste a esa elfa de ojos pelirrojos?

Vio la desesperación en los ojos de Ximena, sintió pena por ella además de que ella le había ayudado, entonces era su turno de poder ayudarle. Se sentía mal por haberle jodido un trabajo días atrás y que no valiera la pena haberlo arruinado.

***

Parado en frente del cuerpo del Holder. Aidan solo pudo suspirar al mira la cesta donde aquellos niños fueron convertidos en masa humana por el acido del Holder.

Suspiro, el sabía que no podía hacer mucho. La imagen de Martha se le vino a la mente y no pudo evitar tener ese pensamiento de "¿Y si Martha moría así y no por suicidio?" ¡No! Sacudió su cabeza, no valía la pena pensar en esas cosas, después de todo ella ya estaba muerta, lo mismo que aquellos niños.

— ¡EU! ¿Qué demonios con este horrible olor?

Escucho la voz de una chica. No pudo evitar ponerse alerta y desenfundar su espada.

Al mirar bien, vio a una chica de cabello rojo, ojos azules y piel blanca. Ella se quedó paralizada al verlo con la espada, se acercó a ella y al verla más en detalle noto las orejas puntiagudas, era una Elfa.

Al verla bien, noto que ella tenía un uniforme, no era cualquier uniforme, parecía ser uno de una escuela. Algo dentro de el le dijo que ella no debería de estar ahí ¿Qué debía hacer? Instarla a regresar o dejarla a su suerte.

—Regresa a tu casa, elfa —le dijo con un tono que le denotaba cierta envidia —tus padres deben de estar preocupados por ti.

— ¿Qué sabes tú imbécil? No sabes como es mi vida, ni sabes si tengo padres.

—Claro, disculpe señorita estudiante. —La respuesta detono un gatillo —No sé nada de ti, pero yo se mas de este lugar que tú. El olor viene de aquella cesta de telaraña y de aquella mano en el suelo.

Le señalo el lugar y lo ilumino con su sombrero, la chica al ver eso retrocedió y tenía una cara desagradable, como si estuviera a punto de vomitar. Vio que estaba temblando.

— ¿Qué?

—Un Holder, eso fue lo que paso ¿sabes lo que es un Holder?

La chica negó con la cabeza.

—Si no lo sabes, entonces mejor regresa a casa. Aquí puedes morir con facilidad, eso hace apenas dos minutos no estaba. Si te quedas aquí, es decisión tuya, solo te digo que nadie aquí va a venir a rescatarte.

Con eso ultimo abandono aquel lugar, con el fin de salir de ahí. Dinero gratis en el primer día de trabajo. La realidad le golpeo de nuevo, esta vez sorprendido por las palabras que el mismo dijo, nunca había sentido esa faceta de el en su vida ¿Cómo era posible que ahora mismo se estuviera desconociendo de el mismo?

Suspiro, eso no importaba en ese momento. Lo importante era que había sobrevivido, de una forma temeraria pero había sobrevivido. Un escalofrió recorrió su cuerpo al analizar cómo había herido al Holder, dejarse atacar y confiar en su armadura de hielo fue demasiado arriesgado, debía buscar formas de evitar esa estrategia, quizá la próxima vez no tenía tanta suerte de que el hielo cubriera todo su cuerpo.

***

—Y eso fue lo que paso. Tras eso no la vi que me siguiera a la salida.

Ximena comenzó a comerse las uñas, la ansiedad en su cara era evidente.

—La vi cerca de la entrada de la ruta donde se recogen piedras doradas...

—¡Mierda! ¡Está cerca del nido de los Holder! —No le dejo terminar —¡Ay no! ¡Si ella muere pierdo mi trabajo, mi amistad con Ana y mi vida! ¡debí haberme mantenido firme!

Suspiro, podía entender su desesperación pero no es que tuviera mucho por hacer.

—Lamento escuchar eso. —Dijo tratando de consolarla.

—Rayos. Mate a Reiko ¿Cómo voy a vivir con aquello?

Sintió más pena por ella, aunque tampoco es que pudiera hacer demasiado. Iría a ver si ella estaba aún ahí pero habían bastantes posibilidades de lo que pudo haberle ocurrido, quizá se perdió por el camino o llego otro Holder y ahora no era más que masa humana y quizá en esta ocasión el cuerpo si se disolvió por completo en ese acido. Eran muchas posibilidades y no quería arriesgarse, aun.

—¡Ximena! —El grito de alguien resonó por todo el gremio. Ximena solo se encogió de hombros y se puso blanca. — ¡No estés hablando con mensajeros o aventureros! ¡Ven aquí antes de que...!

Era la misma Elfa que le había rechazado para trabajar. Todo el gremio se les quedo mirando unos segundos.

—Buena suerte Ximena —Dijo mientras se ponía de pie y se preparaba para irse

— ¡Espera!

Antes de poder huir, Ximena le tomo por su ropa y comenzó a arrastrarlo. No intento liberarse, una sonrisa maliciosa se puso en el. No podía creer que esa idea que se había venido a la mente pudiera ser tan buena. Quizá esta situación era más buena de lo que él pensaba.

Una vez más, termino en la oficina de aquella elfa. Incluso pudo ver como ella se sorprendió de aquello, era la segunda vez en el dia que se veian las caras.

—Buenas tardes —Dijo tratando de sonar educado. — ¿Ya tienen trabajo?

Eso último se le salió. Se tapó la boca y abrió los parpados todo lo que pudo. Sabía que la había cagado.

—¡Perdón! ¡Perdón! ¡Perdón! —Dijo con rapidez —¡Lo siento! Ximena me trajo arrastrando, ni siquiera quería venir aquí.

Jugo a la carta del niño inocente, incluso usando sus manos.

—¿Por qué me trajiste de nuevo a este niño Ximena? ¡Espera! ¿Cómo es que eres un mensajero sin mi autorización...

Entro en pánico, ella descubriría que el había sobornado a Ximena y entonces la situación seria mucho peor, quizá Ximena y el seria arrestados si no hacía nada, pero justo antes de hablar Ximena le quito la palabra de la boca.

—¡Ana! ¡Este chico sabe dónde está Reiko!

A Ana le cambio su expresión enojada a una de esperanza.

—¿De verdad?

—No estoy seguro si sea ella, pero en las cuevas profundas...

— ¡Las cuevas profundas! —Ana le interrumpió.

—... vi a una Elfa de cabellos rojos. Solo se eso, pero ya. Solo diré que un Holder había atacado ahí momentos antes de irme de ahí.

Vio como Ana se puso más blanca de lo que ya estaba. Ximena corrió a ella para sentarla en caso de que se desmayara, si, una situación jodida.

Comenzó a sentirse mal por ella, estaba a punto de perder a alguien importante. La imagen de su amiga vino a su mente, pero incluso este caso sentía que era peor.

—Disculpe ¿esa tal Reiko es su hija? —Le pregunto a Ana.

—Si ¡Por Luthais! ¿Qué pasara si está muerta en este momento? —Noto como las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos —¡Mi bebe! ¿Cómo voy a sobrevivir sin mi bebe?

Estuvo a punto de decir algo pero se detuvo, lo pensó demasiado ¿Qué podía hacer en esa situación? En realidad era algo que a él no le importaba, demonios incluso no debería de estar en ese lugar.

—Mira, iré a ver si la tipa está bien. —Aquellas palabras hicieron que Ana le volviera a mirar — veré si puedo traer algo de ella de vuelta pero créeme que si veo que es una masa humana en una cesta no pienso traerla hasta aquí. Veré si logro descubrir que fue lo que ocurrió con ella.

—¿Qué?

—Lo que escuchaste señora Ana. Veré si tu hija está bien, pero no te aseguro que esa Elfa sea tu hija. —Dijo antes de levantarse.

—¡Espera muchacho!

—No lo hago por usted señora Ana. Lo hago porque simplemente perdí a alguien importante hace tres meses y ya. No lo hago por altruismo... Además, aún recuerdo cuando intento dejarme morirme de hambre en la calle.

Sin dejar decirle algo más salió de aquel lugar con rapidez.


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